.
De inclinación socialista, John William Cooke creía que el
peronismo debía transformarse en un movimiento revolucionario, una reconversión
ideológica que conduciría Juan Domingo Perón. Al respecto, 2 problemas centrales:
intentar convencer/autoconvencerse que Perón no era antimarxista; e intentar
crear una síntesis entre peronismo y guevarismo. Convencido de que él fue el
principal ideólogo de la llamada 'izquierda peronista', el también ya fallecido
Eduardo Luis Duhalde reunió casi todos sus papeles conocidos y publicó sus
Obras Completas. De todos modos, nunca consiguió un reconocimiento peronista
para Cooke. Muchos creen que el proyecto de La Cámpora/Nuevo Encuentro tiene un
referente en Cooke.
Ernesto
Guevara y John William Cooke.
"(...) El peronismo revolucionario es una vanguardia
que busca reconciliar la política del Movimiento con el verdadero papel que
éste tiene en el enfrentamiento de las fuerzas sociales. Puesto que las masas
no absorben el conocimiento como una pura teorética sino mezclado con la
acción, la nuestra no es una obra de mera predicación sino de militancia
combativa y de difusión de las verdades esenciales que eleven el nivel de
conciencia de los sectores que tienen la misión de construir la nueva sociedad
en un país liberado. La política revolucionaria es acción esclarecida por el
pensamiento crítico; una permanente indagación sobre una realidad fluida que no
se somete a ninguna sabiduría inmóvil centelleando verdades definitivas.
Mientras el peronismo no se estructure como "partido
revolucionario" —es decir, con una política revolucionaria entendida como
unidad de teoría, acción y méítodos organizativos, seguirá librado al
espontaneismo, a la yuxtaposición de tácticas que no se integran como
estrategia, a los callejones sin salida en que sucesivamente lo meten los
dirigentes burocráticos que no conciben otra salida que los frentismos
electorales o los falsos atajos del golpismo. (...)".
John William Cooke
John William Cooke
¿John William Cooke hubiese sido kirchnerista? ¿O el kirchnerismo es una experiencia fallida de lo que imaginaba Cooke? Preguntas para el debate.
Cooke nació el 14/11/1919 en la ciudad de La Plata. Con ese
nombre 'gringo', podría pensarse en un científico inglés, o un
aristócrata pero, en verdad, él fue el ideólogo del ala izquierda del
peronismo.
Su padre, el abogado Isaac Cooke, había militado siempre en la Unión Cívica Radical, y fue
subsecretario de Gobierno de la provincia de Buenos Aires, diputado nacional,
ministro de Relaciones Exteriores y Culto; y uno de los fundadores de de
la Unión Cívica Radical Junta
Renovadora, que apoyó la candidatura presidencial de Juan Domingo Perón.
Cooke estudió Derecho en la Universidad Nacional de La
Plata, egresó en 1943, y en el interín integró la Unión Universitaria Intransigente y la Fuerza de Orientación Radical de la Joven
Argentina (agrupación política fundada por Luis Dellepiane, Raúl Scalabrini Ortíz,
Arturo Martín Jauretche, y otros).
2 años después de graduarse fue uno de los muchos que
pidieron por la liberación del por entonces coronel Perón, el 17/10/1945.
En junio de 1946, Perón fue Presidente de la Nación y Cooke,
con 26 años, fue diputado nacional, motivo por el fue conocido como "el
Bebe", aunque otros preferían llamarlo "el
Gordo".
Defensor del nacionalismo económico, antiimperialista,
crítico del colonialismo cultural y apoyó la reforma constitucional de 1949.
En 1952 decidió no renovar su mandato de legislador aunque 3
años más tardes, en vísperas del bombardeo de Plaza de Mayo, Perón recurrió a
Cooke para dinamizar el Partido Peronista en la Ciudad de Buenos Aires pero ya
era muy tarde para cambiar el final de la historia.
Cuando triunfó la Revolución Libertadora, y con Perón en el
exilio, Cooke pasó a la
clandestinidad. El general lo había nombrado su representante o delegado
o sucesor, en caso de fallecimiento.
.
Eva Duarte y Juan Perón en un agasajo a legisladores
mendocinos. El 2do. desde la derecha es John William Cooke.
Cooke tenía un latiguillo que repetía hasta el
hartazgo: "No soy comunista, pero cuando una revolución es una
dictadura, se justifica".
La dictadura de Pedro
Eugenio Aramburu lo llevó en varias ocasiones detrás de las rejas:
desde la cárcel de Caseros a la de Ushuaia. Logró escapar y se exilió en Chile,
donde se casó con su fiel compañera, Alicia Euregen. Cooke apoyó el pacto Perón-Frondizi para las elecciones de febrero de 1958.
Luego, sus deseos de revolución lo llevaron a viajar junto a
su mujer a Cuba, donde fue
recibido por Ernesto Guevara.
"Me cago en Perón"
José Pablo Feinmann en "Peronismo. Filosofía política de una
obstinación argentina":
"Cooke y René Salamanca están en la calle 27 de
Abril, en la casa de los mecánicos (en algún momento de 1959), y ahí tienen un
diálogo trascendente. Salamanca dice a Cooke:
–Mirá, Gordo, el problema es éste: los obreros son
peronistas, pero el peronismo no es obrero. Cooke responde:
–Si el peronismo fuera obrero como los obreros son
peronistas, la revolución la haríamos mañana mismo.
–Y sí, claro –dice Salamanca–. Tenemos que conducir a la
clase obrera al encuentro con su propia ideología. Que no es el peronismo.
–Estás equivocado –dice Cooke–. Eso es ponerse afuera de los
obreros. Eso es hacer vanguardismo ideológico, Salamanca. Recordá el brillante
consejo de Lenin: hay que partir del estado de conciencia de las masas. ¿Está
claro, no? La identidad política de los obreros argentinos es el peronismo. No
estar ahí, es estar afuera, es quedarse afuera.
Salamanca, muy firme, dice: –Bueno, compañero. Entonces
nosotros estamos afuera. Afuera del peronismo y sobre todo afuera de la
conducción de Perón.
Cooke, irónico, sonríe. Tiene algo sorpresivo para decirle a
Salamanca. Antes, lo agrede un poco. Siempre con estima, con respeto, pero no
deja de decirle lo que duele de los tipos como Salamanca, de la izquierda
obrera argentina. A los cordobeses combativos.
–No hay caso entre ustedes y Perón, ¿eh? Cómo les jode, ché.
“Bonapartista.” “Nacionalista burgués.” A veces, “fascista”. Pero todo lo que
le dicen, también “populista” y algo más que seguramente olvido, son distintas
formas de decir lo mismo, Salamanca. Que Perón no representa los verdaderos
intereses de la clase obrera. Que la clase obrera argentina tiene un líder y
una ideología burgueses. Bueno, mirá, escúchame bien. (Y aquí dijo su frase sorpresiva.
La frase más inesperada de la noche. Ahí, en la calle 27 de Abril, la calle de
los mecánicos).
Dijo Cooke: -Yo me cago en Perón.
Salamanca responde: –Nosotros también nos cagamos en Perón.
Parece que estamos más de acuerdo de lo que creíamos.
–No –dice Cooke–, no estamos de acuerdo. Porque ustedes se
cagan en Perón de una manera y yo y los peronistas como yo de otra. Porque,
para ustedes, compañero, cagarse en Perón es quedarse afuera. Afuera de Perón y
de la identidad política del proletariado. Mientras que para nosotros, cagarnos
en Perón es rechazar la obsecuencia y la adulonería de los burócratas del
peronismo. (...)".
.
John William Cooke en la Cuba revolucionaria.
Una entrevista
En 1959 se instaló
en Cuba, donde permaneció hasta octubre de 1963. Allí él entabló amistad con otro argentino, Ernesto Guevara, e inició su ideal
de acercamiento entre el peronismo y el castrismo, que incluyó el
reclutamiento de jóvenes argentinos para su entrenamiento en Cuba.
A la vez, Cooke mantuvo una intensa correspondencia con
Perón, que sólo interrumpió en 1966,
e intentó convencerlo de que declarara su apoyo a Cuba y se instalara en
La Habana. También se propuso impulsar a los peronistas a seguir el camino
iniciado por Fidel Castro Ruz.
En esas circunstancias fue entrevistado por la revista Ché, semanario que apareció en octubre
de 1960 dirigido por el luego montonero y más tarde alfonsinista Pablo Giussani. La Redacción era
un conjunto de argentinos simpatizantes de la Revolución Cubana, muchos de los
cuales militaban en el Partido
Socialista Argentino.
El reportaje fue ilustrado con 2 fotos de Cooke. Ché fue
clausurada el 17/11/1961.
"(...) -¿Existe
algún pronunciamiento de Perón con respecto a la Revolución Cubana?
-¿Cómo cree usted que Perón podía desentenderse de un
problema fundamental? Cuando dijo que la Revolución Cubana “tiene nuestro mismo
signo”, enunció una fórmula exacta que indica la común raíz antiimperialista y
de justicia social. Si Cuba ha elegido formas más radicales, ese es un derecho
que ningún antiimperialista le puede negar; por otra parte, los procedimientos
de 1945 tampoco sirven ahora para nosotros, y nuestro programa, según lo ha
dicho repetidamente el propio Perón es de “revolución social”, que salvo para
los que viven en el limbo sólo se puede cumplir socializando grandes porciones
de la economía y buscando las formas de transformación profunda y total que
correspondan a nuestra realidad nacional.
En cuanto al apoyo de la Unión Soviética a Cuba, sólo
quienes se plieguen al bando de la oligarquía pueden hablar de “entrega” y
demás tonterías semejantes. Porque los cubanos no han delegado ningún atributo
de su soberanía ni han entregado ningún resorte de su economía. ¿Que eso sirve
a la URSS para hacerse propaganda? ¿Y a los cubanos qué les importa? Los
quisieron matar de hambre, dejarlos sin petróleo, dejarlos sin vender el
azúcar, que es su única fuente de divisas, atemorizarlos, agredirlos, quemarles
los cañaverales, etc.: el cipayaje estaba feliz porque serían castigados los
“desplantes”, la insolencia frente al coloso. El mundo socialista les permitió
salir de esa ruina a que estaban condenados, y he aquí que ciertos “antiimperialistas”
resuelven que Cuba debió dejarse morir de hambre, o llamar a los embajadores
norteamericanos para que la vuelvan a gobernar, para que no sufra la
“democracia” y puedan seguir tranquilos Somoza, Ydígoras, Frondizi, Prado y
demás paladines de la cruzada anticomunista. Todos regímenes democráticos
que no podrán hacer lo que hace Fidel Castro: darle un fusil o una
ametralladora a cada obrero, a cada campesino, a cada pobre.
En un documento del año pasado el general Perón indicó
que el Movimiento debía apoyar a todos los movimientos de liberación regional,
como Egipto, Argelia, Cuba, etc. Eso se ha respetado siempre, aunque ciertos
sordos no han cumplido estas instrucciones ni las han transmitido a la
masa. Y en una carta dice: “Yo sé bien lo que son las sanciones
económicas. En 1948 nos las aplicaron intensamente impidiendo la provisión de
todo material petrolífero y dejando sin efecto la compra comprometida para
nuestra producción de lino que, en ese momento, representaba más del sesenta
por ciento de la producción mundial. Como en el caso de Cuba, fue la Unión
Soviética la que nos sacó del apuro comprando el lino y ofreciéndonos material
petrolífero”. Tal vez deberíamos haber dejado que se pudriera el lino.
-¿Y no cree que
también influyó la Iglesia?
-La creencia religiosa es una cuestión del fuero
espiritual y como tal respetable. Pero cuando algunos sacerdotes opinan de
política entonces no puede invocarse para ellos el privilegio de que se les
respete como cuando desempeñan sus funciones espirituales: deben ser
enjuiciados de acuerdo a sus actos y posiciones políticas. Si se les hiciese
caso en materia política, América no se hubiese independizado de España; o,
tomando otra etapa posterior, en México reinarían los descendientes del
emperador Maximiliano, Cuba sería colonia española, etc. Si se les otorgase
imperio en materia política, nosotros nos debíamos haber puesto en 1955 contra
Perón, como ellos querían; entonces conspiraron con los enemigos del pueblo,
como ahora lo hacen en Cuba.
Durante seis años nuestros compañeros han ido a la
cárcel, han sufrido torturas, han sido echados del trabajo, han sido fusilados,
sin que los altos dignatarios de la Iglesia hiciesen más que algunos inocuos
llamamientos a la paz general, uniendo a verdugos y victimados como si las
culpas fuesen comunes; cuando discriminaron, fue para atacar al “régimen
depuesto” y para condenar la rebeldía de nuestra masa. No he leído la
pastoral que condene a los asesinos del heroico general Valle, que era un
católico sincero. No he leído la pastoral que condene a los asesinos de la
“0peración Masacre”. No he sabido de ninguna epístola incandescente denunciando
a los sicarios uniformados que aplicaban suplicios a la gente trabajadora. Pero
basta que el señor Frondizi justifique la represión como defensa de “los altos
valores del espíritu”, para que entonces sí se conmuevan esos duros corazones
episcopales.
En cambio están muy preocupados y tristes porque en Cuba
hay un gobierno revolucionario. ¿Por qué no dijeron nada cuando murieron 20.000
luchando contra el gobierno que mantenían los yanquis, cuando Nixon abrazaba a
Batista y lo colmaba de elogios? ¿Por qué no se preocupan de Angola, donde las
fuerzas “occidentales” mantienen la esclavitud aplicando la tortura? ¿O de
Argelia, que ha movido la indignación de muchos católicos franceses por el
sadismo de las tropas coloniales, cuyas técnicas aprenden nuestros jefes
militares? ¿Les parece que hay poco dolor en el mundo y en América, como para
que se dediquen al único país donde el pueblo se siente libre?
-¿Usted rechaza, por
lo tanto, la tesis de que el peronismo es un freno contra el avance del
comunismo?
-Una cosa es que nosotros tengamos una visión de las
cosas argentinas que difiere de la del Partido Comunista y tratemos de mantener
la adhesión de las masas trabajadoras; otra muy diversa es unirnos al fanatismo
regimentado que ve a los comunistas como criminales y a los países socialistas
como enemigos del género humano. Esto es renunciar a la facultad de
raciocinio y aceptar que el bando imperialista piense por nosotros. No necesito
ser comunista para considerar que el principal responsable de la guerra fría es
el imperialismo occidental, ni para comprender que el enemigo más grande que
hoy tiene el género humano es la brutal plutocracia norteamericana.
En el orden nacional, la manera de mantener nuestro
prestigio en la masa no es actuando como ayudantes de los pastores para que el
rebaño no se ponga arisco, sino ofreciendo soluciones revolucionarias a los
problemas reales. Los que están en la jugada de presentarnos como defensores
del orden contra el comunismo desnaturalizan la esencia del peronismo. Y,
además, cometen una estupidez. Salvo para los energúmenos que ven
conspiraciones bolcheviques en cada lucha popular, el comunismo avanza porque
hay razones económico-sociales que así lo determinan. Esas razones no
desaparecerán y se trata de ver quiénes darán las soluciones. Los que piensan
en “conciliaciones” entre las clases o en paternalismos equilibristas están al
margen del tiempo, como los que hablan de corregir los “abusos” del
capitalismo. Pero los que quieran dar soluciones, los que como nosotros aspiran
a mantener su vigencia como movimiento de masas, tienen que ir al fondo de los
problemas.
No es posible enunciar aquí todas las cosas que debemos
hacer, pero para terminar con el drama argentino hay algunas que son
ineludibles, como ejemplo: dejar sin efecto convenios petrolíferos,
eléctricos. etc.; denunciar tratados militares y compromisos belicistas;
expropiar las instalaciones petrolíferas y demás bienes de los monopolios;
expropiar a la oligarquía latifundista y a los grandes empresarios
industriales; expropiar los bancos, puertos, servicios públicos; socializar
grandes ramas de producción, hacer una reforma agraria que respete las
características de nuestro agro pero que elimine muchas de las formas
empresarias de explotación; planificar la economía en escala nacional;
nacionalizar la gran industria pesada; controlar los sectores de la economía
que deban mantenerse bajo el régimen de la propiedad privada, etc., etc.
Eso significa terminar con la democracia capitalista
y sustituirla por nuevas estructuras que reflejen el predominio de las fuerzas
de progreso, dirigidas por el proletariado. Es decir, que estaremos vulnerando
el "derecho" de la libre empresa, de la propiedad y otros valores
igualmente sacros: en otras palabras, seremos "comunistas". Los
factores de poder y la oligarquía en su conjunto nos consideran, desde ya,
comunistas, porque nuestro triunfo implica el advenimiento de las masas que
exigirán soluciones y las impondrán. Como dijo Perón: “las masas avanzarán con
sus dirigentes a la cabeza o con la cabeza de sus dirigentes”. (...)".
El regreso
A fines de 1963, Cooke volvió a la Argentina y
organizó Acción Peronista
Revolucionaria, un grupo de discusión del que participaron los luego
montoneros Fernando Abal Medina y
Norma Arrostito.
Los médicos le diagnosticaron cáncer. Él concurrió a varios
congresos en Cuba y, tal como era de esperarse, fue abandonando el movimiento
peronista.
Cooke coqueteaba con las formas de acción directa: tuvo que
ver con la creación de los Uturuncos y Fuerzas Armadas Peronistas (FAP).
Cooke seguía con su interés en fusionar el peronismo y el
guevarismo.
Según Wikipedia,
Eduardo Gurucharri mencionó una de las últimas participaciones
públicas de Cooke: el Plenario del Peronismo Revolucionario de 1968. En
palabras de Gurucharri:
(…) “la apreciación de Cooke databa de 1964. Ahora era el
momento y la gente del Bebe, Acción Revolucionaria Peronista, también estaba de
acuerdo”. (…) La idea, un tanto confusa aún, era crear una especie de partido
de la izquierda peronista, aunque esas palabras no se usaran. Una plataforma
donde hubiera lugar para representantes de las incipientes formaciones
guerrilleras que estaban organizándose, aunque todavía no actuaran
públicamente, para los sindicalistas de la CGTA y para las diversas
agrupaciones políticas y del ámbito de la juventud y el estudiantado, apoyada
en una red de organizaciones de base barriales y comandos fabriles” (…)
“Roberto Sinigaglia, Jorge Gil Solá, Raimundo Villaflor y Bruno Cambareri
representaban ARP. El domingo por la tarde, 19/08/1968, llegó Alicia Eguren
acompañando al Bebe. Gil Soria fue el primero en reaccionar. Se paró y empezó a
aplaudir. Los 30 o 40 reunidos lo siguieron. Un aplauso largo y un tanto
asordinado por las circunstancias de la reunión, saludó la que sería la última
aparición pública (...). Estaba gravemente enfermo y todos lo sabían”.
Sin embargo, murió el 19/09/1968 sin lograr convencer a
Perón de su idea que, además, no contempló los graves problemas del choque
interno venidero entre los diversos sectores del peronismo.
En 1971 sus escritos comenzaron a lograr más difusión por el
surgimiento de la nueva izquierda peronista (la 'Tendencia').
Su mujer Alicia difundió,
a través del semanario Nuevo
Hombre, publicación dirigida por Enrique Walker y en la que escribían Eduardo Luis Duhalde, Rodolfo Ortega Peña,
Vicente Zito Lema y varios militantes presos en la cárcel de Villa
Devoto, diversos trabajos de Cooke.
La publicación se identificó en 1973 con el Frente Antimperialista por el Socialismo (FAS),
impulsado por el Partido
Revolucionario de los Trabajadores-Ejército Revolucionario del Pueblo (PRT-ERP).
Sin embargo, Alicia creía, afirman quienes la conocieron,
que una revolución se forjaba en la lucha de masas y no en la lucha armada.