domingo, 27 de agosto de 2017

¿Por qué diablos la gente apoya a la derecha?

 Un médico noruego tiene la respuesta
 Alberto Buitre




TOLUCA, ESTADO DE MÉXICO. –No creo en el destino, pero hay ciertos momentos en la vida que casi me convencen de creer que nada es casualidad. Uno de esos momentos fue cuando conocí a Gernot Ernst.
En esto venía pensando desde tiempo atrás: ¿Por qué la gente sigue apoyando a la derecha, a pesar que, bajo sus gobiernos, ya saben que es cuando peor les va? En Estados Unidos, Donald Trump no pierde popularidad. En España, la población continúa votando al Partido Popular. Mauricio Macri hoy es presidente de Argentina gracias al voto masivo de la gente. Y en México, nos preparamos para lo que puede ser la vuelta a la presidencia del Partido Acción Nacional… ¡¿Por qué diablos?! Y de tal respuesta, quería escribir un artículo.
Pero no daba con una razón convincente. La teoría dice mucho, sí, pero no lograba empatarla con el siglo XXI. Entonces acudí este fin de semana a Toluca, Estado de México, a una conferencia sobre la crisis del capitalismo organizada por el Partido del Trabajo, y conocí al doctor Ernst.
Ernst es un intelectual en serio. Médico anestesiólogo del Vestre Viken Hospital Trust, en Korngbesrg, Noruega. Neurobiólogo y científico social, ha realizado investigaciones en Teoría de la Complejidad asociadas a la medicina y las ciencias sociales. Además, es consejero científico del Partido de la Izquierda Socialista de Noruega. O sea, el sujeto sabe de lo que habla.
En su ponencia, Ernst dijo que el pensamiento de derecha tiene una explicación neurocientífica. El contexto social actual es el caldo de cultivo para esto. Internet literalmente bombardea con mierda los cerebros de las personas. La llamada “shitstorm” –término urbano para describir una serie de cosas que van aparentemente bien, pero que, al realizarse, terminan horrendamente mal–, dejan cosas (selfies, memes, chats, fotos y videos cualesquiera) que desaparecen rápido y dejan frustración. Las redes sociales están plagadas de pseudoargumentación, generan egoísmo y con ellas es fácil burlarse de asuntos realmente serios, como una tragedia humana, un acto de corrupción política, y la lucha de un grupo de personas por sus derechos. Mierda, pues. Y lo más peligroso de todo: generan miedo. Y el miedo es la materia prima de la derecha.
Ernst explicó que la derecha sabe muy bien lo que hace, cuando le habla a las audiencias. Por ejemplo, crean enemigos abstractos: migrantes, homosexuales, mujeres, anarquistas; en ellos se funda la razón del miedo. Entonces un candidato o candidata de derecha aparece como una figura paternal, que es capaz de arreglar tus problemas. Provoca –dice el doctor–, patriarcado.
Y al padre todo se le cree; por ser padre, y por haberte puesto en una posición infantil de indefensión. De hecho, una vez entregándote a él, cada afirmación que haga la tomas como válida. No importa si sabes que es mentira; no importa si él mismo sabe que es mentira, explica Ernst. Se ha creado una imagen del “nosotros contra los otros”. No argumenta. No te pone a pensar, no lo necesita. Lo único que la derecha requiere es poner imágenes en tu mente mediante palabras y definiciones: “Los mexicanos son violadores y traen drogas”.
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Gernot Ernst, médico y consejero científico del Partido de la Izquierda Socialista de Noruega. FOTO: Alberto Buitre
¿Buscaba una respuesta? Ahí la tenía. Pero no era suficiente. Quería saber más, y entonces me lancé a conversar con él.
–Ernst, dime, ¿por qué tiene tanto éxito la derecha hoy en día?
–Los medios de información han cambiado, particularmente internet. Pero también la forma de educación, de movimiento, esto provoca que nuestra mente cambie, que tengamos dificultades de concentrarnos y de aceptar o entender argumentos. Esto es explotado por la derecha porque se especializa por utilizar el miedo. Saben lo que están haciendo. Están utilizando el miedo social.
–¿Pero por qué funciona tanto?
–El miedo, la confusión. Es un hecho que, cuando eres confundido, tu cerebro no logra argumentar. El cerebro es fácil de convencer con imágenes, con palabras simples. Por ejemplo, las grandes tiendas hacen grandes laberintos donde las personas no encuentren la salida. Es una estrategia. Porque cuando eres confundido no tienes fuerza mental para no comprar cosas. Es una técnica; es fácil confundir a la gente. Es la estrategia: aumentar el miedo, aumentar la confusión y así saben que la gente va a apuntar hacia la derecha. Es una estrategia clásica fascista.
–¿Qué opinas de Trump? ¿Por qué, a pesar de tantas críticas, todos los días, el tipo sigue vigente?
–Trump y sus partidarios saben exactamente qué están haciendo. Trump psicológicamente es un hombre viejo que teme a la muerte. Es una estructura típica de la derecha. Ellos temen a la muerte más que los de la izquierda. Y cuando temes a la muerte, cuando tienes miedo, tu método para sobrevivir es la agresividad. Y esos instintos son provocados. En los mitines de Trump, quienes están ahí, la mayoría son hombres son un poco más viejos y también son hombres o mujeres que tienen una alimentación que no es buena, y sus funciones en el cerebro no funcionan claramente. Esta es una estrategia que se ha construido y sus especialistas trabajan en eso.
¿Y qué diablos hacer? Según el doctor Gernot Ernst, la izquierda (yo más bien me considero un anarquista clásico, pero igual aplica) tiene en sus manos la más vieja de sus armas: la organización social; que, dadas las circunstancias, sigue siendo la más efectiva. “Porque la organización social disminuye el miedo”
En la izquierda –apunta– , no hay un camino tan fácil como en la derecha. “La izquierda argumenta. Pero hemos olvidado la organización. Y para la organización necesitamos más tiempo. Hemos perdido a los trabajadores donde no tenemos sindicatos, y ahí debe haber compañeros que sufran y luchen con ellos. Esa es nuestra fuerza. Cuando estamos ayudándoles en las cosas pequeñas, van a escuchar y van a recordar qué es los más importante y van a luchar también. “
Luego entonces, Ernst ofrece lo siguiente que, he titulado: “Consejos del doctor Gernot Ernst para evitar que la gente apoye a la derecha, y sí apoye a la izquierda:
  1. EJEMPLIFICA CON GENTE NORMAL. Explica los problemas y argumenta con base a experiencias de gente común, con la cual tu audiencia se sienta identificada.
  2. MENOS DISCURSOS, MÁS PREGUNTAS. Evita imponer tus ideas. Pregunta, para que la gente descubra la verdad por ella misma.
  3. UTILIZA EJEMPLOS HISTÓRICOS. La gente no tiene consciencia histórica. Recuérdales lo que ha pasado, para que no cometan los mismos errores, y recuerden los éxitos antiguos.
  4. LA DERECHA MANIPULA, LA IZQUIERDA ORGANIZA. Es válido si utilizas algunos métodos de la derecha, como usar imágenes y definiciones. Pero no te olvides de lo más importante: la organización social es la clave.
Ernst explica la propia experiencia del Partido de la Izquierda Socialista de Noruega y la razón de su éxito, al ocupar hasta el 10 por ciento de las preferencias electorales en el país. “En Noruega tenemos la misma lucha contra el neoliberalismo y la organización sindical es muy fuerte, todavía. En algunas áreas, el 90% de los trabajadores están organizados y esto es único en Europa. Pero también al otro lado tenemos un movimiento populista de derecha que es igualmente fuerte, casi el 20 por ciento. Es una lucha muy importante. Es particular para nosotros el SV (“Sosialistisk Venstreparti”, nombre en noruego del Partido) tenemos tres principios generales: el juicio social, el medio ambiente y el feminismo. Eso es muy importante para nuestra lucha. Porque cuando somos capaces de convencer a las mujeres, y las mujeres no son amigas de los populistas de derecha y trabajamos con ellas, juntos, es uno de los métodos con los cuales podemos ganar”.
Nos despedimos con un par de fotos y un buen saludo. Yo, con la esperanza de verlo de nuevo un día y aprender más. Gran sujeto. Y sobre todo, preguntarle de qué personaje era esa espectacular camiseta de jazz que portaba. Nos vemos pronto, camarada.




lunes, 21 de agosto de 2017

Segundas imágenes del sufragio


Lo que dejaron las PASO. Posibles proyecciones para octubre. Lecturas sobre el caudal electoral de Cambiemos. Algunos números para analizar. Distintos pesos del conjunto opositor. La primera ofensiva en la city y en el Poder Judicial.


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Hará tres semanas el sentido común predicaba que las Primarias Abiertas Simultáneas y Obligatorias (PASO) serían un perdedero de tiempo, con baja participación. Desde el domingo cunde una sensación inversa: fueron la votación definitiva, la de octubre será un trámite ratificatorio (la escribanía, que se mudó del Congreso al cuarto oscuro). 
Se incorporan al debate viejos vocablos, arrumbados por un relativo desuso: “hegemonía”, “reelección” las más resonantes. Los hay interesantes, tanto como para dejarlos para notas futuras. 
El contrato (de adhesión) para la lectura de esta columna estipula restringir las simplificaciones, dosificar las profecías en especial las de largo plazo. Y diferenciar la gravitación del (tentativo) 35,90 por ciento que consiguió Cambiemos según de qué se hable. 
El porcentual bastó y sobró para conseguir una victoria rotunda con impacto sobre el escenario político actual, la votación de octubre y los próximos dos años. Pero es incorrecta la metonimia que confunde a la parte con el todo, equipara a la primera minoría con la mayoría absoluta y hasta con la síntesis del conjunto social. Cuando menos, debe ser puesta en cuestión.
Se han usado ya los vocablos “según” y “pero”. El contrato de lectura agrega que se repetirán más de una vez, acaso tantas como “aunque”. Y una más, para matizar vaticinios apodícticos: “depende”.
Vamos por orden, empezando con lo corroborado.
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Un largo tercio poderoso: Se ignoran, tal vez hasta fines de la semana entrante, los guarismos exactos de las PASO. La manipulación del escrutinio provisorio en Buenos Aires deja vacante comprobar lo que parece clavado: la ex presidenta Cristina Fernández de Kirchner venció por estrecho margen en la elección de senadores. El Gobierno birla un dato relevante aunque de ningún modo define qué fuerza se quedará con las dos bancas de senadores para la primera minoría y cual con una. Sí da la impresión de estar resuelto que son dos y solo dos las que dirimen: Cambiemos y una de las vertientes del peronismo. Como sucedió en abrumadora mayoría de las provincias. 
El politólogo Andrés Malamud resaltó una de tantas evidencias dejadas de lado: ese bipartidismo rigió en casi todos los distritos. Cambiemos y la fragmentada oferta de peronismos salió primeros o segundos en 23 territorios. Las referencias numéricas generales las hacemos sobre las elecciones para diputados.
Solo en cinco provincias, terceras fuerzas superaron el quince por ciento: Chubut, Neuquén, Salta, Tierra del Fuego, Río Negro. Agreguemos que apenas en la última provincia hubo cuatro competidores por encima de esa valla, más bien baja. El quinteto podría llegar a sexteto si se redondeara a más el 14,78 por ciento que congregó 1País, el partido de Sergio Massa, en Buenos Aires.
 Se reprodujo un fenómeno, hijo de la crisis integral de 2001. La coalición que habita la Casa Rosada es la única con implantación nacional. Desde 2005 y hasta 2015 el Frente para la Victoria (FpV) contó con esa herramienta, que pasó a manos de Cambiemos dos años atrás. Bien escribe el politólogo Julio Burdman en Anfibia.com: “La Presidencia es la mejor herramienta de construcción partidaria nacional. El Ejecutivo, dicen algunos sin eufemismos, es el partido político nacional argentino”.
El que gobierna está en posibilidad de imantar adhesiones en toda la Argentina por fuerza gravitatoria. Los partidos provinciales, cuando les va bien, sólo son torazos en su rodeo, se esfuman allende las fronteras. Más allá de leyendas urbanas sobre Ligas de gobernadores, solo se confederan cuando los atrae o tracciona un liderazgo nacional.
Cambiemos se impuso en cuatro de las cinco provincias que gobierna. Goleó en tres, solo en Jujuy disminuyó sensiblemente su caudal. La quinta, Buenos Aires, está en veremos. Y avanzó sobre territorios ajenos, algunos de modo espectacular (Córdoba), otros en menor proporción (Santa Fe). Batió a gobernadores peronistas de todo pelaje (San Luis, La Pampa, Santa Cruz).
A su turno, el kirchnerismo quedó primero en provincias adversarias: Santa Fe, Tierra del Fuego, Chubut, Río Negro. Solo en ésta por un gap que asoma como indescontable dentro de dos meses.
La gravitación del número en una competencia se redondea con los de los adversarios. Cambiemos ganó también (subrayamos “también”) merced a la dispersión de sus adversarios prefijada en el armado de las listas que se potenció porque muchos perdieron “en fila india” a menudo en condición de locales.
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Sintonía (fina) inconclusa: En sentido amplio, el veredicto del 13 de agosto asoma como altamente predictivo del resultado de octubre. Nada está escrito en la piedra pero… De cualquier modo, recién dentro de dos meses se dirimirán las bancas en el Congreso nacional y en varias Legislaturas provinciales
Falta un dato clave del domingo, en Buenos Aires. El “apagón” informativo es una vergüenza que pesa en la mochila del Gobierno. 
El desempeño de la ex presidenta sigue siendo central en el nuevo contexto. El desenlace está abierto. La gravitación es cualitativa además de cuantitativa: hay en juego mucho más que la tercera banca. 
Las proyecciones efectuadas por analistas y medios, incluyendo a PáginaI12, son útiles y orientadoras. Pero los números estrictos y decisivos surgirán de otra compulsa.
Para Diputados el conteo es complejo , merced al sistema D’Hondt. Variaciones pequeñas pueden modificar el reparto en favor o detrimento de alguna de las dos coaliciones o de una tercera. La traslación a bancas debe estudiarse caso por caso: la punta no garantiza, de cajón, más escaños que el segundo. Depende de cuántos se renuevan y de las diferencias entre las listas
Algo semejante aplica al interrogante de “quién ganó” en número de votos en cada provincia.
El cuadro general y los 24 locales cambiarán. La composición del Congreso, la dendeveras, diferirá de la virtual que disponemos ahora. Imposible decir cuánto, anticipemos una hipótesis sensata: más que nada, menos que muuucho. En general… 
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El voto migrante: Los precedentes corroboran que hay migraciones de preferencias entre las PASO y las elecciones generales. El padrón se reconfigura, los votantes utilizan el recurso de “moverse” tácticamente. Massa 2013 y María Eugenia Vidal disfrutaron tales mudanzas en 2015, Daniel Scioli las sufrió en la segunda vuelta, ese año.
Las campañas trabajarán para conservar, re-polarizar, debilitar a quienes salieron terceros o más atrás. Tema para otras notas, que dejamos pendiente, de momento.
Aumentar la alta participación (que no fue homogénea en todos los distritos) del domingo no será sencillo, en general. Está muy cerca de los techos históricos.
Es aventurado suponer que quienes no participaron son un conjunto muy diverso al resto del padrón. De ordinario, se corrobora que acostumbran a repetir las tendencias de los demás ciudadanos.
Por imperio del umbral del 1,5 por ciento hay personas que están impedidas de repetir su voto: las boletas del partido que acompañaron no estarán en el cuarto oscuro. En el total general suman 705.969 ciudadanxs , un numerito tan tentador cuán difícil de identificar en las campañas para hacerles “cuerpo a cuerpo”. En Buenos Aires trepan al 4,5 por ciento de los votos emitidos: 359.300 agujas humanas en un pajar. Seducirlos es un desafío, para candidatos y militantes.
El resto es laburo político para todas y todos. Según el manual, los ganadores atraen, los perdedores son mancha venenosa. Quienes gestionan ejecutivos – gobernadores e intendentes– disponen de más recursos para mover voluntades. En ciertas provincias (Chubut, Neuquén, Tierra del Fuego en especial) el Ejecutivo local quedó segundo por diferencia escasa, conservan probabilidades de remontar. Hay ejemplos de comicios previos que les pueden insuflar esperanzas. Pero el manual reseña asimismo excepciones en el pasado y no garantiza nada.
Bajando más a tierra, los intendentes se valen de astucias o defecciones para preservar sus reductos cuando el referente provincial tiene pinta de perdedor. Lo abandonan, cortan boletas, reparten la propia con la de otros partidos, más taquilleros.
Consultamos a los conocedores de los Conurbanos cuanto mueven la aguja tales manejos. Las interpretaciones son sumamente variadas. Mucho, poquito… en cualquier caso más que nada.

La Matanza no es Perico: La diputada Elisa Carrió quedó a una uña de la mitad de los votos en la Ciudad Autónoma de Buenos Aires y se impuso en todas sus comunas. Si se aguza la mirada se disciernen diferencias entre las zonas más opulentas y las más humildes pero la homogeneidad prevalece. La apoyó un espectro poli clasista. 
Salvando sensibles diferencias, algo por el estilo se trasunta en las goleadas con más del cincuenta por ciento en Formosa y en Tucumán, una de las provincias más pobladas.
Son, mayormente, excepciones. La traza de las preferencias denota un sesgo social: discierne entre las poblaciones con menores niveles de ingresos y mayores de informalidad versus el resto. 
Un componente de clase marca diferencias contundentes entre el Conurbano y el Interior bonaerense. El cómputo global es cabeza a cabeza, en Florencio Varela Cristina se impuso por 49 a 22,6 por ciento. En La Matanza fue 46,7 a 24,5. Son partidos superpoblados, no villorios. Comprenden barrios o ciudades “de clase media” que no alcanzan a compensar a la mayoría.
En el Interior las proporciones se invierten. Traducir si se trata de un voto por motivaciones económicas o por pertenencia de clase es un ejercicio imposible, al menos para este cronista. De todos modos, la estructura social incidió en las decisiones ciudadanas. La variable no es única, todo es multicausal y dialéctico en las viñas del Señor. 
Un mapa de la zona núcleo, sojera, revela una primacía mayor de Cambiemos. Los beneficiarios de la quita o supresión de retenciones retribuyen el beneficio. El clientelismo VIP también existe y “garpa”, claro que mencionarlo queda feo.
Distinciones de clase, de territorios se conjugan con las etarias, cuyo quantum, basado en encuestas, es menos preciso y fiable aunque innegable. Los jóvenes acompañan más a UC que los mayores de 60 años.
El monocausalismo “cultural” puesto súbitamente de moda simplifica al mango. No se expresó un vasto acompañamiento a la ideología, el credo o el imaginario (usted elija o combine) del macrismo. Los dos tercios que se inclinaron por otras opciones son, casi unánimemente, opositores cabales. Podrían quedar afuera expresiones díscolas del radicalismo como las que convoca el ex embajador Martín Lousteau en la CABA o Jorge Boasso en Santa Fe. El resto, casi la totalidad, se pronunció contra el Gobierno. 
Volvamos a diferenciar la aritmética electoral de la política: no son un colectivo político unido. 
Extrememos el punto: muchos también se oponen a CFK férreamente, hoy en día. Quizá voten en defensa propia pero se inclinan por otras banderías. Cambiemos sigue sacándole jugo a la táctica de mostrarse como “opositor a la oposición”, según la simpática frase del periodista Martín Rodríguez. 
Nadie es dueño de los dos tercios opositores, Cambiemos posee un capital más sólido y potente. 
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Ofensivas y defensas civiles: El triunfo de Cambiemos entusiasmó a la capciosa City porteña que celebró, volviendo a pedalear la bicicleta financiera.
Las ínfulas del ganador acicatearon una maniobra ilegal en el Consejo de la Magistratura para forzar el jury al juez Eduardo Freiler. La tramoya contó con la imprescindible complicidad de la Corte Suprema de Justicia. El oportunismo del presidente Ricardo Lorenzetti no es, ni por asomo, una novedad de esta semanita. Su jugada fue la enésima manifestación de la vocación pro cíclica en materia política del Poder Judicial.
El oficialismo se apresta a retomar ofensivas contra la Procuradora Alejandra Gils Carbó, contra jueces que sentencian con apego al Derecho del trabajo. Las Reformas laboral y jubilatoria, regresivas al mango, se sacan del cajón. 
La política económica acaso pase de su etapa autodenominada gradual al shock exigido por las grandes corporaciones empresarias.
La dinámica política desde diciembre de 2015 revela que las tropelías del oficialismo solo encuentran límites en las réplicas de la sociedad civil (mayormente) y, en ocasiones, del Congreso o la oposición política.
Con eficacia y asiduidad, movilizaciones retardaron o mitigaron iniciativas de derecha dura, a menudo ilícitas o inconstitucionales. Pensamos en los tarifazos sin audiencia previa, los amagues de cambios en la legislación laboral, el 2x1 para represores urdido en las sombras del cuarto piso de Tribunales. Hasta la perversa prisión domiciliaria concedida a Milagro Sala fue arrancada por la acción concertada de militancia social, organismos de derechos humanos y agencias internacionales. 
El voto es la expresión más acabada de la participación democrática, sin agotar el repertorio. Las movidas en el espacio público signan la etapa de Cambiemos.
Cambiemos avanzó hasta ser una primera minoría consolidada, tal como explicó el sociólogo y consultor Eduardo Fidanza en “La Nación”. Se alzó provisoriamente con, más o menos, los mismos votos que lo auparon a la presidencia en la primera vuelta. No los acrecentó significativamente, al menos en esta ronda electoral, ni se le escaparon. Hablar de un plebiscito ganado es impropio, la integración del Parlamento lo explicita: primera minoría en Diputados, segunda minoría en el Senado. Ambas crecerán en proporción no determinada todavía.
El Gobierno ya apunta a ahondar proyecto y programa. ¿Construirá las mayorías parlamentarias que le permitan concretarlo? ¿Vencerá las resistencias sociales que se le pondrán en la vereda de enfrente? Depende de correlaciones de fuerzas, capacidad de alianzas y cien factores más. Uno preponderante, hoy traspapelado: la capacidad de las vertientes opositoras para reagruparse, generar una alternativa que convoque y sume. 
Si el oficialismo avanza en sus objetivos declamados –bajar la informalidad, reducir la pobreza, combatir con éxito el narcotráfico– su porvenir será más promisorio. Si, como tantos pensamos, ahonda la desigualdad, la exclusión y el desmantelamiento del aparato productivo, la tendrá más difícil.
La magnitud del triunfo depende de las cifras reales de la votación de octubre. Al cierre de esta edición, se ignora parte del veredicto del domingo pasado.

domingo, 20 de agosto de 2017

“Cambiemos encarna una conquista del desierto cultural”



Los tres llegan por tandas, con alguna espera en el medio. Se ubican en una mesa en el fondo del café y librería Clásica y Moderna. Un panel de madera y vidrio los separa de los exhibidores llenos de libros, un entorno que en cierto modo los representa. El último en llegar es Jorge Alemán, psicoanalista radicado en España, ensayista y escritor. En la mesa menos visible del salón, casi cobijados en uno de los rincones, lo saludan el sociólogo Daniel Rosso, especialista en medios y política, y el decano de la Facultad de Ciencias Sociales de la UBA Glenn Postolski, graduado en comunicación. Sentados frente a frente en uno de los bares notables de la Ciudad de Buenos Aires, los tres se disponen a analizar el resultado de las elecciones primarias. Estudioso de Jacques Lacan y la teoría del sujeto, amigo del fallecido Ernesto Laclau, Alemán enuncia una "hipótesis teórica general" que establece un marco para el resto de la conversación. "Hay una ruptura entre el índice de malestar social y su conexión con un proyecto transformador de la política. Puede haber una situación que, en términos sociales y económicos sea verdaderamente muy amenazante para los sectores populares, y que eso no se traduzca en términos políticos", afirma.
De los primeros intercambios queda claro que los números de la elección del último domingo confirman, para los tres, la necesidad de plantearse preguntas. ¿Por qué Cambiemos pudo crecer a nivel nacional, si desde diciembre de 2015 viene aplicando una política de ajuste que hace subir el desempleo y la pobreza? ¿Por qué hizo una elección mejor de lo esperado en la provincia de Buenos Aires, más allá del escándalo del recuento provisorio y las irregularidades que se han constatado en el escrutinio definitivo? Alemán, Rosso y Postolski se animan a hacer un análisis complejo que en una primera escucha puede sonar pesimista, levemente sombrío, respecto del futuro. Cada uno con su bagaje conceptual y desde su campo de estudios, los tres intelectuales responden a un interrogante que circula desde el lunes a la madrugada: ¿el macrismo encarna ya un ciclo político largo para el país? ¿Cambiemos es una construcción hegemónica en lo cultural?

Con esas preguntas como disparador van encadenando una serie de reflexiones que incluyen planteos contra cierto sentido común progresista y, también, recomendaciones dirigidas a quienes pretenden reconstruir mayorías electorales para el espacio nacional, popular y –palabra clave– democrático.

–Cambiemos, un partido de centroderecha surgido en la CABA, logró implantarse en todo el país y ganó en algunas provincias gobernadas por el justicialismo histórico. ¿A qué se debe?

Alemán: – Primero quiero insistir con que hoy nos encontramos ante un problema de una enorme gravitación: el neoliberalismo logra desconectar el malestar económico-social de la emergencia de cualquier proyecto político transformador. Por esto, yo digo que estamos frente a lo que antes el marxismo consideraba una contradicción. Pero esas contradicciones ya no ofrecen los términos operativos que antes uno les concedía. Dentro de esta hipótesis teórica, también hay que entender otra mala noticia: en el neoliberalismo, como mutación del capitalismo, funcionan en el interior de la política coordenadas que no son clásicamente políticas. Yo no soy amigo de trasladar alegremente situaciones psicoanalíticas al ámbito de lo social, pero hay algunos momentos de pasajes que pueden ser considerados. Por ejemplo, hay muchísimas historias descriptas por Freud en las que un sujeto padece abusos de todo tipo –está en una relación de régimen sádico– y, sin embargo, con el tiempo se da cuenta que él mismo sostenía y estaba implicado en esa relación. No era exclusivamente víctima, sino que él era un activo partícipe de ese abuso. Y aquí entran a jugar fenómenos identificatorios, fantasmáticos. Estar metidos en el sueño de otro. Y sobre la mención a la palabra hegemonía, tan utilizada en estos días, yo no estoy de acuerdo con su uso para describir este momento de la Argentina, las formas de dominación neoliberal.

–¿Cambiemos está logrando imponer una cultura meritocrática, que hace eje en lo individual?

Alemán: –Lo de ellos representa las formas de la dominación neoliberal. Por ejemplo, lo que hicieron el otro día, con la interrupción del conteo electoral. La estructura de dominación del macrismo se encarna en un discurso neo-evangelista, de chantaje moral, extorsión afectiva, en la búsqueda de despolitizar y deshistorizar todo, en producir todo el tiempo referencias a la confianza en uno mismo, a la reciprocidad: matrices discursivas que están en los libros de autorrealización personal denominados de 'autoayuda'. Todo eso puede conformar dispositivos de dominación cultural que duren mucho. Y que se exprese en una fuerza política nacional, organizada territorialmente. Que sabe lo que quiere.

Postolski: –Desde la amplia trama de la discursividad social, Cambiemos se maneja con un tipo de lógica que hay que pensar. Siempre van hasta el punto del ensayo y error, para probar dónde va lo suyo. Y después no es que empiezan a recoger piola sino que ya avanzaron un estadío más. Para esto, ellos recogen un sustrato que está presente en la sociedad. Y al mismo tiempo han puesto a jugar una capacidad científico-técnica que los ha colocado a ellos en el lugar del discurso valedero. 

Alemán: –Es el régimen sádico. Te pruebo diez latigazos, te los reduzco a seis. Es el contrato sádico. Pero además, observado fenomenológicamente, es como si actuaran impunemente. Antes la ideología era encubrir. Ahora lo exhiben. El problema ahora no es desnudar lo que hacen. No. Te lo muestran. Cortaron el conteo de los votos, organizaron un show. La ideología que dice que hay que desenmascararlos es un problema, porque lo que ellos hacen es una exhibición clarísima. "Metemos un pibe preso todos los días", dice Bullrich. Es un poco el modelo Trump.

–La oposición se dedicó en los últimos 18 meses a relatar los efectos de ajuste. Pero quizá en términos comunicacionales y políticos no sea tan efectivo. 

Rosso: – Cambiemos terceriza su discurso en el sistema de medios hegemónicos, y ese sistema tiene el control de la visibilidad: qué se visibiliza y qué se oculta y cómo. En la campaña, por ejemplo, Cristina armó una estrategia de sustracción de la visibilidad. Los medios hegemónicos no la encontraban donde querían ubicarla: en el refuerzo del estereotipo, del estigma. Desde el gobierno, en la última etapa de la campaña, no sólo controlaron la visibilidad sino que pusieron a (María Eugenia) Vidal a jugar un rol específico, que es activar la creencia. Vidal es la que logra darle visibilidad a lo que no está visible: la recuperación económica. El discurso de ella es, en buena medida, un discurso religioso. Eso que todavía no estaba –el beneficio económico– ya va a llegar. Ante eso que se va posponiendo todo el tiempo, que no está, Vidal dice: "ya va estar". Es un contrato de creencia. De determinados sectores, que le creen.

Alemán: –Hace poco yo hablaba con Daniel Santoro, el pintor, y en relación a determinados cuadros de vírgenes acordamos que nos evocaban a Vidal. Porque ella está en estado virginal, siempre amenazada por figuras oscuras –el narco, por ejemplo–. Ella sufre por lo que todavía no ha ocurrido. Es la actitud de la santa que espera que llegue un futuro venturoso, la santa que se está entregando. Vidal expresa la introducción de lo religioso en el dispositivo político de Cambiemos.

Rosso: –Hay un sketch de (Diego) Capusotto que es muy interesante, en la que él es un tipo que se parece a León Gieco, que canta con su guitarrita que algo "está por llegar", que "algo está por venir", y viene un tren y se lo lleva por delante (risas). Pero además, el macrismo, en su estrategia comunicacional, pone en escena su intimidad. Sus sentimientos, alegrías, sufrimientos. Es una operación comunicacional, por supuesto. Y si uno ve la última parte de la campaña de Vidal, ella la hizo televisando sus sentimientos. Todo el tiempo. Las últimas escenas de Vidal en la campaña se organizaron con cientos de primeros planos de su rostro suplicante. Es la retórica del ruego.

Postolski: –Pero todo eso lo puede personificar Vidal porque ella es producto de esa clase media. No lo puede hacer Macri. Ella es portadora de esa palabra por esa condición social. El macrismo juega con la cancha inclinada a su favor. Pero también hay una cosa que funciona, y es la operatoria de simulacro. Y, además, Cambiemos solo puede tener esta potencia nacional en virtud de la subsunción que ha logrado del radicalismo. Hay una fascinación que los macristas han logrado construir en los radicales. Es la fascinación que ejerce el PRO sobre ellos; es que estos tipos, desde algo realmente antagónico con el peronismo, están demostrando que sí se puede ejercer el poder sin ser peronista. 

–En una reciente exposición en la Facultad de Ciencias Sociales, Alemán sostuvo que la palabra revolución se ha retirado del campo de la política: la democracia ocupa todo el espacio. Pero una democracia condicionada por el neoliberalismo. ¿Cómo se expresa eso en Argentina?

Rosso: –Con la revolución retirada de la gramática política, nos queda el significante democracia. Pero la idea de democracia, en la Argentina, ha sido cooptada por el macrismo. Es una cooptación comunicacional. 

Alemán: –En todas partes se ha cooptado la democracia. No solo en la Argentina. La historia del siglo XX de los partidos políticos es la historia de cómo fueron perdiendo toda relación con aquello que los constituyó. 

Rosso: –Comparto. En la Argentina, si repasamos desde 1983 para acá y analizamos el presente, comprobamos que el macrismo ha logrado trasladar la idea del autoritarismo desde el neoliberalismo hacia el movimiento nacional y popular. Cuando uno lee La Nación de los últimos días da la impresión que ellos ahora están en la segunda fase de esa operación de construcción de sentido. El macrismo está buscando homogeneizar culturalmente a la clase trabajadora. Extirpar, como si estuvieran en un quirófano, la 'cultura populista' de esos sectores, que hace más eje en las cuestiones colectivas, en la organización y en una identidad histórica, para meter en esas franjas sociales la cultura del mérito individual que caracteriza a una fracción de los trabajadores trasnacionalizados. Yo relaciono esto con un trabajo que realizó en los '80 nuestros el sociólogo Juan Villarreal. Año '84 o '85. Un texto de 45 páginas, en el que estudió la estructura de clases de la Argentina. Llegó a una conclusión muy sencilla: "la Argentina salió de la dictadura homogeneizada por arriba –o sea, con una homogeneización de las distintas fracciones del capital– y heterogeneizada por abajo". Dicho de otro modo: hoy hay muchos fragmentos por debajo de la clase trabajadora. Ha sido partida, ha sido desarticulada, fragmentada, mientras que arriba las distintas fracciones del capital han sido unificadas. Ante este escenario, Cambiemos apunta sobre la población de la clase trabajadora que todavía está tomada por la 'cultura populista'. Quiere reconvertir a toda la clase trabajadora argentina, que ya está muy fragmentada económicamente, en el universo aspiracional general. Ese intento de imponer una nueva cultura es una nueva conquista del desierto. 

-¿Qué opinan de las últimas iniciativas del kirchnerismo, como refundarse como Unidad Ciudadana y lanzar una campaña distinta, con Cristina en un perfil más bajo y la centralidad puesta en las víctimas del ajuste?

Rosso: –Sobre la lógica general de la campaña se ha dicho que se 'duranbarbizó'. Eso lo discuto. Más bien consistió en pasar la política del uso de la palabra a la escucha. Y además, la escucha por parte de Cristina no se produjo en el mismo lugar en el que Macri escucha. Macri coloca la política en el mundo privado de los bonaerenses: va, toca timbre, atraviesa esa frontera sonora y escucha. Cristina, en cambio, colocó la escucha en lo público: en los merenderos, donde faltan alimentos; en los hospitales sin recursos; en las universidades. Además, partió de una premisa de que hay una sociedad muy dolorida. La campaña fue como una gran intervención terapéutica sobre una sociedad dolorida.

Alemán: –El kirchnerismo ha querido dar lugar al desgarro, a mostrar cómo la vida se desorganizó, esa fue la fórmula. Pero hay un problema. Y lo que voy a decir no es meramente psicoanalítico. El problema está en la figura de la víctima. La víctima es pasiva. Es una figura de la pasividad que tiene en eso su propio límite. Denuncia la situación en la que está involucrada, pero no dice qué quiere. Todo lo catártico se agota inmediatamente en sí mismo. Lo catártico se caracteriza porque se reinicia una y otra vez sin modificar nada. Y el problema es que, para construir ese pueblo en el que se anude a la ciudadanía, tiene que aparecer de nuevo un tipo de deseo. No alcanza con sólo narrar. No es sólo narrar el infortunio. Es necesario expresar qué quiero, y que quiero otra cosa. Y en cuanto a lo de la construcción del pueblo como sujeto, eso no significa solamente que se unifiquen fuerzas políticas, o que haya una interna. Hay que partir del reconocimiento de que lo que había antes ya no está. Hay que ver si se lo puede crear nuevamente. Y, en el caso de lograrlo, nunca será igual a lo de antes.

-Hay algunos analistas que sostienen que Cambiemos está exhibiendo sus logros en la construcción de hegemonía cultural en la Argentina. 

Alemán: -Tú estás tocando allí uno de mis temas teóricos. Yo no les concedo a las formas de dominación neoliberal la definición de la palabra ‘hegemonía’. Aunque yo sé que esa es mi hipótesis más discutible de todas. La estructura de dominación del macrismo, con su discurso neo-evangelista, de despolitización, deshistorización, de autorrealización, ¿es eso una hegemonía? Yo creo que no. Pienso que es una cultura dominante, una estética dominante, una combinación además de estética y violencia, una combinación de sugestión y violencia, pero no considero hegemonía en el sentido estricto: porque allí no hay construcción de un pueblo. La hegemonía se construye cuando uno no está con el viento a favor. Y el macrismo gobierna con el viento global, neoliberal, de la época, a su favor. La hegemonía es, por el contrario, construir con lo que no hay. Eso es hegemonía desde mi punto de vista. Aunque sé que podría abrir una gran discusión. 

-Entonces la hegemonía es siempre contra hegemónica. En términos de Gramsci, se construiría solo desde posiciones subalternas. 

Alemán: -Exactamente. Sí, sí. Arranca desde posiciones subalternas, porque tenés que inventar un pueblo, tenés que inventar un nuevo sujeto con la hegemonía. Volviendo al macrismo, si lo analizáramos desde afuera, fenomenológicamente, parece como si actuaran impunemente. Lo que plantea Glenn (Postolski). Eso significa que cambia el estatuto de la ideología. Porque antes la ideología dominante era encubrir lo que se hacía. 

-Y ahora lo muestran en la vidriera. 

Alemán: -Ahora lo exhiben. No es un problema que haya que desnudar a través de mecanismos muy refinados lo que hacen. Esta semana comí con mi amigo Capusotto, que fue mencionado aquí. En un momento le dije: “la paralización del conteo podría haber sido un sketch tuyo”. Y lo de la chica esta, (María Eugenia) Vidal, vos lo pasás en España y para la propia derecha parece un sketch. Hubieran dicho “no está ocurriendo esto”. Evidentemente, aquí, en Argentina, estamos un escalón más arriba en la manipulación. 

-¿No es un poco eurocéntrico pensar que en Argentina estamos en un estadio inferior, por la manipulación política y mediática, que en Europa? 

Postolski: - O un estadio superior. ¿Por qué inferior? Yo creo que ellos (por Cambiemos) han refinado sus dispositivos y prácticas de manipulación, y creo que los han refinadocomo respuesta a la potencia de la política que hubo en los 12 años anteriores. 

Alemán: - Quiero hacer una aclaración. Nada más lejos de mí que el eurocentrismo. Pero Europa, después de la segunda guerra mundial, puso en práctica una serie de pactos que implican que hay determinadas cosas que no pueden suceder. Y hasta ahora se han cumplido. Y ellos mismos creen que no pueden suceder. Yo, por el contrario, estoy convencido de que puede suceder cualquier cosa en cualquier parte. Es más: lo que pasa hoy en Argentina, en 2017, es el futuro de ellos. Porque a medida que se les siga erosionando todo el Estado de Bienestar van a tener que apelar a esto. Y a cosas más terribles. No olvidemos que los europeos son los inventores de todas las formas de totalitarismo. Así que, cuando tengan que usar recursos como estos, los utilizarán. Hoy todavía mantienen un semblante de ciertos juegos institucionales: no harían algo como interrumpir el conteo de una elección cuando estaba virtualmente empatada en 30% y hablar como si lo hubieras ganado. Ese simulacro, hoy en día, un partido político (europeo) no lo puede hacer. Porque jugaría muy en contra de sí mismos. Pero todavía no lo puede hacer. Más adelante quizá sí. 

-Aquí se dijo que el neoliberalismo logró cooptar la idea de democracia a través de los medios. Y que completó esa operación de sentido trasladando la representación del autoritarismo al movimiento nacional y popular. Frente a esta disyuntiva, ¿qué se puede hacer entonces para la construcción de mayorías del campo progresista y popular? 

Alemán: -Para responder esto yo quiero salir un poco de la coyuntura argentina. Es cierto que hay una apropiación de la democracia por los dispositivos neoliberales. Pero la idea de democracia, como toda universalidad que se constituye, porque la democracia es significante universal, necesita de un exterior. Un exterior constitutivo (N de la R: aquí Alemán parte de la teoría política de Ernesto Laclau, para quien ninguna idea o modelo político, aunque se pretenda universal, puede captar la totalidad. En ese sentido es como el lenguaje). Y ese exterior constitutivo hoy es Venezuela y el populismo. Dos términos que en los últimos años se han vuelto absolutamente intercambiables y sinónimos. No es que se subestime ese imaginario cultural de las democracias: lo que sucede es que la izquierda no encuentra alternativas. Es muy difícil el panorama. Porque cada vez que alguien propone, no rechazar las nuevas formas de vida, ni reconvertir el mundo en algo retrógrado y antiguo, sino volver más justas e igualitarias las formas de vivir, es acusado de encarnar este exterior constitutivo. Un exterior que constituye una amenaza para los estilos de vida que ha construido el neoliberalismo, centrados en el individuo. 

-Si pensamos en una caja de herramientas como metáfora, ¿con qué recursos cuenta el espacio popular y progresista en la Argentina para intentar reconstruir una mayoría cultural y electoral, es decir, una nueva hegemonía? 

Alemán: - ¿Cuáles son los recursos simbólicos con los que hacer frente a todo este proceso? Mientras del otro lado están los dispositivos de colonización de la subjetividad, de nuestro lado están las palabras, los análisis, el arte, la militancia. Nosotros tenemos que apelar al orden simbólico que procede de su estrato más ontológico, porque somos seres del lenguaje, mientras que ellos -la derecha, el orden neoliberal- tienen estructuras que se mueven en un orden transversal a todo: flujos que van de un lado para otro. Nosotros siempre estamos tratando de orientar un sentido mientras que ellos logran entrar a todos lados con esos dispositivos. 

Jorge Alemán 
Sigue la tradición del psicoanálisis lacaniano. Amigo de Ernesto Laclau y Chantal Mouffe, también es un estudioso de la teoría del populismo, a la que le incorporó revisiones personales.
Glenn Postolski
Licenciado en Comunicación Social, es decano de la Facultad de Ciencias Sociales de la UBA. Especialista en Economía Política de los medios. Se presenta a la reelección por el mismo cargo, lo que se definirá en las próximas elecciones de claustros.
Daniel Rosso
Sociólogo, investigador sobre medios, admirador de Oscar Landi y Germán Abdala, coordina el programa de actualización en Comunicación Política y Nuevas Tecnologías de la UBA.

jueves, 17 de agosto de 2017

Exclusivo: Cómo se gestó la caída del camarista Freiler

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LPO Macri ordenó avanzar a fondo y cree que es un fuerte gesto de poder. La negociación con Lorenzetti.

Mauricio Macri está eufórico por la suspensión del camarista Eduardo Freiler, que el oficialismo consiguió tras una polémica maniobra en el Consejo de la Magistratura que contó con una ayuda invalorable de Ricardo Lorenzetti, que tenía la llave para bloquear la jugada pero decidió guardarla.

La caída de Freiler se empezó a consumar con la decisión del juez Lavié Pico de cesar en sus funciones al consejero kirchnerista Ruperto Godoy, pese a que no tiene sentencia firme en su contra. El macrismo vio la veta para meter la discusión sobre Freiler y lograr suspenderlo ya que tendría los dos tercios de los votos si postergaba la asunción de Juan Mario Pais, el reemplazante del sanjuanino.

La decisión de avanzar la tomó el propio Macri. Según confiaron a LPO fuentes al tanto del tema, el Presidente llamó anoche a todos los consejeros oficialistas y les ordenó que echen hoy mismo a Freiler. "Vayan a fondo, quiero que lo echen", les ordenó. El pedido más directo fue para Juan Bautista Mahiques, quien hoy se encargó de pedir la alteración del orden del día para adelantar la suspensión del camarista, lo que provocó la furia del kirchnerismo.

En paralelo al pedido de Macri a sus consejeros, hubo una negociación de alguien de muy alto rango del Gobierno con Lorenzetti para que acepte demorar la jura de Pais y le dé tiempo al macrismo de votar el juicio político a Freiler. A la luz de los hechos de esta mañana, el presidente de la Corte Suprema cumplió con el pedido y le tomó juramento al senador chubutense pasado el mediodía.


Los consejeros macristas Cabral, Moldes y Mahiques


La negociación con Lorenzetti fue de alguien de muy alto nivel porque del otro lado la presión la ejercía nada menos que Miguel Pichetto, una suerte de representante institucional del peronismo. El rionegrino también llamó a la Corte y en paralelo intimó a la presidenta del Consejo de la Magistratura, Adriana Donato, para que no inicie el plenario sin Pais.

"Anoche fue una guerra total, una pelea muy fuerte de Cambiemos y el peronismo", dijeron a LPO desde el oficialismo.

Por la presión de Pichetto, Mahiques también tuvo que intervenir para contener a Donato, que amagó con bloquear el pedido de Macri cuando supo que el peronismo la iba a denunciar penalmente. El consejero del Poder Ejecutivo tiene una relación de cercanía con la abogada y logró que aceptara abrir el plenario sin Pais. Le aseguró que la denuncia del peronismo no tiene posibilidad de prosperar porque más allá de la polémica política, la maniobra no tiene implicancias judiciales.

La última traba que tuvo el Gobierno fue convencer a los consejeros del radicalismo, que no saber nada con avanzar de esa forma para no generar una crisis con el peronismo. Fuentes del Ejecutivo admitieron que la de ablandar a los radicales fue una de las más difíciles, y que les costó demasiado.


El plenario de la Magistratura terminó en escándalo. La reacción de los kirchneristas Tailhade y Godoy
En el macrismo admiten que los radicales tenían algo de razón y el clima se complicará mucho en la Magistratura. "Va a ser irrespirable y se va a trabar todo", afirman, y reconocen que echar a otro juez va a costar mucho o, directamente, será imposible.

Macri eufórico

"Quiero felicitar a los consejeros de la magistratura. Por este camino vamos a lograr cada vez un país más confiable. La suspensión de Freiler es un paso adelante enorme hacia la Argentina de la seriedad, hacia el fin de la impunidad, a que realmente volvamos a creer en nuestras instituciones", festejó Macri este mediodía en una conferencia junto al titular del Banco Mundial.


El presidente cree la suspensión de Freiler es un fuerte gesto de poder y un empuje definitivo a su plan de echar a los jueces corruptos, que como reveló LPO se aceleró tras la elección del domingo. Macri se había tomado personal el caso del camarista y presionó como nunca para que logren correrlo.

Al interior del Gobierno creen que simbólicamente el caso de Freiler es el más importante para cumplir ese objetivo, por el cargo que tiene y por los casos de presunta corrupción de los que se lo acusa. Dicen que es un símbolo de la corrupción en la justicia y no hay ningún otro juez tan emblemático para desplazar. Sin contar el rédito que podría darle que deje de trabar causas vinculadas al kirchnerismo.

Además de lo que significa en términos políticos, en la Rosada destacan que con la salida de Freiler dieron una demostración de poder muy fuerte al interior del sistema judicial y enviaron un mensaje claro. Esto es, que se pueden cargar a alguien importante y que para eso tienen respaldo de la Corte.





miércoles, 2 de agosto de 2017

WikiLeaks publica la respuesta LREM completa "Macron fugas" en los tribunales


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 EXPLORACIÓN DE LA POLÍTICA - Tres meses después de la primera publicación de los documentos, la organización de Julien Assange pone en marcha un motor de búsqueda para limpiar el cepillo con mayor facilidad.
●  "Macron Fugas" Estación 1, episodio 1: viernes por 5 de mayo por la noche, cuando la presidencia llegando a su fin, una serie de documentos bautizados "fugas" Macron invade la red. Estos son 150.000 archivos de todo tipo, desde la piratería por sitio de extrema derecha estadounidense, cinco buzones de cinco miembros de Correr!.
En ese momento, WikiLeaks juega en esta operación de desestabilización política y distribuye un tweet que conduce a los documentos famosos. En el momento de la publicación, son imposibles de analizar en su totalidad, ya que sólo hay muy poco antes del período de reserva durante el cual se prohíbe a los candidatos ya los medios de comunicación a comentar públicamente sobre la campaña política. Extremo derecho francés aprovechó la oportunidad para difundir rumores sobre el candidato de Running!.
Una vez elegido Emmanuel Macron, la inmersión medios de nuevo en las complejidades de estos intercambios privados, rara vez emocionantes y, a menudo no digeribles. Es una mezcla de documentos mundanas que se relacionan con el lugar de la campaña, correos electrónicos inventados por el funcionamiento del partido! a sí mismo para engañar a un posible corte y falso fabricado para debilitar el candidato (recordamos especialmente el rumor acusando a Emmanuel Macron mantenga una cuenta offshore en las Bahamas). Algunos documentos, incluso, contienen caracteres cirílicos, lo que no facilita el trabajo de los periodistas.
Después de una cuidadosa consideración, los documentos parecen haber revelado todos sus secretos. Sería incorrecto decir que no revelan nada, Mediapart fue capaz de revelar el uso divertido del miembro de Alain Tourret fue su reserva parlamentaria través de un documento MacronLeaks, pero en su mayoría contienen elementos de estrategia, el presupuesto, los intercambios sobre el contenido del programa ...
¡En marcha! cuenta informar al fiscal
● "MacronLeaks" Temporada 1, Episodio 2 : El 31 de julio, la organización Wikileaks, fundada por Julien Assange anuncia el lanzamiento de todo el contenido robado a Correr miembros! durante la elección presidencial. La nueva publicación de los datos se acompaña de la creación de un motor de búsqueda que se pueden borrar fácilmente. 150.000 archivos, el hecho es que 71.848 consideradas como fiables y WikiLeaks dice tener comprobado ya 21.000.
En un comunicado , la marcha República llama "vigilancia de la naturaleza de estas publicaciones. La operación de piratería había dado lugar a la propagación de muchos falsos, además de documentos auténticos en el funcionamiento interno del movimiento”. Y ha denunciado la iniciativa de organizar Julien Assange: "Bajo la apariencia de novedad, Wikileaks no es hacerse cargo de la operación de desestabilización organizada en mayo."
El partido Emmanuel Macron tiene la intención de informar a "el fiscal de esta nueva publicación como parte de la queja y ya en revisión para el acceso no autorizado, la extracción de datos fraudulenta, llegado el secreto de la correspondencia y la suplantación de identidad”.