lunes, 10 de diciembre de 2012

Fiesta Patria Popular por los DDHH y la Democracia

Discurso de CFK en la Plaza de Mayo el 9/12/2012. Muy buenas noches a todos y todas mis compatriotas, a los que están aquí hoy colmando la plaza y las avenidas; a los que están en más de 30 lugares similares en distintos puntos del país y a los 40 millones de argentinos que conforman nuestro bendito país. Yo quiero, a pocas horas de este nuevo 10 de diciembre, de estos 29 años de la democracia, de este nuevo aniversario en el Día Universal de los Derechos Humanos, quiero agradecerles a todos y cada uno de ustedes que me permitan participar en esta verdadera movilización y fiesta popular de alegría y de amor. No saben lo que significa para una militante política, que desde tan joven se incorporó a la militancia luego de ver tantas cosas en nuestro país, también de conocer esa historia de desencuentros, de odios, de enfrentamientos y confrontaciones inútiles y estériles que solo servía como siempre a un puñado que aprovechaba luego de la desgracia y el sufrimiento de miles de argentinos. No saben lo que significa poder hoy estar frente a ustedes con alegría, con amor celebrando estos 29 años de democracia y esta década ganada desde el 25 de mayo del año 2003. Cuando miraba antes de venir aquí las imágenes de esas caras de jóvenes, de ciudadanos y ciudadanas organizados o simplemente viniendo con su familia, con sus banderas, con sus familias, donde no escucha una sola palabra de odio ni agravio ni descalificación a nadie, donde solo se escucha "viva la patria" y "viva el pueblo", no saben lo que eso significa. Y además, el honor de estar acompañado por hombres y mujeres artistas, organizaciones de derechos humanos, nuestras Madres, nuestras Abuelas, artistas comprometidos. Yo siempre digo que ojalá siempre los que hubieran hecho llorar al pueblo, hubieran sido solo los artistas, hubiéramos tenido una historia mucho mejor. Pero la venimos cambiando, amigos, la venimos cambiando fuerte, compañeros y compañeras, argentinos y argentinas, venimos cambiando una historia de marchas y contramarchas. Veíamos recién en ese corto que marcaba los hitos de la democracia y este año hemos festejado los 100 años de la Ley Sáenz Peña, aquella ley que otorgó el sufragio universal y secreto, para los hombres, claro, para las mujeres tuvo que llegar Evita, pero bueno, 100 años de voto popular, pero solo 29 años de democracia, menos de un tercio de nuestra historia desde que los argentinos pueden votar lo hemos vivido en democracia. Lo festejamos igual, pero esto nos debe llevarnos a una reflexión importante a todos. ¿Qué pasó? Y ahí vemos la figura de Hipólito Yrigoyen, el primer presidente popular, democrático y nacional de nuestra historia. Vaya hoy nuestro homenaje a ese hombre y gran caudillo popular, revolucionario. A mí no me gusta hablar de la caída de Yrigoyen o de Perón, porque parece que hubieran salido de la Casa de Gobierno y se hubieran tropezado y se hubieran caído. No, fueron derrocamientos y destituciones las que tuvieron los gobiernos populares del presidente Perón y del presidente Yrigoyen. Tal vez, esa destitución, ese derrocamiento del presidente Yrigoyen marca y explica parte de lo que nos pasó. Esta plaza está llena de jóvenes, tal vez, muchos no lo recuerden pero cuando fue derrocado por un golpe militar Yrigoyen, la entonces Corte Suprema de Justicia de la Nación declaró legítimo y legal los golpes militares. Ahí se inició la etapa más negra de la historia argentina. No tengan dudas, muy pocos aprenden o recuerdan, pero fíjense que la historia no guarda ni nadie recuerda a esos oscuros personajes que inauguraron una etapa negra de nuestra historia, que luego se repetiría en 1955 y que luego se volvería a repetir un 24 de marzo de 1976, inaugurando, tal vez, la etapa más trágica de toda nuestra historia como Nación. Pero aquí estamos, a 29 años de democracia y a 9 años y medio de un gobierno que vino a ampliar derechos, que vino a garantizar que en la Argentina no hubiera más impunidad, que vino a reconstruir las viejas conquistas populares para nuestros trabajadores, luego de aquella caída, aquel derrumbe moral, estructural, institucional y político del año 2001. Yo quiero también hoy rendirle homenaje a él, como se lo rendí al presidente Alfonsín en vida en esta misma Casa Rosada, cuando puse el busto porque yo digo que a los hombres hay que honrarlos en la vida. A él que con apenas el 22 por ciento hizo cosas que si las hubiera dicho, nadie le hubiera creído. Alguien dijo alguna vez que si hubiera dicho las cosas pensaba hacer, no lo hubieran votado. Él si hubiera dicho las cosas que tenía en su cabeza, tal vez no lo hubieran querido. Por eso, él decía que la historia no se construye con las palabras ni discursos, sino por las acciones, los hechos concretos y las políticas que incluyen cambios y transformaciones. Y allí fue con ese 22 por ciento y con la promesa de no dejar sus convicciones en la puerta de la Casa de Gobierno. Y vaya que la cumplió, no solamente no dejó las convicciones, sino que además les entregó la vida a todos y cada uno de los argentinos, porque se negaba a descansar, se negaba a abandonar el trabajo, la militancia, la lucha permanente. Yo, los primeros meses estaba enojada con él porque me había abandonado, pero ahora siento que nunca me va a abandonar, porque está en cada uno de ustedes, en cada una de esas banderas que levantan miles y miles de jóvenes, en cada uno de esos artistas e intelectuales que nos acompañan, está presente en los miles y miles de latinoamericanos que cuando voy a sus países lo recuerdan con cariño y con afecto, con ese apenas 22 por ciento, descolgar cuadros, impulsar las leyes de la impunidad. También construir una nueva Corte de Justicia lo recuerda muy bien, lo recuerdo como si fuera hoy. Nos habían amenazado con volver a dolarizar la economía y estábamos en Olivos esperando que nos confirmaran que habían tomado esa decisión. Me acuerdo que llegó un ministro y nos comentó que se había entrevistado con un magistrado de la Corte y le había confirmado que estaba tomada la decisión de la dolarización. Y ahí nomás, sin pensarlo tomó la decisión de hablarle al pueblo y contarle lo que estaba pasando, porque el se debía por sobre todas las cosas en la voluntad y en el pueblo, porque son los únicos que nunca traicionan. Por eso, habló al pueblo y habló al Parlamento y tuvimos una nueva Corte. Y yo quiero reivindicar también para él que podría haber hecho lo que hicieron otros presidentes de la democracia, y que tenían el derecho a hacerlo porque lo establece la Constitución. No estoy criticando a nadie, pero él sabía y quería dar testimonio de que en realidad quería una Justicia independiente porque en la democracia se habían venido renovando los poderes como corresponde, se elige presidente cada 4 años, se eligen diputados cada 2, se eligen senadores cada 3. Pero él sabía que había que renovar profundamente ese poder que dictadura tras dictadura o gobierno tras gobierno seguían formando parte de algún sector que se cree privilegiado por sobre el resto de los ciudadanos o sobre el resto de los poderes. Por eso, tomó la decisión, profunda, comprometida, jugada como era él, de proponer un método para la selección de los magistrados que estuviera sometido a la opinión pública, pero además, lo más importante fue, que no llamó a ningún amigo, a ninguna de las personas que él propuso como miembro de la Corte era amigo o conocido. Por el contrario, e inclusive le dio lugar a algún opositor. Fue el único presidente de todas las democracias que hizo eso. Por eso, creo que es importante que hoy todos juntos valoricemos esta democracia y demandemos también mayor profundización en la democratización de los tres poderes del Estado. Es necesario que la independencia sea no sólo en el poder político, sino también del poder económico de las corporaciones. Es imprescindible, la gente siente que hay bolsones, que hay sectores que se siguen conduciendo con una lógica de no respeto a la voluntad popular. Y no lo digo únicamente por la Ley de Medios, lo digo también por esos ciudadanos, esas ciudadanas que por allí ven que magistrados o jueces sin responsabilidad, dejan en libertad a personas que vuelven a delinquir, a matar, o a violar. La gente está cansada de todo eso, quiere realmente una Justicia que sirva al pueblo, que sienta que allí están sus responsabilidades, que sea menos corporativa. Siempre se nos exige a nosotros los políticos, seamos del Poder Ejecutivo o del Poder Legislativo, comportamientos o conductas que deben tener decoro, ciudadanos de decoro democrático. Nosotros también exigimos para todos los poderes del Estado la misma conducta y comportamiento de decoro republicano, independencia y respeto a la voluntad popular, a la voluntad del Parlamento. Porque si no se tiene respeto a la voluntad del Parlamento donde está representada la esencia de la democracia, en esa Cámara de Diputados donde se representa al pueblo, en esa Cámara de Senadores donde están representadas las 23 provincias argentinas y la Ciudad Autónoma de Buenos Aires, si no se respetan las leyes que legalmente emanan de allí, de qué democracia estamos hablando. Yo quiero una democracia plena y profunda comprometida, sin privilegios. Porque los sectores minoritarios, y estoy hablando de las minorías políticas, no estoy hablando de las minorías culturales, estoy hablando de ese poder económico minoritario, ultraminoritario y concentrado, que en una etapa se sirvieron de los militares. Por eso tenemos solamente 29 años de democracia, porque vamos a decirlo con todas la letras: no eran golpes militares, eran golpes cívico-militares. Hay que decirlo de una buena vez por todas. Esto no significa exculpar a quienes cometieron atrocidades, pero significa también que esas Fuerzas Armadas tomen conciencia de cómo fueron utilizadas por grupos minoritarios para luego lavarse las manos. Es importante esta comprensión de la historia para no equivocarnos y también superar antinomias y divisiones. Luego, el otro día cuando veía la película de él, cuando hablaba, creo que entre un grupo de intelectuales de Carta Abierta, y hablaba de que primero tenían los fierros, los fierros de los tanques, de las Fuerzas Armadas y cuando esto se acabó, tenían los fierros mediáticos, creo que utilizaron esa palabra, se refería precisamente al hecho que había y lo escuchábamos recién al presidente Alfonsín, víctima también de esos fierros mediáticos, víctima también de esos intentos de golpe militar donde el peronismo estuvo al lado de él como debía estarlo, porque sabíamos que éramos las principales víctimas. Era común escuchar que con 4 tapas de un determinado diario se tumbaban los gobiernos. Eso pasaba y era cierto, los políticos les tenían miedo, algunos todavía le temen. Les hemos demostrado también que este gobierno que empezó con el 22 por ciento de los votos, que en mi campaña del 2007 sufrimos durante el año o meses, los más feroces ataques mediáticos; pudimos ganar con el 46 por ciento y les volvimos a demostrar en el año 2011, después de 8 años y medio de gobierno y de 365 tapas de diario en contra, que teníamos también nuestro proyecto de gobierno, la voluntad popular. Fuimos creciendo porque fueron creciendo nuestras políticas, porque no tuvimos miedo, porque sabemos que los desafíos de construir la democracia se hace todos los días. No fueron los únicos intentos. Yo me voy a permitir agregar que cuando a algunos les fallan los fierros mediáticos intentan construir fierros judiciales para poder tumbar a cualquier gobierno. Sé que hay alguien que anda diciendo por ahí de que con 4 fallos se cae el gobierno. Yo quiero decirles a todos, a todos los argentinos, con las cosas que nos han tocado vivir a todos en estos años, lo que nos ha tocado vivir a nuestra fuerza político, nuestro proyecto político, lo que me ha tocado vivir en términos personales, yo quiero darle certeza al pueblo argentino que nosotros somos como la cigarra, no la de la fábula de Esopo, porque no somos una fábula y porque además no somos una cigarra haragana, trabajamos todos los días todos los días. Nosotros somos como la cigarra de María Elena Walsh, esa que la mataron mil veces y mil veces sobrevivimos y nos levantamos de nuestras propias cenizas como lo hizo el pueblo argentino una y mil veces más, apoyados en nuestras convicciones, apoyados en nuestras realizaciones. Por eso, porque somos como esa cigarra, que mil veces la mataron y mil veces renació y que como ella no insultamos ni agraviamos ni descalificamos, cantamos con alegría y con amor a la vida y a las realizaciones. Por eso estamos en este día festejando la diversidad, la pluralidad, la democracia, con la certeza que en estas convicciones, que él nos dejó en la Casa de Gobierno, que también eran las convicciones de una generación diezmada, que fue la que debió haber ocupado ese lugar en la historia, son las convicciones que nos han hecho fuertes, son las convicciones que nos han permitido generar millones de puestos de trabajo, las convicciones que nos permitieron duplicar la clase media, las convicciones que nos permitieron volver a levantar las convenciones colectivas de trabajo para los millones y millones de trabajadores, las convicciones que nos permitieron finalmente que estas mujeres, que esperaron más de 20 años, tengan justicia. ¡Cómo no vamos a esperar nosotros unos días o unos meses si ellas esperaron por sus hijos años en demanda de justicia, de memoria y de verdad! Ellas son el ejemplo y nosotros, todos nosotros, no sólo los que conformamos esta fuerza política, este proyecto político. Yo invito a todos los argentinos, no a que piensen como piensan ellas o como pienso yo, sino a que tengan el mismo comportamiento y la misma conducta, que es otra cosa, porque las ideas no se pueden defender con insultos, agravios, descalificaciones, prepotencia o presionando, al contrario, si las convicciones son verdaderas, si son profundas, si responden a los intereses populares, tenemos que tener la inteligencia, la serenidad, la perseverancia y saber que vamos a tener y seguir teniendo una y mil provocaciones. Quiero que sepan los 40 millones de argentinos que esta Presidenta tiene una inmensa responsabilidad, la de llevar a buen puerto este barco que es la Argentina, este barco que lo hundieron en el 2001, que reconstruimos pedazo a pedazo, que es atacado desde afuera por algunos griessas y de adentro también por otros griessas y otras compañías, pero quiero que tengan la certeza, como lo hago todos los días, donde me tengo que ocupar de que las cosas sigan en la buena marcha, es muy difícil ser presidenta de un país, de cualquier país, pero yo les aseguro, luego de recorrer muchos lugares que ser presidenta de la República Argentina cuesta un poquitito más que en otras partes. No tengan duda, yo tengo toda la fuerza que me dan ustedes, yo solo aflojo si ustedes aflojan. Por eso me voy a seguir ocupando de todos, atajando penales como atajo penales todos los días, goles en contra, penales, fauls, ¿así se dice? Fules, que te ponen la pata, que te dan un codazo, que se regocijan algunos...Es increíble leerlo y escucharlo en algunos medios o en letras de molde que se regocijen cuando un juez de un país extraño quiere frustrar uno de los mayores logros que ha tenido, no mi gobierno ni el de Néstor, sino la Argentina, si la deuda no es mía ni de él, es de los 40 millones de argentinos, que tuvimos que reestructurar. Es increíble que algunos se regocijen por ese hecho casi vandálico cometido contra nuestra Fragata Libertad, casi similar a que si hubieran tomado una embajada. ¡Cómo pueden ponerse del lado, ya ni siquiera del de afuera, sino en contra de los más elementales principios de justicia y de equidad! Podemos tener ideas diferentes, pero no les hemos hecho absolutamente nada; al contrario, muchos de ellos, esos núcleos concentrados que estaban fundidos casi, o no porque a lo mejor habían podido sacar su plata afuera, han seguido creciendo y ganando como nunca. Por eso cuando el otro día en Brasil, y para terminar, con mi querida compañera y amiga, la presidenta Dilma Rousseff..., se lo merece, un fuerte aplauso para esa mujer que sufrió en su juventud cárcel y tortura y hoy conduce con dignidad, capacidad y orgullo una de las primeras economías del mundo y es nuestro principal socio en esta política de Estado que es el MERCOSUR. Antes de ir a entrevistarme con ella leía un resumen de las noticias de los diarios del día viernes que, por supuesto, obviamente, yo estaba en Brasil no había leído, y leía que un juez, no importa el apellido, decía que la Asignación Universal por Hijo estaba mal, que estaban mal las jubilaciones que habían entrado de aquellos que no habían podido totalizar los aportes, porque se perjudicaba a los jubilados. ¡Pero en qué país vive ese juez! Si hasta que llegamos nosotros nadie les había aumentado un mango a los jubilados durante décadas. ¿Dónde vivían, dónde viven, dónde estaban cuando las jubilaciones estaban congeladas, cuando había 25 por ciento de desempleo? ¿Dónde estaban cuando millones de viejos no podían jubilarse porque les habían robado los aportes que les habían descontado y no podían tener una jubilación? No estaban allí para defender los derechos de nadie, al contrario. Por eso quiero decirles que en realidad pareciera que las cosas fueron contra el gobierno o contra esta Presidenta, pero en realidad no es que vienen por este gobierno ni por esta Presidenta, son por las conquistas sociales, son por los 3 millones y medio de chicos con Asignación Universal por Hijo que ya no permite que sus padres sean explotados, que tienen que pagarles un mejor salario, en negro aunque sea, pero mejor salario. Dios nos libre de gente que piense de esa manera y Dios nos libre de hombres y mujeres que puedan firmar sentencias y que tengan estos pensamientos en la cabeza. ¡Pobres argentinos! Por eso les digo que es necesario profundizar esta democracia. Y también, desde esta plaza, quiero pedirle a Dios por un querido amigo y compañero que ayudó a la Argentina cuando nadie la ayudaba, que le tendió una mano generosa. Yo pido que todos le pidamos a Dios y el que no le pida a quien quiera, que le devuelva la salud al querido presidente Hugo Chávez de la República Bolivariana de Venezuela. Querido Hugo: acá estamos los argentinos de buena fe deseándote una pronta mejoría. Y pedirle también a Dios que me dé fuerzas, que me ayude, que nos ayude a todos a ser un poco mejores todos los días, que nos dé a todos serenidad, templanza, confianza en nosotros mismos, que no bajemos los brazos, que no nos desanimemos, que pensemos en él que se mantuvo erguido siempre, sin cálculos, sin pensar qué podía pasarle. Finalmente mis queridos compatriotas, una vez más lo que es imprescindible para tener no solamente 29 años de democracia, sino 100, 200 o 300, es la unidad popular, la unidad del pueblo, de los trabajadores, de los científicos, de los intelectuales, de los artistas, de los estudiantes, de los profesionales, de los agricultores, de los campesinos, de los productores, de los empresarios, esta unidad nacional imprescindible para seguir creciendo y pedirle a Dios que bendiga a todos ustedes, a nuestro pueblo y a nuestra Nación para seguir construyendo más democracia, más diversidad, más pluralidad, más derechos humanos, más derechos sociales, más Argentina, más patria porque una vez más lo decimos: hemos vuelto a tener patria, argentinos, algo que nos habían arrebatado y la hemos construido entre todos, con el esfuerzo de todos y de todas. Gracias y feliz Día de los Derechos Humanos y 29 aniversario de nuestra querida democracia argentina. ¡Qué Dios los bendiga a ustedes y a la República Argentina!

sábado, 8 de diciembre de 2012

LO QUE USTED NECESITARIA SABER PARA HACER POLITICA EN SERIO

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Primero y principal: ¡Suerte! Después, astucia, inteligencia, arrojo y corazón helado. Luego, agallas, capacidad y disposición para afrontar lo que fuere necesario, por ejemplo: abandonar la familia, invertir tus propios morlacos sin que te tiemble la mano hasta el último peso y tener la capacidad de traicionar al mejor de tus amigos si llegara a estar en juego tu destino. El que se quiera meter en política, tiene que “trabajar” las 24 horas en lo que se propone, no puede ser empleado, empresario, trabajador, ni nada que lo desvíe del objetivo propuesto. Tiene que aprender a mentir de manera profesional, es decir, no decir no, a nada que se le sugiera o pedido que se le haga, porque en la escalada hacia el Poder, hay que prometer mucho, engañar a mucha gente y comprometerse con muchas cosas. Hay que asumir, que ningún poder político se construye desde arriba, la política es más bien una fuerza telúrica que se inicia entre los más desposeídos y marginados sociales, que solo lo han de seguir, si ellos comprueban que lo que usted les promete y que les hace falta, usted se lo puede conseguir. No se olvide que el ser humano es muy egoísta, sobre todo el que ha sido castigado por la pobreza y debido a sus luchas y limitaciones vive en permanente zozobra y esperando que alguien llegue para salvarlo. Es a ellos, a los que usted con sus primeras mentiras ha de prometerles todas las soluciones posibles para que, primero, lo sigan y luego empiecen a creerle. Pero ahí es cuando aparecerán en su fuero interno las primeras confusiones que le trae esta misión de la política: ¡Es cuando usted también comienza a creer en sus propias mentiras! Curiosamente, y casi sin que pueda darse cuenta, esta gran farsa que día a día va inventado, es el motor que lo estimula a continuar en la adversidad que a cada paso se le ha de presentar. Es el momento de los sueños, en donde uno cree encarnar el Ideal, el instante de la inspiración, aquella mentira que uno mismo elabora y que hasta le hace olvidar su responsabilidad de padre, de esposo y de amigo. Va a lugares donde no hubiera ido nunca, abraza a gente que no hubiese abrazado nunca y promete cosas. que sabe que no va a poder cumplir nunca, pero curiosamente, lo hace de buena fe. ¿Increíble no?
¡Ese es el preciso momento, en que ha llegado a ser un político exitoso! 
Por lo tanto, la primera etapa está cumplida. Ahora llegan las ofertas, las propuestas, los que andan en busca de “punteros” en las bases, de acarreadores a los grandes actos y es el momento que ya empieza el diálogo con "los posicionados", es decir con los alcahuetes cercanos al poder de turno. Entran a realizarse las primeras transacciones espurias con “vueltos”, lo que se llamaría la parte sucia de la política criolla que nadie puede escapar, pues es necesario el financiamiento para movilizar gente y disponer de efectivo para gastos varios. ¡Ha llegado el momento de la representatividad, del “puesto para poder cumplirle a la gente” y la lucha se transforma, ahora es entre pares, entre “vivos” que también se sienten “llamados”. ¿Quién mueve más, quién acarrea más, quién llena más colectivos, quién tiene más banderas, quién pone más carteles, quién los hace más grandes? Se transita por el rin, por el cuadrilátero de la política, ya no están en juego los problemas de la gente, los que antes fueron ideales, los dolores de las madres que no pueden poner un plato de sopa caliente sobre la mesa, ahora es el momento de trepar, de pisar cabezas, de “tranzar y descalificar por traidor al compañero”. Hay que tener estómago para todo eso, y más si fuere necesario, con tal de llegar a asesor, a concejal, a diputado, a senador.
Estamos entrando de este modo en la “etapa brava” de la construcción política, en la de medirse con “los iguales” de la selva y es aquí en donde la mayoría se queda en el camino. ¿Por qué? Razones hay varias, pero siempre rondan alrededor de la inteligencia y de la capacidad de volar en las alturas, sin embargo, ¡eso no es lo más importante! Ahora, lo más importante es la Plata. Sin plata grande, no se avanza en ningún lugar del mundo en el campo político. Una campaña bien organizada para Presidente en Argentina, puede llegar a costar de 25 a 50 millones de dólares, de ahí para abajo, cada puesto de importancia de poder en el gobierno tiene un costo y un precio muy cotizado para ascender a él. ¿Desde dónde sale ese dinero? Y es aquí el lugar, donde muchos no entienden nada cuando intentar hablar de política, es el momento de articular, de negociar con los grandes poderes hegemónicos empresariales y además, llegar a "convencerlos", que si invierten, no han de ser afectados sus intereses. Esta parafernalia terrorífica que se “cocina entre bambalinas” la mayoría de la gente lo ignora y por ello no pueden llegar a explicarse la mayoría de las veces, lo que en la realidad sucede, cuando sucede. Un mundo sucio, compuesto por gente sucia, que hace cosas sucias.
Por todo ello, he querido explicar de manera muy superficial la estructura del Poder y la manera de cómo se llega a él. Quién lo vea o perciba de otra forma, (desde mi modesto punto de vista) es posible que no entienda, ni sepa nada de política, así que no vale la pena discutir con él. ¡No hay que perder el tiempo, no lo entenderá nunca y dirá que usted es un ignorante imbécil!
Ahora bien, voy a responder a muchos compañeros que de buena fe me invitan a participar, porque generosamente creen que pudiera ser útil y podría aportar algunas ideas. Con todo respeto les respondo: Un hombre de mi edad, por más sabiduría que creyere tener, no puede ser tan ingenuo de pensar que ahora, las cosas pudieran ser distintas o diferentes a lo que verdaderamente son, por lo tanto, creo que ya se me pasó el tiempo de querer subir al Aconcagua. ¡Si quieren, con mucho gusto, los acompaño hasta Mendoza, pero me quedo esperándolos en el hotel! ¿Entendido? 
 

Nestor Bellini :(ME LO MANDO CARLOS LUNA.)

domingo, 2 de diciembre de 2012

Fisonomía de Griesa




Por Horacio González *

Al juez Thomas Griesa le gusta fotografiarse. Es lógico, debe cumplir con una dimensión importante de la función pública, que es la publicidad de su figura, con la postura de una foto oficial. Hay fotos y fotos. La foto oficial es otra cosa. Se la prepara, la toman especialistas, debe hacer brillar la solemnidad y la gallardía del poder. Sin excesiva arrogancia y también sin falsos escrúpulos que parezcan un festejo de la informalidad. Pero veamos a Griesa: su fisonomía dice mucho... o lo dice todo. Es un rostro que pertenece a una cultura. Aunque no necesariamente agota todas las posibilidades de la cultura norteamericana. Basta comparar su foto con fotos de Faulkner, Kerouac, el mismo Henry Fonda. O si no, Marlon Brando. Claro, son actores o escritores. Pero en sus rostros está expresada una indeterminación, una apertura a la dificultad de la existencia. Pero en Griesa no. Solo hay determinación, un arquetipo que parece surgido de un comic. Algo que informa que estos rasgos sumarios de una fisonomía pueden albergar las formulaciones más demoledoras de una cultura jurídica.
Es un rostro enjuto, tomado por una ancianidad que casi es un mecanismo de voracidad y astucia. Al lado de la bandera norteamericana, toma tal envergadura arquetípica, que es en sí mismo un llamado imperial, una convocatoria belicosa con su martillo de madera reposando amenazador en el pupitre. Parecería la estampa misma de un encorvado dicterio, de un úkase patriarcal pronunciado desde lo alto y hacia el vacío. Un reposado mundo jerárquico se desprende su figura, como vieja concepción del mando imperial. En las fotos esto aparece como un resplandor subrepticio, pero notable.
Todos podemos verlo. En esa mirada levemente irónica desfilan como luminarias inertes las antiguas guerras de conquista. Vemos la expansión contra México, la guerra contra España para controlar Cuba, las acciones de todo el comienzo del siglo XX sobre Nicaragua, las intervenciones sobre el resto del planeta, las que podríamos considerar las más injustas, pues brotaban de cálculos geopolíticos y económicos de secretos gabinetes de intrusión. En esa mirada lejana, como ensoñada, en su vejez recalcitrante, podemos ver en Griesa –hombre de Kansas, de Harvard, del Sistema– también la brumosa figura de un Braden. Pero no veremos la de Humphrey Bogart. Sí la de un John Wayne. No la de un James Dean. La cultura norteamericana, tan compleja como es, con su propensión a grabar fuertes imágenes en la mirada de la humanidad, que supo llamar Nación a su enorme variedad cultural, queda confinada en ese rancio octogenario que convoca a la destrucción escribiendo actas judiciales que casi son órdenes misilísticas.
Cada una de sus fotos, con toga o sin toga, con bandera norteamericana o sin bandera norteamericana de fondo, con media sonrisa o gesto adusto de burlona rapacidad, en un balcón neoyorquino o rodeado de libros de leyes encuadernados –sí, le gusta fotografiarse– es un retrato condenatorio de la civilización que han creado los Estados Unidos de América. De su aspecto humanamente más fracasado. Ningún rastro aquí de la tradición del fiscal, del juez que juega su cargo en una denuncia, del sheriff valiente que no se doblega ante los sátrapas de turno. Es la gran tradición liberal norteamericana. Está en su cine, su literatura: Doce hombres en pugna; Casablanca; Los días del Cóndor; Shane, el desconocido; La jauría humana; JFK; A la hora señalada; Citizen Kane. En el cortejo cruento que pasa ante a mirada atemporal de Griesa, están los masacrados por tormentas en el desierto o en prisiones como Guantánamo. Sueña este hombre, que sale de las emisiones más lúgubres de las voluminosas fuerzas antidemocráticas de la sociedad norteamericana, que puede enfrentar sociedades más débiles desde lo alto de una cumbre judicial abstracta, con dictámenes escritos con garras, tan diferentes de las plumas que emplearon Jefferson o Luther King para escribir sus documentos. Sueña que abre sus alas y transfigura su despacho, queda su cuerpo hecho famosa ave funesta y restan solo sus ojitos entrecerrados, que picotean en los recuerdos de sus hazañas jurídicas bajo el tambor regimentado de la especulación financiera más oscura de la historia de la modernidad.
Gozosamente cadavérico, picoteando basurales de la historia, su imagen concita el repudio de los pueblos, por reasentar las formas intrincadamente más oscuras del capitalismo norteamericano. Esa mejilla hundida, ese mechón a veces peinado y a veces despeinado. Sin duda habita un sarcasmo ahí, un supremo placer de daño que no es diferente del que presidió los momentos más oscuros de la nación norteamericana. Quizá sea cariñoso con sus nietitos, pero en estas imágenes bate alas su condición depredadora. El pueblo norteamericano debe también saber verla, porque al hacerlo conocerá también qué es lo que debe ser alejado de su propio tejido moral e intelectual.
* Sociólogo, director de la Biblioteca Nacional.



martes, 20 de noviembre de 2012

 


La política es una de las expresiones más características del ser humano. La politología, como ciencia política, es decir, como estudio de la política, ha considerado desde hace tiempo que el hombre es un "animal político" (zoon politikon), Así lo concibió Aristóteles, un publicista, asesor de cabecera de Alejandro, un muchacho macedónico hijo de papi con ínfulas de grandeza que, llevado de sus prejuicios, y asesorado por sus generales, le hizo la guerra a Raimundo y todo el mundo. La historia oficial lo considera "grande", y lo ha erigido como un superhombre. ¿Se puede disentir de esta versión?
Clandestino no sólo cree que es posible, sino que está convencido de que es indispensable comenzar a desenmascarar los falsos ídolos del establecimiento hipócrita y falaz. La política no es esa actividad candorosa que procura el bien común. Los políticos no son esos seres angelicales perfumados de santidad, benevolencia y magnanimidad, que se desviven por hacer el bien sin mirar a quién. Creer esto último es demasiada ingenuidad.
Un animal político es un animal que usa su fuerza para ejercer dominación, porque la política es el ejercicio del poder, y el poder es la fuerza. Esto no es inmoral per-se. Simplemente, así es la naturaleza. Cualquiera animal, insecto, reptil, crustáceo, pez, ave, mamífero, defiende su espacio, controla sus recursos, busca su alimento, protege sus crías. ¿Por qué el hombre había de ser distinto?.    Hacer la guerra -esto lo aconsejan siempre todos los generales- produce  grandes dividendos. Lo primero es montar todo un discurso belicista, para lo cual son expertos los asesores políticos; lo segundo, anunciar con toda la solemnidad hollywoodense del caso que cualquier vecino pobretón es un archienemigo demasiado peligroso: que mira despectivamente con ojos rayados, que está armado hasta los dientes, que tiene armamento ultra sofisticado, que no demora en atacarnos sorpresivamente, que persigue someternos, que no respeta los acuerdos previos, que patatín, que patatán, y  bla, bla, bla.
Viene después la leva de tropas, la compra de armamentos de última generación, el establecimiento de alianzas militaristas con sus socios -igual de lacras, o quizá más canallas aún-, anuncios de supervisiones de chantaje internacional, manoseo de organismos multilaterales, operaciones relámpago, guerras cibernéticas,  transmisiones on-line, bendiciones pontificias, y toda la cínica y perversa teatralidad que nos han mostrado siempre, pero en especial desde que algún cowboy de barras y estrellas anunciara pérfidamente el establecimiento de un nuevo orden internacional.
La política es una cosa demasiado seria como para dejarla en manos de políticos animales, como los dirigentes de la mayoría de países actuales, potencias o no; antes tampoco fue distinto. Es que se necesita ser muy animal, una completa bestia, para desvivirse por apoderarse del poder ¿El poder para quée?
Obvio que para ejercerlo, para dominar, para someter, para imponer, para oprimir, para mandar, para vivir a cuerpo de rey (y de reina) del erario público, para no hacer nada y devengar gratis de por vida jugosos honorarios, para mentir, para sobornar, para engañar a propios y extraños, para defender los propios intereses, y los del grupo de sus íntimos, y los de su clase. Ese es el quid.
Comunidad, solidaridad, cooperación, convivencia, templanza, soberanía, independencia, libertad, justicia, paz, democracia, desarrollo, y otras virtudes teologales, son categorías filosóficas aptas para melifluos discursos en asambleas internacionales, y giras de gurús en trance de nirvana y virtuosos ascetas en éxtasis.
Un analista político del Siglo XIX consideró -con bastante propiedad- que la política es la expresión concentrada de la economía. Ësta es, básicamente, producción, distribución e intercambio de bienes, no por amor platónico (filantropía), ni  por hobby humanitario, ni por caridad evangélica, sino por interés: interés monetario, plusvalía, ganancia, riqueza, dinero, poder, gloria, egolatría. Y el poder es la fuerza. Y la fuerza son las armas. Y estas conducen a la guerra.
Un padre -o madre- de familia usa el poder biológico, psicológico y moral de su condición de persona mayor, de más experiencia, más conocimiento, más bienes propios, etc.; si no es suficiente, acude a otras fuerzas, para imponer, para castigar, para someter, para hacerse obedecer, para salvaguardar la moral, las costumbres, la tradición, los valores y el honor.
En la escuela el maestro asume un rol similar, a una escala mayor: ya no sólo defiende el pequeño territorio familiar sino el de su patria, el de su país, su sociedad, su cultura. Y en la iglesia el sacerdote o ministro tiene otro discurso más metafísico, y habla del espíritu, del cielo, de la otra vida,  de Dios, del perdón, de la gracia, de la salvación.  Y el jefe de la oficina, taller, fábrica, empresa, establecimiento -público, o privado-, defiende la propiedad fruto de su trabajo honrado, del sacrificio, de la dedicación, de la austeridad, de toda una vida dedicada al trabajo honrado.  Y  en los medios refuerzan esas imágenes mentales con toda la parafernalia de los publicistas y los presentadores de espectáculos circenses televisivos y cinematográficos.
Los trogloditas de la edad de las  cavernas, utilizaron, piedras y garrotes. Después, con la revolución del neolítico vino el desarrollo del arco y la flecha, el hacha, la espada y  la lanza. La civilización trajo aparejada la formación de ejércitos, con toda la estructura tecnológica -táctica y estratégica- que ello requiere. Desde entonces, hasta hoy, ha prevalecido la fuerza, y se ha hecho la guerra. Ese es el poder. Hasta santos (?) Padres de la Iglesia de Roma han tenido ejércitos y han hecho la guerra, como cualquier otro guerrero inmoral.
¿Hasta cuando ha de ser esto así? ¿Tendremos, los ciudadanos de a pie, el derecho a una segunda oportunidad? ¿O, estaremos condenados a padecer por siempre miles de años de esclavitud?. De Usted, y de mí, y de nosotros, junto con ellos, depende. O somos masoquistas y nos gusta que nos den por ... esta y por la otra mejilla, o decidimos ponernos de pie y luchar con honor y dignidad, y acabar con tanta perversidad, tanta corrupción e impunidad y tanta injusticia,  a que nos tienen sometidos los dueños actuales del poder.
Clandestino proclama: Ciudadano del mundo: sé tú mismo, sé libre. Ponte de pie, sal, únete y lucha. Todos juntos somos más. Nos esperan mejores días.
Animal político vs político animal.
"Como animal político  aborrezco al peor de los animales:  el político animal"
@faunoestepario







domingo, 18 de noviembre de 2012

La riqueza oculta de las familias top



    Sería fantástico que un gobierno pudiera movilizar aunque sea parte de los casi u$s 200.000 millones que, según las últimas cifras oficiales, los argentinos han sacado del sistema y ocultan en algún lugar. Con la mitad de ese capital, por ejemplo, se podría reforzar en un 20% la inversión total del país a lo largo de un lustro, agregando 20.000 millones por año. O una quinta parte del dinero fugado alcanzaría a financiar los u$s 37.000 millones que requiere y que tanto le v está costando juntar a Miguel Galuccio para el plan de inversión para YPF hasta el 2017. 

Para peor, la pérdida de crecimiento y de bienestar general que se escurre por ese agujero negro es mucho más grande, por la sencilla razón de que la riqueza oculta es considerablemente mayor. James Henry, un ex Mckinsey que ahora forma parte de la red Tax Justice Network (TJN) publicó hace muy poco una investigación titulada “The Price of Offshore Revisited”, que recalcula la riqueza oculta en más de cien países del mundo y ubica la astronómica cifra entre u$s 21 y 32 billones, de los cuales 399.100 millones corresponden a la Argentina, es decir el doble de lo que se creía. Si sirve como consuelo, Brasil tiene afuera del sistema 520.000 millones, México 417.500 millones, y Venezuela 406.000 millones. Henry aclara que su trabajo considera nada más que el capital financiero, es decir excluye la propiedad inmueble, los yates, aviones, obras de arte, joyas, etc. Una porción considerable de esos fondos (10% del total de la riqueza mundial que surge del último informe anual de Credit Suisse) está escondido en paraísos fiscales. 
El hallazgo de Henry inspiró un trabajo inmediato que elaboraron otros tres economistas de TJN: Nicholas Shaxson, John Christensen y Nick Mathiason. Titulado “Inequality: you don’t know the half of it (or why inequality is worse tan we thought)” (Desigualdad: usted sólo conoce la mitad de ella -o por qué la desigualdad es peor de lo que pensamos-) señala en las conclusiones la deducción obvia: si el grueso de la riqueza la ocultan los más ricos “la desigualdad económica es significativamente peor de lo que muestra cualquier medición que no considere ese elemento; y esa es una verdad válida probablemente para cualquier país y para el mundo en su conjunto”. 
El paper tiene algunos datos espeluznantes. Indica que mientras la mitad de la población mundial más pobre posee sólo el 1% de la riqueza total, el 10% top goza del 84%; y que en Estados Unidos la familia Walton (dueña de Walmart) tiene un patrimonio equivalente al 30% de la población más pobre.
El trabajo incluye un capítulo sobre la Argentina, donde se demuestra cómo la subdeclaración de los individuos de más altos ingresos disimula los niveles de desigualdad. Cita un estudio de Facundo Alvaredo que encontró que mientras de las declaraciones impositivas surge que 698 personas tuvieron un ingreso anual superior a u$s 1 millón y 26 contribuyentes por encima de 5 millones, en la encuesta que mide la distribución del ingreso las 160 personas que más ganan declararon entre u$s 500.000 y 1 millón. En ese capítulo se hace mención a el estudio “Impacto del Presupuesto sobre la equidad” de los economistas Jorge Gaggero y Darío Rossignolo, del Centro de Finanzas para el Desarrollo de la Argentina (Cefidar), que recalcularon el índice Gini tomando en cuenta el ocultamiento de los ingresos off shore, lo que elevó el índice (varía entre 0 y 1, extremos en que hay igualdad entre todos o uno sólo se lleva todo) de 0,46 a 048. 
Consultado para esta columna, Gaggero aclaró: “Ese cálculo se realizó sobre la base de que la riqueza off shore de residentes en Argentina es de u$s 173.000 millones, según los datos oficiales correspondientes a 2010, que se supone muy inferior a la real. Una hipótesis más certera acerca del nivel real de esa riqueza apoyada en el cálculo del componente financiero realizado por Henry del TJN de casi 400.000 millones, podría oscilar en un total de 500.000 millones. Si ese nivel de riqueza oculta de los argentinos más afortunados fuese confirmado por estudios más amplios que deberían realizarse para completar los hallazgos de TJN, no sería extraño que el coeficiente de Gini se elevase por encima del 0,52”. Gaggero adelantó que los expertos de TJN y el equipo que coordina en Cefidar acordaron realizar el año próximo un estudio conjunto para profundizar el tema tomando a la Argentina como caso piloto. 
Lo anterior obliga a corregir la columna de hace dos semanas sobre las mil familias top. Informaba que “Rocca, Pérez Companc, Bulgheroni, Eurnekian, Brito, Bagó, Werthein, Herrera de Noble, Elsztain, Costantini, De Narváez, Pescarmona, Eskenazi, Macri, Coto, Blaquier, Grobocopatel, López, Roemmers, Supervielle, Braun, Belocopitt, Sutton, Madanes, Sigman, Vila, Navajas Artaza, y otras 973 familias poseen el 2,49% del ingreso nacional. Equivalente a unos u$s 12.500 millones, con lo cual esas familias ganan por año un promedio de u$s 12,5 millones”.
Los datos surgían de una monumental base de datos denominada The World Top Incomes Database, elaborada con la información de las declaraciones impositivas por cuatro expertos en distribución del ingreso, los franceses Thomas Piketty y Emmanuel Saez, el inglés Tony Atkinson y el argentino citado arriba Facundo Alvaredo. Le preguntaron a Piketty si los hallazgos de James Henry sobre la riqueza oculta de las familias top significaba que sus cálculos sobre la porción del ingreso que reciben estaban subestimados, y respondió “sí, definitivamente”. 
Es decir que el 0,01% que constituyen las mil familias top se lleva más del 2,49% del ingreso, y en promedio más de u$s 12,5 millones por año. En esa lista seguro está el alguna vez prófugo Raúl Juan Pedro Moneta. A Cristina no le alcanza.
Marcelo Zlotogwiazda  - Periodista y economista

sábado, 17 de noviembre de 2012

Claroscuros y matices



 Compañeros, “avivados”, cómodos ingenuos y otros

"El mundo es demasiado peligroso para vivir, - no por las personas que hacen el mal, sino por la gente que se sienta y deja que suceda".
Albert Einstein (1879 - 1955) 
  1. Fiesta menemista
Todos conocemos oportunistas de toda laya, se meten en la política como si fuera una empresa y la usan para acumular bienes. Los hay en todos los partidos y espacios políticos. Muchas veces tienen, incluso, un discurso antipolítico. En jerga de entre casa (citando a una amiga  por esa estética de nuevos ricos a la que sucumben en general), los llamo "fiesta menemista". Suelen aprovecharse de quienes tienen verdadero compromiso con su militancia. Actúan como mercenarios, nunca son leales a una ideología o a un proyecto, ni a un liderazgo. Solo son leales al dinero y entienden la construcción de poder político no como la condición para transformar la sociedad, sino como un medio para enriquecerse.
En los 90 se pavoneaban como exhibicionistas, ahora intentan disimularse, pero son los mismos. Personas indiferentes al sufrimiento de sus prójimos, que solo piensan en su propio bienestar: nunca les alcanzan los bienes que tienen, jamás han sacrificado su tiempo ni sus recursos en ninguna tarea solidaria. A veces dan una limosna, que es una manera de reafirmar su posición de privilegio y poder. Se creen con derechos pero no con responsabilidades, detestan pagar impuestos y reclaman que hay corrupción mientras se benefician de ésta sin "ensuciarse".
2. Cómoda ingenuidad
Otros conciben a la Nación, a la república y a la sociedad de manera abstracta, no se interrogan acerca de la historia ni de las relaciones de poder. No quieren responsabilizarse por el conjunto, creen que pagando impuestos se hacen acreedores de todos los derechos ciudadanos por su sola pertenencia de clase. Se trata de sujetos que, pese a haber tenido todas las oportunidades de educarse como ciudadanos, persisten en una terca ignorancia.   
Mantienen posturas confortablemente ingenuas, como si el hecho de que otros la pasen mal o bien no tuviera relación con su situación. Aunque declaran no soportar la violencia (que siempre es de los otros) y se consideran a sí mismos moderados, sobrellevan sin que les quite el sueño la violencia lacerante de la injusticia social. Pronuncian frases del tipo “igualar para abajo”, ¡cómo si fuera posible distribuir la riqueza de algún otro modo que no sea afectando intereses! Parecen habitar un mundo de puras certezas y algunos, incluso, hablan cual si estuvieran imbuidos de una superioridad moral: acusan, señalan, juzgan pero rara vez se miran en el amargo pero revelador espejo de la autocrítica.
3. Discutidores
También conozco gente y tengo amigos que no soportan a este Gobierno que yo, en cambio, siento mío y admiro, (aun cuando reconozco mis diferencias con algunas políticas). Si son discutidores como yo, discutimos. La reconozco como gente que piensa distinto a mí en muchas cosas, pero no por eso deja de ser valiosa, capaz, comprometida, responsable, jugada. A veces, al calor de las discusiones, nos vamos de mambo, ellos, o yo. Y reculamos un poco porque nos queremos, nos respetamos, nos sabemos buena leche y  no queremos que los desacuerdos políticos puntuales nos separen en otros aspectos. A la hora de los bifes, estaremos del mismo lado probablemente.

4. Compañeros
Y además, tengo compañeros/as que me enorgullecen, que nunca han hecho de la política un negocio, que están comprometidos con sus ideas (que son las mías también), que siempre, aún en distintos contextos y ámbitos, han actuado solidariamente, se han involucrado con los otros, combatido la injusticia social, sacrificado energías, tiempo, recursos materiales, para ayudar a quienes más lo necesitan.
Compañeros que saben que el solo hecho de poder comprar dólares, o viajar, pone al desnudo la injusticia del sistema y nos compromete a trabajar para modificarlo, incluso si eso implica renunciar a algunos privilegios con los cuales nos favoreció la fortuna.

5. Los míos
Con muchos de estos últimos nos sabemos contenidos en el proyecto que conduce Cristina. Lo sentimos cuando eso significaba quedarse muy solo y aislado y lo sentimos cuando arrasó en las urnas en 2011. Por supuesto que debatimos, y a veces nos peleamos, y tenemos contradicciones, cobardías, oscuridades, matices. Nos reímos de nosotros mismos, y coincidimos a veces con compañeros que están en otros espacios,  analizamos, nos equivocamos y nos hacemos el aguante. 
6. Egoístas quejosos
Respeto a todos los que están dentro de los límites de una ética democrática. 
Sin embargo la palabra, el análisis, la queja, el reclamo de los ciudadanos que nunca han hecho algo por otros, que esperan que las soluciones lleguen siempre “de afuera”, que no se consideran responsables por el conjunto, que siempre priorizan su bienestar a cualquier precio y que solo se involucran en lo político cuando perciben que sus bienes o sus posibilidades de prosperar encuentran límites, para mí es palabra devaluada. Como la del conductor que protesta por el caos de tránsito mientras comete varias infracciones al día, como la del que evade impuestos a la vez que  reclama más educación y más salud, como la de los grandes chorros de este país que se quejan por la inseguridad jurídica.

17 de noviembre, día del Militante



El 17 de noviembre se conmemora la vuelta de Juan Domingo Perón al país. Fue en 1972, luego de casi 18 años de exilio, en medio de una dictadura militar debilitada y en la antesala de su tercera presidencia.


En 1972, el gobierno de facto del general Agustín Lanusse había perdido legitimidad y estaba totalmente debilitado, gracias a la creciente presión y participación popular en torno a una vuelta a la democracia. Es por ello que, con el llamado a elecciones presidenciales, la vuelta de Juan Domingo Perón, exiliado y proscripto desde 1955 luego de que fuera derrocado por un golpe militar, se convirtió en un acontecimiento histórico, sinónimo de la más férrea militancia, histórica y renovada por las nuevas generaciones, y del retorno del voto popular y democrático.

El anuncio de su vuelta fue el 7 de noviembre cuando Perón decía en una solicitada: “A pesar de mis años (tenía 77), un mandato interior de mi conciencia me impulsa a tomar la decisión de volver, con la mejor buena voluntad, sin rencores, que en mí no han sido habituales, y con la firme decisión de servir, si ello es posible”.

El 15 de noviembre, desde Roma, el general, preocupado por sus leales, enviaba un mensaje dirigido a todo el pueblo peronista: “Como en los viejos tiempos, quiero pedir a todos los compañeros de antes y de ahora, que dando el mejor ejemplo de cordura y madurez política, nos mantengamos todos dentro del mayor orden y tranquilidad. Mi misión es de paz y no de guerra”.

El 16 de noviembre, el gobierno de la dictadura de Lanusse, tomó medidas extremas rodeando el aeropuerto Ministro Pistarini (Ezeiza). Sin embargo, a pesar de los cordones de soldados, miles de personas se lanzaron a las calles bajo una fuerte llovizna para darle la bienvenida al líder.

El avión aterrizó el 17 de noviembre, a las 11.20 en Ezeiza. En DC-8 de Alitalia viajaban 154 hombres y mujeres, entre ellos, 22 presidentes provinciales del Partido Justicialista y del distrito capital, miembros retirados de las fuerzas armadas, de la Confederación General del Trabajo, las 62 organizaciones, empresarios, ex funcionarios y legisladores, científicos y artistas, que acompañaban al líder de los trabajadores en su regreso a la patria.

El general Perón fue retenido en el hotel de Ezeiza hasta la madrugada del día siguiente cuando decidieron liberarlo y pudo dirigirse a la casa de la calle Gaspar Campos, en Vicente López. Allí, comenzó a preparar al Partido Justicialista para las esperadas elecciones presidenciales del 11 de marzo de 1973. Permaneció en Buenos Aires 29 días y volvió a irse a España, de donde retornaría definitivamente el 20 de junio de 1973. Lo haría de la mano del presidente justicialista electo Héctor Cámpora, quien renunciará a su cargo para que Perón pudiera asumir, luego de elecciones abiertas, su tercera y última presidencia

“Hay que recordar aquellas históricas jornadas de la JP bajo el lema LUCHE Y VUELVE... también debemos recordar que la proscripción (desde el gobierno de la UCR del Pueblo), desaparición de personas (Felipe Vállese entre otros), la tortura (recordar el libro de Norma Morello), asesinato de militantes (Trelew, Williams Morris), terrorismo de estado (Plan Conintes) no fueron patrimonio de la dictadura del 76. La complacencia de algunos sectores civiles (y seudos democráticos) llevaron hasta darle un Ministro del Interior (ARTURO MOR ROIG) para darle una pátina de civilidad. Muchos hombres y mujeres de aquellas históricas luchas, hoy siguen con sus ideales para llevar adelante aquellos principios. Lamentablemente muchos que en aquellas épocas estaban en la vereda de enfrente, hoy están encaramados.... ”

martes, 13 de noviembre de 2012

Día del Pensamiento Nacional 13 de Noviembre – (Arturo Jauretche)


Nace en Lincoln un 13 de noviembre de 1901 (provincia de Buenos Aires), el ensayista, político y periodista Arturo Jauretche. Fundó con Raúl Scalabrini Ortiz, Gabriel del Mazo, Luis Dellepiane y otros el movimiento político “Forja”, de ideología radical separándose de los Alvearistas.
En homenaje al nacimiento de este escritor y pensador, el 13 de Noviembre se conmemora también el día del Pensamiento Nacional.
Hacia 1940 Jauretche rompió con Dellepiane y del Mazo, que se reincorporaron a la línea oficial de la UCR. FORJA se radicalizó así, dando lugar a elementos más nacionalistas. Raúl Scalabrini Ortiz, siempre próximo al ideario del movimiento, se afilió a él, formando junto con Jauretche la dupla dirigente.
Se apartaría nuevamente hacia 1943, dejando a Jauretche en solitario al frente. Su oposición al gobierno de Ramón Castillo fue vehemente; aunque se mostró escéptico ante las intenciones de los militares que lo derrocaran, su firme posición de neutralidad frente a la Segunda Guerra Mundial hizo que saludara al gobierno de Pedro Pablo Ramírez con simpatía, y cuando el Grupo de Oficiales Unidos derrocó a Ramírez a su vez por romper con el Eje Roma-Berlín-Tokio, se mostró próximo al ascendente coronel Juan Domingo Perón.
Aunque siempre crítico, adhirió al peronismo desde el 17 de octubre de 1945. Apoyado por Domingo Mercante, gobernador de la provincia de Buenos Aires, y próximo al programa económico de Miguel Miranda, que promovía un proyecto de industrialización acelerada fomentado por el estado, con la idea de emplear los excelentes réditos del modelo agroexportador durante la coyuntura de la guerra en Europa para transformar el perfil productivo del país, fue nombrado presidente del Banco de la Provincia de Buenos Aires en 1946, cargo que ocuparía hasta 1951.
En ese cargo, desarrolló una política crediticia generosa con los proyectos de industrialización. Cuando el enfrentamiento de Mercante con Perón, por la posición cada vez más concesiva de este último con algunos principios inicialmente sostenidos, culminó en la caída en desgracia de Mercante, Jauretche abandonó el cargo y se retiró a la vida privada
No volvería a aparecer públicamente hasta que en 1955 la Revolución Libertadora derrocara a Perón; exento en un primer momento de las persecuciones políticas por haber estado apartado del gobierno en los últimos años, fundó el periódico “El Líder” y el semanario “El ’45″ para defender lo que consideraba los 10 años de gobierno popular, criticando duramente la acción política, económica y social del régimen de facto.
La dureza de su oposición le valdría la persecución política y el exilio en Montevideo. Desde el extranjero publicaría en 1957 “Los profetas del odio”, un polémico estudio sobre las relaciones de clase en Argentina a partir del ascenso del peronismo.
El agotamiento de sus posibilidades políticas indujo a Jauretche a retomar la pluma; en la década del ’60 publicaría con frecuencia e intensidad, tanto en revistas y periódicos como en volúmenes de ensayo que resultarán grandes éxitos de público. En 1962 apareció “Forja y la Década Infame”, dos años más tarde “Filo, contrafilo y punta”, y en 1966 “El medio pelo en la sociedad argentina”, una punzante interpelación a la clase media que tiene inmediata repercusión. Su afinidad con la CGT de los Argentinos lo lleva a sumarse a la Comisión de Afirmación Nacional de la Central.
En 1968 publica su “Manual de zonceras argentinas”, un interesante listado de ideas que sobre su propio país generalmente tienen los argentinos. Éstas son introducidas en la conciencia de todos los ciudadanos desde la educación primaria y sostenida posteriormente por medio de la prensa. Frases como la sarmientina “El mal que aqueja a la Argentina es la extensión”, más la dicotomía “civilización o barbarie” (según Jauretche, la madre que las parió a todas las zonceras) y similares, según Jauretche, llevan a la limitación de las posibilidades de la Argentina de realizarse en forma autónoma.
“Lo que movilizó las masas hacia Perón no fue el resentimiento, fue la esperanza. Recuerde usted aquellas multitudes de octubre del ’45, dueñas de la ciudad durante dos días, que no rompieron una vidriera y cuyo mayor crimen fue lavarse los pies en la Plaza de Mayo, provocando la indignación de la señora de Oyuela, rodeada de artefactos sanitarios. Recuerde esas multitudes, aún en circunstancias trágicas y las recordará siempre cantando en coro —cosa absolutamente inusitada entre nosotros— y tan cantores todavía, que les han tenido que prohibir el canto por decreto-ley. No eran resentidos. Eran criollos alegres porque podían tirar las alpargatas para comprar zapatos y hasta libros, discos fonográficos, veranear, concurrir a los restaurantes, tener seguro el pan y el techo y asomar siquiera a formas de vida “occidentales” que hasta entonces les habían sido negadas”. Jauretche en “Los profetas del odio.”
En 1972 publica “De memoria. Pantalones cortos”. Era el primer tomo de una trilogía que debía rescatar los recuerdos de su vida y las enseñanzas políticas y nacionales que ésta la fue dejando. Este primer tomo, que reúne sus recuerdos de infancia en Lincoln, provincia de Buenos Aires, fue el único que publicó. La muerte le impidió publicar sus continuaciones.
Falleció en Buenos Aires el 25 de mayo de 1974.

domingo, 11 de noviembre de 2012

UNA NOTA QUE ENCONTRE.... PARA PENSARLO....( a través del cumpa Bellini)


El 8N fracasó. Fueron muchos, sí; pero naufragó en lo esencial: su objetivo. El 8N no será el punto de inflexión política y social que imaginaron sus organizadores. Convocada por dirigentes políticos, sindicales y sectoriales que no simpatizan con el Gobierno, una multitud llevó su reclamo-reproche-bronca-prejuicio-odio al Obelisco. Ocurrió, entonces, lo que suele ocurrir en un país normal: miles de personas expresaron su desagrado por las políticas del Gobierno en democracia y libertad. Ni más ni menos.
En un país que en el pasado se desangró en antinomias fratricidas, el dato debe ser celebrado como otro paso de madurez democrática. Resulta natural que las políticas de una gestión que se propuso extirpar tumores sociales y económicos del país choque con la resistencia de quienes ven amenazados sus privilegios. Esos sectores, sin embargo, suelen preferir las conspiraciones de salón a la rudeza de la calle. Para cubrir ese flanco se nutrieron, en esta oportunidad, de mentes rancias, retrógrados irrecuperables y el enojo circunstancial de vecinos que, sin tener ánimo destituyente, se vieron arrastrados hasta allí por una eficaz campaña político-mediática que supo explotar emociones como la sensación de inseguridad o la vulnerabilidad de los jubilados. Se sabe: los reclamos egoístas de las minorías más poderosas suelen camuflarse en proclamas políticamente correctas.
La estrategia empleada por los promotores de la manifestación fue similar a la que se utilizó durante la crisis campera del 2008. En esa oportunidad, terratenientes y productores millonarios estimularon a peones y pequeños productores que pusieron el cuerpo para resistir una modificación del sistema de retenciones. En complicidad con el sistema tradicional de medios –que pretendía asentar una advertencia a la Presidenta que acababa de asumir–, los sectores concentrados del campo pretendían ampliar su tajada en el negocio explotando la tradicional susceptibilidad de un sector proclive a la queja.
Con el combustible regado en las rutas, otros políticos y empresarios rapaces se sumaron a la estrategia de ahogar con el humo de los pastizales al gobierno neonato de CFK. Fue cuestión de soplar para que el humo llegara a Buenos Aires, caja de resonancia política de la Nación. El resto es historia conocida: parte de la clase política compró la idea de aleccionar al Gobierno de antemano, el vicepresidente Julio Cobos obtuvo cinco minutos de fama con su traición, el Gobierno perdió la elección de medio término y, dos años más tarde, Cristina fue relecta con el mayor caudal de votos cosechado por un candidato desde la recuperación de la democracia. Muchos de esos votos, claro, provinieron de los pueblos del interior chacarero donde cuatro años antes se había demonizado a los K.
La parábola de la crisis chacarera demuestra que, en tiempos de supremacía mediática, los políticos-empresarios-ciudadanos más incautos creen que eso que ven en la tele es la realidad. Pero como ocurrió con las nutridas marchas chacareras, el 8N exhibió apenas un recorte de la sociedad. Amplificado, como entonces, por el Grupo Clarín, que realizó una extensa cobertura que pretendió vestir de épica la exhibición de los sentimientos tumultuosos, dispersos y hasta contradictorios del sector que se manifestó. Porque además de oponerse a las políticas presidenciales, ¿qué otra cosa querían manifestar los miles que el jueves a la noche se movilizaron al Obelisco? ¿“Dólar libre”, como pedían las señoras bien que desfilaban modelos adquiridos en Miami? ¿“No ser Venezuela”, como exhibían dos rubias exuberantes en su cartel? ¿Que “se vaya la yegua”, como ladraban asistentes de elegante sport? ¿Eliminar la Asignación Universal por Hijo que propicia la fornicación especulativa, según el prejuicio ignorante de clase medieros tinellizados? ¿O abolir la Ley de Medios de la democracia, como sugerían carteles idénticos prolijamente esparcidos entre la muchedumbre?
La heterogénea integración de la convocatoria parió su fracaso: muchas de las consignas se contradecían, cuando no se anulaban, entre sí. Personas bien intencionadas con reclamos atendibles se mezclaron con golpistas, procesistas, ultramontanos, antisemitas, misóginos, conservadores y reaccionarios. Sólo una cosa unió a los que marcharon: ser anti K. Sólo eso, y una profusa campaña orquestada por el Grupo Clarín, que buscó transformar esa amalgama de planteos individuales en una coraza de sus negocios.
La manifestación, en términos retóricos y prácticos, estaba condenada desde el vamos, cuando se la convocó para que fuera lo que fue: un golpe de efecto, un espejismo que disimuló entre la muchedumbre cacerolera la penosa decadencia de sectores opositores convertidos en lobbistas del Grupo. Fue el oligopolio mediático, al fin y al cabo, quién llamó a manifestarse a través de sus medios y periodistas más relevantes, quien aportó las consignas –“seguridad, inflación, no a la re-re”–, quien ordenó que no hubiese banderas partidarias –en otro gesto de desprecio a la dirigencia política que codicia sus favores–, quien arengó a “perder el miedo” –impostando un incomprobado dispositivo persecutorio oficial– para nutrir los puntos de encuentro previstos a lo largo y ancho del país. Es Clarín, en definitiva, quien pretende –como sugirió su CEO, Héctor Magnetto– que “la gente reaccione” contra el Gobierno para proteger sus intereses corporativos.
El mandamás del Grupo se ilusionó con que una manifestación nutrida y bullanguera torcería un destino que ya fue escrito con fuerza de ley. Pero se equivocó. Por lo que se vio –y escuchó– en la marcha, nadie capitalizará –electoral, política y comercialmente– esa tumultuosa muestra de descontento. Ni la dirigencia opositora, que jugó a las escondidas durante la convocatoria, ni el oligopolio mediático que lo alumbró. El Gobierno, obligado a ratificar su liderazgo para atenuar la provocación, mantendrá el rumbo hacia el 7D (7 de diciembre), fecha en que caduca el plazo para que Clarín se adecue a la Ley de Servicios Audiovisuales. Pero el kirchnerismo cometería un error táctico si menosprecia el dato político que brotó de esa marea humana: Clarín –y sus socios menores, como La Nación– todavía poseen la capacidad de enrarecer el clima social.
No es la primera vez en la historia que el Grupo utiliza su poder de fuego para alentar –o desalentar, según sus acuerdos de turno– acciones políticas dirigidas a presionar a gobiernos democráticos. Lo advirtió Raúl Alfonsín en un histórico discurso en la Sociedad Rural, lo vivenció Carlos Menem cuando el Grupo decidió difundir los casos de corrupción que por años ocultó bajo la alfombra por un conveniente pacto de no agresión. También lo padeció Fernando de la Rúa, la Alianza, y la dirigencia política en general cuando el Grupo llamó al “voto bronca”, una operación que deslegitimó los resultados electorales de medio término de 2001 y que sirvió de antesala a la crisis que terminaría con De la Rúa huyendo del sillón presidencial. Néstor y Cristina Kirchner también supieron de lo que el Grupo puede ser capaz: la revuelta chacarera de 2008 no ocultó, como lo manifestó el ruralista Hugo Biolcati, sus intenciones destituyentes.
La influencia tóxica del multimedios llevó a que todos los gobiernos democráticos le cedieran más poder, ilusionados en que eso saciaría su sed de negocios. Se equivocaron una y otra vez. Alfonsín le cedió Radio Mitre, pero cayó en desgracia cuando se negó a transferirle el Canal 13. Menem, que le dio más radios, canales y hasta celdas satelitales, aceleró su decadencia política cuando le retaceó el acceso al mercado telefónico. Algo similar ocurrió con Kirchner, quien un día antes de concluir su mandato firmó la fusión de Cablevisión y Multicanal. Pero el Grupo quería más. Pretendía que el Gobierno le cediera una parte –o todo– el tendido de Telecom, lo que le hubiese permitido convertirse en el mayor proveedor de contenidos y distribuidor de telecomunicaciones del país. La reticencia K a propiciar semejante monstruo derivó en la rebelión destituyente de 2008.
La notoria capacidad de daño del Grupo Clarín tiene como contracara su baja eficacia a la hora de construir una opción electoral. Lo más cerca que estuvo fue en 2003, cuando promovió la candidatura de Ricardo López Murphy, un economista estrella del establishment que quedó a pocos puntos de disputar un ballottage. Consciente de sus limitaciones para inventar un líder convocante, Magnetto elucubró la marcha del 8N como una “gesta cívica y republicana” que le sirviera como muestra casi exclusiva de su poder. Por eso, desde las redes sociales –transmisores de la convocatoria– se difundió a repetición el pedido de asistir sin banderías partidarias. Incluso varias figuras políticas se plegaron a esa táctica, llamando a sus colegas a no asistir para “no contaminar” la marcha. Eso no implicó, claro, que fueran prescindentes de la convocatoria. Colgados de la estrategia del empresario, un enjambre de dirigentes opositores –desde el Pro hasta el FAP, pasando por la UCR y el PJ disidente– alentaron la manifestación con la esperanza de recoger voluntades en ese río revuelto, esperanzados con repetir la historia de 2008 con una aceptable performance en la próxima contienda electoral. Por lo visto y oído en la marcha, donde se multiplicaron las consignas antipolítica, ese sueño está lejos de fraguar.
Al margen de las pretensiones de los organizadores, el acto sirvió, en principio, para conocer mejor a los que se oponen al proyecto K. Para el Gobierno, es un dato valioso saber que entre la multitud se mezclaron seguidores de la defensora de genocidas Cecilia Pando, o que el filonazi Alejandro Biondini paseó su odio a metros del rabino Pro Sergio Bergman. En ese sentido, fue interesante la experiencia realizada por el programa 6, 7, 8 de la televisión pública, que les puso micrófono en vivo a los manifestantes. El reguero de lugares comunes, consignas huecas y prejuicios expuesto por muchos de los entrevistados explicó por qué TN, canal oficial de la marcha, sólo pusiera al aire reclamos previamente editados. La consigna obvia: evitar que la sinceridad brutal de los asistentes arruinara una puesta en escena tan cuidada.
El Gobierno obtuvo parte de su fortaleza política a partir de los contrastes. No hubiese sido posible avanzar en la ampliación de derechos sin enfrentar la ira de instituciones confesionales. Tampoco se habría revertido la impunidad del genocidio sin la decisión de afrontar la reacción de los cómplices civiles de la dictadura. Era natural que, con el tiempo, algunos de esos sectores se encontraran en un espacio común: la fobia a los K. La marcha del 8N demostró, pese a los temerarios presagios difundidos por sus promotores, que la democracia argentina se consolidó al punto de tolerar incluso las manifestaciones de los ciudadanos más intolerantes. Pero también se robusteció lo suficiente para establecer que serán las urnas, y no los espejismos mediáticos, las que definirán nuestro destino.

jueves, 8 de noviembre de 2012

8 N ; PLURINOMINALIDAD FEDERAL INCONCIENTE? , TILINGOS


Tilingos Arturo Jauretche

 (Revista Confirmado) Junio 1966

CONFIRMADO me propuso este tema. Pensé entonces que era la oportunidad para ofrecer una respuesta, entre las muchas que pueden articularse, a un interrogante que plantea José Luis deImaz en Los que mandan;  "¿Por qué, no obstante su peso económico, su rol en la modernización, y haber sido innovadores tecnológicos, los empresarios no pesan en la vida del país?”. O pesan al revés. Este es el caso de ciertos tipos de grupos económicos capitalistas, adscriptos a la política de la Sociedad Rural, ya consolidados dentro del viejo sistema agro importador ,que prefieren un mercado interno pobre en condiciones de monopolio a un mercado en crecimiento en condiciones de competencia, como los que apoyaron la política de contención del progreso en las Juntas Reguladoras de la Década Infame. Sólo que éstos sí saben lo que quieren. Pero no voy a hablar de economía, sino del tema propuesto; de la forma en que la tilinguearía impone sus pautas, y cómo ellas están perturbando el desarrollo de la inteligencia nacional y sus impulsoscreadores.Y ésta es cosa de que debe tomar cuenta también el político militante, si es que no sabe que el comité ha muerto definitivamente. Porque los estados de opinión, entre los cuales tiene importancia fundamental el slogan que surge de la cuestión de los status, pesan mucho más que una recluta que sólo vale para las elecciones internas. En el Espasa Calpe se lee tilingo: "Argentinismo: Insustancial, ligero, que habla muchas tonterías". Segovia, en su Diccionario de Argentinismo", expresa: "Dícese de la persona simple y ligera que suele hablar muchas tonterías”. Los paisanos, de un tipo así, dicen; "Hombre sin fundamento". Don Hipólito –desde luego, Yrigoyen es el Hipólito por antonomasia-decía "palangana". Supongo a esta expresión tradicional y fundada en la poca cosa y mucho ruido de la enlosada al caer retumbante. Usted lo conoce al tilingo. Y si no lo conoce, ahí lo tiene al lado, en esta mesa de un café céntrico donde se han sentado cuatro o cinco tipos con portafolios. Algún día habrá que escribir la historia del hombre del portafolio. Hubo la etapa de la posguerra con los "ingenieri" italianos recién llegados que escondían bajo el cuero -con una sugestión de planos y patentes de invención- el sándwich de milanesa del almuerzo. Ahora es posible que el portafolio contenga la cuarenta y cinco persuasiva, o la concluyente tartamuda portátil. Pero esos que están en la mesa de al lado sólo llevan allí sueños, proyectos, hipotéticas transacciones. Andan a la búsqueda de enganchar algo, intermediar en alguna operación cualquiera paragonar una comisión, y muchas veces intermediando entre intermediarios. Generalmente se ayudan con el teléfono de un amigo que tiene escritorio y al que han pedido permiso para que les "dejen dicho". Ese teléfono, la mesa del café y el portafolio constituyen su establecimiento comercial. Mientras llega "el asunto*', hablan de fútbol, de carreras, de política, de economía. Cuando tocan estos dos temas últimos, nunca faltará quien diga: “Lo que pasa es que los obreros no producen". Ahí está el tilingo. No se le ha ocurrido averiguar qué es lo que él produce y qué producen todos ellos, puntas sueltas, mallas erradas en la enorme red de intermediación que es Buenos Aires. Que un tipo que no produce diga, en una reunión de tipos que no producen, que no producen los únicos que producen algo, es tilinguearía. En esto de producir, tenemos muchos productores rurales por el estilo que creen que la condición de productor la dala propiedad de una estancia, unos breeches y unas botas de polo, que viven en la ciudad -"porque mi señora dice que hay que educar a los chicos"- y dan una vuelta por el campo cada quince días. Productores rurales son los que trabajan y producen en el campo, que pueden ser patrones o peones, pero no los que no intervienen en la producción sino como propietarios, y que son rentistas aunque no arrienden. Estos también son de los que dicen que los "obreros" no producen. Y ya no desde la posición marginal del tipo del portafolio, sino empinándose como "fuerza viva" sóbrela que descansa la economía del país. Inevitablemente, éstos y otros representantes de la tilinguería son los que, ante la menor dificultad, califican al país: "Este país . dem...", colocándose fuera del mistao a los efectos de la adjetivación. Y la verdad es que el país lo único que tiene de eso son ellos: los tilingos.

EL racismo es otra forma frecuente de la tilinguearía.

La tilinguearía racista no es de ahora y tiene la tradición histórica de todo el liberalismo. Su padre más conocido es Sarmiento, y ese racismo está contenido implícitamente en el pueril dilema de “civilización y barbarie". Todo lo respetable es del Norte de Europa, y lo intolerable, español o americano, mayormente si mestizo. De allí la imagen del mundo distribuido por la enseñanza y todos los medios de formación de la inteligencia que han manejado la superestructura cultural del país. Recuerdo que cuando cayó Frondizi, uno de esos tilingos racistas me dijo, en medio de su euforia:-¡Por fin cayó el italiano! Se quedó un poco perplejo cuando yo le contesté:-¡Sí!, lo volteó Poggi.Muchos estábamos enfrentados a Frondizi; pero es bueno que nonos confundan con estos otros que al margen de la realidad argentina, tan italiana en el presidente como en el general que lo volteó, sólo se guiaban por los esquemas de su tilinguearía. Ernesto Sábato, con buen humor, pero tal vez respirando por la herida, ha dicho en Sobre héroes y tumbas más o menos lo siguiente: "Más vale descender de un chanchero de Bayona llamado Vignau, que de un profesor de filosofía napolitano". La cítame chocó en mi trasfondo tilingo (fui a la misma escuela y leí la misma literatura) porque tengo una abuela bearnesa también Vignau, tal vez más que por lo de Bayona, por lo de chanchero (vuelvo a recordar que fui a la misma escuela, etcétera).La verdad que ni el presidente ni el general son italianos. Simplemente son argentinos de esta Argentina real que posliberales apuraron cortando las raíces. Pero la idea liberal o sarmientino no era ésa. Ella tenía, y tiene, una escala de valores raciales que se identifican por los apellidos cuando son extranjeros. Arriba están los nórdicos –con escandinavos, anglosajones y germánicos-; después siguen los franceses; y después los bearneses y los vascos; más abajo los españoles y los italianos, y al último, muy lejos, los turcos y los judíos. Cuando yo era chiquilín nunca oí nombrar a un inglés -que generalmente era irlandés, pero la diferencia era muy sutil para entonces- sin decir "Don", aunque estuviera "mamao hasta las patas". El francés, a veces, ligaba el Don; y en ocasiones, el vasco. Jamás el español, que era "gallego de...", lo mismo que el italiano "gringo de...". ¡Para qué hablar del turco y del ruso. ‘En La condición del extranjero en América, Sarmiento parece revisar sus tesis sobre la inmigración. Pero no nos engañemos: se sintió defraudado por la misma porque vino del Mediodía de Europa. Él hubiera querido una inmigración de arquetipos, y los arquetipos son los que estaban en lo alto de su escalera antiamericana y antiespañola. Afortunadamente fracasó, y eso es lo que nos ha salvado como nación. En algún lugar he recordado las palabras de Hornero Manzi cuando me dijo:-Lo que nos ha salvado es la actitud del italiano y el turco, que en lugar de proponerse como arquetipos, propusieron como tal al gaucho; así, en el ridículo del cocoliche se nacionalizaron en lugar de desnacionalizarnos. Sólo falta imaginar lo que hubiera ocurrido si las pampas y las aldeas se hubieran poblado de los ejemplares arquetipos deseados por ese racismo, con la actitud de obsecuencia de las generaciones liberales para todo lo foráneo. Ya se ha dicho que esa tilinguearía racista viene de lejos. Pero se acentúa cuando se producen cambios sociales. Entonces, la tilinguearía se exacerba en una peyorativa actitud racista. Pasó con el acceso al poder del radicalismo. Los tilingos de entonces cargaron el acento sobre los apellidos italianos de la nueva promoción política suscitada con el ascenso de la clase media: la pequeña burguesía inmigratoria y los doctores de primera napa nacional, La oposición conservadora adoptó un aire peyorativo que se tradujo en toda una literatura política, que fue del periódico -La Mañana y La Fronda, sucesivamente, fueron sus expresiones más calificadas- hasta el discurso parlamentario. Se jugaba, por ejemplo, con la equívoca significación de algunos apellidos; así, la triple fórmula Coulom-Coulin-Culacciatti, que integraba, con la igual finalidad peyorativa hacia los criollos desconocidos, don Julio del C. Moreno -un personaje riojano- completaba el ridículo en la imagen anal. Hasta cuando el apellido era patricio se lo modificaba para ponerlo a tono: así, padeciendo Yrigoyen de un posible mal de las vías urinarias, el doctor Meabe, su médico de cabecera, se convertía en el doctor Meabene para adecuarlo a la cita siguiente que era la de un correligionario de la 3a Don Plácido Meo.En realidad, para los que lo escribían no se trataba de otra cosa que de un recurso humorístico. Pero para el tilingo de entonces el fundamento más real, el que más invocaba, el que más jugaba, era ese de los "gringos", Y lo de "gringos" sólo jugaba para los descendientes de inmigrantes provenientes del Mediodía de Europa. No para los otros. Pasó mucha agua bajo los puentes, y vino otro movimiento multitudinario: el de 1945. Ya los gringos se habían incorporado ysu presencia política no lesionaba a la tilinguearía, no sé si es porque de las nuevas promociones ascendentes habían salido también promociones de tilingos. Sólo así puede explicarse que un hijo de italianos –Sammartino- haya hablado despectivamente delos "negros" al referirse al "aluvión zoológico", en una caracterización evidentemente racial y peyorativa, cuando aún estaba fresca la tinta que lo había calificado a él también peyorativamente. Que "el gringuito" de unos pocos años atrás se sienta vieja clase frente a los descendientes de los conquistadores en la confrontación de sus apellidos no revela simplemente que "el gringuito" se ha incorporado a la tilinguearía. Lo grave es que se ha frustrado como guarango. Y la guaranguería es la espontaneidad de las nuevas clases, de las promociones que irrumpen con cada ascenso de la sociedad, porque los dos grandes movimientos populares del siglo -el de 1914-16 y el de 1943-45- han sido la expresión de eso: de ascensos masivos. No corresponde aquí desentrañar las raíces económico-sociales de los dos hechos históricos; ni siquiera la coincidencia con las dos guerras mundiales que nos aislaron de los países arquetipos en una neutralidad intolerable para los tilingos, pero que dio las bases para una consolidación propia.
Usted puede hacer un fácil test. Yo lo he hecho.
Sé que un fulano se ha gastado 15 millones de pesos en un departamento de la Avenida del Libertador. Nos encontramos y le adivino la intención de informarme de su compra, como corresponde al guarango. Pero yo quiero saber si está frustrado como tal y lo madrugo diciéndole antes de que me dé la noticia:-Estoy muy afligido por un amigo que se ha gastado más de 10millones en un departamento de la Avenida del Libertador...-¿Y por qué se aflige? -me pregunta inquieto. Le contesto:-Y... porque la Avenida del Libertador no es "bien"...-Pero entonces..., ¿qué es "bien"? -pregunta desesperado.-"Bien" es de la plaza San Martín hasta la Recoleta, de Santa Fe al Bajo. Y dentro de ese radio. "bien", "muy bien", el codo aristocrático de Arroyo, como dice Mallea: Juncal, Guido, Parera...Le veo en la cara al hombre que está desesperado. Y entonces, loremato:-La Avenida del Libertador es como tener un leopardo de tapicería sobre el respaldo del asiento trasero del coche. El leopardo lo tiró a la vuelta. Del departamento no sé. Pienso que lo hecho es una crueldad, pero la investigación “científica" es así..., cruel como la vivisección. Yo quería saber si el hombre era un burgués con toda la barba o un tímido burguesito en camino de terminar en tilingo. El que es verdaderamente burgués sigue adelante, cumple su gusto, se realiza con la arrogancia del vencedor y compra en la Avenida del Libertador, precisamente porque es caro, porque acredita su victoria y la prestigia ante los burgueses. Si quiere barrio, compra; y si quiere apellido y mujer distinguida, compra también. Podría citar casos. Pero no se achica, se disminuye; no se acomoda a los esquemas y limitaciones de los tilingos. De aquí que mientras en Europa y en Estados Unidos un banquero un industrial miran a un ganadero como un "junta bosta", aquí el ganadero lo mira por arriba del hombro al empresario. Y el empresario, que quiere ser "bien", se ve obligado a comprar estancia, a tener cabaña –así sea de perros-, porque sólo por la Rural, y tal vez por el Kennel Club, puede lograr ascenso social que apetece. Lógicamente esta burguesía, desde que imita a la vieja clase, se somete a todas sus normas y, por consecuencia, también en política. Ese sometimiento y esa adhesión a las viejas clases -incongruente económicamente- no sólo se ejerce verticalmente. También horizontalmente, cuando contemplamos la geografía social del país.Así, los titulares de los intereses vitivinícolas de Cuyo y los tabacaleros, azucareros y fruticultores del Norte, que necesitan un mercado interno de alto poder de compra -es decir, que el Litoral desarrolle una política de alto nivel de vida-, están ligados políticamente a los conservadores del Litoral, gobernados por cabañeros e inverna dores cuya tendencia es producir a bajo costo en un mercado de poco poder adquisitivo para cumplir la función asignada en la división internacional del trabajo como abastecedores ultramarinos de las metrópolis. Esta incongruencias difícil de explicar, pero no son ajenos a ella el prestigio social del Litoral y la incapacidad burguesa de los del interior en los respectivos grupos patronales. Esta gente de Cuyo y del Norte es muchas veces portadora de apellidos españoles de abolengo arribeño, de mucho mayor cotización histórica que los abajeños del puerto. Pero queriendo asimilarse a la alta clase del puerto se han sometido a las normas políticas e ideológicas de los principales. De "bien" provincianos, quieren ser "bien" en la Capital. ¿Cómo extrañar entonces que los guarangos frustrados del Litoral se hagan tilingos, si la misma tilinguearía la padecen muchos aristocráticos descendientes de la Conquista por el Perú? La tilinguearía cotiza una marca de vino, un tabaco, un pomelo, o una palta, muy por debajo de un toro lleno de medallas. Se entra muy bien en la alta sociedad llevando de la rienda al toro, pero es difícil mostrando una botella de vino por lujosa que sea la etiqueta, por más sugestiones de chateau que evoque, tanto en la presentación como en la exquisita calidad del producto. A un cuarto de siglo de la entrada del país al capitalismo, debemos recordar que el capitalismo naciente en la Argentina fue ajeno en sus hombres al hecho histórico que lo provocaba, produciéndosela paradoja de que le correspondiese a la clase obrera abrir la etapa del desarrollo económico burgués. Más aún: la nueva burguesía sigue aún incapacitada para jugar su papel, y es precisamente porque en la medida que asciende, pierde conciencia de su propia realidad para hacer suya la imagen de importancia que le presenta el tilingo. Se queda en el "medio pelo “y, rechazando el triunfo burgués, se adecúa al remedo, a la imitación de la alta clase con la que cree tomar contacto cuando se acomoda a la imagen de alta sociedad que le brindan los desclasados.Hubo un tiempo en que los venidos a menos económica y socialmente se jactaban de ser un pequeño sector domiciliado en el "Palacio de los Patos" de la calle Ugarteche. Ahora se han multiplicado desde detrás de la Recoleta hasta San Fernando, a lo largo de las vías del Central Argentino. (Lo designo así porque la nueva nominación ferroviaria es completamente tilinga, aunque la hayan hecho los guarangos, lo que prueba que, en esta materia, todos tenemos tejado de vidrio.)Landrú ha identificado perfectamente los personajes describiendo en el "gordi" y el "mersa" la oposición tilinguearía-guaranguería. El botellero próspero, con su Valiant resplandeciente, es feliz echándole soda al vino de marca, ocupando las mesas de los restaurantes caros, hablando fuerte de lo que dijo-"su señora”, mientras "cena". Está en el camino de constituir una burguesía. Todavía no tiene conciencia de que constituye un sector de la sociedad correspondiente a una etapa de la economía, y no ha alcanzado a comprender la correspondencia de sus intereses personales con los intereses de su grupo. Hijo de sus aptitudes capitalistas -aunque muchas veces también más de la inflación que de su capacidad, o de equívocas actividades comerciales-, está en el camino de constituir una burguesía. Pero en el momento de definirse como burgués y adquirir la psicología correspondiente, nota el contraste de sus gustos y normas con lo que es "bien”. Desde que se ha mudado al barrio Norte, desde Gerli o Quilmes, y la "señora" ha olvidado la batea deslumbrada por la máquina de lavar, ha hecho nuevos contactos que le dan la idea de una meta social que tiene que alcanzar. Comienza él también a añorar la época en que "el servicio daba gusto" y en que el obrero -el “negro"- se mantenía "donde debe estar". Olvida de inmediato que es precisamente ese cambio el padre de su prosperidad y de su posibilidad de acceso a niveles más altos. Más aún. que el mantenimiento de ese cambio y su profundización es su única garantía. Quiere dejar de ser "mersa" y sólo logra ser "gordi". E inmediatamente tiene el complejo político del "gordi", a quien comienza a imitar. Y comienza a imitar a una imitación, tomando por modelo las malas copias. Porque la tilinguearía constituida por las "gordis" no es ni remotamente la alta clase a la que cree aproximarse .Desde la época en que los desclasados se refugiaban en la calleUgarteche, todo el "Norte" liminar se ha llenado de falsos desclasados. Se ha constituido un sector social entero que vive en la convención de que "todo tiempo pasado fue mejor" en aquella" Jauja" retrospectiva -"cuando la tía Leonor tenía Lando"-; de miles de familias que se aterran al recuerdo de un ascendiente que figuró algo en la segunda y la tercera línea de los amanuenses dela oligarquía, Descendientes de militares -un oficio generalmente despreciado por la alta clase-, de secretarios de juzgados, directores de oficinas, bancarios pueblerinos y hasta de conscriptos de Curu-malal, se han construido imaginativamente un pasado señoril que tratan de revivir en una vida forzada que absorbe casi todos sus recursos en gastos de representación.
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