Por STEVE
WALDMAN 23 de febrero de 2017
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CreditChristopher
Dilts/Bloomberg
El manifiesto del director ejecutivo de Facebook, Mark
Zuckerberg, acerca de la comunidad, el cual fue publicado la
semana pasada en Facebook, analizó acertadamente el estado del periodismo:
denunció el sensacionalismo y declaró que “una industria noticiosa fuerte
también es esencial para construir una comunidad informada”. Darle voz a la
gente, dijo, “no es suficiente si la gente no se dedica a revelar y analizar
nueva información”. Incluso señaló que “leer noticias locales se correlaciona
directamente con la participación cívica local”.
Desafortunadamente, su comunicado ignoró dos puntos
cruciales: el papel que Facebook y otras plataformas tecnológicas desempeñan a
la hora de dañar involuntariamente a los medios noticiosos locales, así como la
forma en que podrían salvar al periodismo, con un compromiso filantrópico
masivo.
Los medios noticiosos locales son débiles en parte porque
los modelos de negocio han colapsado. La razón principal es que, conforme el
gasto en publicidad cambió de la imprenta, la televisión y la radio al
internet, el dinero en buena medida no llegó a las organizaciones noticiosas
digitales. En cambio, llega cada vez más a Facebook y Google.
De los 59 mil millones de dólares que se invirtieron en toda
la publicidad digital de 2015 —a través de millones de
sitios web, por parte de millones de anunciantes— el 60 por ciento fue para
esas dos empresas. Y el porcentaje se eleva: la mayor parte del aumento en
publicidad digital en 2016 fue para ambas compañías. Un analista calculó que conforme las
ganancias de Facebook y Google mejoraron, las de “todos los demás”
disminuyeron.
Puesto que sus habilidades para hacer que la publicidad
llegue a su destino son tan efectivas, su poder con negocios locales no podrá
sino crecer. Cerca del 25 por ciento de la publicidad digital de Facebook
proviene de negocios locales, de acuerdo con Borrell Associates, una de las principales empresas
que analizan medios.
Para ser claros, Facebook y Google no están siendo
maliciosos. No es como la industria del tabaco, que conscientemente intenta
hacer que las personas sean adictas a un producto que los mata. Al contrario:
estas empresas se llevan la rebanada más grande del pastel porque los productos
publicitarios que ofrecen son muy buenos. Les están ahorrando cantidades
gigantescas de dinero a los negocios locales.
Pero solo porque el resultado no sea intencional no
significa que sea una fantasía: las redacciones se han visto diezmadas y el
resultado ha sido que los reportajes para rendición de cuentas básicos se han
reducido.
Algo rápido sobre otras dos grandes empresas: Verizon y
Apple. Si Verizon, que es propietaria de AOL, logra comprar Yahoo, la empresa
conjunta se convertiría en el tercer captador más grande de dólares provenientes
de publicidad digital, pues ganarían cerca del 10 por ciento.
El impacto de Apple es más directo. Su promoción de
tecnología antipublicidad erosionará todavía más los ingresos de las
organizaciones noticiosas. Además, el aumento en el consumo de noticias en
dispositivos móviles gracias a los teléfonos inteligentes en gran medida ha
terminado lastimando a las organizaciones noticiosas locales al facilitar el
ascenso de las redes sociales como principal plataforma de distribución de
noticias.
No estoy diciendo que las cosas buenas —la revolución móvil,
el bloqueo de publicidad invasiva, las mejores alternativas de mercadotecnia
para los pequeños negocios— no sean más importantes que las malas. Y las
organizaciones noticiosas locales definitivamente contribuyeron al problema con
su reacción lenta y a menudo poco creativa a la revolución digital. Sin
embargo, aún necesitamos aceptar que las “revoluciones” sí desestabilizan y a
veces parte de lo que se derriba es muy importante. Cuando eso sucede —y si no se
han materializados soluciones adecuadas y basadas en el mercado— la filantropía
debe intervenir también.
En los últimos diez años, más o menos, ha habido un pequeño
aumento en el apoyo filantrópico para el periodismo. Pero si se mira de cerca,
algunas cosas destacan.
Lo primero es que las cantidades son muy pequeñas. Las
fundaciones donaron 13,4 millones al periodismo de investigación en 2015 y
2016, de acuerdo con Media Impact Funders, una organización que rastrea el gasto
filantrópico en los medios. En cambio, los ingresos anuales de los periódicos
son por lo menos 1,6 mil millones de dólares menores de lo que eran en los años
ochenta.
Lo siguiente es que faltan los cuatro nombres más
importantes en la lista de 89 fundaciones que contribuyeron durante esos dos
años: las fundaciones conectadas a Facebook, Google, Verizon y Apple. La Tulsa
Community Foundation donó más para ayudar al periodismo de investigación que
esas cuatro empresas combinadas.
Si nos vamos más atrás, el patrón persiste: 374 fundaciones
donaron 145 millones de dólares para el periodismo de investigación de 2009 a
2016. En ese periodo, hubo una donación por parte de una de las cuatro grandes
empresas: 10.000 dólares en 2011 para Bronx News Network.
Lo que más necesita el periodismo ahora es dinero, y mucho,
para financiar a periodistas locales de tiempo completo.
Es pertinente recordar que esas empresas no han tenido
problemas financieros. En 2016, las cuatro acumularon un ingreso neto combinado
de 88 mil millones de dólares (19,4 para Google; 10,2 para Facebook; 13 para
Verizon, y 45 para Apple). En cambio, los ingresos netos combinados de The New
York Times, Gannett y McClatchy fueron de 41 millones de dólares.
De manera individual, los ejecutivos de estas empresas sin
duda han dado dinero para apoyar al periodismo, y las compañías tienen otras
iniciativas importantes a las cuales contribuir. Google, la empresa que más ha
ganado, estableció Google News Labs, que ha sido bien recibido, para ofrecer
“herramientas, información y programas” extraordinarios para ayudar al
periodismo, así como la “Digital News Initiative”, que ha invertido más de 40
millones de dólares en nuevos medios en Europa.
Facebook anunció hace poco el “Journalism Project“, mediante el cual se compromete a
trabajar con los medios en “nuevos formatos de narración”, y declara tener
“interés en explorar lo que podemos construir junto con nuestros socios para
apoyar a los medios noticiosos locales”. Estas son medidas genuinamente
positivas que podrían indicar un reconocimiento creciente de que necesitan ser
una gran parte de la solución.
No obstante, mientras que la capacitación, la tecnología y
la innovación son esenciales, lo que más necesita el periodismo ahora es
dinero, y mucho, para financiar a periodistas locales de tiempo completo. Lo
que estas empresas han donado hasta ahora es muy poco tomando en cuenta lo
adineradas que son, el daño que (involuntariamente) están haciendo y todas las
cosas buenas que podrían hacer.
Andrew Carnegie, un capitalista sin escrúpulos del siglo XIX,
repartió la mayor parte de su riqueza durante la última etapa de su vida. “La
riqueza excedente es un fondo sagrado que su poseedor debe administrar durante
toda su vida por el bien de la comunidad”, dijo. Carnegie construyó cerca de
3000 bibliotecas. Todo lo que Mark Zuckerberg, Larry Page, Sergei Brin y
Laurene Powell (viuda de Steve Jobs) deben hacer es financiar a 3000
periodistas.
Si los líderes de estas empresas contribuyen durante cinco
años a la causa con el equivalente de tan solo uno por ciento de sus ganancias,
el periodismo local estadounidense se transformaría durante el siglo siguiente.
La cifra sería de 4,4 mil millones de dólares, lo suficiente
para establecer un fondo
permanente para financiar el periodismo local. Eso produciría cerca de 200
millones de dólares al año en ingresos, más de 15 veces lo que actualmente se
gasta en filantropía para el periodismo de investigación, y lo suficiente para
unos 50 nuevos reporteros de investigación en cada estado, o para garantizar
las operaciones tecnológicas de la mayoría de las organizaciones noticiosas sin
fines de lucro.
Estas cuatro empresas (además de otras compañías digitales
que han tenido éxito económico) podrían aprender de Craig Newmark, el fundador
de Craigslist. En el ascenso de la web primitiva, el sitio de anuncios
clasificados redujo drásticamente los ingresos de anuncios clasificados de los
periódicos. Newmark defendió a Craigslist, pero también reconoció que, sin
importar la causa, el destino del periodismo es importante para la democracia
estadounidense. Así que ha donado millones de su dinero personal para financiar
proyectos periodísticos.
No hay duda de que la revolución digital —que se construyó
en gran medida gracias a estas cuatro empresas— ha hecho que informar sea mucho
más fácil para los periodistas que aún están en las salas de redacción locales.
Pero de manera urgente necesitamos a muchos más de esos periodistas.
Estas empresas están entre los beneficiarios más grandes de
la revolución digital que, entre otras cosas, ha provocado la crisis del
periodismo estadounidense. Es hora de que los revolucionarios resuelvan estos
problemas. Tienen el dinero, los conocimientos y la obligación de hacerlo.
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