sábado, 4 de junio de 2011

EL RENCOR CHILOTE

Acá la crónica completa como salió en La Prensa Austral.




En un año en que el Centenario de Puerto Natales genera numerosas publicaciones, una reivindicación al aporte chilote en Ultima Esperanza, entre otros aspectos, realizaron José Luis Ampuero Pena, Edgardo Cea Oyarzún y Pedro Cid Santos, en su libro “Natales, Cien años de Historias 1911-2011”.



Este rescate, tampoco está exento de polémica, toda vez que en su tomo I, una nota al margen (página 129) alude a una caracterización del natalino que Martinic esboza en la página 271 de la segunda edición de su libro “Ultima Esperanza en el tiempo” (2000): “la pasividad, conformidad y escasa imaginación connaturales a la idiosincrasia chilota se habían transmitido e incorporado al modo de ser natalino por razón de la predominancia social de tal origen (...) De cómo esa expresión físico-anímica tal vez podía reflejar un proceso de pauperización social, incluyendo la salud, la cultura y otros aspectos es difícil de establecer”.



Al respecto, los autores dejan constancia en su obra su total y absoluta discrepancia con las citadas palabras al señalar que “no existirían tales expresiones físico-anímicas que provoquen pauperización social o cultural”.



Agregan que “la biología y hasta las ciencias históricas y sociales han demostrado hasta el cansancio que características psicológicas tales como la pasividad, conformidad o la imaginación no son patrimonio de ninguna etnia, sino que -al contrario- son características individuales que están, a Dios gracias, universal y democráticamente repartidas por todas las etnias del orbe. Afirmar lo contrario, sería tan absurdo o simplista como decir que todos los ‘austriacos’ (léase croatas) venidos a América eran unos muertos de hambre o unos cobardes, incapaces ya sea de generar una economía sustentable para su tierra, o bien, de enfrentarse contra el Imperio Austro-Húngaro para lograr su autonomía política. No caeremos en ese tipo de calificaciones”.



Asimismo, insisten en que no hay características connaturales que se puedan achacar a todo un pueblo y que, más encima, se transmitan a otro en razón de la predominancia social de origen, citando a estudiosos como Sergio Villalobos y Felipe Montiel Vera.



Deuda histórica

En otro pasaje, al hablar de la “época de oro” del periodismo, los autores rescatan la figura de Miguel Angel León Rabanales, director del periódico obrero “El Esfuerzo”, quien no se dejó amedrentar fácilmente, pese a amenazas y atentados sufridos. En 1927, un artículo suyo intitulado “A mi coronel” llevó al cierre del diario, la confiscación de su imprenta y a que León se viera relegado y posteriormente desaparecido, en plena dictadura de Carlos Ibáñez del Campo.



Los autores plantean que sería de justicia restituir una calle con su nombre: “Ello revelaría que hoy en día contamos con unos concejales y cuerpo edilicio conocedores de su pueblo y de su historia”. Si ello no se ha hecho, a más de 20 años de recuperada la democracia, refieren que “es lisa y llanamente por despreocupación y falta a sus deberes de nuestro municipio”.

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