domingo, 5 de abril de 2015

Respuesta a la “mala forma”



La funcionaria del Departamento de Estado criticó los controles de divisas y dijo que así no hay inversiones. El ministerio le respondió con una afilada comparación entre la situación social de los dos países.
La Cancillería argentina respondió anoche en muy duros términos a las declaraciones de la subsecretaria para Asuntos del Hemisferio Occidental del Departamento de Estado norteamericano, Roberta Jacobson. La funcionaria había dicho el viernes que la economía argentina está “en muy mala forma”, lo que el ministerio consideró “una injerencia”. Jacobson había hablado en Washington presentando un informe sobre la región de la Oficina del Representante Comercial de su país que recogía la “preocupación” de empresas norteamericanas sobre el control de divisas en Argentina. Jacobson, que estará la semana que viene en la Cumbre de las Américas de Panamá, agregó que esto supuestamente es “una barrera a la inversión privada”.
La extensa nota que difundió anoche la Cancillería argentina es un completo análisis de la economía nacional. Primero arranca aclarando que “a diferencia de Estados Unidos de Norteamérica, la República Argentina no suele opinar acerca de las cuestiones internas de otros países aunque sí critica y seguirá criticando la injerencia en los asuntos internos de otros países. Sin embargo, luego de las declaraciones de Jacobson es necesario señalar que la actual crisis financiera internacional, que generó que gran parte del mundo se encuentre ‘en muy mala forma’, se originó pura y exclusivamente en el corazón del sistema financiero estadounidense”.
Abundando en este análisis, la nota explica que “el colapso del capitalismo financiero se inició a mediados de 2007, cuando el mercado hipotecario de EE.UU. mostró una violenta contracción que empujó a la economía globalizada a la peor recesión desde La Gran Depresión de los años ’30. Según la mayoría de los especialistas la feroz e irresponsable desregulación financiera llevada adelante por las autoridades de EE.UU., que dio lugar a una verdadera fiesta de la especulación que, como no podía ser de otro modo, derivó en una hecatombe económica a escala mundial. Casi ocho años han pasado y el mundo todavía se encuentra sufriendo los coletazos de esta crisis”.
En este contexto, la nota destaca que “resulta curioso que los representantes de EE.UU. se refieran al estado de la economía de los restantes países pasando por alto el influjo determinante que tienen sus propias decisiones de política económica sobre la economía mundial. Más aun cuando Estados Unidos es desde hace años una economía de elevado nivel de endeudamiento –la relación entre la deuda y el PIB es del 105 por ciento–. A diferencia de Estados Unidos, los restantes países toman al dólar como moneda de reserva internacional, mientras Estados Unidos tiene el privilegio de emitirlo”.
El problema es también una injusticia social interna, porque “no sólo el mundo sufre las consecuencias. La gran mayoría de los trabajadores de EE.UU. todavía se encuentra experimentando las mismas consecuencias de la crisis con pérdidas en sus ingresos y en el empleo. Por ejemplo, el ingreso real de las familias acumula una caída de casi 8 por ciento desde 2007, y se encuentra en valores de 1995. Por otro lado, el colapso en los niveles de empleo que produjo la crisis indica que la profundidad y la severidad de la actual situación está lejos de ser superada. La tasa de empleo de los EE.UU. cayó más de 5 puntos porcentuales y se encuentra en niveles de 1985. Además el 70 por ciento de los países tienen una distribución del ingreso más igualitaria que Estados Unidos”.
Por lo tanto, afirma el ministerio, “antes de opinar sobre la realidad de otros países, los funcionarios de los EE.UU. deberían ocuparse y preocuparse por la realidad de millones de sus compatriotas que todavía pagan las consecuencias de la aplicación irrestricta de los preceptos del famoso Consenso de Washington que, como su nombre lo indica, no fue precisamente concebido en alguno de esos países latinoamericanos sobre los que las autoridades estadounidenses tanto gustan de opinar”.
La segunda mitad de la nota marca un contraste con la situación de nuestro país. “A pesar de la influencia negativa que ejerció la crisis estadounidense, la política económica aplicada por Argentina logró un crecimiento económico entre 2003 y 2014 de 5,7 por ciento promedio. Este crecimiento económico y la estabilidad macroeconómica han permitido que la tasa de inversión se ubique en 19,8 por ciento del PBI en 2014, 5,5 puntos porcentuales por encima de lo registrado en 2003.”
“A diferencia de otros períodos históricos, este crecimiento se dio en un contexto de equilibrio externo, alcanzándose un resultado de cuenta corriente de -0,9 por ciento del PBI en 2014. La destacada suba de las exportaciones y el equilibrio en el frente externo permitieron acumular reservas internacionales y aplicar una profunda política de desendeudamiento. Esta política de desendeudamiento de los últimos años fue fundamental para encarar todas las medidas contracíclicas que fueron impulsadas, en buena medida, para proteger a la economía de los efectos contractivos de la economía mundial resultantes de la crisis iniciada en EE.UU. La caída de la deuda del sector público nacional desde 137,8 por ciento en 2003 al 42,8 por ciento en junio de 2014 permitió reorientar los recursos hacia fines productivos y a las políticas sociales que el país demandaba. Más aún, la caída de la deuda externa, que pasó de un 79,2 por ciento del PIB en 2003 a un 15,1 por ciento en 2014, permitió liberar divisas para potenciar las inversiones particularmente en infraestructura. El camino del desendeudamiento ha tenido una sola amenaza en todos estos años, que ha sido el accionar de los fondos buitre, que han encontrado importante respaldo en la Justicia y el Congreso de los EE.UU.”
“A contramano de lo que los medios dicen, en consonancia con la funcionaria estadounidense, para generar fantasmas cambiarios, las reservas son mucho más sólidas que antes. En 2003 Argentina necesitaba 9,6 veces el saldo de reservas internacionales para cancelar todos los vencimientos futuros de deuda. En la actualidad, dicha cifra se ha reducido hasta 4,6 veces.”
“En el plano social, la brecha del ingreso entre el 10 por ciento más rico y el 10 más pobre de la población se redujo entre 2003 y 2014 a la mitad, mientras que en 2014 la participación de los asalariados en el ingreso alcanza el 50,9 por ciento, cuando en 2004 era del 30,6 por ciento. Asimismo, el sistema de protección e inclusión social de Argentina hoy llega a más de 16 millones de titulares de derecho, con programas que cubren embarazo, niñez y terminalidad educativa. Además se instrumentaron dos planes de inclusión previsional llevando la cobertura a prácticamente el ciento por ciento.”
Como se observa, sólo una visión parcial puede afirmar que la economía argentina se encuentra “en muy mala forma”. Claro que Estados Unidos nos tiene acostumbrados a este tipo de excesos. En la misma exposición donde dio su interpretación de la economía argentina, declaró estar “decepcionada” por el mayoritario rechazo de los países de la región al ataque sufrido por la hermana República de Venezuela por parte de EE.UU. Tal como expresó la Argentina en la OEA sobre la amenaza a Venezuela nadie en el continente se olvida de Juan Bosch, Jacobo Arbenz, Salvador Allende, el asedio a los sandinistas o la invasión a Grenada. Todos ellos, al igual que Venezuela, declarados una “amenaza a Estados Unidos” antes de sufrir las trágicas consecuencias que siguieron a las denuncias contra dichos líderes populares. Tampoco se olvida el pueblo argentino “que la última vez que los funcionarios de EE.UU. vieron a la Argentina en ‘muy buena forma’, durante la década de 1990, el país terminó en la peor crisis política, económica y social de su historia”.
Es por eso, concluye la carta, que “Argentina hoy reafirma que es un país soberano que decide sus propias políticas en función de los intereses de su pueblo, y no buscando ser el mejor alumno de los EE.UU. Evidentemente, hay quienes extrañan la época de las ‘relaciones carnales’. Casi doce años de una política económica autónoma, soberana e inclusiva nos han enseñado a todos los argentinos no dejarse atemorizar por expresiones falaces de funcionarios extranjeros”.
http://www.pagina12.com.ar/diario/elpais/1-269783-2015-04-05.html 

sábado, 4 de abril de 2015

En Argentina la oposición es políticamente estúpida y cómplice del imperio




Los K pasarán a la historia no por sus presuntos negocios ilegales sino por sus méritos reales, entre los cuales descuella su participación en ese bloque independiente. Y la oposición pasará a la historia por su estupidez política y su complicidad tácita con el Imperio.Mario Bunge, un inteligente provocador
Por Jorge Estrella. Es uno de los mayores pensadores que ha dado la Argentina. A sus 95 años no ha perdido la lucidez ni su capacidad para hacer temblar al mundo intelectual con sus polémicas miradas. Aquí afirma que los psicoanalistas buscan dinero antes que la curación de los pacientes y embiste contra las vacas sagradas de la filosofía del siglo XX. También cuestiona a grandes nombres de la ciencia, que conoce muy bien. “Stephen Hawking y John Wheeler (quien acuñó el término “agujero negro”) fueron físicos competentes y al mismo tiempo grandes macaneadores”, dispara. El peronismo y el destino de su última variante también entran dentro de su análisis.
La intensa vida intelectual, política, académica y personal de Mario Bunge, se expone en su reciente libro Memorias – Entre dos mundos, (Gedisa-Eudeba). 14 capítulos más un apéndice escrito por su esposa Marta -Mi vida con Mario-, totalizan 400 páginas. Repasa en ellas su fecunda y prolongada actividad filosófico-científica en puntos centrales de su pensamiento como la actual ontología de las ciencias, el lugar de la causalidad, el monismo materialista, la filosofía de la biología, la filosofía social, por ejemplo.
Sus definiciones doctrinales y su intensa crítica al psicoanálisis, al positivismo, al dualismo mente-cuerpo, al existencialismo, a la dialéctica marxista pero no a su crítica del capitalismo son otros temas que señorean en el volumen. A sus 95 años, el reconocido filósofo atestigua su condición de habitante de dos mundos en la descripción de sus viajes, trabajos y contactos con personalidades como Houssay, Leloir, Arturo Frondizi, Popper, Quine, Carnap, entre muchísimos otros.
- Usted sostiene, como un encomiable propósito que orientó su tarea intelectual, “estudiar problemas, no autores”. ¿A qué atribuye que en los estudios humanísticos se haya afianzado justamente lo contrario, repetir autores como si sus textos fuesen sagrados?
– En las ciencias se investiga problemas, no autores, porque se procura conocer el universo, no opiniones más o menos acertadas. Además, es más fácil seguir a una columna que encabezarla.
- Ya que sus dos pasiones –ciencia y filosofía- nacieron y crecieron juntas en Ud., ¿cree hoy que hay algún modo de demarcar ambos dominios como diferentes, o por el contrario que sólo hay un conocimiento, el de la ciencia?
– No, porque la filosofía tiene una problemática distinta de las problemáticas de las decenas o centenas de ciencias particulares. Por ejemplo, el ontólogo pregunta qué es el espacio físico, no cómo es el espacio vecino al Sol; el gnoseólogo busca una teoría general de la verdad, no las verdades particulares de la parasitología o de la antropología; y el axiólogo se pregunta por el bien en general, no por los bienes económicos o epidemiológicos. Además, la investigación filosófica, como la matemática, es puramente conceptual, aunque se ha empezado a hablar (no a hacer) de filosofía experimental.
- En su último libro Ud. recuerda que fue echado del partido comunista en 1947. ¿Sigue aun creyendo que Cuba es una joya en América, pero una joya en bruto porque le falta algo más de libertad?
– Cuba es una joya porque ha eliminado a la mafia y ha socializado la sanidad y la educación. Pero no es una sociedad socialista porque la propiedad ha sido estatizada, en lugar de ser socializada, y porque el poder político está en manos del gobierno, no del pueblo. Se convertirá en socialista en la medida en que se organicen cooperativas y en que los cargos políticos se llenen por concurso, no por mandato de un puñado de dictadores.
- Si se pregunta a especialistas en filosofía quién fue el más grande filósofo del siglo XX, las respuestas oscilarán entre escoger a Heidegger o preferir a Wittgenstein. Y lo cierto es que ambos desprestigian al pensamiento filosófico desde un lenguaje confuso. ¿Qué piensa Ud. que los ha conducido a tal éxito?
– Heidegger tuvo éxito porque tuvo el descaro de hacer pasar el disparate por filosofía profunda. Y Wittgenstein tuvo éxito porque no abordó ningún problema filosófico. Ninguno de los dos contribuyó a saber en qué nos distinguimos de los demás animales, que es pensar, o en qué consiste la justicia. Ambos fueron escapistas y ninguno de ellos exigió conocer algo, ni siquiera historia de la filosofía. Wittgenstein pasó por la puerta ancha del jardín de infantes, y Heidegger ni siquiera vio la puerta.
- Ud. ha distinguido cuidadosamente entre la ley como pauta objetiva, invariable, y el fenómeno sometido a ella, transitorio, cambiante. Y su ficcionismo moderado sobre la naturaleza de los entes matemáticos defiende que los objetos matemáticos son ficciones, “pero sometidas a leyes inexorables”. En ambos casos defiende un dualismo (hecho-ley) ¿Por qué, entonces, su resistencia al dualismo mente-cuerpo? ¿Es por fidelidad al monismo materialista que Ud. reduce lo mental en lo neuronal?
– Yo he adoptado y desarrollado el monismo psiconeural porque es el principio filosófico que anima a la neurociencia cognitiva, la rama más avanzada de la psicología. Dicho monismo es ontológico -“Todo lo mental es cerebral”- pero no metodológico, ya que reconoce que hay muchas maneras de entender lo mental: estudiando mecanismos neuronales, conductas, expresiones verbales, declaraciones de pacientes, etc.
- Su rechazo de la teoría psicoanalítica cubre también los resultados de la terapia psicoanalítica. ¿Hay estudios serios que muestren ese fracaso terapéutico?
– La filosofía tiene una problemática distinta de las problemáticas de las decenas o centenas de ciencias particulares. El psicoanálisis sólo se practica en Buenos Aires, París y Barcelona. No se lo enseña en ninguna universidad de punta, porque, al igual que la homeopatía, no investiga. Transcurridos 114 años, los psicoanalistas no han hecho ni un solo experimento. No les interesa poner a prueba lo que afirman: constituyen una iglesia. Tampoco llevan la cuenta de las curaciones de depresiones, esquizofrenias, ni adicciones. Buscan guita, no curación ni comprensión.
- Su materialismo difiere del dialéctico marxista con fuertes razones. ¿No estima que las transformaciones nacidas de la ciencia y de la tecnología merecen más justamente el nombre de revolucionarias que las cumplidas por Lenin, Stalin o Mao? En otras palabras, ¿no fueron más significativos para las transformaciones sociales gente como Faraday, Edison o Fleming?
– Efectivamente. Peor aún: los materialistas dialécticos condenaron inicialmente todas las revoluciones científicas posteriores al materialismo histórico, desde la lógica matemática y las dos relatividades, la cuántica, la teoría sintética de la evolución y la psicología biológica. Pero hubo buenos historiadores marxistas, porque han subrayado la importancia del aspecto económico de todo lo social.
- Hablando de su ontología materialista, la lectura usual del experimento ideado por (John Archibald) Wheeler -“elección retardada”-, sostiene, Hawking entre otros, que un fotón que ha pasado por una de dos ranuras y ha sido interceptado, “regresa al pasado”, modifica su comportamiento ya cumplido y toma un camino alternativo. ¿Encaja esa versión del experimento en su ontología cuántica?
– Wheeler, con quien conversé muchas veces, fue un físico competente y al mismo tiempo un gran macaneador. Lo mismo se aplica a Hawking. No los citemos como autoridades en todo: celebremos sus aciertos pero critiquemos sus errores, que no habrían cometido si se hubiesen atenido al realismo y al materialismo filosóficos. Es imposible regresar al pasado porque ya no existe, y es imposible que un trozo de materia sea un montón de bits, porque la unidad de información carece de propiedades físicas y sólo tiene sentido con referencia a un sistema informático.
- Entre el peronismo original que Ud. conoció en el poder y el actual peronismo gobernante, ¿ve diferencias sustantivas?
– Ante todo, no estoy informado sobre el peronismo posterior a mi trasplante de país en 1962. Aún así, de lejos, creo que ha habido tanto cambios -democracia política, respeto por los derechos humanos, desaparición de las Fuerzas Armadas como fuerza política y apoyo a la investigación científica- como permanencias -caudillismo, intento de amordazamiento de la prensa, e improvisación. Los peronistas no responden a las acusaciones justas de los opositores, y estos repiten los errores de la llamada Unión Democrática. Además, se niegan a ver una novedad importante: la formación de un frente único sudamericano anti-imperialista, el primero en 200 años. Los K pasarán a la historia no por sus presuntos negocios ilegales sino por sus méritos reales, entre los cuales descuella su participación en ese bloque independiente. Y la oposición pasará a la historia por su estupidez política y su complicidad tácita con el Imperio.
- De su cuantiosa producción intelectual, ¿qué destacaría como su aporte más significativo al pensamiento contemporáneo?
– Dos: mi trabajo de axiomatización realista, pero no clasicista, de varias teorías físicas, en particular la cuántica; y la construcción de una filosofía cientificista, y por tanto realista, materialista, sistemista y humanista.
Mario Bunge se doctoró en Ciencias Fisicomatemáticas por la Universidad de La Plata en 1952. Fue homenajeado con el Premio Príncipe de Asturias, 14 títulos de doctor honoris causa y cuatro de profesor honorario. Actualmente es profesor de Filosofía en la McGill University de Montreal (Canadá). Los temas principales de su amplia bibliografía (40 libros y más de 500 artículos) son la física, la filosofía de las ciencias naturales y sociales, la semántica, la ontología y la ética.
Agregado por george on 4 abril, 2015.
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