Las asambleas comunitarias o ciudadanas son instancias amplias e incluyentes de participación y representación social en las que se garantiza una relación horizontal entre los aliados, así como la vocería de los distintos sectores sociales locales, de las organizaciones de corte sectorial, gremial y comunitario y de las instituciones del orden gubernamental de la localidad en la toma de las decisiones públicas. Son espacios de reunión para la deliberación pública frente a los asuntos que afectan el colectivo y pueden ser descritas como:
(…) reuniones extraordinarias de un grupo relativamente grande de ciudadanos, que actúan por si mismos o como delegados de otros, pueden estar acompañados o no por la administración pública, y en las cuales se adoptan algunas decisiones (…) que afectan la vida de toda una región y no solamente la de las comunidades particulares de origen de los asistentes. (…) Incluso se autoconvocan, así que no dependen, por ejemplo, de una decisión de la administración municipal o regional para volverse a reunir.
LA ASAMBLEA: ATRIBUTOS DE UNA FORMA DE ORGANIZACIÓN Y PARTICIPACIÓN SOCIAL EN LA GESTIÓN PÚBLICA LOCAL
El término asamblea se refiere a una reunión amplia de personas convocadas para un fin específico. Denota también un cuerpo colectivo deliberante que examina, reflexiona y discute frente a un determinado asunto para proceder a tomar una decisión. Implica por tanto amplia participación, deliberación, diálogo, argumentación y toma colectiva de decisiones.
En las experiencias analizadas, la asamblea es la máxima instancia organizativa y de representación de una comunidad específica y, además, un espacio para la participación de todos los ciudadanos, un mecanismo para la articulación de los agentes locales en los procesos de gestión del desarrollo, un escenario público de comunicación y de deliberación y una estrategia para la coordinación de la acción social e institucional. Es también un espacio de encuentro que permite rehacer relaciones y tejidos sociales deteriorados, fortalecer los lazos de confianza entre vecinos y acercar los ciudadanos a los gobernantes.
Su nombre determina quiénes son asamblea y en qué circunscripción actúan; denota la comunidad miembro como agente convocado al cual competen o afectan los temas a tratar y nombra a quienes constituyen ese colectivo con identidades políticas, de acciones y de metas.
Las asambleas son un mecanismo que dinamiza el encuentro e intercambio entre los ciudadanos y entre los distintos actores de la vida local. Son un escenario para el debate, la comunicación, el trámite de las diferencias mediante el diálogo y la construcción de acuerdos para encarar, de manera conjunta y articulada, las acciones necesarias que permiten lograr lo que se valora como deseable y beneficia al colectivo.
La dinámica generada mediante el encuentro social en las asambleas se traduce en demandas ciudadanas que responden a necesidades públicas y no sólo a intereses particulares o sectoriales, y en decisiones más ilustradas pues media el intercambio de ideas y el debate colecti se reconoce también como muy importante en la estabilidad de la mayoría de los casos.
Todas las experiencias de asamblea denotan un radio de acción territorial específico y una juvo entre agentes con saberes y especialidades distintas. Además, se potencia la capacidad de intervención para lograr los objetivos trazados y atender las problemáticas analizadas, dado que se fortalece la autogestión de la ciudadanía unida, se establecen estrategias de cooperación entre actores para lograr objetivos acordados colectivamente y se estrechan los lazos de solidaridad entre sectores de la comunidad para decidir qué hacer y actuar conforme a ello.
LOS ACTORES DE LAS ASAMBLEAS
Las asambleas, como espacios abiertos, amplios e incluyentes, surgen mediante la interacción de agentes de diverso tipo y, a su vez, hacen posible la coordinación de acciones entre éstos, propiciando la configuración de alianzas alrededor de objetivos compartidos.
Un común denominador en estas experiencias es la articulación de agentes del sector público, el sector privado y la comunidad. Sin embargo, de una experiencia a otra varían los actores, el papel que cada uno cumple y el tipo de liderazgo ejercido en la gestación y sostenibilidad del proceso.
El sector público en la mayoría de estas alianzas está representado por la administración municipal en cabeza de su alcalde. La participación del sector privado, ONGS, asociaciones comunales de segundo nivel, organizaciones barriales y otras organizaciones sociales y comunitarias, la participación de instituciones religiosas, se reconoce también como muy importante en la estabilidad de la mayoría de los casos.
LA NOCIÓN DE PARTICIPACIÓN
La participación ciudadana es un componente central del modelo de gestión puesto en práctica en cada una de las experiencias. Mediante la participación se busca que las personas sean parte en el proceso de gestión del desarrollo local, que los individuos se constituyan en los sujetos de las decisiones y las acciones públicas.
Desde el punto de vista de los actores involucrados, implica inclusión, tener en cuenta y reconocer al otro como parte del sujeto colectivo y, en esta medida, darle voz a la gente que antes no la tenía, a los grupos que habían estado siempre excluidos por condiciones de género, étnia, economía o política. La participación ciudadana se constituye así en medio y fin de la gestión pública del desarrollo.
Mediante la participación, el ciudadano ejerce como tal, concibe las acciones de interés público y toma también parte en su realización, superando así la condición de simple consumidor de servicios y acciones gubernamentales. De esta manera, la participación se constituye en un instrumento central en las distintas fases del proceso de gestión: en el análisis colectivo de las problemáticas locales, en el debate y la toma deliberada de decisiones frente al qué y cómo hacerlo, en la elaboración de los planes de actuación, en la ejecución de los mismos y en el seguimiento y re direccionamiento de las acciones desarrolladas.
Las asambleas buscan que todas las personas tengan vocería, que cada ciudadano y sector haga parte de ese todo orientador de las decisiones y acciones. El “vocero” es alguien que lleva la voz de un grupo de ciudadanos ante el colectivo local y actúa en estos espacios como el portavoz de acuerdos hechos al interior de dicho grupo y no como su representante. De esta manera se busca ser coherente con el principio de la indelegabilidad de la participación y se comienza a tender un puente procedimental para acercar la participación directa y la representativa, para acortar las distancias entre el ejercicio de la democracia directa y la democracia representativa, pues en las asambleas ambos ejercicios tienen lugar.
Mediante la organización en asamblea el ciudadano se forma en la participación política directa, se estructuran y afianzan nuevas relaciones sociales, se conciben escenarios para la interacción y se potencian los esfuerzos individuales al definir un interés público común y cooperar “halando todos en la misma dirección”.
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