La
pregunta Edgardo, ¿Cómo evalúas la etapa que estamos viviendo dada la
aceleración de los tiempos políticos, además que evidentemente Cristina, todos
los días. parece que corre, anda al galope y que el ritmo es demoledor?
Sí,
es un símbolo del nuevo tiempo, ¿no? La aceleración de la iniciativa política,
el debate de las ideas, las decisiones de Gobierno, las decisiones colectivas
del poder económico y de los sectores populares. Hay todo un proceso que ha
puesto blanco sobre negro sobre los intereses que se disputan en la sociedad
argentina. En ese camino, para mí, Cristina brilla, lejos, en todo sistema
político de la Argentina como la líder indiscutida del movimiento popular.
Cristina
sintetiza las mejores experiencias de los gobiernos populares que tuvo el país
y al mismo tiempo, expresa todos los movimientos de resistencia durante la
época del neoliberalismo. Y condensa en la Presidencia de la República y en su
militancia, una aceptación popular que ha trascendido las fronteras de nuestro
país y se ha extendido a toda América Latina.
En
ese escenario aparecen temas trascendentes que ella ha tomado y donde va
solidificando un modelo que inició Néstor en el 2003, donde deja claro una
idea: nosotros no venimos al Gobierno a representar los intereses de ninguna
corporación económica, si no que venimos a representar los intereses del pueblo
argentino. Y en esa definición, en ese rumbo que es toda una definición
política, Cristina…
-Es
el encuadramiento básico, digamos…
Claro,
ese es el vector. O es la flecha que va en el aire. La flecha que está lanzada,
que surca el pensamiento y las acciones del Gobierno y sobre eso, las medidas
de políticas públicas de la Presidenta, las últimas sobre todo, desde que se
inicia su segundo mandato. Tenemos la Ley de Tierra, evitando la
extranjerización y que abre la puerta la posibilidad de discutir uso y tenencia
de la tierra y la propiedad, el para qué de la tierra; la reforma al Banco
Central, que es una decisión que va al núcleo del corazón financiero.
Esta
propuesta de poner el ahorro nacional de los argentinos al servicio de la
producción y la creación de empleo, que es toda una discusión que hay alrededor
de las reservas, que no solo deben servir para proteger los ahorros de la
moneda si no también para potenciar obras que creen valor, producción, trabajo;
la decisión de la nacionalización de YPF, que no es solamente un tema
energético sino es resolver una crisis de desabastecimiento que creó Repsol y
que nos hizo perder miles de millones de dólares en la bolsa comercial. Y,
donde, más allá de importar combustible, esto enmarca un hecho cultural de
impacto, y que la YPF estatal fue la nave insignia de aquel país industrial del
pleno empleo que hizo el Peronismo del ’45 al ’55 y que los militares no
pudieron desarmar hasta el golpe cívico-militar del ’76 y que el menemismo desestructuró
definitivamente después.
Entonces,
más allá incluso del impacto económico que tiene esta medida, que es muy
importante, que nos va llenando de contenido, de ir poniendo ladrillo sobre
ladrillo para fundar y reestablecer el país industrial y de pleno empleo al que
aspiramos. Y sobre todo, de felicidad del pueblo argentino. Entonces, creo que
en ese camino, Cristina es hoy, lejos, la expresión más alta que ha tenido el
pueblo en la democracia argentina, en los últimos 50 años. Y este proceso es acompañado
por una gran movilización popular. No es solamente el control del aparato del
estado y la decisión de las políticas públicas, si no una apertura muy clara a
la conciencia del pueblo, a la participación y el protagonismo de los sectores
populares, al debate de ideas.
Hay
un debate de ideas que se inunda por todos lados, que no es sólo en la Cámara
de Diputados o Senadores sino que se ve en el movimiento sindical, en los
jóvenes, en las universidades, en las barriadas populares. Hay una sociedad que
ha ganado en ideología y politización y que toma en sus manos, adhiriendo a las
iniciativas de la Presidenta -y otros cuestionándola. Y ahí estamos, en el
entendimiento de discutir y confrontar ideas, propuestas, proyectos. Entonces,
eso nos envuelve a nosotros, nos hace mirar nuestra propia construcción y
asumir que tenemos que fortalecer la organización. Es una de las consignas que
ella siempre trabaja: unidad y organización. Algo que expresó en el acto de
Vélez y que corona un tiempo de mucho protagonismo y movilización popular. Y
que va bosquejando también los campos donde se define la pulseada. Por un lado,
la activa participación del pueblo, con Cristina, sosteniendo el proyecto y
enfrente las corporaciones de los sectores…
-Vos
estabas en el escenario, al lado de Cristina, y ¿cómo se veía la platea sin la
clase obrera, o lo que llamamos la clase obrera, organizada?
Sí,
había muchos trabajadores…
-Sí,
eso seguro. Pero digo la “orga”…
Bueno,
acá hay una discusión con el sindicalismo. Que no es una discusión con la clase
trabajadora sino con los dirigentes sindicales. La clase obrera estaba, porque
los movimientos sociales también expresamos a la clase trabajadora. Muchos
miles de jóvenes son trabajadores. Que estaban por La Cámpora o por los
movimientos juveniles, pero son trabajadores. Los movimientos sociales, los
partidos populares. Otros sectores sindicales: yo he visto columnas de ATE con
la foto de Germán Abdala. Entonces, hay una discusión con el sindicalismo. A mí
me parece que el sindicalismo hoy tiene una crisis muy profunda y lo digo, en
general. Nos incluimos en esa crisis, como CTA. No es que la crisis la tienen
los otros y nosotros no. Hay una crisis muy profunda. Algunos, por una crisis
de representación. La CTA tiene una fuertísima crisis de representación. La
división, el no poder tener una integralidad en la representación de los
sectores industriales; la crisis en las organizaciones barriales, que a veces
no pueden unificar de manera común los proyectos de desarrollo territorial.
Bueno,
todas son crisis que cruzan a la Central de Trabajadores de la Argentina, que
está en discusión y que esperemos que tenga una resolución para potenciar más
el debate sobre el rol de la clase trabajadora, el modelo sindical y cuáles son
las reivindicaciones principales que hay que asumir en esta etapa y cómo
acompañar este proceso. Creo que nosotros, en todo caso, como Central, somos
los que mejor preparados estamos y en mejores condiciones de ir transitando
este camino para que la clase trabajadora acompañe este proceso, se sienta
parte y también haga de soporte, a nivel de lo que hay que hacer en la
Argentina.
Por
otro lado, creo que la crisis en el moyanismo es una disputa de poder. Moyano,
digamos, lo que hace es por su reelección en la CGT. Creo que él sabe que tiene
minoría de congresales, sabe que pierde el Congreso Normalizador y está
dispuesto a vender cara su derrota. Y ¿cómo vende cara su derrota? Cuestionando
al Gobierno, siendo utilizado por los mismos que lo demonizaban. El grupo
Clarín y La Nación, que lo trataban hasta de asesino, y le hacían dibujitos
manchados con sangre o que inducían a los fiscales a que lo investiguen por la
basura y el caso Rovira… los mismos que le preparaban el desprestigio y lo
querían meter preso, ahora le dan aire a Moyano para tenerlo como un factor de
poder que cuestione el gobierno de Cristina Fernández de Kirchner, porque
evidentemente ante la ausencia de oposición del sistema político institucional,
de partidos, necesitan un poder como el que expresa el moyanismo, que enfrente
al Gobierno para que debilitarlo y generar conflicto social. Moyano es
conciente de esto y va a vender cara su derrota. Va a ir a una normalización de
la CGT donde no sabemos cómo termina. Yo creo que puede terminar a los tiros y
llevando a la profundización de una crisis del sindicalismo que recuperó
prestigio con Néstor Kirchner.
Porque
hay que hablar claro: Si no hubiese habido Néstor Kirchner el sindicalismo no
hubiese acompañado ni recuperado la centralidad política que le devolvió esa
decisión de Néstor, que era ir a una Argentina con trabajo. Una Argentina con
empleo y donde el convenio colectivo era un factor central para mejorar el
salario y las condiciones laborales de los trabajadores, donde hay un Estado garante
de derecho; donde la asignación universal por hijo protege a la mayoría de
nuestros hijos, de trabajadores; donde hemos incorporado a 3 millones de
compatriotas por fuera al sistema previsional, aunque no hayan aportado. Y
hemos universalizado las prestaciones previsionales. Eso fue lo que fortaleció
al movimiento de los trabajadores, aunque no lo haya podido capitalizar el
sindicalismo. El Gobierno es el que acumula, pero el movimiento sindical, al
acompañar en general toda estas medidas… porque los Gordos que jugaron con el
menemismo estaban borrados y a la expectativa de sostener lo que ellos tenían o
tuvieron como poder y acompañando sin un protagonismo ni a favor ni en contra.
En todo caso, esperando nuevas condiciones en las posibilidades políticas.
Pero
el moyanismo acompaña este proceso porque hubo una clase trabajadora que
acompañó al gobierno. Eso lo demuestra el nivel de votación, el último
mayoritariamente. Hoy, ante la decisión de Cristina de poner la centralidad en
los jóvenes, alentar constantemente el trasvasamiento generacional, la
refundación de las nuevas estructuras de representación popular, ante el auge
masivo de los movimientos sociales, también en la construcción cotidiana de
economía social y la revalorización que se hace del debate político y que es
tomado por millones de compatriotas, que va construyendo una identidad que
amplía a las estructuras que conocíamos en otras épocas, de aquello que veíamos
como el movimiento obrero orgánico, o el partido justicialista.
Ahora
se abren a otras expresiones del movimiento popular… me parece que el
moyanismo, al sentirse desplazado de las decisiones o de las consultas de las
políticas públicas, al haber perdido con la ausencia de Néstor Kirchner esa
locución privilegiada que tuvo, va en búsqueda de su lugar de poder y elige la
confrontación porque se ofrece a hacer una transición de Cristina Kirchner a
otra expresión política al interior del partido justicialista, al que vuelve a
darle la centralidad de la decisión. Lo de Moyano es una opción de poder. No es
una coyuntura, no es que no hay una planificación. Hay una estrategia que nos
podrá gustar más o menos, pero es un camino de desgaste a Cristina y de
trabajar al interior del partido Justicialista para refundar la nueva
estrategia de poder poniendo… Y no me sorprende …
Para
mí, la primer definición importante, de reconfiguración del mapa de poder en
Argentina, donde el sindicalismo es un capítulo que ha perdido centralidad,
pero que es importante, va a ser el Congreso Normalizador de la CGT. Y habrá
que ver si las expectativas de Moyano lo coronan en su secretaría general de
nuevo o hay otro nuevo secretario general. Ese es un debate que dará esa CGT y
que yo digo y puedo afirmar que si no se dan entre ellos mismos garantías de un
congreso que discute la construcción, sin trampas y sin maniobras espurias, eso
puede terminar mal. Sí, eso puede terminar mal. Por otra parte, los
trabajadores están alejados de todo eso. En general, digo. Para los
trabajadores poco significado les da o poco tienen de preocupación, digamos, no
es la preocupación de los trabajadores en general pero sí a Moyano o Caló.
Pero
la ve desde la tribuna o fuera de su preocupación primaria. Es más, ese
sindicalismo que levanta como bandera, como el problema de los trabajadores es
las obras sociales o el tema del mínimo no imponible, es más del aparato
sindical y su propia lógica de la representación de una clase trabajadora. La
preocupación de la clase obrera sigue siendo la posesión de trabajo, sigue
siendo fortalecer un Estado. Por eso para los trabajadores argentinos ha sido
tan importante este Gobierno: porque nos ha devuelto, no solo la dignidad del
trabajo, sino porque empieza a modelar un Estado protector de los derechos de
los trabajadores argentinos. Por eso la estatización de YPF es tan importante
como la asignación por hijo, la discusión en la paritaria, o recuperar el
proceso del costo de trabajo, o como nuestra unidad continental en América
Latina; o es tan importante como los tres millones de compatriotas que hoy están
en el sistema previsional. Porque es parte del mismo proceso histórico. SI
decimos que Néstor y Cristina expresan lo mejor de las experiencias de
gobiernos populares y también expresan la resistencia del pueblo ante el
neoliberalismo, es porque estamos construyendo un movimiento político, social,
sindical, de nuevo tipo, que también se hace cargo de esas tradiciones y lo
proyecta para …
-Es
evidente que Cristina se apoya en el pasado, pero no está mirando en el pasado…
No es que va hacia los jóvenes nada más, si no que busca. Cuando habló de una
YPF eficiente, y pone un especialista ahí, Está marcando también un territorio
de hacia dónde. Parecería que ella tiene claro… Después rastrea lo hecho, está
Tecnópolis, se ve la preocupación por modernizar, como el centro de tecnología
que ya están trabajando especialista, es donde se busca realmente la
industrialización pero en la etapa nueva…
Estamos
saliendo de ser el país agrícola-ganadero exportador de materias primas. País
que el neoliberalismo, ya con la dictadura, le agregó petróleo y minería. Acá
hay que tener memoria: Argentina ya era una colonia. Es más, organismos como el
Fondo Monetario Internacional hablaron y salieron en todos los diarios de poner
a un técnico del FMI como presidente del Banco Central. Esto pasó hace poco,
pasó en los 90. Cavallo dijo que las provincias eran económicamente inviables.
Dijo
“la Patagonia es para territorio nacional, para el petróleo y el gas, para
mandar afuera. Dijo que toda la zona Corrientes, Chaco, Formosa, norte de Santa
Fe y Entre Ríos miren a San Paulo porque va a ser la capital industrial así que
todas las élites económicas y de todas esas provincias, intégrense con San
Pablo para que toda la producción salga para Brasil y que se articulen las
industrias para proveer de autopartes o piezas industriales al desarrollo
industrial brasilero. A Cuyo le dijo que Mendoza, La Rioja y San Juan que
articularan con Chile la salida de toda su producción primaria por el Pacífico
para el ALCA, los Estados Unidos y Canadá. Y al NOA le dijo Bolivia va a hacer
narcotráfico, ustedes van a ser mano de obra barata, esclava y van a proveer
mano de obra al conurbano bonaerense para el desarrollo de la agroindustria que
se va a asentar sobre la Pampa Húmeda. Y cárceles, represión y bolsas de comida
para los que se caigan del sistema. Eso fue el neoliberalismo.
-No
fue hace tanto.
Eso
era los 100 pibes que se morían por día de hambre. Eso fue ese proyecto. Eso
fue 40% de la población desocupada. No el 20%. Cuando íbamos por Solano, que estábamos
convocando a la Marcha Federal, íbamos por Solano, Varela, Matanza, ahí estaba
el 50 % de la clase desocupada. Ese fue el modelo neoliberal: Y eso es lo que
estamos desarmando y armando este país industrial. Donde el desarrollo de la
mecánica, de la industrialización en el agro, en herramientas, máquinas,
tractores, cosechadoras en el campo. Estamos avanzando con el desarrollo de la
energía, no solamente el petróleo. El Yacimiento de Río Turbio, el carbón,
cuánto tuvimos que pelear para integrarlo en la política energética nacional.
Ahora, que tenemos que ir fuerte en el desarrollo de la industria naval o la
ferroviaria. Son las reformas estructurales y el desarrollo de la industria
pesada. El desarrollo de la ciencia y la tecnología ha sido extraordinario:
estamos ganando licitaciones internacionales a los ingleses y a los franceses
con reactores nucleares. En todo el instrumental de medicina que estamos
avanzando.
Sí.
Estamos desarmando aquel país y lo hacemos sobre la base del desarrollo del
mercado interno. No lo hacemos pensando en el país exportador, sino que la
producción satisfaga la necesidad de la población. Por eso aumentamos los
salarios, promovemos los salarios y protegemos el empleo. Por eso integramos al
sistema previsional. Porque necesitamos un poderoso mercado interno. Y lo
estamos haciendo con los países de América Latina, que es una cosa
extraordinaria. Lo que estamos haciendo con Venezuela: discutimos un proceso de
integración regional en términos energéticos complementarios, no de disputa de
mercado. Nosotros preparamos alimento, ellos nos dan energía. Con Bolivia, le
hemos recuperado la centralidad en el tema del gas y le estamos reconociendo
los valores del precio de su producto, aumentándolo casi al 1000%. Y estamos
integrándonos en términos gasíferos.
Estamos
levantando una malla de protección con la CELAC y la UNASUR ante la crisis
mundial. Crisis donde hoy ofrecen ingresar cualquier producto a precio
subsidiado, y nosotros tenemos que proteger nuestra economía, porque la sobreproducción
de oferta de bienes y servicios que hoy no consumen en Europa y Estado Unidos,
consecuencia de la recesión, la desocupación y la crisis, las empresas los
ofrecen en América Latina, subsidiando sus producciones. Y nosotros estamos
protegiendo el ingreso de esas mercancías porque si ingresan, quiebran nuestras
industrias. O estamos eludiendo la toma de préstamos a nivel internacional
porque hay oferta de dinero en el mundo, porque hay crisis financiera, por
ausencia de tomadores de créditos. Y nosotros, con nuestras reservas y nuestros
recursos, que no ingresen capitales que son golondrinas para hacer temblar o
caer el precio de nuestra moneda. Entonces, es extraordinario el proceso.
Insisto.
Por eso el movimiento sindical está tan en crisis y tan pensando en sí mismo y
en sus estructuras de poder, que es de lo más conservadora de todas las formas
de representación que hoy tiene la sociedad argentina. Porque la clase
trabajadora es el actor clave de la transformación social.
Ahora,
por una cuestión que en el 2001 los tuvo como protagonistas centrales, está la
Juventud, y bienvenida, la necesitamos. Menos mal que aparecen con fuerza e
inundan todos los espacios para militar. Ahora, no podemos negar que para el
país, para la patria, para América Latina, hoy Cristina es no sólo una
necesidad, sino es -con Néstor- los ejes centrales y garantes de este nuevo
tiempo y que lo hemos hecho abriendo al debate de las ideas y ofreciendo la
militancia y la capacidad no sólo de un gobierno sino convocando al pueblo a
que tome en sus manos estas herramientas.
Creo
que en eso hay una apuesta de pelear con el enemigo principal, que son las
corporaciones económicas. Nosotros, enfrente no tenemos al PJ o a la CGT.
Enfrente está el poder económico: Techint, Bunge y Born, Pérez Companc, las
cerealeras. Están los monopolios de la comunicación, el grupo Clarín, los
sectores financieros, el gobierno de Estados Unidos. Digamos, enfrente hay un
poder. Ellos son el poder real. Por eso, mientras en este debate hacemos
crecer, consolidar y alentar nuevas formas de representación y de protagonismo
que necesitamos. Y como dijo Cristina, no le pregunten qué hizo sino si está de
acuerdo con lo que estamos haciendo: Creo que en eso hay un límite muy claro y
muy concreto en que la refundación de la Argentina y desarmar aquel país que
nos dejaron 50 años de neoliberalismo en Argentina, necesita una conducción muy
firme, muy clara desde el aparato del Estado y tomar decisiones, como lo viene
haciendo la Presidenta. Decisiones que vayan consolidando este nuevo camino. No
me parece que vaya a cambiar este rumbo y creo que se va a profundizar porque
necesitamos ir a las reformas estructurales que estamos trabajando y que la
presidenta está disputando.
Bueno,
esto es más o menos la visión general, el panorama. Bien cerrado con la parte
que dijiste del sindicalismo, la diferencia entre el trabajador y las cúpulas
dirigentes. Bueno, digamos que en Vélez apareció otro frente. Por intuición,
viendo esas tribunas, allí apareció una acumulación de fuerzas que antes no
había aparecido… no sólo juventud, sino juventud organizada.
Yo
creo que estamos en un momento político extraordinario. O sea, Cristina nos da
toda esta posibilidad. Antes era Néstor, ahora es Cristina. Nosotros hace un
año dijimos que íbamos hacia un nuevo Frente Transversal, a una nueva realidad
del movimiento obrero y de la CTA y una nueva relación de fuerzas y de poder en
el movimiento popular, en la clara confrontación con los sectores económicos y
las clases dominantes. Es decir, nosotros imaginamos hace un año atrás este
escenario. No lo evaluamos ahora, si no lo venimos acumulando desde hace unos
cuantos años, acompañando este proyecto y tomándonos de las manos. El Frente
cumplió de manera extraordinaria el 27 de abril. Llenamos esa tribuna que se
veía maravillosa desde donde estaba, de manera privilegiada. Y agradecer
siempre a Néstor y a Cristina por tener esa posibilidad.
Vélez
y la acumulación de los movimientos sociales
Lo
hicimos convocando a los compañeros desde que el Frente Transversal no es una
ONG ni un partido, sino que es una construcción de poder que tiene su expresión
en el desarrollo territorial. Trabajamos mucho territorio y no solamente desde
Argentina Trabaja. Hacemos desarrollo desde la Asignación Universal por Hijo,
en cooperativas de agua potable, cloacas; damos el combate al analfabetismo;
armamos redes de luchadores populares. Está muy fuerte la discusión nuestra de
organizar creando conciencia. Por eso el Frente llegó ahí con sus compañeros
sabiendo a qué iban: iban a bancar un proyecto y ellos son el proyecto.
Teníamos
que protagonizar esa fecha con una convocatoria que hicimos de Plenarios, en
todos los ámbitos en donde tenemos representación y llegamos con más de 50
plenarios realizados en el Conurbano y la Capital Federal. Eso nos dio un marco
y un piso de movilización importante. Aparte estamos tomando decisiones que
están transformando a la organización. Por ejemplo estamos creando nuevas
conducciones en las zonas no electorales, sino geográficas. Por eso hemos hecho
la columna Norte, quedó todo el Norte del conurbano bonaerense; hemos hecho la
columna Oeste para Matanza y la columna Sur para todo el distrito del sur de la
provincia de Buenos Aires. Ahí estamos reconociendo a los verdaderos
constructores del Frente Transversal, que son los que cotidianamente lo
conducen y lo representan en el desarrollo territorial. En el frente juvenil,
el educativo, el de cultura, el de salud. Cada frente tiene sus compañeros y
sus condiciones y, si bien necesitamos tener una centralidad en la política
general, necesitamos descentralizar esa decisión colectiva y también dotarle a
los compañeros instrumentos y recursos que fortalezcan su política de
desarrollo territorial.
Por
eso la tarea fue hacer los plenarios pero al mismo tiempo discutir el
desarrollo de cada área con los compañeros en el lugar para que se potencie el
poder de las bases y que vaya creciendo desde el pie, como dice la canción:
crecer desde el pie. Eso fue un salto de calidad que se mostró. El Frente pudo
mostrarlo porque estuvo muy organizada la columna, con seguridad, ocuparon
todas las gradas, vinieron con la mística de que estaban siendo parte de un
hecho extraordinario, bancando a Cristina y poniendo una fecha en el calendario
de nuestra constitución, estratégica. Porque el 27 fue donde nosotros y todo
este gran movimiento… Eso fue.
Otra
cosa, Nosotros sabíamos que el 27 de abril en Vélez no definíamos todo, pero
empezaba a definirse el tiempo nuevo, tiempo de la unidad del kirchnerismo, de
la construcción de fuerza propia. Vélez fue el espacio de nacimiento de nuestra
propia fuerza política, social, sindical, cultural. Y es la consagración del
liderazgo de Cristina dentro los sectores populares de la Argentina. Ahí, en
Vélez empezamos a diseñar los bordes por los cuales va a transitar gran parte
de la unidad popular que va a sostener a Cristina y va a profundizar el rumbo.
Ahí estaban los movimientos sociales, los jóvenes, el movimiento obrero
representado en la CTA y también sectores sindicales de la CGT; los
intelectuales; los intendentes del conurbano que vienen del peronismo pero que
son parte de nuestra base de construcción. Estaban los Diputados Nacionales,
que son los que defienden las leyes fundamentales de la Nación; Gobernadores
que apuestan a esta construcción.
Y
la conducción de Cristina con ese marco multitudinario que desbordó Vélez, que
le dio la legitimidad en clara disputa con Clarín y los monopolios, que quieren
cambiar la democracia porque según su teoría hay una democracia de legitimidad
y origen que la da el voto, pero hay otra democracia, que es la democracia del
consenso, de la opinión pública sobre esos gobernantes. Entonces, estamos dando
un paso en demoler la estrategia del poder que quiere hacernos creer que el
pueblo no es consciente ni acompaña las decisiones estratégicas y fundamentales
del Gobierno. Pero no, tenemos los votos –más del 54%- y tenemos el
acompañamiento masivo y popular, del pueblo rodeando o abrazando a Cristina. No
solamente vamos a estar presentes y vamos a pelear, sino que vamos a rodearla
con todo nuestro corazón, ya que nuestros destinos están unificados en este
proyecto nacional y popular.
-Un
detalle de algo que se vio en Vélez, que los distintos grupos muy bien
determinados, no tenían actitud confrontativa entre sí. Esto, te digo, es casi
nuevo. Había como una unidad visual.
Bueno,
acá es importante el rol que estamos teniendo como compañeros, que tiene que
tener nuestra organización – y creo que se puede generalizar como concepto
hacia otras organizaciones. Lo venimos diciendo, nuestra organización, el
Frente Transversal, no tiene que militar las políticas de la organización en el
territorio: tiene que militar las políticas del Gobierno popular. La
organización tiene que militar las políticas públicas que tenemos y tiene que
prepararse para trabajar las políticas públicas que nos faltan. Pero no las
políticas de la orga, que nos lleven a confrontarnos con otra orga, o el estado
provincial o el municipal. Sino que tenemos que discutir la idea y llevarla a
la práctica en las decisiones de las políticas públicas que resuelvan la
desigualdad social. Creo que en eso hay una conciencia mayor de la unidad,
incluso que los propios dirigentes estamos, ante el avance de la gente y la
conciencia del pueblo, la voz clara y el liderazgo fuerte e indiscutible de
Cristina, empieza a aparecer la conducción pensando más en lo colectivo y en lo
fundamental que en la pendejada de ver quién sale en una foto, quién es más o
menos protagonista, quién habla o quién no habla.
Creo
que en eso también hay un rol importante de los compañeros de La Cámpora,
porque es evidente que La Cámpora es la agrupación de la compañera Presidenta,
que la empezó Néstor y ahora la sigue Cristina. Pero que ellos tengan esta
apertura y que esa centralidad que es la decisión de ocupar los lugares más
importantes del Estado, que son un vector, un canal de participación popular de
la juventud, que se muestra con mucha fortaleza, pero que también son
conscientes del rol de convocar a todos y hacer que marchemos de manera
unificada y colectiva y potenciando nuestras posibilidades de organizar, que es
el debate en Argentina.
Por
otra parte, no está saldada la crisis de representación que nos puso el
neoliberalismo y que se expresó el 19 y 20 de diciembre de 2001. Acá hay un
avance importante y hoy tenemos una conducción política, tenemos el control de
gran parte del Estado Nacional, pero no está resuelta la crisis de
representación. Eso se sigue discutiendo y se sigue trabajando y hay que
acumular para resolver la representación en todos los espacios donde se
dispute: en los barrios, los sindicatos, los intelectuales. En todos lados.
Entonces, creo que en eso hay un crecimiento de entender a quién estamos
tratando. Enfrente no tenemos un compañero, ni siquiera un sector.
Tenemos
a los que hicieron el golpe del ’76. Tenemos a los que fueron cómplices de la
entrega y el saqueo del patrimonio nacional. Tenemos al Multimedio Clarín y a
su lógica de chantaje y de dirigirse con una pistola en la cabeza de los
gobiernos para condicionarlos. Y encima tenemos que vencer a aquella lógica que
nos impuso el neoliberalismo del individualismo, de no compartir, de no
sentirnos parte, de ver qué ventaja saca la orga. Entonces es una pelea de
construir desde una identidad que es recuperar a la política como la
posibilidad de transformar la sociedad y no la política como el aparato, el
lugar donde estoy o la orga, sino la idea. Por eso hoy es el debate de las
ideas.
Esto
lo dijo Fidel antes de que se inicie este siglo: el siglo XXI va a conducir el
mundo quienes tengan fuerza pero también quienes tengan ideas. Porque hay
algunos que tienen fuerza, pero con la fuerza sólo no pueden hegemonizar, ni
subordinar, ni conducir. Están en descomposición. Por eso es tan importante que
trabajemos en esa unidad y también pensemos para qué esa unidad. Que discutamos
“bueno, vamos a unirnos, pero ¿para qué?”. Nosotros nos estamos uniendo con un
“para qué” muy claro: Cristina es la conducción política para este proyecto de
transformación social y este es el camino que nos unifica. Tenemos que darnos
forma para que ese Vélez baje a todos los territorios y que en cada pueblo,
cada barrio, cada ciudad, cada provincia y en la Nación podamos ser esos
millones que nos votaron y que están con Néstor y Cristina y que les tenemos
que dar institucionalidad. Y me parece que Vélez nos devuelve que eso es
posible.
Que
eso que decimos en términos teóricos, de que Cristina es la representación de
lo mejor de los gobiernos populares, incluyendo al gobierno de Perón, y encarna
la lucha y la resistencia de los resistentes, de los golpes y esos modelos, que
eso podamos llenarlo de fuerza social. Capacidad de debatir ideas, de unirnos,
de desarrollar territorio para ocupar el territorio, para que la política
vuelva a ser la centralidad del debate de la organización popular. Idea,
desarrollo territorial y unidad. Ese es el camino que nos abre Vélez y nos da la
posibilidad Cristina y creo que hay más conciencia en Argentina hoy que antes.
Por eso estamos mejor. Y Vélez fue mejor que Huracán. Porque Huracán fue el
operativo clamor para que Cristina sea candidata a presidenta. Inauguramos el
nuevo mandato de Cristina.
Y
Vélez es la consolidación de nuestro proyecto con Cristina, decidiendo la
profundización del rumbo. Veníamos de nacionalizar YPF. Entonces, ese es camino
abierto y yo digo con todas las posibilidades de tener gobierno popular por
diez años más. Más allá de la reforma o no de la Constitución. Lo que importa
es la política, la organización que nos representa y los hombres y las mujeres
que se hagan cargo de la gestión serán los mejores que tengamos en las
condiciones políticas y en las condiciones de los cambios sociales y económicos
que se vayan dando. Entonces, me parece que en eso estamos también felices,
porque muestra un movimiento popular muy vital, con mucha iniciativa política,
dando debate y respuesta en todos lados y conscientes que hay que continuar
profundizando la tarea.
-Un
mensaje concreto hacia los compañeros en el territorio, cuál es el camino que
tienen que seguir. Ya lo dijiste, pero se puede ampliar, o decirlo de nuevo,
concretamente, a los compañeros.
Creer
que las cosas las podemos cambiar. Como siempre decimos, no queremos que los
pibes coman en los comedores ni que vivan en un plan social. Queremos la
Argentina del pleno empleo, la dignidad del salario, la cobertura previsional,
ver los pibes en la escuela, el sistema de salud que nos cure, que la
enfermedad no sea un negocio. Queremos que tengan cloacas, agua potable.
Queremos que vivan felices, que eso es una apuesta a nosotros mismos, a
construir la organización popular, acompañando hoy a Cristina y construyendo
desde la identidad que somos: clase trabajadora y movimientos populares. Eso no
lo van a encontrar en el que está al lado y el que está enfrente, sino que son
ellos mismos los constructores. Estas cosas las vamos a realizar, el sueño se
puede cumplir.
Reafirmarnos
en nuestras convicciones, crecer en sentirnos parte, capacitarnos. Hay que
abrir mucho debate, organizar a fondo la discusión democráticamente de nuestra
historia y de este presente y del futuro que proyectamos y es tan importante
organizarnos ahí en el territorio como unificarnos también con otros sectores
de trabajadores y sectores populares. Y yo recomiendo leer a Cristina. Hay que
leerla y escucharla y que el material de formación de nuestros compañeros y los
lugares sea el discurso de la Presidenta, escuchándola y trabajando sobre ese
material, que son ponencias de alto vuelo, ya que baja pensamiento y
propuestas. Un camino. La he nombrado quizás mucho en estas palabras, pero hay
algo que está claro y por eso es imprescindible: Cristina es la síntesis del proyecto
nacional y popular.
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