lunes, 9 de enero de 2012

EL 9 DE ENERO DE 1927 NACÍA RODOLFO WALSH



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Rodolfo Walsh:-Operación Masacre cambió mi vida. Haciéndola, comprendí que, además de mis perplejidades íntimas, existía un amenazante mundo exterior.

El 9 de Enero de 1927

NACE RODOLFO WALSH







RODOLFO WALSH POR RODÓLF FOWÓLSH

PEQUEÑA BIOGRAFÍA DE UN GRANDE

IN MEMORIAN. RODOLFO WALSH

EDUARDO JOZAMI, SU VISIÓN SOBRE RODOLFO WALSH

OBRAS DE RODOLFO WALSH

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RODOLFO WALSH POR

RODÓLF FOWÓLSH



Me llaman Rodolfo Walsh.

Cuando chico, ese nombre no terminaba de convencerme: pensaba que no me serviría, por ejemplo, para ser presidente de la República.

Mucho después descubrí que podía pronunciarse como dos y ambos aliterados (1), y eso me gustó.

Nací en Choel-Choel, que quiere decir "corazón de palo".

Me ha sido reprochado por varias mujeres.

Mi vocación se despertó tempranamente: a los ocho años decidí ser aviador.

Por una de esas confusiones, el que la cumplió fue mi hermano.

Supongo que a partir de ahí me quedé sin vocación y tuve muchos oficios.

El más espectacular: limpiador de ventanas; el más humillante: lava copas; el más burgués: comerciante de antigüedades; el más secreto: criptógrafo en Cuba.

Mi padre era mayordomo de estancia, un transculturado al que los peones mestizos de Río Negro llamaban Huelche.

Tuvo tercer grado, pero sabía bolear avestruces y dejar el molde en la cancha de bochas.

Su coraje físico sigue pareciéndome casi mitológico.

Hablaba con los caballos.

Uno lo mató, en 1947, y otro nos dejó como única herencia.

Este se llamaba "Mar Negro", y marcaba dieciséis segundos en los trescientos: mucho caballo para ese campo.

Pero esta ya era zona de la desgracia, provincia de Buenos Aires.

Tengo una hermana monja y dos hijas laicas.

Mi madre vivió en medio de cosas que no amaba: el campo, la pobreza. En su implacable resistencia resultó más valerosa, y durable, que mi padre.

El mayor disgusto que le causo es no haber terminado mi profesorado en letras.



Mis primeros esfuerzos literarios fueron satíricos, cuartetas alusivas a maestros y celadores de sexto grado.

Cuando a los diecisiete años dejé el Nacional y entré en una oficina, la inspiración seguía viva, pero había perfeccionado el método: ahora armaba sigilosos acrósticos.

La idea más perturbadora de mi adolescencia fue ese chiste idiota de Rilke: Si usted piensa que puede vivir sin escribir, no debe escribir.

Mi noviazgo con una muchacha que escribía incomparablemente mejor que yo me redujo a silencio durante cinco años.

Mi primer libro fueron tres novelas cortas en el género policial, del que hoy abomino.

Lo hice en un mes, sin pensar en la literatura, aunque sí en la diversión y el dinero.

Me callé durante cuatro años más, porque no me consideraba a la altura de nadie.

Operación masacre cambió mi vida.

Haciéndola, comprendí que, además de mis perplejidades íntimas, existía un amenazante mundo exterior.

Me fui a Cuba, asistí al nacimiento de un orden nuevo, contradictorio, a veces épico, a veces fastidioso.

Volví, completé un nuevo silencio de seis años.

En 1964 decidí que de todos mis oficios terrestres, el violento oficio de escritor era el que más me convenía.

Pero no veo en eso una determinación mística.

En realidad, he sido traído y llevado por los tiempos; podría haber sido cualquier cosa, aun ahora hay momentos en que me siento disponible para cualquier aventura, para empezar de nuevo, como tantas veces.



En la hipótesis de seguir escribiendo, lo que más necesito es una cuota generosa de tiempo.

Soy lento, he tardado quince años en pasar del mero nacionalismo a la izquierda; lustros en aprender a armar un cuento, a sentir la respiración de un texto; sé que me falta mucho para poder decir instantáneamente lo que quiero, en su forma óptima; pienso que la literatura es, entre otras cosas, un avance laborioso a través de la propia estupidez.

(1) Unidad métrica compuesta por una sílaba breve (sin acento) y una larga (acentuada). Así, habría que leer Rodólf Fowólsh.

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PEQUEÑA BIOGRAFÍA DE UN GRANDE



Por Gabriel Martin



«Hay que tener en cuenta que en la Argentina existe el delito de opinión. Que está prohibida la expresión de las corrientes políticas que contradigan al sistema en lo esencial. Que se persigue individualmente a todos aquellos periodistas que tratan de violar esos cánones».

Rodolfo Walsh, mayo de 1972



En los años de entreguerras, en la infamia argentina, el compañero Rodolfo Walsh nació en 1927 en la provincia de Río Negro, en la localidad de Choele Choel.

Diez años más tarde fue alumno internado en un colegio irlandés para pobres de Capilla del Señor.



En pleno proceso de reconstrucción nacional, en 1944 comenzó a trabajar como corrector, traductor y antólogo de la editorial Hachette, y ya en 1951 ingresó en el oficio que revolucionaría con su pluma: el periodismo.

Comenzó en las revistas Leoplán y Vea y Lea.

En esa década, el diario La Nación lo buscó para incorporarlo a sus filas de redactores, pero Walsh se negó por bien considerarlo un órgano de prensa de la oligarquía nacional.

Ya en la Cuba revolucionaria de 1959 sería uno de los fundadores de Prensa Latina y trabajando allí interceptó el cable de inteligencia yanqui que anunciaba la invasión imperialista conocida como Bahía de Cochinos por ellos, para nosotros Playa Girón, el 17 de abril de 1961

En 1977, Gabriel García Márquez, que también era miembro de Prensa Latina, dijo: «En realidad fue Rodolfo Walsh quien descubrió, desde muchos meses antes, que los Estados Unidos estaban entrenando exiliados cubanos en Guatemala para invadir Cuba por Playa Girón».

García Márquez recordaba: «Jorge Masetti, había instalado en la agencia una sala especial de teletipos para captar y luego analizar en junta de redacción el material informativo de las agencias rivales.

Una noche, por un accidente mecánico, Masetti se encontró en su oficina con un rollo de teletipo que no tenía noticias sino un mensaje muy largo en clave intrincada. Era en realidad un despacho de tráfico comercial de la «Tropical Cable» de Guatemala. Rodolfo Walsh, que por cierto repudiaba en secreto sus antiguos cuentos policiales, se empeñó en descifrar el mensaje con ayuda de unos manuales de criptografía recreativa que compró en una librería de lance de La Habana.

Lo consiguió al cabo de muchas horas insomnes, sin haberlo hecho nunca y sin ningún entrenamiento en la materia, y lo que encontró dentro no solo fue una noticia sensacional para un periodista militante, sino una información providencial para el gobierno revolucionario de Cuba.

El cable estaba dirigido a Washington por el jefe de la CIA en Guatemala, adscripto al personal de la embajada de Estados Unidos en ese país, y era un informe minucioso de los preparativos de un desembarco en Cuba por cuenta del gobierno norteamericano.

Se revelaba, inclusive, el lugar donde empezaban a prepararse los reclutas: la hacienda Retalhuleu, un antiguo cafetal al norte de Guatemala».

De regreso a la Argentina siguió trabajando en Primera Plana, Panorama y el semanario de la CGT entre 1968 y 1970, saliendo al público de forma clandestina luego de la detención de Raimundo Ongaro y el allanamiento en 1969 a la CGT de los Argentinos.

En 1972 escribiría por un año en el Semanario Villero y en el diario Noticias hasta que fue clausurado en 1974. Allí se publicaba a diario la tira El Eternauta, de Héctor G. Oesterheld.

Dirigió junto al hoy juez Eduardo Luis Duhalde, junto a Paco Urondo, Rodolfo Ortega Peña y Haroldo Conti, la revista Militancia, que salió en 1973 y al año siguiente fue clausurada por Isabel Perón.

Luego del ajusticiamiento por parte del Comando Juan José Lavalle de Pedro E. Aramburu, Walsh inició un acercamiento a Montoneros, especialmente cuando Walsh formó parte de un comando que terminó la vida del sindicalista Alonso, y se incorporó definitivamente en 1973 como oficial encargado de inteligencia.

Tenía entonces su nombre de guerra «Esteban». Para esa tarea decía: «No se puede vencer a un enemigo sin antes comprenderlo».

Por aquel entonces, Walsh simpatizaba con Mario Eduardo Firmenich y desconfiaba de Perón.

Luego del pase a la clandestinidad de Montoneros y de la muerte del Viejo, Walsh acató la decisión de operar ocultamente, pero en el ’75 analizó la situación y tuvo un choque con Firmenich y parte de la Conducción Nacional.

Walsh decía que había una sensación optimista en la conducción de Montoneros, pero ya en ese año, previo al golpe de Estado, sentenció: «esta batalla está perdida», y consideraba que el camino a adoptar era un repliegue absoluto.

Pedía que se admitiese la derrota en ese momento, para evitar el exterminio de los militantes, y preservar a los líderes e históricos en el exterior.

El único punto que le aceptó Firmenich fue el autoexilio de la Conducción.



A consideración de Walsh, era imposible enfrentar con fusiles a todas las FFAA, y comenzó a actuar para despabilar a la sociedad haciendo correr noticias por todas partes.

En un escrito interno, «Observaciones sobre el documento del Consejo», Walsh dijo: «Si corregimos nuestros errores volveremos a convertirnos en una alternativa de poder... tenemos todo el tiempo necesario, si lo sabemos usar». Ya enfrentado dialécticamente con Firmenich en cuanto a las metodologías, Walsh diría: «La personalización de la política nos parece peligrosa. Primero porque creemos que para el pueblo existen los muchachos, los Montoneros, antes que Firmenich».

Con la salida de la Conducción Nacional de Montoneros del país, Rodolfo Walsh apuntó luego de que comenzara a crearse el Movimiento Montonero como fuerza política, que «nuestra teoría ha galopado kilómetros adelante de la realidad, cuando eso ocurre, la vanguardia corre el riesgo de convertirse en patrulla perdida».

Y agregó: «Entiendo que Montoneros debe seguir la dirección de retirada marcada por el pueblo, que es hacia el peronismo, y que la única propuesta aglutinante que podemos formular a las masas es la resistencia popular, cuya vanguardia en la clase trabajadora debe ser nuevamente la resistencia peronista».

Lo que planteaba Walsh era transformar la derrota militar en una futura victoria política.

Cuando la luz se apagó en nuestra patria el 24 de marzo de 1976, Walsh organizó ANCLA (Agencia de Noticias Clandestina), nombre que causó desconcierto en el seno de las FFAA que pensaban que se trataba de un grupo interno de la Marina.

Desde allí, y en la más extrema clandestinidad, trabajó para romper el cerco informativo impuesto por la dictadura con la complicidad de los directores de los medios.

A diario despachaba cables de noticias hacia cada redacción dando cuenta cual era la realidad del país pisoteado por las botas, por lo que hoy ningún trabajador de prensa de aquellos años puede decir que «no sabía» lo que pasaba.

La prensa oligárquica quiere desmitificar al verdadero Walsh, dejándolo sólo en un papel de «gran periodista» y quitándole sus otras extremidades del cuerpo.

Su compromiso no se cerró sólo detrás de una máquina de escribir. Rodolfo Walsh era un auténtico revolucionario que acompañó todo el proceso de resistencia y de liberación nacional, militando en las FAP identificándose con la izquierda peronista de los ’60, ingresando a Montoneros ya en los ’70. cuando se cumplió un año de la más feroz represión y sabiéndose cercado, Walsh escribió la Carta Abierta a la Junta Militar.

El 25 de marzo de 1977, un día después de la Carta Abierta, Rodolfo Walsh era buscado para ser secuestrado vivo a fines de sacarle toda la información posible «quebrándolo».

Estaba en la zona de Congreso donde dejó unas cartas en un buzón, y se alejó por Entre Ríos hacia la avenida San Juan. Al mismo tiempo, otro grupo de tareas reventaba su casa en San Vicente, donde se llevaron muchos de sus escritos, entre ellos «Ese Hombre», que estaba en manos de Massera y fue robado por una militante liberada.

Mientras caminaba, Walsh comenzó a sentir el olor de la muerte: vio a muchos siguiendo sus movimientos y se dio cuenta que la cita estaba envenenada.

Se lanzó en carrera y un oficial de la Marina intentó hacerlo caer en la carrera. Walsh sacó la pistola y respondió el fuego, mientras una ráfaga de ametralladora lo cortaba al medio.

Ante la Justicia, Martín Grass dice haber visto al cuerpo de Walsh en la ESMA, muerto antes de llegar. Tenía 50 años.

Su cuerpo fue desaparecido.

De chico quiso ser aviador, hoy es un héroe que extrañamos.

Hoy todos extrañamos al periodista y maestro Walsh, al revolucionario Walsh, y al compañero montonero Rodolfo Walsh.

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Rosario, Santa Fe, Argentina



IN MEMORIAN. RODOLFO WALSH



Rodolfo Walsh nació en Choel-Choel (Río Negro), en 1927, desapareció el 25 de marzo de 1977 en la actual ciudad de Buenos Aires.

Fue secuestrado por un grupo de tarea que funcionaba en la Escuela de Mecánica de la Armada, se dice que llegó herido y allí habría muerto.



Hoy figura en los listados que recuerdan a los 30.000 desaparecidos durante la última dictadura militar (1976-1983).

Una de las operaciones más comunes del pensamiento reaccionario en relación a las luchas populares ha sido vaciar de contenido y por lo tanto de historia a algunas personas y hechos para construir un mito, y por lo tanto ponerlo en remplazo de los muertos pierden, junto con la desaparición de los signos vitales, la palabra y en su remplazo, son otros los que hablan por él.

Desde que se pudo volver nombrar a Rodolfo Walsh sin que por eso se corriera el riesgo de tener su mismo destino, han aparecido decenas, cientos y hasta miles de "viudas intelectuales" que de manera sistemática e intencionada o inocentemente han tratado de vaciar de contenido histórico, político y social la vida del escritor y militante Rodolfo Walsh.

No soy de los que puede afirmar sus opiniones en una amistad... (Miguel Bonasso, Horacio Verbitsky), ni siquiera en un conocimiento personal.

Reconocí al individuo por su obra y por su práctica de vida y muerte. Conocí algunas historias no publicadas por interpósitas personas, leí sus obras (no todas) y desde otro punto de vista uno puede afirmar que Walsh no fue ni pretendió ser un analista rebelde, en el mejor de los casos fue un militante comprometido con su generación y con su tiempo.

Acompañó a varias generaciones de militantes populares en sus aciertos y sus errores y como muchos de sus contemporáneos pagó con su vida los aciertos y los errores de sus lecturas políticas.

El lugar que algunos quieren asignarle, el del mito revolucionario, no cuadra hoy si no es vaciándolo de su contenido.

En el libro de recopilación de artículos periodísticos “Escritos Rebeldes” editado por el periodista Daniel Link, el responsable de la elección de los textos, dice: "por decisión del editor -página 4- se eliminaron los documentos políticos escritos por el autor (Rodolfo Walsh)".

Junto a la decisión del editor y supongo con el consentimiento de los familiares sobrevivientes se elimina a los futuros lectores, admiradores de la persona y su obra, la posibilidad de comprender esa síntesis entre compromiso político y quehacer periodístico, (más coherencia de vida y muerte por convicción)

Rodolfo Walsh, militante nacionalista en sus inicios, reconoció el sufrimiento popular en la investigación de los fusilamientos de civiles en el basural de José León Suarez (1956), tras el fracaso de la asonada de un grupo de militares peronistas encabezados por el General Juan José Valle, esta primera investigación periodística cuya trascendencia masiva se debió a la publicación en periódicos de escasa circulación y prestigio, se conoció luego con el nombre de "Operación Masacre" cuando sus artículos tomaron forma de libro primero y de guion cinematográfico después.

En el interregno quedaron su colaboración militante en la creación de la agencia nacional de noticias de Cuba: Prensa Latina, tras el triunfo de la Revolución que llevó al poder a Fidel Castro.

Sus otras investigaciones periodísticas como “¿Quién mató a Rosendo?”, una denuncia sobre el modelo de poder sindical peronista y los inicios de lo que sería el "Vandorismo" como forma hegemónica de negociación entre el poder sindical y las patronales, publicado originalmente en el semanario CGT en 1968.



"El caso Satanowski" es la otra novela de investigación periodística sobre oscuras vinculaciones entre el poder financiero, los medios de comunicación y la política.

Esta trilogía de trabajos de investigación periodística basados en un mismo método. La recolección de testimonios directos de los principales actores, la reconstrucción de las investigaciones judiciales, inauguró en la argentina, para muchos exegetas, el periodismo de moda en esa época: El Nuevo Periodismo o la non fiction...

La no ficción... esa manera de contar historias en un género intermedio entre el periodismo y la literatura surgió a mediados de los sesenta en los Estados Unidos y tiene como sus principales exponentes a Norman Mailler (“Los desnudos y los muertos”) y Truman Capote (“A Sangre Fría”) y Tom Wolf (“El nuevo Periodismo”).

Estos autores norteamericanos, acompañaron a sus contemporáneos con una mirada crítica sobre la sociedad de su tiempo y se alejan de la tradición objetivista del periodismo norteamericano para encontrar nuevas formas de "contar" la sociedad que los tiene como observadores y partícipes de su tiempo.

Su participación en la creación del diario "Noticias", que surgió en la primavera democrática de los 70, tras la asunción del presidente Héctor J. Cámpora ante la proscripción de Perón el 25 de mayo de 1973, lugar que compartió entre otros con Miguel Bonasso, Horacio Verbitsky y el historietista Héctor G. Oesterheld (“El Eternauta”, “La guerra de los Antartes”, tira diaria publicada en el diario Noticias) fue la antesala de su último emprendimiento, luego del golpe militar de 1976, cuando creó y dirigió hasta su muerte la “Agencia de Noticias Clandestinas” (ANCLA); un intento de contra información a la censura que el poder militar impuso a los medios de comunicación y a la complacencia de muchos intelectuales y dirigentes políticos tuvieron frente al golpe militar de 1976.

Rodolfo Walsh, Haroldo Conti, Francisco "Paco" Urondo, Rodolfo Ortega Peña (diputado nacional peronista asesinado en 1974, dirigió junto a Eduardo Luis Duhalde la revista “Militancia”, de corta vida editorial durante 1973-1974 y fue clausurada durante el gobierno de Isabel Perón), entre los asesinados, secuestrados y desaparecidos, por citar algunos nombres y Miguel Bonasso, Eduardo Jozami entre los sobrevivientes fueron periodistas comprometidos con los sectores populares en su contemporaneidad.

Lejos se encuentra el pensamiento y la vida de Rodolfo Walsh que muchos se obsesionan por asignarle: el del libre pensador rebelde e individualista –analista rebelde- periodista liberal sin mácula ni otro compromiso con la objetividad que sirve para fundamentar miradas sesgadas.

El sentido de la obra de Rodolfo Walsh post “Operación Masacre” tiene un sentido de compromiso político y ejercicio honesto del periodismo.

Walsh debe salir de la categoría de mito porque pierde su historicidad, se lo vacía de contenido, se lo pone en remplazo de otra cosa...

Rastreando en la biografía de Rodolfo Walsh nos encontramos con un ser humano descendiente de una familia católica irlandesa, de convicciones nacionalista que reconoció en esos años cual era su lugar, trabajó para construir una alternativa que lo incluyera como protagonista, no como personaje mítico sino como militante de las causas populares.

Por eso fue asesinado. Por eso debe ser recordado...

Editado por Eduardo Seminara

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Editó recientemente “Rodolfo Walsh. La palabra y la acción”

EDUARDO JOZAMI, SU VISIÓN SOBRE RODOLFO WALSH

Otra mirada. En su reciente libro, el autor logra una biografía intelectual del creador de “Operación Masacre”. Es un volumen iluminador sobre su vida y obra, que aporta una “mirada desacralizada”, asegura. Biografía. Jozami publicó “Rodolfo Walsh. La palabra y la acción”, una biografía intelectual del creador de la literatura de “no ficción” en el país.



Por Rubén Furman, de Télam



Militante político, periodista, escritor, docente universitario, Eduardo Jozami asegura que en su reciente libro “Rodolfo Walsh. La palabra y la acción” buscó trazar una biografía intelectual que fuera, sobre todo, fiel al legado del autor de la célebre “Carta a la Junta Militar”.

“En estos años se ha construido una imagen mitificada de Walsh, casi reverencial pero a veces descafeinada. Lo que quise fue poner sus opciones en el tamiz de la crítica y someter sus escritos a la prueba del tiempo, con una mirada desacralizada, que es lo mejor que puede hacerse con un intelectual riguroso”, evaluó Jozami a Télam.

El resultado de ese esfuerzo es un volumen iluminador sobre la vida y obra de un escritor que a lo largo de dos décadas y media ejerció un creciente compromiso político y nunca abandonó la militancia con la palabra, hasta convertirse en un emblema.

Pero como el hándicap del “Turco” Jozami es haber participado -y recorrido- casi del mismo universo que Walsh, el libro es además una mirada reflexiva y rica en detalles sobre el poderoso telón de fondo de un tiempo turbulento y sus protagonistas.

La tesis del autor es relativamente sencilla: así como un Maradona podría ser cualquier cosa, pero siempre seguirá siendo aquel jugador de fútbol, Rodolfo Walsh fue esencialmente un escritor, un intelectual de su época que nunca dejó de verse a si mismo como tal y se obligó a la coherencia entre palabras y hechos.

“Siempre resultará sorprendente que apenas dos años después de haber escrito elogios a la Revolución Libertadora y al coraje de los aviadores navales que bombardearon la Plaza de Mayo en junio de 1955, se convirtiera en el autor de la saga de la Resistencia Peronista y confesara que la investigación de Operación Masacre le cambió la vida”, señala Jozami.

Como no podría ser de otro modo, el libro recorre con sentido casi cronológico el camino político de Walsh, desde un extraño arranque en la derechista Alianza Libertadora Nacionalista hasta el conocido final al frente del área de informaciones de los montoneros y la agencia clandestina de noticias, desde la que llama difundir informaciones proscriptas como un acto de “satisfacción moral” casi individual.

“Mientras se alejaba de esa conducción con críticas al militarismo elaboraba planes propios para rencontrarse con la literatura y volver a escribir”, reseña Jozami sobre las vísperas de su asesinato por una patota de la Esma en una esquina de San Cristóbal, en marzo de 1977.

Los primeros relatos

En ese recorrido vital, aparecen sus primeros relatos periodísticos publicados en la revista Leoplán y la estadía durante año y medio en la Cuba, donde participa de la fundación de la agencia Prensa Latina, vibra con la revolución y descifra los códigos que anticipan la invasión de Bahía Cochinos de 1962.

Jozami ata cabos sueltos con mirada de experto y colige otras conclusiones, como que la publicación de esas claves en la revista argentina “Che” son un alarde de desconfianza a los aparatos políticos que, al igual que su adhesión al fidelismo, al nacionalismo popular y al culto de coraje, lo acompañarán hasta el final.

También constata que ni siquiera en la entrevista con Perón en Madrid a fines de los 60, en la que se conviene que se haga cargo del periódico de la CGT de los Argentinos, el líder logra cautivarlo, aunque palpite como “un drama personal” tanto las vicisitudes de su movimiento como la defección de la burocracia sindical, y potencie su admiración por Evita.

Jozami no elude un tema central donde del mito del hombre capaz de llevar a la acción lo que piensa debe ceder paso a otras consideraciones: el valor de su literatura como tal.

Jozami también destaca que la muerte del Che Guevara, a la que Walsh como toda la generación asigna un valor fundacional en la opción por la violencia, es procesada en términos literarios.

Su cuento “Un oscuro día de justicia” es escrito bajo el impacto emocional del hecho y narra la derrota del héroe de los chicos internados en el pupilo de los curas irlandeses que toman como enseñanza que sólo se puede confiar en las propias fuerzas.

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OBRAS DE RODOLFO WALSH



- Variaciones en rojo (cuentos policiales) – 1953

- Diez cuentos policiales argentinos (como antólogo) – 1953

- Operación masacre (basado en una investigación sobre los fusilamientos de los basurales de José León Suárez) – 1958

- Los oficios terrestres (cuentos) – 1967

- ¿Quién mató a Rosendo? (basado en una investigación sobre la muerte del matón sindical Rosendo García a manos de las bandas del lobo Augusto Timoteo Vandor) – 1969

- Caso Satanowsky (basado en la investigación sobre el asesinato a manos de agentes de la SIDE del abogado Marcos Satanowsky vinculado a los intereses de grupos empresariales periodísticos) 1973

- Un oscuro día de justicia (cuentos) – 1973

- Cuento para tahúres (cuentos)

- La granada (obra de teatro)

- La batalla (obra de teatro)

*Escrito por Fogwill - Gabriel Martín - Seminara - Jozami – Furman

http://www.nacionalypopular.com

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