martes, 31 de marzo de 2020

Intervencionismo del Estado en tiempos de crisis



“El Keynesianismo es una de las teorías económicas más conocidas, su principal característica es que apoya el intervencionismo como mejor manera para salir de una crisis.” Andrés Sevilla
El keynesianismo se basa en el intervencionismo del Estado, defendiendo la política económica como la mejor herramienta para salir de una crisis económica.  

He visto como algunos sectores (sabemos quiénes son) abogan por las medidas de Lacalle en Uruguay, no estarían mal si la hacemos entre todos (nadie se salva solo).Las categorías y el sistema de algún tipo de retención se deberían tratar en las cámaras, para no tener que “legitimar” un DNU que tendría resistencia legal .
Es un caso excepcional , es una guerra y como tal tiene consecuencias graves y una situación de penuria, de crisis económica y social, que no finaliza hasta que se alcance una recuperación económica y una superación de un conjunto de problemas sociales, especialmente de salud y como puede ser el reabastecimiento normal similar al periodo de preguerra y a otros muchos factores relacionados indirectamente que afectan a la superación de la crisis social después, postguerra .Parafraseando al “mamerto” diría un conocido cro. Diríamos; “estamos con el barco lleno de hoyos, medio de agua y nos falta aserrín para taparlos. Falta aserrín, rayemos madera (aunque sea costosa), hay pan rallado acumulado, usémoslo ahora, de nada sirve la milanesa si los comensales están muertos….” Y otra de un grande: “los muertos no pagan”. 

Más allá de las metáforas, dichos etc. Que pueden ser afortunadas o no, lo que es una realidad es que de esta crisis (sanitaria y económica) salimos entre todos o no salimos. Pensar en una quita compulsiva aludiendo la real crisis pandémica de guerra, se diría que es antidemocrática discriminatoria, anticonstitucional etc. Eso no sucedería si se logra consenso y además es pareja en todas sus categorías (sectores sociales, instituciones empresariado) Para eso comencemos a trabajar en un proyecto para crear un fondo nacional que participemos los 45 millones de argentinos. La primer categoría, obviamente serían los 50 argentinos mas ricos que a groso modo, con un aporte del 10% de sus fortunas, las cuales superan en la sumatoria 63.000 M. de dólares de Rocca 9000M (1°)   a  Garbarino 500M.(50°) seguidamente otra categoría los que tienen más de100M de dólares y menos de 500M el 5%, eso nos da aprox. 50 000M .Esto se trabajaría de forma como un Bono Patriótico Argentino (Bon.P.Ar.) Algo así como una estatización temporal de ganancias por 50 meses. El bono puede ser indexado con un interés basado en el crecimiento del país promediado con la inflación.

Otras categorías serían las instituciones de los 3 poderes .Ejecutivo y sus Ministerios, Cancillería y embajadores Sec etc. Legislativo con  257 Diputados y 72 Senadores. Judicial con los 5 de la corte y aprox. 100 jueces Federales Todos estos con sueldos superiores a u$s 5.000.Estos serían como donaciones voluntarias de entre el 5% y 20% de los mismos .La categoría más baja en tos ejemplos generales serian la mása trabajadora que a través de sus sindicatos dediquen un 0,5 a 1% del aporte de sus afiliados a este fin. Es decir al aporte solidario o Bono Patriótico Argentino.

Rene Gado


* (…)  “Política fiscal

Volvamos a Keynes, pero al que le explicaba al Reino Unido cómo pagar la guerra. Keynes comenzaba su texto explicando cómo reconciliar las demandas de la guerra con las demandas del consumo privado. El esquema propuesto por Keynes era relativamente simple y consistía en:
1. Subsidios universales para las familias en efectivo.

2. La generación de un ahorro forzoso en línea con las posibilidades de producción de la economía.

3. Una ración de artículos de primera necesidad.

4. Un impuesto al capital a aplicarse a posteriori de la guerra

Este combo de medidas implicaba, en palabras de Keynes, "un avance hacia la igualdad económica mayor a cualquiera que hayamos hecho en los últimos tiempos". Tal y como ocurre en la actualidad, Keynes se defendió de antemano de aquellos que argumentarían que un plan como ese llevaría a la inflación. A aquellos que siempre creen que a cualquier incremento de la demanda agregada le sigue un incremento en el nivel general de precios, Keynes los comparó con los perros, que creen que luego del silbato siempre van a tener la misma experiencia. Pero, además, el plan de Keynes no tenía que ver con una expansión descontrolada del consumo sino todo lo contrario. Hay que recordar que Inglaterra debía destinar una cantidad enorme de recursos a la guerra. Por lo tanto, el objetivo de Keynes fue el de planificar los niveles de consumo para hacerlos compatibles con las necesidades de la guerra.
Pues bien, en Argentina el aislamiento social ya nos produjo el ahorro forzoso del punto 2. El punto 4 podría ponerse en duda, dado que las condiciones de la economía argentina al comienzo del COVID-19 eran bien diferentes a la del Reino Unido en 1937 ¿Qué queda entonces respecto a 1 y 3? 3 parece estar contemplado por la Tarjeta Alimentar y por la repartija de comida que el ejército argentino comenzó a hacer en estos días.
Respecto a 1, el Gobierno ya avanzó en la dirección correcta con los bonos a jubilados, asignación por hijo e Ingreso Familiar Extraordinario. Sin embargo, en este punto el riesgo es quedarse corto. Actualmente el estímulo económico del gobierno está desbalanceado: mucha política monetaria de baja efectiva y poca política fiscal de alta efectividad. Nuevamente, el canal del crédito se encuentra poco desarrollado en Argentina y no va a ser éste el momento en el que eso va a cambiar. Calibrar el estímulo fiscal, en cuantía composición y forma de aplicación será la única forma de minimizar los impactos negativos del COVID-19. Y este estímulo tiene mucho más espacio que en el pasado puesto que la crisis nos producirá un sobrante de dólares. En este contexto es preferible pasarse de largo que quedarse corto.

Economía de guerra

Por último, esta guerra implica que el gobierno deberá extremar los controles directos sobre la economía. La planificación conjunta del sistema público y privado de salud es una tarea regular del ministerio de Salud, que en un momento como el actual será puesta a prueba. Los controles de precios sobre los alimentos serán una necesidad de primer orden. Y todas las críticas provenientes de los obstáculos que esto representa para el libre mercado carecen sentido, puesto que no existe tal cosa como un mercado en una economía en cuarentena. Y lo mismo vale para la planificación directa por parte del Estado Nacional de la producción doméstica. Algo de esto se comenzó a observar con el tema respiradores. Lejos de verlo como una amenaza, el sector privado debe ver esto como una oportunidad: la única oportunidad. Porque mientras dure el aislamiento social, la única demanda que estará garantizada, siempre que el estímulo fiscal sea el suficiente, será la de alimentos y medicamentos. Para todo el resto de la economía, el único actor económico que podrá demandar algo será el Estado. Por esa razón, poner las fuerzas productivas privadas a disposición del Estado nacional no es solo una obligación moral en este contexto sino probablemente la única posibilidad de miles de empresas de seguir produciendo.” 
* Emmanuel Álvarez Agis