Muchas veces hemos descripto cuál es el circuito del narcolavado y el lavado de dinero negro, el cual proviene de operaciones ilegales y son reinyectados en el mercado a través de “operaciones” que legalizan o blanquean la circulación de esos activos. Las iglesias evangélicas fueron blanco de estas maniobras, como los negocios inmobiliarios, el transporte, el negocio del turismo, los countries y los autopréstamos entre empresas de un mismo grupo.
Las autoridades contra el lavado de dinero en el mundo han puesto los ojos en las iglesias evangélicas, dado que estos templos, muchas veces esconden verdaderas ingeniería de lavados de dinero. Detrás de enormes y deslumbrante edificios se manejan fortunas que son ingresadas al circuito legal mediante “aportes” de empresarios o son recolectados como “colecta” de los fieles.
Este fenómeno que se ha popularizado en todo el país, fue blanco de una investigación del periodista Hugo Alconada Moon para La Nación, quien dijo que un alto ex funcionario de la UIF expresó “El pastor va al banco con dinero físico y dice que es la colecta de la semana. ¿Y cómo se sabe si es así? Lo depositan, luego lo transfieren a otro banco y lo invierten ya legalizado en cualquier otra cosa”.
De hecho Moon asegura que el Joaquín “El Capo” Guzmán, narcotraficante del Carteld e Sinaola, desplegó su producción en el norte de Argentina, utilizando algunas iglesias evangélicas, con complicidad de varios “pastores” cuyo nivel de vida era superior al de un encargado de distribuir la palabra de Dios.
Sin embargo, las fuentes concluyen que si bien el narcolavado se ha metido en el sistema religioso, como forma de utilizar los mecanismos blandos que poseen las iglesias para manejar sus capitales, el lavado de dinero de actividades ilícitas (coimas, sobreprecios, actividades extorsivos, retornos) está instalado en el país desde hace mucho tiempo y funciona desde hace tiempo dentro de los templos “solo basta investigar los nombres que hay detrás de cada “pastor” para darse cuenta de dónde proviene la “buenaventura” de algunas iglesias que lejos están de la humildad y mueven muchísimo dinero en sus cuentas interbancarias”, apreció un ex pastor hoy retirado de la actividad evangélica.
Precisamente en el diario Clarín de hoy informa sobre una denuncia interpuesta por un legislador brasilero, a Edir Macedo líder fundador de la Iglesia Universal de Dios en Brasil, que posee representaciones en Argentina, por haber recibido (entre 2003 y 2006) más de 2.295 millones de dólares bajo el carácter de “donaciones”, que luego era enviado a EEUU, a través de sus casas de cambio.
Negocios blancos con dinero sucio
En nuestro país los grandes baches en la legislación, permite y admite que se puedan crear cientos de empresas con directorios compartidos y se formen verdaderos canales de lavado que facilitan a determinados “empresarios” transformar importantes volúmenes de dinero cuya existencia no podrían justificar, en dinero de circulación legal que aparecen constituyendo inversiones diversificadas, pero cuyo origen es básicamente ilegal o “negro”.
La impunidad con que cuentan muchos de estos sujetos, en todos los casos asociados al Estado del cual consumen dineros públicos, hace que el circuito no se corte y en algún momento “los negocios sean legales”, sin embargo, estas estructuras no resistirían una investigación seria y profunda, que llegara a determinar puntualmente cuál fue el origen de los capitales que dieron inicio a operatorias de tales dimensiones en momentos en que el empresariado nacional, corre por la cornisa con sus inversiones de riesgo.
Tal como nos han referido Contadores Públicos a quienes hemos recurrido para ilustrarnos en el mecanismo de estas operatorias, “los caminos son muchos y variados, por eso en un país serio se adopta una estricta ley anti lavado, hecho que en Argentina aún estamos lejos de cumplirla”, señalaron.
Hay negocios que son más propicios que otros para lavar capitales de origen espurio. El juego, el transporte, el turismo y las inversiones inmobiliarias, medios de comunicación, figuran al tope de las actividades con mayor predilección entre quienes deben hacer aparecer dinero negro en el circuito legal “generalmente son negocios donde se mueve mucho dinero y su procedencia siempre puede ser justificada y difícilmente corroborada “in situ”, le señaló a esta Agencia un técnico en contabilidad de empresas.
Grades hoteles de lujo, por ejemplo, con tarifas establecidas en valores increíbles, suelen facturar por encima de su realidad operativa y en general, estas facturaciones, abarcan un circuito acotado a empresas que pertenecen a determinados grupos económicos y/o otros grupos que se “prestan” favores entre sí. De esta manera, los hoteles figuran con ocupación media-alta la mayor parte del tiempo, cuando en realidad, en la práctica, funcionan semi desiertos fuera de temporada o aún durante la misma, no se cobran las altísimas tarifas que se declaran. En general cuando pasa el boom de estos mega-negocios, terminan vendiéndose por menos de la mitad de su valor, solo que el objeto para el que fueron creados, ya salvó largamente lo invertido.
“Si uno observa estos “grupos” de empresas, hay un fuerte cruce de facturación entre ellas y en general son prósperas en un mercado deprimido. Suele llamar la atención que ciertos negocios persistan a pesar de que se hace evidente que el movimiento comercial “es mínimo”, nos explicó el Contador consultado. “Son en realidad, utilizados como pantallas y para ello se compra la sociedad a través de la reserva mayoritaria de acciones, cambiando el directorio, pero en la mayor parte de los casos, dejando la misma razón social y hasta en algunos casos las antiguo dueño en calidad de “Gerente” o “responsable”, lo cual hacia el público, el comercio no cambia sus apariencia”, le explicaron a OPI.
“El testaferro, como tal, desapareció. Esa antigua figura del tenedor de bienes que a veces se contra documentaba, dejó de existir hace mucho tiempo, porque era muy insegura para el lavador de activos. Hoy se conforman sociedades anónimas con directorios verdaderamente increíbles, donde figuran personas que no podrían manejar ni un kiosco. Si la justicia financiera realmente quiere hacer un trabajo en profundidad, en este aspecto, grandes “inversores” desaparecerían del mercado”, afirmaron.
Finalmente nos explicaron que otro de los puntos que los grandes grupos de lavado de dinero exigen de sus empleados es (paradójicamente) la “transparencia”. “Estas empresas están debidamente registradas, pagan impuestos, sus empleados (en general) están en blanco y al día y a los “gerentes” se les exige que no estén en el Veraz, que cumplan sus obligaciones tributarias y básicamente que no hagan ostentación de riqueza, aunque la tengan”, concluyó el profesional.
Junto con las Iglesias evangélicas, los técnicos advirtieron la proliferación de las “Fundaciones”, instituciones deportivas y “ONGs”, todas instituciones donde el dinero suele entrar por canales donativos y de aportes desgravables, que “generalmente” los grupos económicos complementan, al poseer, dentro de sus estructuras empresariales, casas de cambio o bancos regionales, que ayudan a derivar esos capitales al circuito “blanco”, estimando que entre un 30 y un 40% del dinero que ese inyecta en el mercado, se pierde en esa actividad de blanqueo. ..(..) OPI
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