martes, 19 de septiembre de 2017

'El Bebe', ideólogo de 'la Tendencia'

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De inclinación socialista, John William Cooke creía que el peronismo debía transformarse en un movimiento revolucionario, una reconversión ideológica que conduciría Juan Domingo Perón. Al respecto, 2 problemas centrales: intentar convencer/autoconvencerse que Perón no era antimarxista; e intentar crear una síntesis entre peronismo y guevarismo. Convencido de que él fue el principal ideólogo de la llamada 'izquierda peronista', el también ya fallecido Eduardo Luis Duhalde reunió casi todos sus papeles conocidos y publicó sus Obras Completas. De todos modos, nunca consiguió un reconocimiento peronista para Cooke. Muchos creen que el proyecto de La Cámpora/Nuevo Encuentro tiene un referente en Cooke.
Ernesto Guevara y John William Cooke.

"(...) El peronismo revolucionario es una vanguardia que busca reconciliar la política del Movimiento con el verdadero papel que éste tiene en el enfrentamiento de las fuerzas sociales. Puesto que las masas no absorben el conocimiento como una pura teorética sino mezclado con la acción, la nuestra no es una obra de mera predicación sino de militancia combativa y de difusión de las verdades esenciales que eleven el nivel de conciencia de los sectores que tienen la misión de construir la nueva sociedad en un país liberado. La política revolucionaria es acción esclarecida por el pensamiento crítico; una permanente indagación sobre una realidad fluida que no se somete a ninguna sabiduría inmóvil centelleando verdades definitivas.
Final del formulario
Mientras el peronismo no se estructure como "partido revolucionario" —es decir, con una política revolucionaria entendida como unidad de teoría, acción y méítodos organizativos, seguirá librado al espontaneismo, a la yuxtaposición de tácticas que no se integran como estrategia, a los callejones sin salida en que sucesivamente lo meten los dirigentes burocráticos que no conciben otra salida que los frentismos electorales o los falsos atajos del golpismo. (...)".
John William Cooke


¿John William Cooke hubiese sido kirchnerista? ¿O el kirchnerismo es una experiencia fallida de lo que imaginaba Cooke? Preguntas para el debate.
Cooke nació el 14/11/1919 en la ciudad de La Plata. Con ese nombre 'gringo', podría pensarse en un científico inglés, o un aristócrata pero, en verdad, él fue el ideólogo del ala izquierda del peronismo.
Su padre, el abogado Isaac Cooke, había militado siempre en la Unión Cívica Radical, y fue subsecretario de Gobierno de la provincia de Buenos Aires, diputado nacional, ministro de Relaciones Exteriores y Culto; y uno de los fundadores de de la Unión Cívica Radical Junta Renovadora, que apoyó la candidatura presidencial de Juan Domingo Perón.
Cooke estudió Derecho en la Universidad Nacional de La Plata, egresó en 1943, y en el interín integró la Unión Universitaria Intransigente y la Fuerza de Orientación Radical de la Joven Argentina (agrupación política fundada por Luis Dellepiane, Raúl Scalabrini Ortíz, Arturo Martín Jauretche, y otros).
2 años después de graduarse fue uno de los muchos que pidieron por la liberación del por entonces coronel Perón, el 17/10/1945.




En junio de 1946, Perón fue Presidente de la Nación y Cooke, con 26 años, fue diputado nacional, motivo por el fue conocido como "el Bebe", aunque otros preferían llamarlo "el Gordo".
Defensor del nacionalismo económico, antiimperialista, crítico del colonialismo cultural y apoyó la reforma constitucional de 1949.
En 1952 decidió no renovar su mandato de legislador aunque 3 años más tardes, en vísperas del bombardeo de Plaza de Mayo, Perón recurrió a Cooke para dinamizar el Partido Peronista en la Ciudad de Buenos Aires pero ya era muy tarde para cambiar el final de la historia.
Cuando triunfó la Revolución Libertadora, y con Perón en el exilio, Cooke pasó a la clandestinidad. El general lo había nombrado su representante o delegado o sucesor, en caso de fallecimiento.
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Eva Duarte y Juan Perón en un agasajo a legisladores mendocinos. El 2do. desde la derecha es John William Cooke.
Cooke tenía un latiguillo que repetía hasta el hartazgo: "No soy comunista, pero cuando una revolución es una dictadura, se justifica".
La dictadura de Pedro Eugenio Aramburu lo llevó en varias ocasiones detrás de las rejas: desde la cárcel de Caseros a la de Ushuaia. Logró escapar y se exilió en Chile, donde se casó con su fiel compañera, Alicia Euregen. Cooke apoyó el pacto Perón-Frondizi para las elecciones de febrero de 1958.
Luego, sus deseos de revolución lo llevaron a viajar junto a su mujer a Cuba, donde fue recibido por Ernesto Guevara.



"Me cago en Perón"

José Pablo Feinmann en "Peronismo. Filosofía política de una obstinación argentina":
"Cooke y René Salamanca están en la calle 27 de Abril, en la casa de los mecánicos (en algún momento de 1959), y ahí tienen un diálogo trascendente. Salamanca dice a Cooke:
–Mirá, Gordo, el problema es éste: los obreros son peronistas, pero el peronismo no es obrero. Cooke responde:
–Si el peronismo fuera obrero como los obreros son peronistas, la revolución la haríamos mañana mismo.
–Y sí, claro –dice Salamanca–. Tenemos que conducir a la clase obrera al encuentro con su propia ideología. Que no es el peronismo.
–Estás equivocado –dice Cooke–. Eso es ponerse afuera de los obreros. Eso es hacer vanguardismo ideológico, Salamanca. Recordá el brillante consejo de Lenin: hay que partir del estado de conciencia de las masas. ¿Está claro, no? La identidad política de los obreros argentinos es el peronismo. No estar ahí, es estar afuera, es quedarse afuera.
Salamanca, muy firme, dice: –Bueno, compañero. Entonces nosotros estamos afuera. Afuera del peronismo y sobre todo afuera de la conducción de Perón.
Cooke, irónico, sonríe. Tiene algo sorpresivo para decirle a Salamanca. Antes, lo agrede un poco. Siempre con estima, con respeto, pero no deja de decirle lo que duele de los tipos como Salamanca, de la izquierda obrera argentina. A los cordobeses combativos.
–No hay caso entre ustedes y Perón, ¿eh? Cómo les jode, ché. “Bonapartista.” “Nacionalista burgués.” A veces, “fascista”. Pero todo lo que le dicen, también “populista” y algo más que seguramente olvido, son distintas formas de decir lo mismo, Salamanca. Que Perón no representa los verdaderos intereses de la clase obrera. Que la clase obrera argentina tiene un líder y una ideología burgueses. Bueno, mirá, escúchame bien. (Y aquí dijo su frase sorpresiva. La frase más inesperada de la noche. Ahí, en la calle 27 de Abril, la calle de los mecánicos).
Dijo Cooke: -Yo me cago en Perón.
Salamanca responde: –Nosotros también nos cagamos en Perón. Parece que estamos más de acuerdo de lo que creíamos.
–No –dice Cooke–, no estamos de acuerdo. Porque ustedes se cagan en Perón de una manera y yo y los peronistas como yo de otra. Porque, para ustedes, compañero, cagarse en Perón es quedarse afuera. Afuera de Perón y de la identidad política del proletariado. Mientras que para nosotros, cagarnos en Perón es rechazar la obsecuencia y la adulonería de los burócratas del peronismo. (...)".
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John William Cooke en la Cuba revolucionaria.
Una entrevista
En 1959 se instaló en Cuba, donde permaneció hasta octubre de 1963. Allí él entabló amistad con otro argentino, Ernesto Guevara, e inició su ideal de acercamiento entre el peronismo y el castrismo, que incluyó el reclutamiento de jóvenes argentinos para su entrenamiento en Cuba.
A la vez, Cooke mantuvo una intensa correspondencia con Perón, que sólo interrumpió en 1966, e intentó convencerlo de que declarara su apoyo a Cuba y se instalara en La Habana. También se propuso impulsar a los peronistas a seguir el camino iniciado por Fidel Castro Ruz.
En esas circunstancias fue entrevistado por la revista Ché, semanario que apareció en octubre de 1960 dirigido por el luego montonero y más tarde alfonsinista Pablo Giussani. La Redacción era un conjunto de argentinos simpatizantes de la Revolución Cubana, muchos de los cuales militaban en el Partido Socialista Argentino.
El reportaje fue ilustrado con 2 fotos de Cooke. Ché fue clausurada el 17/11/1961. 
"(...) -¿Existe algún pronunciamiento de Perón con respecto a la Revolución Cubana?
-¿Cómo cree usted que Perón podía desentenderse de un problema fundamental? Cuando dijo que la Revolución Cubana “tiene nuestro mismo signo”, enunció una fórmula exacta que indica la común raíz antiimperialista y de justicia social. Si Cuba ha elegido formas más radicales, ese es un derecho que ningún antiimperialista le puede negar; por otra parte, los procedimientos de 1945 tampoco sirven ahora para nosotros, y nuestro programa, según lo ha dicho repetidamente el propio Perón es de “revolución social”, que salvo para los que viven en el limbo sólo se puede cumplir socializando grandes porciones de la economía y buscando las formas de transformación profunda y total que correspondan a nuestra realidad nacional.
En cuanto al apoyo de la Unión Soviética a Cuba, sólo quienes se plieguen al bando de la oligarquía pueden hablar de “entrega” y demás tonterías semejantes. Porque los cubanos no han delegado ningún atributo de su soberanía ni han entregado ningún resorte de su economía. ¿Que eso sirve a la URSS para hacerse propaganda? ¿Y a los cubanos qué les importa? Los quisieron matar de hambre, dejarlos sin petróleo, dejarlos sin vender el azúcar, que es su única fuente de divisas, atemorizarlos, agredirlos, quemarles los cañaverales, etc.: el cipayaje estaba feliz porque serían castigados los “desplantes”, la insolencia frente al coloso. El mundo socialista les permitió salir de esa ruina a que estaban condenados, y he aquí que ciertos “antiimperialistas” resuelven que Cuba debió dejarse morir de hambre, o llamar a los embajadores norteamericanos para que la vuelvan a gobernar, para que no sufra la “democracia” y puedan seguir tranquilos Somoza, Ydígoras, Frondizi, Prado y demás paladines de la cruzada anticomunista. Todos regímenes democráticos que no podrán hacer lo que hace Fidel Castro: darle un fusil o una ametralladora a cada obrero, a cada campesino, a cada pobre.
En un documento del año pasado el general Perón indicó que el Movimiento debía apoyar a todos los movimientos de liberación regional, como Egipto, Argelia, Cuba, etc. Eso se ha respetado siempre, aunque ciertos sordos no han cumplido estas instrucciones ni las han transmitido a la masa. Y en una carta dice: “Yo sé bien lo que son las sanciones económicas. En 1948 nos las aplicaron intensamente impidiendo la provisión de todo material petrolífero y dejando sin efecto la compra comprometida para nuestra producción de lino que, en ese momento, representaba más del sesenta por ciento de la producción mundial. Como en el caso de Cuba, fue la Unión Soviética la que nos sacó del apuro comprando el lino y ofreciéndonos material petrolífero”. Tal vez deberíamos haber dejado que se pudriera el lino.
-¿Y no cree que también influyó la Iglesia?
-La creencia religiosa es una cuestión del fuero espiritual y como tal respetable. Pero cuando algunos sacerdotes opinan de política entonces no puede invocarse para ellos el privilegio de que se les respete como cuando desempeñan sus funciones espirituales: deben ser enjuiciados de acuerdo a sus actos y posiciones políticas. Si se les hiciese caso en materia política, América no se hubiese independizado de España; o, tomando otra etapa posterior, en México reinarían los descendientes del emperador Maximiliano, Cuba sería colonia española, etc. Si se les otorgase imperio en materia política, nosotros nos debíamos haber puesto en 1955 contra Perón, como ellos querían; entonces conspiraron con los enemigos del pueblo, como ahora lo hacen en Cuba.
Durante seis años nuestros compañeros han ido a la cárcel, han sufrido torturas, han sido echados del trabajo, han sido fusilados, sin que los altos dignatarios de la Iglesia hiciesen más que algunos inocuos llamamientos a la paz general, uniendo a verdugos y victimados como si las culpas fuesen comunes; cuando discriminaron, fue para atacar al “régimen depuesto” y para condenar la rebeldía de nuestra masa. No he leído la pastoral que condene a los asesinos del heroico general Valle, que era un católico sincero. No he leído la pastoral que condene a los asesinos de la “0peración Masacre”. No he sabido de ninguna epístola incandescente denunciando a los sicarios uniformados que aplicaban suplicios a la gente trabajadora. Pero basta que el señor Frondizi justifique la represión como defensa de “los altos valores del espíritu”, para que entonces sí se conmuevan esos duros corazones episcopales.
En cambio están muy preocupados y tristes porque en Cuba hay un gobierno revolucionario. ¿Por qué no dijeron nada cuando murieron 20.000 luchando contra el gobierno que mantenían los yanquis, cuando Nixon abrazaba a Batista y lo colmaba de elogios? ¿Por qué no se preocupan de Angola, donde las fuerzas “occidentales” mantienen la esclavitud aplicando la tortura? ¿O de Argelia, que ha movido la indignación de muchos católicos franceses por el sadismo de las tropas coloniales, cuyas técnicas aprenden nuestros jefes militares? ¿Les parece que hay poco dolor en el mundo y en América, como para que se dediquen al único país donde el pueblo se siente libre?
-¿Usted rechaza, por lo tanto, la tesis de que el peronismo es un freno contra el avance del comunismo?
-Una cosa es que nosotros tengamos una visión de las cosas argentinas que difiere de la del Partido Comunista y tratemos de mantener la adhesión de las masas trabajadoras; otra muy diversa es unirnos al fanatismo regimentado que ve a los comunistas como criminales y a los países socialistas como enemigos del género humano. Esto es renunciar a la facultad de raciocinio y aceptar que el bando imperialista piense por nosotros. No necesito ser comunista para considerar que el principal responsable de la guerra fría es el imperialismo occidental, ni para comprender que el enemigo más grande que hoy tiene el género humano es la brutal plutocracia norteamericana.
En el orden nacional, la manera de mantener nuestro prestigio en la masa no es actuando como ayudantes de los pastores para que el rebaño no se ponga arisco, sino ofreciendo soluciones revolucionarias a los problemas reales. Los que están en la jugada de presentarnos como defensores del orden contra el comunismo desnaturalizan la esencia del peronismo. Y, además, cometen una estupidez. Salvo para los energúmenos que ven conspiraciones bolcheviques en cada lucha popular, el comunismo avanza porque hay razones económico-sociales que así lo determinan. Esas razones no desaparecerán y se trata de ver quiénes darán las soluciones. Los que piensan en “conciliaciones” entre las clases o en paternalismos equilibristas están al margen del tiempo, como los que hablan de corregir los “abusos” del capitalismo. Pero los que quieran dar soluciones, los que como nosotros aspiran a mantener su vigencia como movimiento de masas, tienen que ir al fondo de los problemas.
No es posible enunciar aquí todas las cosas que debemos hacer, pero para terminar con el drama argentino hay algunas que son ineludibles, como ejemplo: dejar sin efecto convenios petrolíferos, eléctricos. etc.; denunciar tratados militares y compromisos belicistas; expropiar las instalaciones petrolíferas y demás bienes de los monopolios; expropiar a la oligarquía latifundista y a los grandes empresarios industriales; expropiar los bancos, puertos, servicios públicos; socializar grandes ramas de producción, hacer una reforma agraria que respete las características de nuestro agro pero que elimine muchas de las formas empresarias de explotación; planificar la economía en escala nacional; nacionalizar la gran industria pesada; controlar los sectores de la economía que deban mantenerse bajo el régimen de la propiedad privada, etc., etc.
Eso significa terminar con la democracia capitalista y sustituirla por nuevas estructuras que reflejen el predominio de las fuerzas de progreso, dirigidas por el proletariado. Es decir, que estaremos vulnerando el "derecho" de la libre empresa, de la propiedad y otros valores igualmente sacros: en otras palabras, seremos "comunistas". Los factores de poder y la oligarquía en su conjunto nos consideran, desde ya, comunistas, porque nuestro triunfo implica el advenimiento de las masas que exigirán soluciones y las impondrán. Como dijo Perón: “las masas avanzarán con sus dirigentes a la cabeza o con la cabeza de sus dirigentes”. (...)".



El regreso
A fines de 1963, Cooke volvió a la Argentina y organizó Acción Peronista Revolucionaria, un grupo de discusión del que participaron los luego montoneros Fernando Abal Medina y Norma Arrostito.
Los médicos le diagnosticaron cáncer. Él concurrió a varios congresos en Cuba y, tal como era de esperarse, fue abandonando el movimiento peronista.
Cooke coqueteaba con las formas de acción directa: tuvo que ver con la creación de los Uturuncos y Fuerzas Armadas Peronistas (FAP).
Cooke seguía con su interés en fusionar el peronismo y el guevarismo.
Según Wikipedia, Eduardo Gurucharri mencionó una de las últimas participaciones públicas de Cooke: el Plenario del Peronismo Revolucionario de 1968. En palabras de Gurucharri:
(…) “la apreciación de Cooke databa de 1964. Ahora era el momento y la gente del Bebe, Acción Revolucionaria Peronista, también estaba de acuerdo”. (…) La idea, un tanto confusa aún, era crear una especie de partido de la izquierda peronista, aunque esas palabras no se usaran. Una plataforma donde hubiera lugar para representantes de las incipientes formaciones guerrilleras que estaban organizándose, aunque todavía no actuaran públicamente, para los sindicalistas de la CGTA y para las diversas agrupaciones políticas y del ámbito de la juventud y el estudiantado, apoyada en una red de organizaciones de base barriales y comandos fabriles” (…) “Roberto Sinigaglia, Jorge Gil Solá, Raimundo Villaflor y Bruno Cambareri representaban ARP. El domingo por la tarde, 19/08/1968, llegó Alicia Eguren acompañando al Bebe. Gil Soria fue el primero en reaccionar. Se paró y empezó a aplaudir. Los 30 o 40 reunidos lo siguieron. Un aplauso largo y un tanto asordinado por las circunstancias de la reunión, saludó la que sería la última aparición pública (...). Estaba gravemente enfermo y todos lo sabían”.

Sin embargo, murió el 19/09/1968 sin lograr convencer a Perón de su idea que, además, no contempló los graves problemas del choque interno venidero entre los diversos sectores del peronismo.
En 1971 sus escritos comenzaron a lograr más difusión por el surgimiento de la nueva izquierda peronista (la 'Tendencia').
Su mujer Alicia difundió, a través del semanario Nuevo Hombre, publicación dirigida por Enrique Walker y en la que escribían Eduardo Luis Duhalde, Rodolfo Ortega Peña, Vicente Zito Lema y varios militantes presos en la cárcel de Villa Devoto, diversos trabajos de Cooke.
La publicación se identificó en 1973 con el Frente Antimperialista por el Socialismo (FAS), impulsado por el Partido Revolucionario de los Trabajadores-Ejército Revolucionario del Pueblo (PRT-ERP).
Sin embargo, Alicia creía, afirman quienes la conocieron, que una revolución se forjaba en la lucha de masas y no en la lucha armada.








sábado, 16 de septiembre de 2017

El oficio del troll: cómo se organiza la manipulación de las redes sociales


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Un estudio de la Universidad de Oxford identificó en 28 países las tareas más habituales de los agentes oficiales u oficiosos que moldean a la opinión pública: candidatos, partidos políticos y gobiernos, de Argentina a Corea del Norte, de los Estados Unidos a China, de Venezuela a Rusia
La discriminación, la provocación, el acoso, las campañas políticas, las noticias falsas y la propaganda comercial son ya parte del paisaje en las redes sociales. Según un estudio de la Universidad de Oxford no las realizan sólo los individuos: también se trata de “un fenómeno organizado, con grandes gobiernos y partidos políticos que dedican recursos importantes al uso de las redes sociales para la manipulación de la opinión pública”.

En “Troops, Trolls and Troublemakers: A Global Inventory of Organized Social Media Manipulation” (“Ejércitos, provocadores y alborotadores: un inventario global de la manipulación organizada de las redes sociales”) Samantha Bradshaw y Philip N. Howard estudiaron 28 países (entre ellos Argentina, Brasil, México, Venezuela, Ecuador, Estados Unidos, Reino Unido, Alemania, Israel, China, India, Rusia y Corea del Norte) y concluyeron que:

1. “Los ciberejércitos son un fenómeno generalizado y global”.
2. “Todos los regímenes autoritarios hacen campañas en redes sociales que apuntan a su propia población, mientras que sólo unos pocos apuntan a públicos extranjeros”.
3. “Casi todas las democracias tienen campañas en redes sociales que apuntan a públicos extranjeros, mientras que las campañas de los partidos políticos apuntan a los votantes locales”.
El anonimato en internet —tanto la posibilidad de no identificarse como la de asumir una identidad falsa— y la importancia de las redes sociales en la vida pública se combinan de esta manera indeseada. En primer lugar, los jóvenes del mundo desarrollan sus identidades políticas y se informan en las redes; en segundo lugar, algunas plataformas como Facebook y Twitter “también se han convertido en herramientas de control social”, según Bradshaw y Howard.

Los investigadores aplicaron en un mapa el modo en que los trolls oficiales u oficiosos —los hay empleados directos de los gobiernos, los hay contratistas independientes— trabajan en internet para “ejercer influencia sobre las corrientes de información y los canales de comunicación para moldear a la opinión pública”.
Del rojo (la mayor actividad) al amarillo (la menor actividad) mostraron los países que, entre los 28 estudiados, registran manipulación en las redes sociales. Desde luego, algunos —como los Estados Unidos— también concentran el mayor número de usuarios de redes sociales.
“En esta Figura 1 los países con muchas clases de organizaciones (gobiernos, partidos políticos, grupos de la sociedad civil, ciudadanos organizados o contratistas independientes) aparecen en el matiz más oscuro del rojo”, escribieron los autores del estudio sobre la manipulación organizada de las redes sociales. Si bien los fondos suelen ser públicos en los regímenes autoritarios y partidarios en las democracias, “en muchos países los ciberejércitos tienen una multiplicidad de afiliaciones, financistas o clientes”.

Los especialistas del Oxford Internet Institute definieron los ciberejércitos como “equipos gubernamentales, militares o partidarios que se dedican a manipular la opinión pública en las redes sociales”. Muchos países no tienen las propias, “pero participan en pactos mutilaterales de defensa mutua con programas para ello”.

Algunas de las palabras claves en este campo son “operaciones psicológicas”, “astroturfing” (campañas de propaganda electoral o comercial que fingen espontaneidad), “guerra de datos”, “sockpuppet” (cuenta falsa en redes) y, por supuesto, “troll”.

Entre las estrategias a las que recurre la manipulación organizada de las redes sociales se destaca el comentario a una publicación. “Algunos ciberejércitos se concentran en mensajes positivos que refuerzan o apoyan la posición o la ideología oficial”, según Bradshaw y Howard. “Las interacciones negativas implican abuso verbal, acoso o provocación de individuos con posiciones críticas del gobierno”, agregaron, y dieron como ejemplo la persecución en redes de periodistas en México.
En general se recurre a una combinación, a la que se suman otras formas de comentar que no son positivas ni negativas. “Arabia Saudita, por ejemplo, practica la intoxicación de hashtags, por la cual los ciberejércitos envían trending hashtags a modo de spam, que interrumpen la crítica u otras conversaciones indeseadas mediante una inundación de tuits que nada tienen que ver”.
Elegir blancos individuales es otra estrategia. Los ciberejércitos atacan de manera sistemática y prolongada a un individuo o un grupo influyente en las redes sociales. “En Polonia, por ejemplo, se elige cuidadosamente como blanco a los líderes de opinión como los Blogers importantes, los periodistas y los activistas, para convencerlos de que sus seguidores tienen determinadas creencias o valores”.
La forma más conocida de esta variante es el acoso, que “por lo general implica abuso verbal, discriminación y/o trolling contra los valores, las creencias o la identidad de un usuario o un grupo”. Se trata de “un aspecto persistente del ecosistema de internet” que se usa para silenciar el disentimiento en línea”, explicaron los investigadores. “También es una de las formas más peligrosas de actividad de los ciberejércitos, ya que con frecuencia los individuos reciben amenazas sobre su vida real y sufren el daño de su reputación”.
Las cuentas falsas complementan a las cuentas de los gobiernos: muchos ciberejércitos ocultan su identidad y sus intereses. El fenómeno, llamado astroturfing, muchas veces se compone con bots (bits de código escrito para imitar a los usuarios humanos). “Según denuncias de los medios, los actores gubernamentales de Argentina, Azerbaiyán, Irán, México, las Filipinas, Rusia, Arabia Saudita, Corea del Sur, Siria, Turquía y Venezuela han utilizado bots” con el fin de “inundar las redes sociales con spam y noticias falsas”.

La creación de contenidos (entradas de blogs, videos de YouTube, noticias falsas, fotos o memes) es una de las formas más comunes de operación psicológica. Y no siempre es visiblemente partidaria: en Rusia existe un blog sobre adivinación que brinda predicciones sobre relaciones, consejos para bajar de peso, Feng Shui “y de vez en cuando, geopolítica, con el fin de entretejer propaganda, sin que se note, en lo que parecen ser las cavilaciones cotidianas de una persona común”.

A veces los ciberejércitos son equipos que integran las organizaciones oficiales, como el Departamento de Educación y Propaganda de Vietnam, el Ministerio de Comunicaciones de Venezuela o la Brigada 77 de los militares británicos. “Y en China, la administración pública detrás de sus actividades es increíblemente vasta”, con estructuras regionales. “En Argentina y en Ecuador han sido vinculadas con la oficina presidencial”, agregaron los autores.

Otras veces los ciberejércitos son parte de la estrategia de campaña de un candidato, o de los partidos políticos: “Las cuentas falsas se usan para inflar artificialmente el número de seguidores, ‘me gusta’, compartir o retuitear, lo cual crea una impresión falsa de popularidad”, ilustraron Bradshaw y Howard. Estas fuerzas, por lo general contratadas, suelen continuar su trabajo cuando el candidato gana: “En Rusia, la Agencia de Investigaciones en Internet, una empresa privada, coordina parte de las campañas de redes sociales del Kremlin”.


lunes, 11 de septiembre de 2017

Carta abierta a todos los ciudadanos y las ciudadanas que votaron listas opositoras en la Provincia de Buenos Aires


El pasado 13 de agosto, la mayoría de los electores le dieron un mensaje muy claro al Gobierno de Macri, Vidal y Bullrich: dos de cada tres bonaerenses dijeron, con su voto, que hay que frenar el ajuste.

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Carta abierta a todos los ciudadanos y las ciudadanas que votaron listas opositoras en la Provincia de Buenos Aires.
El pasado 13 de agosto, la mayoría de los electores le dieron un mensaje muy claro al Gobierno de Macri, Vidal y Bullrich: dos de cada tres bonaerenses dijeron, con su voto, que hay que frenar el ajuste.
Hay esperanza. Entre todos y todas, obtuvimos un resultado importante que el Gobierno no debería ignorar. Pero, como ya sabemos, lo va a hacer. De hecho, ya prepara el GRAN ajuste para después de las elecciones de octubre. Flexibilización laboral que afectará el sector registrado del trabajo, despidos en el sector público, recorte de jubilaciones y pensiones, ajuste a las Provincias y más aumento en las tarifas de los servicios de luz, gas y agua, agregándose el transporte, entre otros, constituyen la segunda fase del ajuste.
Este Gobierno no escucha. Este Gobierno no rectifica.
Estamos en un momento histórico en Argentina. Además del durísimo ajuste que conocemos y padecemos, y que ha desordenado la vida de la gente, estamos viendo como en las últimas semanas se está produciendo un peligroso deterioro del Estado de Derecho, cuya expresión más dramática es la desaparición forzada de Santiago Maldonado, y el descarado uso partidista de las instituciones de la República.
Para imponer este GRAN ajuste después de las elecciones de octubre, el Gobierno quiere y sobre todo necesita una sociedad débil, organizaciones sociales divididas y una oposición fragmentada. Para imponer este GRAN ajuste el Gobierno utilizará toda su capacidad para manipular la realidad y engañar a los argentinos como lo ha hecho en el resultado electoral de las PASO, por ejemplo. Las mentiras se mezclan con engaños para imponer su relato. La concentración de poder y la complicidad de importantes sectores económicos y mediáticos configuran una poderosa maquinaria de propaganda. Pero los argentinos y argentinas conocen, en carne y hueso, la verdad y la auténtica realidad, incluso muchos de aquellos que decidieron igualmente votar al Gobierno.
La realidad del ajuste y del que tienen preparado para octubre si no los frenamos antes; la realidad de la desocupación y de un trabajo cada vez más precario en el que la plata no alcanza; la realidad del tarifazo y su plan para aplazar sus aumentos y dividir el pago de las facturas de invierno del gas para después de las elecciones; la realidad de una deuda brutal que está hipotecando el futuro y el de nuestros hijos e hijas; la realidad de la degradación de la justicia al servicio de la política partidaria; la realidad de los aumentos en medicamentos, el encarecimiento de la canasta básica o el empobrecimiento de cada vez más argentinos. De todo esto el Gobierno, y sus candidatos, no quieren hablar.
El Gobierno de Mauricio Macri elude sus responsabilidades y manipula la realidad para enfrentarnos y dividir a la mayoría. Quiere una sociedad debilitada y sin capacidad de fiscalizar su actividad. Sólo podremos frenar esta política económica y las amenazas a la vida y a los derechos y garantías ciudadanas con nuestro voto.
Los ciudadanos y ciudadanas que votamos a las listas opositoras somos mayoría y nosotros no podemos, como lo hace el Gobierno, eludir nuestras responsabilidades. Quienes conformamos la oposición, porque allí nos colocan nuestro pensamiento y el voto popular, sabemos del GRAN ajuste que vendrá después de las elecciones y de sus consecuencias económicas y sociales. También sabemos que el Estado de Derecho está severamente amenazado. Por eso tenemos la responsabilidad de evitar mayores sufrimientos a los argentinos y argentinas.
Estas elecciones no son la segunda vuelta del 2015. Tampoco son la primera vuelta del 2019. Son las elecciones para decidir si el Gobierno tiene un cheque en blanco para proseguir con el ajuste y el endurecimiento de sus políticas, o bien si podemos evitar más dolor y sufrimiento para nuestros compatriotas frenando el nuevo GRAN ajuste que planea el Gobierno de Mauricio Macri para después de octubre. ¿Vamos a esperar? ¿Vamos a permitir que cálculos políticos y legítimas ambiciones personales en el futuro dejen que AHORA el Gobierno imponga su GRAN ajuste?
Creo, sinceramente, que ahora es el momento de Unidad Ciudadana, el mejor instrumento que tenemos HOY para que la voz de la mayoría social y electoral sea también una mayoría política en las instituciones. Nadie debe renunciar a nada. Ni a sus ideas, ni a lo que dijo, ni a lo que hizo, menos aún, a sus aspiraciones futuras. Ganemos juntos ESTA elección y hablemos todos y todas, de TODO. Sin limitaciones y sin reservas.
Argentina espera que estemos a la altura de nuestra responsabilidad. Ahora el Gobierno debe tener un límite, y solo lo tendrá si ganamos las elecciones de octubre. Sabemos cómo hacerlo y con qué boleta. Solo hay una que nos lo permite. Y no es arrogancia ni soberbia: es la lectura objetiva del resultado electoral del 13 de agosto. Y mañana trabajemos, unidos y unidas, por la construcción de una mejor alternativa política para el futuro. Hago un llamado democrático a favor de una ciudadanía que se ha manifestado mayoritariamente contra el ajuste del Gobierno y para cambiar el rumbo económico.
Creo que la alternativa a las políticas de este Gobierno se forja desde la calle, desde las urnas y desde las instituciones. Trabajemos juntos en el Congreso con un Plan de Emergencia Nacional para frenar la dureza del ajuste en donde más fuerte ha golpeado: en el empleo, las tarifas, los alimentos y los medicamentos; y evitar el nuevo y GRAN ajuste que tienen previsto para después de octubre, como todos y todas sabemos. Es imprescindible que la mayoría social que hoy está clamando cambiar de rumbo económico y el respeto al Estado de Derecho, tenga una mayoría política y parlamentaria que pueda defenderla.
Desde Unidad Ciudadana, y yo misma, estamos dispuestos a iniciar un nuevo ciclo político basado en el trabajo conjunto de todas las sensibilidades opositoras. Creo imprescindible que esa mayoría social que se manifestó contra el ajuste, tenga una correlativa expresión electoral e institucional. El Gobierno NO puede tener un cheque en blanco para el GRAN ajuste. Y solo la boleta de UC nos lo permite. No les pedimos el voto para nosotros, sino que ofrecemos nuestra boleta para que pueda representar su voto opositor y trabajar en conjunto por un cambio de rumbo económico en el futuro y el respeto al Estado de Derecho en el presente.
Podemos hacerlo. Debemos hacerlo.

sábado, 9 de septiembre de 2017

Bajo riesgo



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                                                                                Imagen: Pablo Piovano
Cualquiera hubiera pensado que serían más discretos. Que después del escándalo de cambiar una ley para beneficiar a los familiares de los funcionarios, por lo menos los suyos se iban a abstener. Es probable que haya sido discreto y hubiera pasado desapercibido, si Horacio Verbitsky no lo hubiera publicado en PáginaI12. En noviembre de 2016 se aprobó la ley de blanqueo de capitales, que en la lengua ambigua del PRO se denominó de “sinceramiento fiscal” y en ella se subrayaba que no estaban incluidos en ese beneficio los familiares directos de los funcionarios. Fue una condición impuesta por Elisa Carrió. La causa era obvia: un gobierno de millonarios se fabricaba una ley a su medida, había que incluir ese punto para darle credibilidad y transparencia y, sobre todo, sacarle el tufo a negociado. Mauricio Macri se molestó por ese agregado y, pocos días después, lo anuló por decreto. Los medios oficialistas acallaron las protestas, Elisa Carrió miró para otro lado y se olvidó del asunto. Al punto que ahora es candidata de los que denunció como corruptos, aquellos que rompieron las condiciones de transparencia que ella misma habían exigido. Todo silenciado hasta que Horacio Verbitsky publicó las cifras que habían blanqueado familiares directos de Macri y otros funcionarios.
Los tomó de sorpresa. El control sobre la prensa oficialista les daba seguridad sobre estos temas. Pero se les escapó la tortuga. Otra vez rabieta en la Casa Rosada, escandaletes internos, investigación para ubicar la fuga en la AFIP y así rodó la primera cabeza: Jorge Enrique Linskens, subdirector de Sistemas y Telecomunicaciones. La ofensiva contra PáginaI12 se profundizó y descargaron su furia contra el único medio que había detectado esos blanqueos, o por lo menos, el único que se atrevió a publicarlos, un medio que rompe la uniformidad de la información y se ubica por fuera del control del oficialismo. Imponer uniformidad en la información es atacar un rasgo primario de cualquier democracia. El gobierno ya lo venía haciendo con recortes drásticos a una pauta publicitaria que el diario recibió durante todos los gobiernos anteriores.
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Esta vez el ataque fue contra Víctor Santa María, como cabeza del Grupo Octubre, el cual integra ahora PáginaI12. Pero el ataque no es contra una persona porque es evidente que se produce como reacción a una publicación del diario, y a través de ese ataque busca silenciar a una de las pocas voces críticas de este gobierno. Se trata de completar un cuadro nefasto: este gobierno ya tiene  presos políticos como Milagro Sala y sus compañeros, una desaparición forzada en el marco de la represión a la protesta social, como la de Santiago Maldonado, y ahora se encamina hacia la censura de un diario crítico de sus políticas como es PáginaI12. No es casual que use como punta de lanza a otro diario. El insólito editorial de La Nación del 5 de septiembre forma parte de esa reacción del gobierno por la publicación de los blanqueos que realizaron los familiares, amigos cercanos y socios del presidente y de otros funcionarios. El editorial de La Nación no se publicó antes, ni mucho después, sino con pocos días de diferencia con la nota de Verbitsky. La intención de amedrentar es clara: son los famosos “carpetazos” del arsenal escabroso de este gobierno, la mayoría de las veces con información forzada o directamente inventada por los servicios de inteligencia y amplificada por los medios compinches, como La Nación.
Después de treinta años, la derecha franca, sin el disfraz de la UCR o el peronismo, llegó al gobierno por vía electoral. El nuevo orden simbólico del mercado llegó con ella, la ilusión para los ingenuos de la meritocracia, el cinismo de que cualquier medida de distribución de la riqueza esconde un acto de corrupción y argumentos estúpidos como “no van a robar porque son ricos” fueron laboriosamente construidos por las corporaciones mediáticas. Y ahora están allí, otorgan concesiones a sus socios, ocultan empresas y cuentas offshore, favorecen con grandes contratos a sus empresas, se compran a sí mismos y legislan blanqueos para aprovecharse con ellos. Lo primero que hicieron las corporaciones mediáticas fue desguazar por decreto la ley de medios que prohíbe a los monopolios de la información.
Y a medida que avanzó esta apropiación de la subjetividad de gran parte de la sociedad, el frágil escenario, enclenque y emparchado,  que a duras penas se había podido levantar en contraposición a tantos años de democracias tuteladas y dictaduras, empieza a cambiar otra vez en forma subrepticia. El trabajo de naturalizar esos cambios regresivos está en la tarea de zapa de los medios oficialistas que ocultan, disimulan, exculpan y maquillan esa realidad cada vez más inhóspita, más hostil, que empobrece de ciudadanía y embrutece a su base de respaldo. El que fue envuelto en la trama del discurso gran mediático, empezó por justificar la designación de jueces de la Corte por decreto, después aceptó el copamiento irregular de la Magistratura, se resignó al aumento desmedido de los servicios y terminó por respaldar la persecución y encarcelamiento de Milagro Sala, una opositora. Y después se dio cuenta que está obligado a digerir lo que aprendió a detestar: la desaparición forzada de Santiago Maldonado en el marco de la represión a la protesta social. Y ahora está a un paso de consentir el avasallamiento de un diario crítico, uno de los pocos medios que no son oficialistas y que en toda su trayectoria ha sido consecuente en las defensa de los derechos humanos.
El (la) hombre/mujer se embarcó en ese paquete queriendo defender el hecho democrático, la república, el respeto a las instituciones y puso en su voto esa falsa ilusión construida por los medios concentrados. Comenzó con pequeñas concesiones y al final de ese camino recorrido en tan poco tiempo, terminó en el extremo opuesto al que había deseado. El (la) que empezó como demócrata, se convirtió en enemigo de la democracia, de la república y de las instituciones, aceptó la corrupción de los ricos, el encarcelamiento y la desaparición de los opositores y el silenciamiento de las voces disidentes.
Ya es un lugar común. No es una dictadura. Ha sido elegido por el sufragio, funciona el Congreso, no hay 30 mil desaparecidos. Pero bajo ese efecto anestésico que produce el discurso hegemónico se va construyendo una maqueta de dictadura, un huevo minimalista –por lo de mini mal– donde por obra y gracia de los nuevos factores de poder y creadores de subjetividad, el sufragio coexiste con presos políticos, el Congreso coexiste con el hecho de un desaparecido en una protesta legítima de mapuches por sus tierras y ambos con la persecución y la censura a los opositores. Es un diseño parecido al de las viejas democracias tuteladas que terminan por no ser democracias, sin llegar a ser dictaduras.
También es un lugar común que todas las dictaduras derrocaron gobiernos democráticos “en defensa de la democracia”. Y que todas tuvieron un consenso civil que las acompañó durante bastante tiempo y que creyó en ese argumento ladino y mentiroso. La reiteración es un dato. Hay un sector de la sociedad que no es democrático y otro que es llevado fácilmente a posiciones no democráticas. Se los ve desaforados en las redes tratando de defender lo indefendible, furiosos de estar en el lugar que nunca hubieran deseado. Y hay otro sector que apuesta a la democracia porque es la mejor posibilidad que tiene de mejorar, su única fuerza es ser mayoría. Paradoja: el que respeta la democracia centra su discurso en lo social. En cambio, el más autoritario centra su discurso en la democracia. Y lo hace como reacción al discurso social del más democrático, al que acusa de “dictadura de las mayorías”.  
En el sistema de medios en Argentina, que se agrupa mayoritariamente del centro a la derecha, el espacio editorial que ocupa PáginaI12 nunca fue muy grande y es cada vez más reducido. Ha sido, sin embargo, un aporte indiscutible a la transición democrática. Y el ataque disparado a conciencia usando otro medio de comunicación, busca su desaparición definitiva o su reemplazo por alguna forma más dócil. Para cualquiera que tenga formación verdaderamente democrática no hace falta estar de acuerdo con PáginaI12. El dato suficiente es que los ataques del gobierno se producen como respuesta al artículo de Horacio Verbitsky sin que nadie los haya desmentido.   

La sociedad es más fluida y banal que sus tragedias



                                                        SÁBADO 09 DE SEPTIEMBRE DE 2017
En la sociedad mediatizada, cuando un tema dramático, como la desaparición de un ciudadano, alcanza las primeras planas, los consumidores de noticias, los usuarios de redes y las elites políticas e intelectuales suelen creer que todo el mundo comparte el hecho con la misma intensidad. Ellos están absortos por el acontecimiento y contribuyen a producirlo y reproducirlo a escala inconmensurable, en tiempo real. La noticia circula velozmente, se reconfigura y desnaturaliza, crece incontrolable e impacta en el poder. Los políticos encargan urgentes sondeos; evalúan, con ansiedad, cuánto puede favorecer o perjudicar sus proyectos; el Gobierno parece ir detrás de los hechos, los operadores de la Bolsa contienen la respiración y sopesan alternativas. Los probables inversores extranjeros demandan explicaciones. Leen noticias perturbadoras y observan en sus tablets disturbios callejeros, sobreactuados por imágenes machacantes, repetidas. Se preguntan si ese país donde piensan poner algo de dinero, apenas un punto perdido en el mapa mundial, no será inseguro para sus ávidos y mutantes intereses capitalistas.
El conjunto de la sociedad comparte la preocupación, pero la intensidad del interés es menor y se diversifica. A diferencia de lo que les sucede a las elites y al público politizado, no hay evidencia de que se juegue algo vital para el resto de los argentinos por el caso Maldonado. Lo que muestran las encuestas es, en primer lugar, que dos tercios de la población está preocupado, pero apenas uno cree que se trató de una desaparición forzada por las fuerzas de seguridad; en segundo lugar, prevalece una fatal desconfianza: muchos sostienen que algo se está ocultando, y la mayoría está convencida de que Maldonado nunca va a aparecer o aparecerá muerto. En realidad, las opiniones se explican antes por la adhesión o el rechazo al Gobierno que por la naturaleza del hecho. Quienes lo apoyan lo absuelven de responsabilidades; los que lo reprueban le cargan la muerte del artesano. Tampoco se vincula el caso con la inseguridad, cuya valoración como problema permanece igual que antes de la desaparición. Más allá de Maldonado, los argentinos siguen poniendo la economía al tope de sus preocupaciones, pero con un guiño de confianza hacia el Gobierno, adelantado en las PASO y probablemente ratificado en octubre.
La opacidad de la sociedad frente a la desaparición de un ciudadano, su tenue compromiso, su desconfianza alimentada por la experiencia de tantas otras desapariciones jamás esclarecidas, su absolución apresurada de los sospechosos generan lecturas distintas, donde se cruzan intereses, fanatismos y valores. La interpretación según intereses es pragmática y electoralista: si la gente no responsabiliza a la Gendarmería y le ratifica la confianza al Gobierno, Cambiemos puede mantener el optimismo, mientras no haya novedades funestas; si, en cambio, Maldonado apareciera muerto por obra de las fuerzas de seguridad, entonces la oposición mejoraría sus chances en octubre. Y Hebe de Bonafini y los suyos confirmarían los delirios que se derivan de su fanatismo: Macri es la dictadura. Estamos en campaña, cada uno atiende su juego: unos, esperando que no haya novedades hasta octubre, o que si las hay no los incriminen; los otros, especulando con un final trágico que impulse sus propósitos políticos o sus desvaríos ideológicos.
Una lectura desde los valores no puede aceptar la indiferencia social, el cálculo electoralista o la intolerancia política. Como escribió Zygmunt Bauman, la sociología descomprometida es una imposibilidad. Desapareció un ciudadano y eso constituye una calamidad inaceptable para la democracia. Aunque deba admitirse, porque es un dato de la realidad, que la sociedad es más fluida (y más banal) que sus tragedias. Fluidez y banalidad, no es novedoso, marchan juntas en la sociedad contemporánea. Precisamente, la metáfora de la liquidez de Bauman y otras imágenes de la posmodernidad apuntan en esa dirección: debilitamiento de vínculos y normas, retroceso del espacio público, consumo desbocado, liviandad de compromisos y deberes, elites que administran cosas, en lugar de orientar personas. En la Argentina el problema tal vez es más hondo: nos llegó la fluidez de las costumbres sin habernos educado en la solidez de las instituciones. Transgredimos la ley, sin noción de la ley.
Si sus intenciones son verdaderas, Cambiemos no puede ignorar esta falencia histórica. Frente a ella no alcanzará con el progreso económico, las soluciones instrumentales y la retórica del sueño y el equipo. Los ciudadanos desaparecen porque se incumple la ley y las instituciones son débiles, corruptas e ineficientes. Ahí se les va la vida. No es una responsabilidad exclusiva de esta administración, pero su proclamada intención reformadora la obliga a encarar el problema. La construcción de la polis es la primera obra pública. Algo que los ingenieros no deben olvidar cuando ejercen el gobierno.