sábado, 25 de mayo de 2019

La UNIDAD y en especial, la unidad del peronismo.


Siempre se a planteado la imperiosa necesidad que tiene el campo nacional y popular de lograr la más amplia unidad.

En 1974, meses antes de morir, cuando la actual globalización no existía Perón escribió “el mundo, y sobre todo los grandes países, están pensando en que esta evolución que nosotros hemos presenciado va a desembocar, quizás antes de que comience el siglo XXI, en una organización universalista que reemplace al continentalismo actual.”
“…..Y en esa organización se llegará a establecer un sistema en que cada país tendrá sus obligaciones, vigiladas por los demás, y será obligado a cumplirlas, aunque no quiera, porque es la única manera en que la humanidad puede salvar su destino frente a la amenaza de la superpoblación y la destrucción ecológica del mundo”. Y agregó: “Debemos comenzar a pensar que ese universalismo ha de ser organizado por alguien y que si nosotros no nos disponemos a intervenir en la organización de ese internacionalismo, todos nuestros años de lucha por liberarnos serán inútiles, porque si los imperialismos actuales imponen el ritmo de esa universalización, lo harán en su provecho, no en el nuestro”.

Ya avizoraba la necesidad de crear una unión popular para defendernos de lo que conocemos como imperialismo, hegemonía oligopólica, neoliberalismo con el FMI y todas las instituciones como herramientas de sometimiento del poder mundial que conocemos.
Entonces la propuesta nacional, regional, mundial es la “UNIDAD”.
No solo dicho en términos teóricos, sino que lo hemos intentado llevar a la práctica. Estos intentos se ven  frustrados por distintas razones. Una de la más importante es la distorsión que producen las necesidades electorales en algunos compañeros, pareciera ser que la única preocupación son los cargos electivos.

A falta de pan, buenos son los panqueques: Ni hablar de los egos y las mezquindades. O lo que es peor, las aspiraciones desmesuradas  de algunos impresentables e ignorantes de valores básicos, como la calidad humana.

No puede haber unidad si no hay acuerdo político antes. No solo los acuerdos que se pueden expresar en papel  sino a través de una práctica cotidiana en terreno, que sea coherente con lo que decimos, “por sus obras lo conoceréis”.

No se puede predicar la unidad y perseguir compañeros. No se puede decir que se está con Cristina y aliarse con los enemigos.

No se puede decir que se busca participación y se ningunea a los compañeros. No se puede hablar de unidad en democracia discutiendo los acuerdos solo con las cúpulas de “elite”. Dijo Alberto; “todos valemos un voto”.

No se puede cerrar el partido justicialista por cuatro años para abrirlo en tiempo electorales o lo que es peor hacer rancho aparte y competir en nimiedades como sacarse fotitos con referentes de nivel provincial y nacional. No es sano “competir” con malicia, con chicanas, siendo; vaca mala, chancho huacho o como los tordos queriendo empollar en nido ajeno.
No puede haber unidad con crisis de legitimidad por  la incapacidad del estado de dar respuesta a las necesidades de la población genera una sensación de abandono, bronca, hacia lo público y lo político, cuestionando la misma democracia y generando un caldo de cultivo para experiencias autoritarias y antidemocráticas. Sumado en este proceso el manejo perverso de los medios de comunicación que acentúan una campaña permanente de ataque a lo político, obviamente al mejor postor, se entiende?  billetera mata noticia verdadera.

Esta incapacidad del estado (en todas sus categorías) para dar respuesta a las demandas de la sociedad genera una crisis política demarcada en una profunda crisis de legitimidad, de lo político y los políticos, y en muchos casos quite de legitimidad a la democracia como sistema.  Se profundizan los niveles de pobreza y marginación social, sectores ya golpeados por las crisis periódica provocadas por el modelo neoliberal capitalista. Las instituciones del Estado pasan por severas crisis políticas de tal forma que provocan disfunciones y terminan en fallas en las que el Estado no puede garantizar el orden político. De más está decir que estas crisis políticas llevan a crisis de confianza en las ciudadanas y ciudadanos que viven una orfandad desde lo social con referencia política.
Si decís algo que escape al pensamiento hegemónico mentado como el correcto, te etiquetan enseguida, porque etiquetar sin pensar más variables te ahorra el esfuerzo de pensar un todo siempre mucho más complejo que una consigna política. Lo más común es decirle traidor a cualquiera  que no comulgue con vos. De que los hay los hay, argumentemos en forma veraz quienes son o si fueron realmente compañeros. Yo le diría “arrepentidos” a estos, que pasaron una década  en las filas, con el proyecto nacional (mal no les iba) y ahora son acérrimos enemigos del kirchnerismo, se arrepienten de haber formado parte y ahora estan en contra.” “no hay peor enemigo que un amigo ofendido”. Si usted cree que todos los políticos son iguales, el problema es suyo que no puede distinguirlos.

La unidad en la medida es el metro, es decir los 100 centímetros, si no estan el 45 o el 70 u otro centímetro, la unidad es corrupta y no sirve, la UNIDAD es todo, todo lo Nacional y Popular el pueblo, la patria, la república, no hace falta eso de “limites” porque ya sabemos que son el imperialismo y las corporaciones .El que pone límites no es peronista, es sectario. Es antipopular. “Esto lo arreglamos entre todos o no lo arregla nadie.”

 “Primero la Patria, luego el Movimiento y por último los hombres”.

Rene Gado