VIENEN POR EL AGUA
Para entender algunas causas del GOLPE DE ESTADO EN PARAGUAY
es necesario comprender cuales son los intereses de EE.UU. y de los cipayos a
su servicio que existen en América Latina.
La triple frontera como punto estratégico militar es de un
valor territorial inmejorable para los intereses de EE.UU y existen políticos y
grupos de poder que están a disposición de estos intereses.
Decir por qué Latinoamérica es un objetivo estratégico no es
una gran novedad para nadie. Es el territorio que posee todos los recursos
naturales que le faltarán a la humanidad en este siglo y en los venideros. A su
vez, los habitantes de sus países son pocos en relación al espacio geográfico
que ocupan, y se corrompió a casi toda su clase dirigente para mantenerlos
dominados.
De estos recursos naturales el agua es el bien más preciado
y vienen por ella.
En América Latina hay grandes ríos como el Amazonas, el
Orinoco o el Magdalena, pero también reservas menos conocidas como el Acuífero
Guaraní, que alberga más de 40.000 km3 de agua debajo de Argentina, Paraguay,
Uruguay y Brasil. Si a esto se suman las nieves eternas de las cordilleras y
los glaciares del Cono Sur, América Latina dispone de 65% del agua dulce del
mundo, según cálculos del Programa Ambiental de las Naciones Unidas (UNEP).
Por eso asentar bases militares cercanas a estos acuíferos
son política de estado para las grandes potencias.
Cuando La Presidenta Cristina Fernandez hizo dar marcha
atrás al acuerdo firmado por el Gobernador del Chaco Jorge Capitanich y
representantes diplomáticos y militares estadunidenses. Los EE.UU busca
reforzar su base militar en Paraguay y quizá El Presidente recientemente
destituido en el reciente Golpe de Estado Institucional podría haber sido un
obstáculo, en cambio su vicepresidente, hoy usurpador de la Presidencia
Paraguaya y el Congreso sean más utiles a los intereses de la Casa Blanca.
Cristina Fernández
BUENOS AIRES (apro).- El gobierno argentino abortó la
instalación de una base militar del Comando Sur de Estados Unidos en la
provincia de Chaco.
La Cancillería y el Ministerio de Defensa cancelaron el acuerdo
que el gobernador de Chaco, Jorge Capitanich, había sellado con representantes
diplomáticos y militares estadunidenses. El proyecto había sido presentado
públicamente como un centro de ayuda humanitaria para hacer frente a
catástrofes naturales o epidemias. El sitio elegido para su emplazamiento fue
el aeropuerto de Resistencia, capital de la provincia. En su predio se
construyeron dos edificios, financiados por el Comando Sur, que depende del
Ministerio de Defensa de Estados Unidos.
La inauguración estaba prevista para fines de mayo. Pero
encontró el rechazo abierto de la población chaqueña, que suponía la
instalación de una base militar encubierta, con el objetivo primordial de
controlar recursos naturales estratégicos. La misma idea parece haber guiado la
acción discreta y firme del gobierno de Cristina Fernández de Kirchner.
Jorge Capitanich es un aliado de la presidenta. Su
disposición para complacer los intereses estratégicos de Estados Unidos acabó
colisionando, sin embargo, con las posiciones de Argentina dentro del Mercado
Común del Sur (Mercosur), la Unión de Naciones Suramericanas (Unasur) y la
Comunidad de Estados Latinoamericanos y Caribeños (Celac), bloques regionales
que excluyen a Estados Unidos.
Reprendido por el gobierno central, Capitanich tuvo que dar
un giro de 180 grados. El pasado 22 de mayo, aclaró que las instalaciones en el
aeropuerto de Resistencia servirán de sede permanente a la Defensa Civil. Ese
mismo día envió a la Legislatura un proyecto para modificar la Ley de Defensa Civil
de la provincia. En él se prohíbe expresamente la injerencia de cualquier
Estado extranjero en caso de emergencias y catástrofes.
“Esto obedece sin dudas a una directiva dada desde el
gobierno central”, dice a Apro Elsa Bruzzone, asesora del Ministerio de Defensa
de Argentina. “Fue un tirón de orejas a un funcionario que se ha excedido en
sus atribuciones, ya que ningún gobernador puede firmar un convenio con el
Comando Sur, cualquiera sea la índole del mismo.”
Bruzzone explica que, además, “pendía sobre Capitanich un
pedido de juicio político por parte de la Legislatura provincial”, que la
reacción de todas las organizaciones sociales, culturales y políticas en la
provincia fue enorme, y “hubo también mucha repercusión en los países de la
Unasur y en el resto de los pueblos hermanos del Continente”, dijo.
Curiosamente, los grandes medios nacionales casi no
cubrieron el tema. Clarín y La Nación –los principales diarios del país– no
pierden oportunidad de criticar aspectos de la gestión de este gobernador
“kirchnerista”. Han explotado las desventuras de Capitanich con su exmujer, la
exministra de Salud provincial, Sandra Mendoza. La disputa conyugal tuvo por
escenario varias veces el espacio de la gestión pública. En el caso del “centro
de ayuda humanitaria”, sin embargo, los grandes medios guardaron silencio.
El diario Tiempo Argentino consultó sobre la decisión del
gobierno a Gabriel Fuks, titular de Cascos Blancos de la Cancillería, según una
nota que publicó el pasado 27 de mayo. “El principio consiste en evitar, bajo
el paraguas de las urgencias humanitarias, la injerencia de potencias militares
extranjeras”, sostuvo Fuks. “Con la imagen humanitaria muchas veces se
enmascaran políticas de intervención”, dijo. “No es algo nuevo. Se suele usar
lo humanitario, como Caballo de Troya, para establecer otra relación.”
Previamente, el gobierno nacional había vetado el ingreso
del equipo tecnológico, las computadoras, los radares y el sistema operativo
para el funcionamiento de la base en Chaco. Hoy se discute la devolución de los
3 millones de dólares que el Comando Sur donó para las instalaciones.
Agua
“En los últimos años del siglo XX y los primeros del XXI,
Estados Unidos incrementó las presiones sobre los gobiernos argentinos para que
permitieran la instalación de una base descubierta en la provincia argentina de
Misiones”, dice Elsa Bruzzone. “El lugar elegido era San Ignacio, que es uno de
los puntos más importantes de carga y descarga del Acuífero Guaraní. Ésta es la
cuarta reserva de agua subterránea del mundo, que comparten Argentina, Brasil,
Paraguay y Uruguay”.
Licenciada en historia, miembro del prestigioso Centro de
Militares por la Democracia (Cemida), Bruzzone es autora del libro Las guerras
del agua (2008). “Entonces los estadunidenses agitaban el fantasma de la
presencia de células terroristas en la zona de la Triple Frontera –prosigue–,
cuando todos los informes elaborados por el Departamento de Estado de Estados
Unidos sobre el terrorismo en el mundo lo desmienten cada año”.
Explica: “Como no lograron ese objetivo, reflotaron un
convenio firmado en 2006 entre ambos gobiernos, para intentar entrar por la
puerta de servicio.”
El convenio bilateral se llama “Programa de Fortalecimiento
del Sistema Provincial de Emergencias”. Fue impulsado por el Comando Sur y la
embajada estadunidense y aprobado por el Ministerio del Interior, “como un
aporte a los programas sociales del gobierno”.
La estratégica ubicación de Chaco, y la receptividad de su
gobernador, dieron alas al proyecto del Comando Sur. Ya en 2007, siendo
candidato a la gobernación, Capitanich se reunió con el embajador de Estados
Unidos, Earl Anthony Wayne, y le expresó que él “no compartía el sentímiento
antinorteamericano de la población argentina”, según revelaron en 2011 cables
de Wikileaks.
En marzo de 2008, se llevó adelante en Resistencia una
jornada de capacitación para el personal de Defensa Civil de la provincia. Fue
impartida por consultores designados por la embajada de Estados Unidos. Se
tocaron temas relacionados con la organización y el funcionamiento de un centro
de emergencias.
El embajador Wayne visitó la provincia el 13 de agosto de
2008, para presidir junto al gobernador “la ceremonia de cierre de un programa
civil de capacitación para la prevención, mitigación y superación de desastres
naturales”, según informó la página web de la embajada estadunidense en
Argentina.
“Defiendo una alianza estratégica (con Estados Unidos) y
estoy dispuesto a luchar por esa idea”, le dijo Capitanich a una delegación de
legisladores estadunidenses que visitó Chaco en septiembre de 2010, según
refleja Chacoonline, portal del gobierno de la provincia.
En diciembre de 2011, el gobernador recibió al coronel Edwin
Passmore, máximo representante del Comando Sur en Argentina. Los antecedentes
de Passmore no reflejan viículo alguno con la ayuda humanitaria. Participó en
la invasión a Afganistán, fue asesor de inteligencia en Irak y terminó
expulsado de Venezuela en 2008 por actividades de espionaje.
Passmore era, además, el encargado de recibir, en el
aeropuerto de Buenos Aires, el avión militar estadunidense que “intentó
ingresar un cargamento no declarado de armas de guerra, equipos de comunicación
encriptada, programas informáticos y drogas narcóticas y estupefacientes”,
según informó el diario Página 12 el 13 de febrero pasado. El material
supuestamente se usaría en una jornada de capacitación a la Policía Federal.
Fue retenido durante meses por el gobierno argentino, lo que generó un
incidente diplomático.
La donación del “centro de ayuda humanitaria” despertó
grandes sospechas entre la población de la provincia. El Comando Sur no es
precisamente una organización solidaria sin fines de lucro. Como unidad
militar, dependiente del Ministerio de Defensa estadunidense, enfoca su acción
en el continente latinoamericano, con excepción de México. Por otra parte,
existen numerosas organizaciones civiles, argentinas e internacionales, que se
orientan hacia la acción social y humanitaria, y que en caso de necesidad
podrían cooperar en en este tipo de tareas.
Resistencia
El pasado 2 de abril, día en que se conmemoraron 30 años de
la guerra de Malvinas, y el 25 de mayo último, día en que Argentina festeja su
primer gobierno patrio, Resistencia fue escenario de dos marchas
multitudinarias. Los manifestantes transitaron los 10 kilómetros que separan la
Casa de Gobierno del Aeropuerto. Cantaban consignas de rechazo al acuerdo del
gobierno provincial con el Comando Sur de Estados Unidos.
“No se trataba de una base militar, aunque los fondos para
la construcción salieron del fondo de asistencia humanitaria del Comando Sur”,
dijo el 27 de mayo Alfredo Forti, secretario de Relaciones Internacionales del
Ministerio de Defensa, al periódico Tiempo Argentino. “Aunque el convenio no
preveía presencia militar, podría haber dejado una puerta abierta para un tipo
de capacitación”, señaló.
Elsa Bruzzone se basa justamente en este punto para afirmar
que la de Chaco iba a ser una base militar encubierta. “Las bases descubiertas
operan a la luz del día –dice–. Las encubiertas se esconden detrás de estos
centros de ayuda humanitaria o en instalaciones cercanas a algún aeropuerto”,
explica. “Edifican una construcción que más o menos parece civil, pero que la
pueden transformar en militar cuando se le requiera, porque tienen una pista
que permite el aterrizaje de aviones de gran porte.”
Según estudios del Cemida, en el aeropuerto de Resistencia
pueden aterrizar aviones militares con cargas pesadas, como los C-130 Hércules,
C-17 Globemaster III y C-5 Galaxy.
“Dentro de los nuevos conceptos ‘flexibles’ del Pentágono
sobre bases militares, hay un borde difuso en las actividades militares y
civiles, lo que maximiza la confusión de la opinión pública”, escribió el
politólogo Carlos Pereyra Mele, profesor de la Universidad de la Patagonia, en
un texto difundido el 27 de marzo por Argenpress.
En el caso de estas bases se presenta un “componente
humanitario visible al público, estructurado sobre actividades que la sociedad
visualiza como ‘justas’ y en su beneficio, de modo tal que pueda justificarse
una interacción bilateral”, según explican Bruzzone y José Luis García en su
artículo El Comando Sur en el Chaco, publicado el 28 de marzo también por
Argenpress.
“Pero hay, además, un componente no visible que se encuadra
en los objetivos estratégicos afines a los intereses de Estados Unidos y muchas
veces contrapuestos a los del país asistido, conducidos por un comando
militar”, agrega.
Es posible que al principio la base militar encubierta opere
sin personal militar. Pero una estructura de este tipo puede transformarse
rápidamente en una instalación castrense formidable y muy difícil de eliminar.
Cuando ha sido alcanzada cierta aceptación social y un nivel
de organización aceptable –según explica el citado artículo de Bruzzone y
García–, la base puede convertirse en un Centro de Seguridad Cooperativa (CSL),
que coordina la lucha contra las drogas, con poca o nula presencia permanente
de los estadunidenses; pero ante una supuesta “amenaza”, por parte de un
“enemigo común”, el centro puede pasar a ser Base de Operaciones Principales
(MOB), con fuerzas operativas permanentes; o bien Base de Operaciones de
Avanzada (FOB), que además incluye fuerzas para operaciones especiales.
Estados Unidos suele aprovechar estas bases para realizar
operaciones militares encubiertas. Se vigilan y espían los sistemas de armas y
fuerzas militares del país anfitrión, y sus vecinos. Se realizan acciones de
infiltración, relevamiento, influencia y control sobre las fuerzas armadas y la
población civil. Adicionalmente se monitorea y controla satelitalmente toda la
región.
–¿Qué reacciones ha habido frente al tema dentro del
ejército argentino? –se le pregunta a la asesora del Ministerio de Defensa.
–El ejército argentino ya no es el de la dictadura; no está
formado en la hipótesis del enemigo interno. Hace unos años la fuerza elaboró
el proyecto Ejército Argentino en el horizonte 2025, que en parte fue tomado
por el ministerio de Defensa.
“Argentina tiene como hipótesis de conflicto suceptibles de
transformarse en hipótesis de guerra la defensa de sus recursos naturales.”
dice Bruzzone. Pone como ejemplos el Acuífero Guaraní, los minerales e
hdrocarburos. “Lo que ha quedado perfectamente explicitado es que la agresión
va a venir de un enemigo extraregional, extracontinental, que esta fuera de la
Unasur y la Celac”, sostiene. “No se les nombra, pero sabemos ciertamente que
se están refiriendo a Estados Unidos y a la OTAN.”
Emergentes
El liderazgo de Brasil en el subcontinente preocupa a
Estados Unidos. La frustrada base en Chaco hubiera contribuido al cerrojo que
ya sufre el gigante sudamericano. El país está rodeado por más de 20 bases de
Estados Unidos, instaladas con el pretexto de la lucha contra el narcotráfico.
Una vez más, para Bruzzone lo que está en juego es el
control de recursos naturales estratégicos. “La Amazonia, que es el mayor
pulmón del planeta, tiene el 25% de las reservas mundiales de agua dulce, la
mayor fuente de biodiversidad, y no olvidemos que el 80% de los medicamentos
que se producen en el mundo están elaborados en base a plantas de los bosques y
las selvas”, sostiene
Entre los minerales estratégicos cita el neobio, el titanio
o el tugsteno, que se utiliza en la tecnología aeroespacial y en la industria
militar. Hay también grandes riquezas hidrocarburíferas. “Estados Unidos ha
utilizado la Iniciativa Regional Andina y el Plan Colombia para sembrar de
bases toda la frontera amazónica”, dice la asesora.
La base inaugurada el 5 de abril de 2012 en Concón, Chile,
es un centro de entrenamiento para las fuerzas de paz de la ONU. Fue construida
con 500 mil dólares aportados por el Comando Sur. Apunta, según la analista, a
la estrategia de control y militarización del Océano Pacífico que desarrolla
Estados Unidos.
La estrategia incluye a México, Colombia, Perú, Chile, y
también a Corea del Sur y los Tigres asiáticos. “El objetivo final es cercar a
China, país que ellos perciben como el gran oponente en este siglo XXI, el
enemigo que tiene visos de ser la gran potencia hegemónica”, dice Elsa
Bruzzone. “Se toma posición enmascarada en el paraguas de la ONU –advierte –.
Detrás de las misiones de Naciones Unidas desembarcan los soldados de la OTAN,
los marines estadunidenses, no precisamente para preservar la paz sino para hacer
pie y quedarse.”
LA NUEVA BASE MILITAR DE EEUU EN PARAGUAY Y LOS DETALLES DEL
PLAN PARA CONTROLAR LA REGION
- Hace 4 años, contando con el silenciocasi total de la
prensa del continente, desembarcaron en Paraguay 400 marines de EE.UU., el
primer contingente de un total de 16.000 efectivos, que arribaron con un
objetivo: instalar una base militar que les significará el control estratégico
de esta parte del Cono Sur.
Los soldados norteamericanos ingresaron gracias al
"Acuerdo por Notas Reversales entre el Gobierno de la República de
Paraguay y el Gobierno de los Estados Unidos de América", firmado el 5 de
mayo pasado, que autoriza "Ejercicios e Intercambios Militares
Bilaterales". Esto fue aprobado por el Senado paraguayo, y el acuerdo rige
precisamente desde el 1º de julio de este año hasta diciembre de 2006, aunque
en el documento se resalta que el mismo "es prorrogable".
Un punto fundamental y relevante para Washington fue lograr
la inmunidad total para sus efectivos. Tanto Argentina como Brasil se negaron a
conceder ese privilegio, lo que dificultaba a EE.UU. impulsar una misión de
esta envergadura. Por ello inmediatamente se ejercieron presiones sobre el
gobierno de Asunción, que finalmente accedió. Esa inmunidad le da a los marines
el insólito status de "funcionarios diplomáticos administrativos",
gracias al cual pueden entrar y salir del país cuando lo deseen, transportar
libremente armas o cualquier tipo de equipo sin que las autoridades locales lo
puedan requisar, e incluso son beneficiados con una exención impositiva para
sus productos, materiales y propiedades.
La base fue eregida en un punto estratégico, el Chaco
paraguayo, en un aeropuerto semiclandestino situado en el pueblo de Mariscal
Estigarribia. Allí se cuenta con una pista de aterrizaje de 3.800 metros, ideal
para recibir a los aviones B-52 y Galaxy que empezaron a llegar y para
desembarcar material bélico pesado. Se están remodelando las instalaciones
existentes y construyendo otras nuevas para los marines, que irán llegando en
13 contingentes, algunos más numerosos que otros. El primero estuvo básicamente
compuesto por soldados que deben reconocer el terreno y técnicos e ingenieros
encargados de poner en condiciones el lugar.
Según pudo confirmar la RK, en las últimas horas aterrizó en
el aeropuerto de Asunción un avión con al menos diez agentes del Mossad. Como
ocurre en Afganistán e Irak, los espías israelíes trabajan codo a codo con sus
pares norteamericanos en cualquier acto de invasión.
Bush designa al jefe de la misión
La Casa Blanca terminó de confirmar las sospechas de los
periodistas más escépticos cuando anunció que George W. Bush propuso como nuevo
embajador en Paraguay a James Caldwell Cason. Este hombre actualmente es jefe
de la oficina de intereses de EE.UU. en La Habana, y es un notorio agente del
servicio de inteligencia norteamericano. Sus amplios conocimientos militares lo
convirtieron en el asesor político del comando estadounidense en la OTAN.
Anteriormente fue el Director de Planificación y Coordinación para el
Hemisferio Occidental en el Departamento de Estado.
Cason había sido enviado a Cuba para que monitoree las
relaciones de Castro con Chávez, que es una de las principales preocupaciones
geopolíticas en Washington. Sin embargo, cuando meses atrás se concretó la
posibilidad de abrir la base en Paraguay, el mandatario decidió que sólo un
funcionario como Cason podía hacerse cargo de la tarea.
La designación requiere la aprobación del Senado, para la
cual se espera que la audiencia se realice antes de agosto, que es el mes en el
que el Capitolio entra en receso de verano.
Mientras tanto, el actual embajador en Asunción, John F.
Keane, anunció su intención de retirarse de la carrera diplomática para
trabajar en el "sector privado". No sería extraño que en pocos meses
Keane abra una agencia de seguridad para reclutar mercenarios, un negocio
rentable y que hoy por hoy tiene más auge que nunca gracias a las campañas
bélicas anglosajonas, o termine convirtiéndose en asesor financiero de alguna
empresa multinacional.
La base que controlará todo
Mariscal Estigarribia, nueva sede de los marines, es un
pequeño pueblo de sólo 3.000 habitantes. Pero más allá de su insignificancia
demográfica, este lugar tiene la ubicación perfecta para los designios de
Washington, debido a que:
* Está a 250 kilómetros de la frontera con Bolivia. En las
proximidades de esa zona se encuentra la mayor reserva de gas del mundo.
Incluso se ha descubierto que si las máquinas excavan a mayor profundidad, hay
importantes pozos petrolíferos que aún no han sido explotados.
* Está a pocos kilómetros de la Triple Frontera, punto clave
de unión entre Paraguay, Argentina y Brasil, donde actualmente reside una
importante comunidad árabe que cuenta con varios miles de palestinos. De ahí
surge el especial interés de Israel en esta misión.
* Finalmente, la base se ubica en las cercanías del Acuífero
Guaraní, la mayor reserva de agua dulce del planeta, que garantiza a la actual
población mundial, por 180 años, un promedio de 100 litros de agua por persona.
Analistas señalaron a la RK que los marines se desplegarán
por toda la región. De hecho, en estos momentos ya están actuando, muchas veces
vestidos de civil, en diferentes poblaciones vecinas. Uno de los hechos que más
celebran en el Pentágono es el haber reclutado a tantos latinoamericanos, dado
que pueden pasar desapercibidos entre la gente local sin ningún inconveniente.
Latinoamérica, el botín de guerra
Actualmente EE.UU. ya tiene muchas bases en la región. Las
más conocidas son la de Manta, en Ecuador; la de Guantánamo en Cuba; las de
Tres Esquinas, Larandía y Puerto Leguizamo en Colombia; las de Iquitos y Nanay
en Perú, más todas las que establecieron en Centroamérica (en Puerto Rico,
Honduras, Costa Rica, El Salvador y Panamá, por mencionar algunos países)
¡NO PASARAN!
NUNCA MÁS
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