El ministro alemán de Desarrollo
viajó a territorio guaraní para hablar sobre cooperación bilateral, pero el
nuevo presidente paraguayo aprovechó para aclarar la situación que condujo a la
destitución de su predecesor.
Cuando el ministro alemán de
Cooperación y Desarrollo, Dirk Niebel, partió hacia Brasil para asistir a la
reciente Conferencia de las Naciones Unidas sobre Desarrollo Sostenible, no
podía anticipar que las tensiones políticas en el vecino Paraguay requerirían
que actuara, virtualmente, como un ministro de Exteriores. Niebel voló de Río
de Janeiro a La Asunción este sábado (23.6.2012) para reunirse con Federico
Franco, quién acaba de ser juramentado como nuevo presidente de Paraguay en
circunstancias controvertidas.
La vocera de la Unión Europea en
materia de política exterior y seguridad, Catherine Ashton, hizo pública su
inquietud por los acontecimientos políticos que tuvieron lugar en el país
suramericano y le aseguró su respaldo a la población paraguaya, haciendo
hincapié en que su voluntad democrática debía ser respetada. En la capital
paraguaya, después de conversar con Franco en el Palacio de Gobierno, Niebel se
mostró menos preocupado, declarando que “no existen señales de que el cambio
haya sido inconstitucional”.
A juicio del político alemán,
las votaciones en el Congreso que llevaron a la destitución del presidente
Fernando Lugo “son un mensaje político claro”. No obstante, Niebel subrayó que
su cita con Franco no significa que Alemania reconozca formalmente su Gobierno.
El ministro alemán es el primer alto funcionario europeo en reunirse con Franco
después de la destitución de Lugo; pero asumir una posición de cara a la
situación política de Paraguay es una materia que sólo compete a Guido
Westerwelle, ministro alemán de Exteriores, y a la canciller, Angela Merkel.
Niebel en Paraguay
Dirk Niebel, ministro alemán de
Cooperación y Desarrollo.
Previamente, Niebel había dicho
que Paraguay debía encontrar un “camino constitucional” para resolver su actual
crisis política, refiriéndose al ambiente de crispación que reina en ese país
latinoamericano desde este viernes (22.6.2012), cuando se destituyó a Fernando
Lugo de la jefatura del Gobierno mediante un opaco proceso que duró menos de 48
horas. Lugo fue sustituido en el cargo por el vicepresidente, Federico Franco,
obedeciendo lo establecido en la Carta Magna; pero eso no evitó que la medida
fuera mal recibida en buena parte del continente.
Aunque, oficialmente, el
ministro alemán de Cooperación y Desarrollo viajó al territorio guaraní por dos
días sólo para sopesar la posibilidad de impulsar proyectos germano-paraguayos
en el ámbito educativo, Franco aprovechó el encuentro para aclarar la situación
que condujo a la remoción de Lugo. Convencer a la comunidad internacional –sobe
todo a sus homólogos de Brasil, Uruguay y otras naciones suramericanas– de la
legalidad y legitimidad de esa moción parece ser la prioridad de Franco.
Después de todo, si la mayoría
de los miembros de la Unión de Naciones Suramericanas (Unasur) y el Mercado
Común del Sur (Mercosur) considera que la destitución de Lugo constituye una
ruptura del hilo constitucional, un Paraguay regido por Franco puede terminar
siendo excluido de esos foros regionales. Este viernes (22.6.2012), la
presidenta de Brasil, Dilma Rousseff, recordó que, en ambos bloques, el
irrespeto de las cláusulas democráticas por parte de un Gobierno es castigado
con la expulsión.
¿Golpe de Estado?
Fernando Lugo, presidente de
Paraguay hasta su destitución, ocurrida el 22 de junio de 2012.
Argentina, Bolivia, Ecuador y
Venezuela se pronunciaron con mucha mayor dureza, dejando claro que el temor al
aislamiento atribuido a Franco tiene fundamento. Los mandatarios de estos
países dijeron desconocer al nuevo Gobierno paraguayo porque el juicio político
celebrado en el Congreso para destituir a Lugo era ilegítimo. El presidente
ecuatoriano, Rafael Correa, anunció que Unasur podría realizar una reunión
extraordinaria la próxima semana para tratar el asunto.
Secundando al secretario general
de la Organización de Estados Americanos (OEA), Miguel Insulza, el ministro de
Exteriores chileno, Alfredo Moreno, lamentó que el proceso contra el ex
gobernante paraguayo no cumpliera con los “estándares mínimos que requiere la
defensa de cualquier persona”. A Lugo se le atribuyó la responsabilidad
política por la intensificación de los conflictos sociales en el país. El
catalizador del juicio fue la muerte de once campesinos y seis policías en un
enfrentamiento ocurrido la semana pasada.
Alrededor de un centenar de
minifundistas usaron sus armas contra los agentes policiales cuando éstos
procuraban expulsarlos de un terreno invadido hace tres semanas. En Paraguay,
uno de los países más pobres de Suramérica, el 2 por ciento de la población
acapara el 80 por ciento de las tierras; de ahí que los conflictos asociados a
la propiedad de tierras constituyan un problema crónico. Al ganar las
elecciones presidenciales en abril de 2008, Fernando Lugo prometió impulsar una
reforma agraria y regularizar la tenencia de tierras.
Autor: Evan Romero-Castillo
Editor: José Ospina Valencia
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