*SALOMÓN > junio, 2011 :
*Quiero destacar las palabras que en esta oportunidad ha pronunciado Su Excelencia el señor Gobernador de la Provincia. Los vocativos de respeto se van eliminando de la sociedad desde la escuela, y ello forma parte y a la vez contribuye a determinar los comportamientos de la comunidad. Ya entre los factores que lo determinan no puede negarse la influencia de las hordas de “progres” que, vestidos de maestros se dedican a desorientar el respeto que los niños deben tener por los poderes constituidos y por los símbolos de la nacionalidad. Dentro de este poco ético comportamiento están también los docentes o pseudo historiadores que simultáneamente ofrecen una “revisión” de las páginas de nuestra Historia, para rematar la deformación del concepto de Dios y de Patria en los hombres y mujeres del mañana. Ellos no son historiadores: son auditores políticos del pasado, y creen que extendiendo el odio que inyectan en el presente hacia los hombres y mujeres eminentes que son y deben ser nuestro orgullo, lograrán sus objetivos. “Inventar un pasado para justificar el presente”.
Aplaudiendo – en general – el contenido de la declaración de Su Excelencia, me permito observar, con todo el respeto debido a su investidura, algunos de los términos vertidos en ella: En primer lugar, creo aventurada la apreciación de que “cada uno de nuestros docentes eligió es noble oficio para demostrar que entre todos somos capaces de continuar construyendo mejores oportunidades de aprendizaje”. Creo que estos docentes no están allí (los del presente de la educación NUNCA LO ESTUVIERON) para el fin de forjar mejores ciudadanos, ni los han formado y las pruebas son evidentes para cualquiera que hubiera tratado con alumnos desde un cuarto de siglo a esta parte. Este ejemplo deplorable, por sí mismo, está demostrando los apetitos innobles de todos los que visten un guardapolvo sin merecerlo y brindan a sus alumnos, con la misma ausencia de respeto con que se dirigen a las autoridades de todos los poderes del Estado, el pésimo ejemplo de su absoluta indiferencia, de su ausencia de solidaridad y de violencia por la que han ocasionado un daño moral y disciplinario sin precedentes.
No puedo, tampoco, acompañar a Su Excelencia en el concepto de adjudicar la culpa de este comportamiento vergonzoso a los “dirigentes políticos” de la oposición, ya que todos los docentes pretenden poseer un valor cultural superior al resto de la Administración Pública, (de allí, precisamente, sus pretensiones de una retribución mayor de la que se brinda a otros servidores del Estado, tal vez con una preparación superior) aunque sea un tema falso más que discutible, pues para eso no hay más que leer sus comentarios en esta publicación…ergo, tendrían posibilidad de concebir por un instante el tamaño extraordinario de la falta que están cometiendo ante sus alumnos y ante toda la sociedad, y reflexionar por sí mismos sobre lo canallesco y absurdo de la obcecada posición que mantienen. Creo, por lo tanto, que a los docentes DEBE ADJUDICÁRSELES LA TOTALIDAD DE LA CULPA Y RESPONSABILIDAD EN ESTE CONFLICTO, donde prejuzgaron y renunciaron a escuchar las razones que les fueron brindadas en todas las reuniones. En ello no demostraron ser buenos docentes. Ni siquiera demostraron ser buenas personas.
9361 es un número demasiado elevado para la Provincia, considerando los paupérrimos resultados que pueden observarse con sólo examinar los conocimientos y la formación de alumnos que ni entienden lo que leen y carecen en absoluto de posibilidad de expresarse por medios escritos u orales. Muchos docentes pretenden echar la culpa de ello y responsabilizar a los funcionarios que en el Consejo Provincial de Educación disponen los “contenidos mínimos” de la enseñanza. Creo que esto no es verdad, de ninguna manera. En tiempos que el señor Gobernador debe recordar, cada docente establecía los contenidos sobre programas generales, e inclusive obtenía la formación de los alumnos mediante el orden y la disciplina en todas las escuelas, incluso las meritorias e eminentes escuelas rurales. No eran tiempos de elevar (para los maestros que entonces se desempeñaban) sus patrimonios personales sino de servir a la Nación. Creo que Su Excelencia ha pensado en ellos –no en éstos- cuando pronunció esas honrosas palabras, que creo que esta gente no se merece en absoluto.
La falta de respeto a la sociedad, a todos y cada uno de los poderes del Estado, a las familias y a los niños que deben trabajar en la escuela cada día para servir a Dios, a su Patria y a la sociedad toda, no es simplemente un hecho grave. ES GRAVÍSIMO y no puede razonablemente admitirse un comportamiento blando o componedor con esa clase de personas. DEBEN RECIBIR UNA SANCIÓN EJEMPLAR, exceptuando únicamente a quienes decidan RETORNAR DE INMEDIATO a las aulas.
La comunidad necesita de esos buenos ejemplos para recuperar el camino del orden, del trabajo y de la dignidad personal. Dignidad no se llama dinero, como creen algunos perversos cuya baja interpretación de las palabras los pone a la altura de las ratas y las cucarachas. Un docente no es “un trabajador de la educación”: ES UN MAESTRO y sus responsabilidades, graves responsabilidades frente a las familias y especialmente a las madres de los niños no pueden deben estar supeditadas a un sueldo. Quienes no piensan así deben dejar su puesto a personas mejor inspiradas y de más noble comportamiento.
Va de suyo que el Estado no puede pactar con esa gente que provocó y sigue provocando terrible caos social por su violencia y por su pisoteo de los derechos ajenos sino debe emplazarlos y disponer TODAS LAS MEDIDAS NECESARIAS PARA SOLUCIONAR INMEDIATAMENTE UNA SITUACIÓN QUE NO SÓLO PERJUDICA A LA ADMINISTRACIÓN DEL ESTADO, SINO QUE ES LESIVO A TODA LA COMUNIDAD, en sus actividades públicas y privadas y en el ejercicio de sus derechos constitucionalmente resguardados. Santa Cruz, como todo el país, vive mucho tiempo de ilegalidad y de atropello de los derechos humanos de los demás, por bandas de forajidos que parecen ser los únicos titulares de tales derechos.
Las consecuencias económicas del temerario bloqueo a la industria petrolera y al libre desplazamiento de personas, con la finalidad de extender el conflicto a toda la sociedad, en su provecho, han originado y diseminado sus efectos poniendo en peligro el desenvolvimiento de la vida normal de toda la Administración Pública, de la industria, del comercio, los servicios públicos y las actividades independientes, una acción demencial que no puede quedarse sin su condigno castigo: es intolerable.
Señor Gobernador: Si la Educación es para el Gobierno una razón de Estado, considero que el alejamiento de estos personajes de las escuelas y establecimientos de enseñanza también debería serlo. No puede aceptarse fruta podrida en un cajón de fruta buena, porque ya conocemos el resultado. La permanencia de esta gente, por una falsa interpretación de “calmar los ánimos” y apaciguar el conflicto, no tardará en repetirlo en un futuro muy próximo si continuamos aceptando que quienes adoptaron tal comportamiento son “inocentes” y que habrían sido arrastrados a su condenable y gravísima actitud por sectores de la política. Ningún sector de la política puede obligar a una persona decente a traicionar sus más íntimas convicciones.
Quiero decir por último que por razones políticas que ignoro, fue modificado en nuestra Carta Magna el Artículo 15 de la Reforma Constitucional de 1949, presentada a la Convención Nacional Constituyente por el Gobierno del Teniente General (RE) Don Juan Domingo Perón. Este artículo tiene el siguiente texto:
“EL ESTADO NO RECONOCE LIBERTAD PARA ATENTAR CONTRA LA LIBERTAD. ESTA NORMA SE ENTIENDE SIN PERJUICIO DEL DERECHO INDIVIDUAL DE EMISIÓN DEL PENSAMIENTO DENTRO DEL TERRENO DOCTRINAL, SOMETIDO UNICAMENTE A LAS PRESCRIPCIONES DE LA Ley. EL ESTADO NO RECONOCE ORGANIZACIONES….CUALESQUIERA SEAN SUS FINES, QUE SUSTENTEN PRINCIPIOS OPUESTOS A LAS LIBERTADES INDIVIDUALES RECONOCIDAS POR ESTA CONSTITUCIÓN, O ATENTATORIAS AL SISTEMA DEMOCRÁTICO EN QUE ÉSTA SE INSPIRA. QUIENES PERTENEZCAN A CUALQUIERA DE LAS ORGANIZACIONES ALUDIDAS NO PODRÁN DESEMPEÑAR FUNCIONES PÚBLICAS EN NINGUNO DE LOS PODERES DEL ESTADO…”
El texto es claro, es inequívoco y está en él inscripto el alto espíritu de amor a la Patria que sustentaba los criterios políticos de este eminente estadista. Creo que las razones, que la dirección de la ética pública que en estas palabras se inspira, debe inspirar también la decisión del señor Gobernador en este delicado asunto que afecta fundamentalmente a la Provincia, pero que es lesivo también al pueblo de toda nuestra amada Nación Argentina.
Fuente ; OPISANTACRUZ
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