Caída
estrepitosa de 24 puntos asusta al gobierno que apura tranco privatizador. Si
ello fracasa la derecha estaría dispuesta a dar paso franco a grupos sediciosos
repitiendo 'experiencia de 1973'
CON LA
DEMOCRACIA recuperada luego de tantos años de dolor, llanto, persecuciones y
luchas, se esperaba que los asesinos y torturadores, los sediciosos y
totalitarios, recorrerían uno de estos dos caminos: retirarse a los cuarteles
de invierno en sus propios hogares o, simplemente, echar sus huesos en un
calabozo. No ocurrió ni lo uno ni lo otro. Por el contrario, las nuevas
autoridades les ofrecieron no sólo libertad y tranquilidad sino, también,
puestos de trabajo en la ‘nueva época de la Historia de Chile’.
Fue así que
muchos de los antiguos golpistas encontraron nichos perfectos para continuar
inyectando odios y divisionismos en la sociedad chilena, bajo el amparo de un
bloque político –la Concertación- que captó rápidamente cuán beneficioso sería
para los partidos que lo integraban asociarse económica e incluso
administrativamente a los antiguos adversarios.
La derecha
pinochetista también entendió que era preferible –para asegurar e incrementar
sus intereses- permitir el acceso de sus mayordomos a La Moneda, pues estos
jamás efectuarían actos contrarios a las demandas de Casa Piedra, el FMI, EEUU
y la Escuela Militar. Por ello, durante los 20 años de gobiernos
concertacionistas la derecha se mantuvo quieta, satisfecha y “participativa” en
esta seudo democracia abotonada con un
sistema binominal que también asegura a los expoliadores vigilar y mantener sus
apropiaciones ilegítimas.
Insisto,
fue precisamente por lo ya comentado que en estos 20 años no surgió ningún
grupúsculo fascista-sedicioso proponiendo “borrar a los marxistas de la faz de
la tierra”. ¿Para qué si no solamente los marxistas estaban fuera de la
Concertación gobernante, y esta se comportaba de manera magnífica como
excelente mayordomo o ‘Perkins’ del empresariado criollo y transnacional?
Durante esos 20 años de administración compartida, o de cohabitación
Concerta/Alianza, la derecha supo que no requería de nuevos Roberto Viaux
Marambio, Pablo Rodríguez, Rafael Cumsille, Víctor García Garzena, Patricio
Aylwin, Andrés Zaldívar ni René Silva Espejo. Además, algunos de los
viejos tercios sediciosos y golpistas –como Aylwin y Zaldívar- estaban dentro
del palacio, cuidando esmeradamente los intereses del cardumen expoliador
empresarial y militar. Y aún más, uno de ellos (Aylwin) tomaba asiento en el
sillón de O’Higgins. ¿Para qué preocuparse si, también, el empresariado ganaba
dinero a manos llenas y los recursos del país se rifaban a bajo precio?
Según el
prisma fundamentalista de la UDI y de RN, en tiempos de Frei Montalva fue
necesario realizar un potente llamado de atención a los democristianos que
seguían ejecutando “la vía chilena al desarrollo!” y una tibia reforma agraria.
Para eso recurrieron al golpista general Roberto Viaux Marambio, quien años
después estuvo involucrado en el vil asesinato del general René Schneider. Y
cuando en septiembre de 1970 triunfó electoral, constitucional y
democráticamente Salvador Allende, la derecha abrió puertas al fascismo de
Pablo Rodríguez y de su grupo delictual “Patria y Libertad”, el que fue
avituallado en varias oportunidades por oficiales del ejército, la FACH, Armada
y Carabineros.
Hoy
gobierna la derecha. Hoy gobierna uno de los empresarios más millonario del
país. Pero hoy, también y como hacía tiempo no sucedía, la gente, el
pueblo, se ha puesto de pie para evitar que esos depredadores -talibanes del
neoliberalismo- estraguen completamente nuestro territorio, reduciéndolo a una
simple bodega de acopio y distribución de mercaderías. Y como el pueblo
adueñado de las calles es peligroso para los saqueadores antichilenos, ya que
es posible (sólo ‘posible’) que en algún momento se produzca una especie de
“impeachment” a Piñera (como los brasileños le hicieron a Collor de Mello), y
es también más que probable que RN y UDI no vuelvan a ser gobierno hasta dentro
de un par de décadas, la derecha entonces apura el tranco de las
privatizaciones y parece dispuesta a analizar la posibilidad de abrir
otra vez las puertas a nuevos grupos fascistas y sediciosos como lo hizo antaño,
dispuestos a tomarse el país con el argumento de que es necesario un “estado de
emergencia” que permita sacar milicaje armado a las calles, prohibir la libre
circulación de personas y de prensa, cerrar partidos políticos, controlar y
sancionar redes sociales, ‘congelar’ el Congreso y ‘limpiar’ la testera de los
Tribunales de Justicia para instalar allí a payasos propios.
De ahí en
más, adiós seudo democracia….pero, también, de ahí en más, la lucha por la
soberanía popular, la igualdad, la fraternidad y la democracia verdadera,
deberá ser distinta. Ante ese escenario, ¿estaría dispuesta la ‘izquierda
dirigencial concertacionista’ a sumarse a las filas de los luchadores por la
libertad o, como lo hizo hace 38 años, elegiría el exilio europeo y la
rendición sin batalla?
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