martes, 20 de noviembre de 2012

 


La política es una de las expresiones más características del ser humano. La politología, como ciencia política, es decir, como estudio de la política, ha considerado desde hace tiempo que el hombre es un "animal político" (zoon politikon), Así lo concibió Aristóteles, un publicista, asesor de cabecera de Alejandro, un muchacho macedónico hijo de papi con ínfulas de grandeza que, llevado de sus prejuicios, y asesorado por sus generales, le hizo la guerra a Raimundo y todo el mundo. La historia oficial lo considera "grande", y lo ha erigido como un superhombre. ¿Se puede disentir de esta versión?
Clandestino no sólo cree que es posible, sino que está convencido de que es indispensable comenzar a desenmascarar los falsos ídolos del establecimiento hipócrita y falaz. La política no es esa actividad candorosa que procura el bien común. Los políticos no son esos seres angelicales perfumados de santidad, benevolencia y magnanimidad, que se desviven por hacer el bien sin mirar a quién. Creer esto último es demasiada ingenuidad.
Un animal político es un animal que usa su fuerza para ejercer dominación, porque la política es el ejercicio del poder, y el poder es la fuerza. Esto no es inmoral per-se. Simplemente, así es la naturaleza. Cualquiera animal, insecto, reptil, crustáceo, pez, ave, mamífero, defiende su espacio, controla sus recursos, busca su alimento, protege sus crías. ¿Por qué el hombre había de ser distinto?.    Hacer la guerra -esto lo aconsejan siempre todos los generales- produce  grandes dividendos. Lo primero es montar todo un discurso belicista, para lo cual son expertos los asesores políticos; lo segundo, anunciar con toda la solemnidad hollywoodense del caso que cualquier vecino pobretón es un archienemigo demasiado peligroso: que mira despectivamente con ojos rayados, que está armado hasta los dientes, que tiene armamento ultra sofisticado, que no demora en atacarnos sorpresivamente, que persigue someternos, que no respeta los acuerdos previos, que patatín, que patatán, y  bla, bla, bla.
Viene después la leva de tropas, la compra de armamentos de última generación, el establecimiento de alianzas militaristas con sus socios -igual de lacras, o quizá más canallas aún-, anuncios de supervisiones de chantaje internacional, manoseo de organismos multilaterales, operaciones relámpago, guerras cibernéticas,  transmisiones on-line, bendiciones pontificias, y toda la cínica y perversa teatralidad que nos han mostrado siempre, pero en especial desde que algún cowboy de barras y estrellas anunciara pérfidamente el establecimiento de un nuevo orden internacional.
La política es una cosa demasiado seria como para dejarla en manos de políticos animales, como los dirigentes de la mayoría de países actuales, potencias o no; antes tampoco fue distinto. Es que se necesita ser muy animal, una completa bestia, para desvivirse por apoderarse del poder ¿El poder para quée?
Obvio que para ejercerlo, para dominar, para someter, para imponer, para oprimir, para mandar, para vivir a cuerpo de rey (y de reina) del erario público, para no hacer nada y devengar gratis de por vida jugosos honorarios, para mentir, para sobornar, para engañar a propios y extraños, para defender los propios intereses, y los del grupo de sus íntimos, y los de su clase. Ese es el quid.
Comunidad, solidaridad, cooperación, convivencia, templanza, soberanía, independencia, libertad, justicia, paz, democracia, desarrollo, y otras virtudes teologales, son categorías filosóficas aptas para melifluos discursos en asambleas internacionales, y giras de gurús en trance de nirvana y virtuosos ascetas en éxtasis.
Un analista político del Siglo XIX consideró -con bastante propiedad- que la política es la expresión concentrada de la economía. Ësta es, básicamente, producción, distribución e intercambio de bienes, no por amor platónico (filantropía), ni  por hobby humanitario, ni por caridad evangélica, sino por interés: interés monetario, plusvalía, ganancia, riqueza, dinero, poder, gloria, egolatría. Y el poder es la fuerza. Y la fuerza son las armas. Y estas conducen a la guerra.
Un padre -o madre- de familia usa el poder biológico, psicológico y moral de su condición de persona mayor, de más experiencia, más conocimiento, más bienes propios, etc.; si no es suficiente, acude a otras fuerzas, para imponer, para castigar, para someter, para hacerse obedecer, para salvaguardar la moral, las costumbres, la tradición, los valores y el honor.
En la escuela el maestro asume un rol similar, a una escala mayor: ya no sólo defiende el pequeño territorio familiar sino el de su patria, el de su país, su sociedad, su cultura. Y en la iglesia el sacerdote o ministro tiene otro discurso más metafísico, y habla del espíritu, del cielo, de la otra vida,  de Dios, del perdón, de la gracia, de la salvación.  Y el jefe de la oficina, taller, fábrica, empresa, establecimiento -público, o privado-, defiende la propiedad fruto de su trabajo honrado, del sacrificio, de la dedicación, de la austeridad, de toda una vida dedicada al trabajo honrado.  Y  en los medios refuerzan esas imágenes mentales con toda la parafernalia de los publicistas y los presentadores de espectáculos circenses televisivos y cinematográficos.
Los trogloditas de la edad de las  cavernas, utilizaron, piedras y garrotes. Después, con la revolución del neolítico vino el desarrollo del arco y la flecha, el hacha, la espada y  la lanza. La civilización trajo aparejada la formación de ejércitos, con toda la estructura tecnológica -táctica y estratégica- que ello requiere. Desde entonces, hasta hoy, ha prevalecido la fuerza, y se ha hecho la guerra. Ese es el poder. Hasta santos (?) Padres de la Iglesia de Roma han tenido ejércitos y han hecho la guerra, como cualquier otro guerrero inmoral.
¿Hasta cuando ha de ser esto así? ¿Tendremos, los ciudadanos de a pie, el derecho a una segunda oportunidad? ¿O, estaremos condenados a padecer por siempre miles de años de esclavitud?. De Usted, y de mí, y de nosotros, junto con ellos, depende. O somos masoquistas y nos gusta que nos den por ... esta y por la otra mejilla, o decidimos ponernos de pie y luchar con honor y dignidad, y acabar con tanta perversidad, tanta corrupción e impunidad y tanta injusticia,  a que nos tienen sometidos los dueños actuales del poder.
Clandestino proclama: Ciudadano del mundo: sé tú mismo, sé libre. Ponte de pie, sal, únete y lucha. Todos juntos somos más. Nos esperan mejores días.
Animal político vs político animal.
"Como animal político  aborrezco al peor de los animales:  el político animal"
@faunoestepario







domingo, 18 de noviembre de 2012

La riqueza oculta de las familias top



    Sería fantástico que un gobierno pudiera movilizar aunque sea parte de los casi u$s 200.000 millones que, según las últimas cifras oficiales, los argentinos han sacado del sistema y ocultan en algún lugar. Con la mitad de ese capital, por ejemplo, se podría reforzar en un 20% la inversión total del país a lo largo de un lustro, agregando 20.000 millones por año. O una quinta parte del dinero fugado alcanzaría a financiar los u$s 37.000 millones que requiere y que tanto le v está costando juntar a Miguel Galuccio para el plan de inversión para YPF hasta el 2017. 

Para peor, la pérdida de crecimiento y de bienestar general que se escurre por ese agujero negro es mucho más grande, por la sencilla razón de que la riqueza oculta es considerablemente mayor. James Henry, un ex Mckinsey que ahora forma parte de la red Tax Justice Network (TJN) publicó hace muy poco una investigación titulada “The Price of Offshore Revisited”, que recalcula la riqueza oculta en más de cien países del mundo y ubica la astronómica cifra entre u$s 21 y 32 billones, de los cuales 399.100 millones corresponden a la Argentina, es decir el doble de lo que se creía. Si sirve como consuelo, Brasil tiene afuera del sistema 520.000 millones, México 417.500 millones, y Venezuela 406.000 millones. Henry aclara que su trabajo considera nada más que el capital financiero, es decir excluye la propiedad inmueble, los yates, aviones, obras de arte, joyas, etc. Una porción considerable de esos fondos (10% del total de la riqueza mundial que surge del último informe anual de Credit Suisse) está escondido en paraísos fiscales. 
El hallazgo de Henry inspiró un trabajo inmediato que elaboraron otros tres economistas de TJN: Nicholas Shaxson, John Christensen y Nick Mathiason. Titulado “Inequality: you don’t know the half of it (or why inequality is worse tan we thought)” (Desigualdad: usted sólo conoce la mitad de ella -o por qué la desigualdad es peor de lo que pensamos-) señala en las conclusiones la deducción obvia: si el grueso de la riqueza la ocultan los más ricos “la desigualdad económica es significativamente peor de lo que muestra cualquier medición que no considere ese elemento; y esa es una verdad válida probablemente para cualquier país y para el mundo en su conjunto”. 
El paper tiene algunos datos espeluznantes. Indica que mientras la mitad de la población mundial más pobre posee sólo el 1% de la riqueza total, el 10% top goza del 84%; y que en Estados Unidos la familia Walton (dueña de Walmart) tiene un patrimonio equivalente al 30% de la población más pobre.
El trabajo incluye un capítulo sobre la Argentina, donde se demuestra cómo la subdeclaración de los individuos de más altos ingresos disimula los niveles de desigualdad. Cita un estudio de Facundo Alvaredo que encontró que mientras de las declaraciones impositivas surge que 698 personas tuvieron un ingreso anual superior a u$s 1 millón y 26 contribuyentes por encima de 5 millones, en la encuesta que mide la distribución del ingreso las 160 personas que más ganan declararon entre u$s 500.000 y 1 millón. En ese capítulo se hace mención a el estudio “Impacto del Presupuesto sobre la equidad” de los economistas Jorge Gaggero y Darío Rossignolo, del Centro de Finanzas para el Desarrollo de la Argentina (Cefidar), que recalcularon el índice Gini tomando en cuenta el ocultamiento de los ingresos off shore, lo que elevó el índice (varía entre 0 y 1, extremos en que hay igualdad entre todos o uno sólo se lleva todo) de 0,46 a 048. 
Consultado para esta columna, Gaggero aclaró: “Ese cálculo se realizó sobre la base de que la riqueza off shore de residentes en Argentina es de u$s 173.000 millones, según los datos oficiales correspondientes a 2010, que se supone muy inferior a la real. Una hipótesis más certera acerca del nivel real de esa riqueza apoyada en el cálculo del componente financiero realizado por Henry del TJN de casi 400.000 millones, podría oscilar en un total de 500.000 millones. Si ese nivel de riqueza oculta de los argentinos más afortunados fuese confirmado por estudios más amplios que deberían realizarse para completar los hallazgos de TJN, no sería extraño que el coeficiente de Gini se elevase por encima del 0,52”. Gaggero adelantó que los expertos de TJN y el equipo que coordina en Cefidar acordaron realizar el año próximo un estudio conjunto para profundizar el tema tomando a la Argentina como caso piloto. 
Lo anterior obliga a corregir la columna de hace dos semanas sobre las mil familias top. Informaba que “Rocca, Pérez Companc, Bulgheroni, Eurnekian, Brito, Bagó, Werthein, Herrera de Noble, Elsztain, Costantini, De Narváez, Pescarmona, Eskenazi, Macri, Coto, Blaquier, Grobocopatel, López, Roemmers, Supervielle, Braun, Belocopitt, Sutton, Madanes, Sigman, Vila, Navajas Artaza, y otras 973 familias poseen el 2,49% del ingreso nacional. Equivalente a unos u$s 12.500 millones, con lo cual esas familias ganan por año un promedio de u$s 12,5 millones”.
Los datos surgían de una monumental base de datos denominada The World Top Incomes Database, elaborada con la información de las declaraciones impositivas por cuatro expertos en distribución del ingreso, los franceses Thomas Piketty y Emmanuel Saez, el inglés Tony Atkinson y el argentino citado arriba Facundo Alvaredo. Le preguntaron a Piketty si los hallazgos de James Henry sobre la riqueza oculta de las familias top significaba que sus cálculos sobre la porción del ingreso que reciben estaban subestimados, y respondió “sí, definitivamente”. 
Es decir que el 0,01% que constituyen las mil familias top se lleva más del 2,49% del ingreso, y en promedio más de u$s 12,5 millones por año. En esa lista seguro está el alguna vez prófugo Raúl Juan Pedro Moneta. A Cristina no le alcanza.
Marcelo Zlotogwiazda  - Periodista y economista

sábado, 17 de noviembre de 2012

Claroscuros y matices



 Compañeros, “avivados”, cómodos ingenuos y otros

"El mundo es demasiado peligroso para vivir, - no por las personas que hacen el mal, sino por la gente que se sienta y deja que suceda".
Albert Einstein (1879 - 1955) 
  1. Fiesta menemista
Todos conocemos oportunistas de toda laya, se meten en la política como si fuera una empresa y la usan para acumular bienes. Los hay en todos los partidos y espacios políticos. Muchas veces tienen, incluso, un discurso antipolítico. En jerga de entre casa (citando a una amiga  por esa estética de nuevos ricos a la que sucumben en general), los llamo "fiesta menemista". Suelen aprovecharse de quienes tienen verdadero compromiso con su militancia. Actúan como mercenarios, nunca son leales a una ideología o a un proyecto, ni a un liderazgo. Solo son leales al dinero y entienden la construcción de poder político no como la condición para transformar la sociedad, sino como un medio para enriquecerse.
En los 90 se pavoneaban como exhibicionistas, ahora intentan disimularse, pero son los mismos. Personas indiferentes al sufrimiento de sus prójimos, que solo piensan en su propio bienestar: nunca les alcanzan los bienes que tienen, jamás han sacrificado su tiempo ni sus recursos en ninguna tarea solidaria. A veces dan una limosna, que es una manera de reafirmar su posición de privilegio y poder. Se creen con derechos pero no con responsabilidades, detestan pagar impuestos y reclaman que hay corrupción mientras se benefician de ésta sin "ensuciarse".
2. Cómoda ingenuidad
Otros conciben a la Nación, a la república y a la sociedad de manera abstracta, no se interrogan acerca de la historia ni de las relaciones de poder. No quieren responsabilizarse por el conjunto, creen que pagando impuestos se hacen acreedores de todos los derechos ciudadanos por su sola pertenencia de clase. Se trata de sujetos que, pese a haber tenido todas las oportunidades de educarse como ciudadanos, persisten en una terca ignorancia.   
Mantienen posturas confortablemente ingenuas, como si el hecho de que otros la pasen mal o bien no tuviera relación con su situación. Aunque declaran no soportar la violencia (que siempre es de los otros) y se consideran a sí mismos moderados, sobrellevan sin que les quite el sueño la violencia lacerante de la injusticia social. Pronuncian frases del tipo “igualar para abajo”, ¡cómo si fuera posible distribuir la riqueza de algún otro modo que no sea afectando intereses! Parecen habitar un mundo de puras certezas y algunos, incluso, hablan cual si estuvieran imbuidos de una superioridad moral: acusan, señalan, juzgan pero rara vez se miran en el amargo pero revelador espejo de la autocrítica.
3. Discutidores
También conozco gente y tengo amigos que no soportan a este Gobierno que yo, en cambio, siento mío y admiro, (aun cuando reconozco mis diferencias con algunas políticas). Si son discutidores como yo, discutimos. La reconozco como gente que piensa distinto a mí en muchas cosas, pero no por eso deja de ser valiosa, capaz, comprometida, responsable, jugada. A veces, al calor de las discusiones, nos vamos de mambo, ellos, o yo. Y reculamos un poco porque nos queremos, nos respetamos, nos sabemos buena leche y  no queremos que los desacuerdos políticos puntuales nos separen en otros aspectos. A la hora de los bifes, estaremos del mismo lado probablemente.

4. Compañeros
Y además, tengo compañeros/as que me enorgullecen, que nunca han hecho de la política un negocio, que están comprometidos con sus ideas (que son las mías también), que siempre, aún en distintos contextos y ámbitos, han actuado solidariamente, se han involucrado con los otros, combatido la injusticia social, sacrificado energías, tiempo, recursos materiales, para ayudar a quienes más lo necesitan.
Compañeros que saben que el solo hecho de poder comprar dólares, o viajar, pone al desnudo la injusticia del sistema y nos compromete a trabajar para modificarlo, incluso si eso implica renunciar a algunos privilegios con los cuales nos favoreció la fortuna.

5. Los míos
Con muchos de estos últimos nos sabemos contenidos en el proyecto que conduce Cristina. Lo sentimos cuando eso significaba quedarse muy solo y aislado y lo sentimos cuando arrasó en las urnas en 2011. Por supuesto que debatimos, y a veces nos peleamos, y tenemos contradicciones, cobardías, oscuridades, matices. Nos reímos de nosotros mismos, y coincidimos a veces con compañeros que están en otros espacios,  analizamos, nos equivocamos y nos hacemos el aguante. 
6. Egoístas quejosos
Respeto a todos los que están dentro de los límites de una ética democrática. 
Sin embargo la palabra, el análisis, la queja, el reclamo de los ciudadanos que nunca han hecho algo por otros, que esperan que las soluciones lleguen siempre “de afuera”, que no se consideran responsables por el conjunto, que siempre priorizan su bienestar a cualquier precio y que solo se involucran en lo político cuando perciben que sus bienes o sus posibilidades de prosperar encuentran límites, para mí es palabra devaluada. Como la del conductor que protesta por el caos de tránsito mientras comete varias infracciones al día, como la del que evade impuestos a la vez que  reclama más educación y más salud, como la de los grandes chorros de este país que se quejan por la inseguridad jurídica.

17 de noviembre, día del Militante



El 17 de noviembre se conmemora la vuelta de Juan Domingo Perón al país. Fue en 1972, luego de casi 18 años de exilio, en medio de una dictadura militar debilitada y en la antesala de su tercera presidencia.


En 1972, el gobierno de facto del general Agustín Lanusse había perdido legitimidad y estaba totalmente debilitado, gracias a la creciente presión y participación popular en torno a una vuelta a la democracia. Es por ello que, con el llamado a elecciones presidenciales, la vuelta de Juan Domingo Perón, exiliado y proscripto desde 1955 luego de que fuera derrocado por un golpe militar, se convirtió en un acontecimiento histórico, sinónimo de la más férrea militancia, histórica y renovada por las nuevas generaciones, y del retorno del voto popular y democrático.

El anuncio de su vuelta fue el 7 de noviembre cuando Perón decía en una solicitada: “A pesar de mis años (tenía 77), un mandato interior de mi conciencia me impulsa a tomar la decisión de volver, con la mejor buena voluntad, sin rencores, que en mí no han sido habituales, y con la firme decisión de servir, si ello es posible”.

El 15 de noviembre, desde Roma, el general, preocupado por sus leales, enviaba un mensaje dirigido a todo el pueblo peronista: “Como en los viejos tiempos, quiero pedir a todos los compañeros de antes y de ahora, que dando el mejor ejemplo de cordura y madurez política, nos mantengamos todos dentro del mayor orden y tranquilidad. Mi misión es de paz y no de guerra”.

El 16 de noviembre, el gobierno de la dictadura de Lanusse, tomó medidas extremas rodeando el aeropuerto Ministro Pistarini (Ezeiza). Sin embargo, a pesar de los cordones de soldados, miles de personas se lanzaron a las calles bajo una fuerte llovizna para darle la bienvenida al líder.

El avión aterrizó el 17 de noviembre, a las 11.20 en Ezeiza. En DC-8 de Alitalia viajaban 154 hombres y mujeres, entre ellos, 22 presidentes provinciales del Partido Justicialista y del distrito capital, miembros retirados de las fuerzas armadas, de la Confederación General del Trabajo, las 62 organizaciones, empresarios, ex funcionarios y legisladores, científicos y artistas, que acompañaban al líder de los trabajadores en su regreso a la patria.

El general Perón fue retenido en el hotel de Ezeiza hasta la madrugada del día siguiente cuando decidieron liberarlo y pudo dirigirse a la casa de la calle Gaspar Campos, en Vicente López. Allí, comenzó a preparar al Partido Justicialista para las esperadas elecciones presidenciales del 11 de marzo de 1973. Permaneció en Buenos Aires 29 días y volvió a irse a España, de donde retornaría definitivamente el 20 de junio de 1973. Lo haría de la mano del presidente justicialista electo Héctor Cámpora, quien renunciará a su cargo para que Perón pudiera asumir, luego de elecciones abiertas, su tercera y última presidencia

“Hay que recordar aquellas históricas jornadas de la JP bajo el lema LUCHE Y VUELVE... también debemos recordar que la proscripción (desde el gobierno de la UCR del Pueblo), desaparición de personas (Felipe Vállese entre otros), la tortura (recordar el libro de Norma Morello), asesinato de militantes (Trelew, Williams Morris), terrorismo de estado (Plan Conintes) no fueron patrimonio de la dictadura del 76. La complacencia de algunos sectores civiles (y seudos democráticos) llevaron hasta darle un Ministro del Interior (ARTURO MOR ROIG) para darle una pátina de civilidad. Muchos hombres y mujeres de aquellas históricas luchas, hoy siguen con sus ideales para llevar adelante aquellos principios. Lamentablemente muchos que en aquellas épocas estaban en la vereda de enfrente, hoy están encaramados.... ”

martes, 13 de noviembre de 2012

Día del Pensamiento Nacional 13 de Noviembre – (Arturo Jauretche)


Nace en Lincoln un 13 de noviembre de 1901 (provincia de Buenos Aires), el ensayista, político y periodista Arturo Jauretche. Fundó con Raúl Scalabrini Ortiz, Gabriel del Mazo, Luis Dellepiane y otros el movimiento político “Forja”, de ideología radical separándose de los Alvearistas.
En homenaje al nacimiento de este escritor y pensador, el 13 de Noviembre se conmemora también el día del Pensamiento Nacional.
Hacia 1940 Jauretche rompió con Dellepiane y del Mazo, que se reincorporaron a la línea oficial de la UCR. FORJA se radicalizó así, dando lugar a elementos más nacionalistas. Raúl Scalabrini Ortiz, siempre próximo al ideario del movimiento, se afilió a él, formando junto con Jauretche la dupla dirigente.
Se apartaría nuevamente hacia 1943, dejando a Jauretche en solitario al frente. Su oposición al gobierno de Ramón Castillo fue vehemente; aunque se mostró escéptico ante las intenciones de los militares que lo derrocaran, su firme posición de neutralidad frente a la Segunda Guerra Mundial hizo que saludara al gobierno de Pedro Pablo Ramírez con simpatía, y cuando el Grupo de Oficiales Unidos derrocó a Ramírez a su vez por romper con el Eje Roma-Berlín-Tokio, se mostró próximo al ascendente coronel Juan Domingo Perón.
Aunque siempre crítico, adhirió al peronismo desde el 17 de octubre de 1945. Apoyado por Domingo Mercante, gobernador de la provincia de Buenos Aires, y próximo al programa económico de Miguel Miranda, que promovía un proyecto de industrialización acelerada fomentado por el estado, con la idea de emplear los excelentes réditos del modelo agroexportador durante la coyuntura de la guerra en Europa para transformar el perfil productivo del país, fue nombrado presidente del Banco de la Provincia de Buenos Aires en 1946, cargo que ocuparía hasta 1951.
En ese cargo, desarrolló una política crediticia generosa con los proyectos de industrialización. Cuando el enfrentamiento de Mercante con Perón, por la posición cada vez más concesiva de este último con algunos principios inicialmente sostenidos, culminó en la caída en desgracia de Mercante, Jauretche abandonó el cargo y se retiró a la vida privada
No volvería a aparecer públicamente hasta que en 1955 la Revolución Libertadora derrocara a Perón; exento en un primer momento de las persecuciones políticas por haber estado apartado del gobierno en los últimos años, fundó el periódico “El Líder” y el semanario “El ’45″ para defender lo que consideraba los 10 años de gobierno popular, criticando duramente la acción política, económica y social del régimen de facto.
La dureza de su oposición le valdría la persecución política y el exilio en Montevideo. Desde el extranjero publicaría en 1957 “Los profetas del odio”, un polémico estudio sobre las relaciones de clase en Argentina a partir del ascenso del peronismo.
El agotamiento de sus posibilidades políticas indujo a Jauretche a retomar la pluma; en la década del ’60 publicaría con frecuencia e intensidad, tanto en revistas y periódicos como en volúmenes de ensayo que resultarán grandes éxitos de público. En 1962 apareció “Forja y la Década Infame”, dos años más tarde “Filo, contrafilo y punta”, y en 1966 “El medio pelo en la sociedad argentina”, una punzante interpelación a la clase media que tiene inmediata repercusión. Su afinidad con la CGT de los Argentinos lo lleva a sumarse a la Comisión de Afirmación Nacional de la Central.
En 1968 publica su “Manual de zonceras argentinas”, un interesante listado de ideas que sobre su propio país generalmente tienen los argentinos. Éstas son introducidas en la conciencia de todos los ciudadanos desde la educación primaria y sostenida posteriormente por medio de la prensa. Frases como la sarmientina “El mal que aqueja a la Argentina es la extensión”, más la dicotomía “civilización o barbarie” (según Jauretche, la madre que las parió a todas las zonceras) y similares, según Jauretche, llevan a la limitación de las posibilidades de la Argentina de realizarse en forma autónoma.
“Lo que movilizó las masas hacia Perón no fue el resentimiento, fue la esperanza. Recuerde usted aquellas multitudes de octubre del ’45, dueñas de la ciudad durante dos días, que no rompieron una vidriera y cuyo mayor crimen fue lavarse los pies en la Plaza de Mayo, provocando la indignación de la señora de Oyuela, rodeada de artefactos sanitarios. Recuerde esas multitudes, aún en circunstancias trágicas y las recordará siempre cantando en coro —cosa absolutamente inusitada entre nosotros— y tan cantores todavía, que les han tenido que prohibir el canto por decreto-ley. No eran resentidos. Eran criollos alegres porque podían tirar las alpargatas para comprar zapatos y hasta libros, discos fonográficos, veranear, concurrir a los restaurantes, tener seguro el pan y el techo y asomar siquiera a formas de vida “occidentales” que hasta entonces les habían sido negadas”. Jauretche en “Los profetas del odio.”
En 1972 publica “De memoria. Pantalones cortos”. Era el primer tomo de una trilogía que debía rescatar los recuerdos de su vida y las enseñanzas políticas y nacionales que ésta la fue dejando. Este primer tomo, que reúne sus recuerdos de infancia en Lincoln, provincia de Buenos Aires, fue el único que publicó. La muerte le impidió publicar sus continuaciones.
Falleció en Buenos Aires el 25 de mayo de 1974.

domingo, 11 de noviembre de 2012

UNA NOTA QUE ENCONTRE.... PARA PENSARLO....( a través del cumpa Bellini)


El 8N fracasó. Fueron muchos, sí; pero naufragó en lo esencial: su objetivo. El 8N no será el punto de inflexión política y social que imaginaron sus organizadores. Convocada por dirigentes políticos, sindicales y sectoriales que no simpatizan con el Gobierno, una multitud llevó su reclamo-reproche-bronca-prejuicio-odio al Obelisco. Ocurrió, entonces, lo que suele ocurrir en un país normal: miles de personas expresaron su desagrado por las políticas del Gobierno en democracia y libertad. Ni más ni menos.
En un país que en el pasado se desangró en antinomias fratricidas, el dato debe ser celebrado como otro paso de madurez democrática. Resulta natural que las políticas de una gestión que se propuso extirpar tumores sociales y económicos del país choque con la resistencia de quienes ven amenazados sus privilegios. Esos sectores, sin embargo, suelen preferir las conspiraciones de salón a la rudeza de la calle. Para cubrir ese flanco se nutrieron, en esta oportunidad, de mentes rancias, retrógrados irrecuperables y el enojo circunstancial de vecinos que, sin tener ánimo destituyente, se vieron arrastrados hasta allí por una eficaz campaña político-mediática que supo explotar emociones como la sensación de inseguridad o la vulnerabilidad de los jubilados. Se sabe: los reclamos egoístas de las minorías más poderosas suelen camuflarse en proclamas políticamente correctas.
La estrategia empleada por los promotores de la manifestación fue similar a la que se utilizó durante la crisis campera del 2008. En esa oportunidad, terratenientes y productores millonarios estimularon a peones y pequeños productores que pusieron el cuerpo para resistir una modificación del sistema de retenciones. En complicidad con el sistema tradicional de medios –que pretendía asentar una advertencia a la Presidenta que acababa de asumir–, los sectores concentrados del campo pretendían ampliar su tajada en el negocio explotando la tradicional susceptibilidad de un sector proclive a la queja.
Con el combustible regado en las rutas, otros políticos y empresarios rapaces se sumaron a la estrategia de ahogar con el humo de los pastizales al gobierno neonato de CFK. Fue cuestión de soplar para que el humo llegara a Buenos Aires, caja de resonancia política de la Nación. El resto es historia conocida: parte de la clase política compró la idea de aleccionar al Gobierno de antemano, el vicepresidente Julio Cobos obtuvo cinco minutos de fama con su traición, el Gobierno perdió la elección de medio término y, dos años más tarde, Cristina fue relecta con el mayor caudal de votos cosechado por un candidato desde la recuperación de la democracia. Muchos de esos votos, claro, provinieron de los pueblos del interior chacarero donde cuatro años antes se había demonizado a los K.
La parábola de la crisis chacarera demuestra que, en tiempos de supremacía mediática, los políticos-empresarios-ciudadanos más incautos creen que eso que ven en la tele es la realidad. Pero como ocurrió con las nutridas marchas chacareras, el 8N exhibió apenas un recorte de la sociedad. Amplificado, como entonces, por el Grupo Clarín, que realizó una extensa cobertura que pretendió vestir de épica la exhibición de los sentimientos tumultuosos, dispersos y hasta contradictorios del sector que se manifestó. Porque además de oponerse a las políticas presidenciales, ¿qué otra cosa querían manifestar los miles que el jueves a la noche se movilizaron al Obelisco? ¿“Dólar libre”, como pedían las señoras bien que desfilaban modelos adquiridos en Miami? ¿“No ser Venezuela”, como exhibían dos rubias exuberantes en su cartel? ¿Que “se vaya la yegua”, como ladraban asistentes de elegante sport? ¿Eliminar la Asignación Universal por Hijo que propicia la fornicación especulativa, según el prejuicio ignorante de clase medieros tinellizados? ¿O abolir la Ley de Medios de la democracia, como sugerían carteles idénticos prolijamente esparcidos entre la muchedumbre?
La heterogénea integración de la convocatoria parió su fracaso: muchas de las consignas se contradecían, cuando no se anulaban, entre sí. Personas bien intencionadas con reclamos atendibles se mezclaron con golpistas, procesistas, ultramontanos, antisemitas, misóginos, conservadores y reaccionarios. Sólo una cosa unió a los que marcharon: ser anti K. Sólo eso, y una profusa campaña orquestada por el Grupo Clarín, que buscó transformar esa amalgama de planteos individuales en una coraza de sus negocios.
La manifestación, en términos retóricos y prácticos, estaba condenada desde el vamos, cuando se la convocó para que fuera lo que fue: un golpe de efecto, un espejismo que disimuló entre la muchedumbre cacerolera la penosa decadencia de sectores opositores convertidos en lobbistas del Grupo. Fue el oligopolio mediático, al fin y al cabo, quién llamó a manifestarse a través de sus medios y periodistas más relevantes, quien aportó las consignas –“seguridad, inflación, no a la re-re”–, quien ordenó que no hubiese banderas partidarias –en otro gesto de desprecio a la dirigencia política que codicia sus favores–, quien arengó a “perder el miedo” –impostando un incomprobado dispositivo persecutorio oficial– para nutrir los puntos de encuentro previstos a lo largo y ancho del país. Es Clarín, en definitiva, quien pretende –como sugirió su CEO, Héctor Magnetto– que “la gente reaccione” contra el Gobierno para proteger sus intereses corporativos.
El mandamás del Grupo se ilusionó con que una manifestación nutrida y bullanguera torcería un destino que ya fue escrito con fuerza de ley. Pero se equivocó. Por lo que se vio –y escuchó– en la marcha, nadie capitalizará –electoral, política y comercialmente– esa tumultuosa muestra de descontento. Ni la dirigencia opositora, que jugó a las escondidas durante la convocatoria, ni el oligopolio mediático que lo alumbró. El Gobierno, obligado a ratificar su liderazgo para atenuar la provocación, mantendrá el rumbo hacia el 7D (7 de diciembre), fecha en que caduca el plazo para que Clarín se adecue a la Ley de Servicios Audiovisuales. Pero el kirchnerismo cometería un error táctico si menosprecia el dato político que brotó de esa marea humana: Clarín –y sus socios menores, como La Nación– todavía poseen la capacidad de enrarecer el clima social.
No es la primera vez en la historia que el Grupo utiliza su poder de fuego para alentar –o desalentar, según sus acuerdos de turno– acciones políticas dirigidas a presionar a gobiernos democráticos. Lo advirtió Raúl Alfonsín en un histórico discurso en la Sociedad Rural, lo vivenció Carlos Menem cuando el Grupo decidió difundir los casos de corrupción que por años ocultó bajo la alfombra por un conveniente pacto de no agresión. También lo padeció Fernando de la Rúa, la Alianza, y la dirigencia política en general cuando el Grupo llamó al “voto bronca”, una operación que deslegitimó los resultados electorales de medio término de 2001 y que sirvió de antesala a la crisis que terminaría con De la Rúa huyendo del sillón presidencial. Néstor y Cristina Kirchner también supieron de lo que el Grupo puede ser capaz: la revuelta chacarera de 2008 no ocultó, como lo manifestó el ruralista Hugo Biolcati, sus intenciones destituyentes.
La influencia tóxica del multimedios llevó a que todos los gobiernos democráticos le cedieran más poder, ilusionados en que eso saciaría su sed de negocios. Se equivocaron una y otra vez. Alfonsín le cedió Radio Mitre, pero cayó en desgracia cuando se negó a transferirle el Canal 13. Menem, que le dio más radios, canales y hasta celdas satelitales, aceleró su decadencia política cuando le retaceó el acceso al mercado telefónico. Algo similar ocurrió con Kirchner, quien un día antes de concluir su mandato firmó la fusión de Cablevisión y Multicanal. Pero el Grupo quería más. Pretendía que el Gobierno le cediera una parte –o todo– el tendido de Telecom, lo que le hubiese permitido convertirse en el mayor proveedor de contenidos y distribuidor de telecomunicaciones del país. La reticencia K a propiciar semejante monstruo derivó en la rebelión destituyente de 2008.
La notoria capacidad de daño del Grupo Clarín tiene como contracara su baja eficacia a la hora de construir una opción electoral. Lo más cerca que estuvo fue en 2003, cuando promovió la candidatura de Ricardo López Murphy, un economista estrella del establishment que quedó a pocos puntos de disputar un ballottage. Consciente de sus limitaciones para inventar un líder convocante, Magnetto elucubró la marcha del 8N como una “gesta cívica y republicana” que le sirviera como muestra casi exclusiva de su poder. Por eso, desde las redes sociales –transmisores de la convocatoria– se difundió a repetición el pedido de asistir sin banderías partidarias. Incluso varias figuras políticas se plegaron a esa táctica, llamando a sus colegas a no asistir para “no contaminar” la marcha. Eso no implicó, claro, que fueran prescindentes de la convocatoria. Colgados de la estrategia del empresario, un enjambre de dirigentes opositores –desde el Pro hasta el FAP, pasando por la UCR y el PJ disidente– alentaron la manifestación con la esperanza de recoger voluntades en ese río revuelto, esperanzados con repetir la historia de 2008 con una aceptable performance en la próxima contienda electoral. Por lo visto y oído en la marcha, donde se multiplicaron las consignas antipolítica, ese sueño está lejos de fraguar.
Al margen de las pretensiones de los organizadores, el acto sirvió, en principio, para conocer mejor a los que se oponen al proyecto K. Para el Gobierno, es un dato valioso saber que entre la multitud se mezclaron seguidores de la defensora de genocidas Cecilia Pando, o que el filonazi Alejandro Biondini paseó su odio a metros del rabino Pro Sergio Bergman. En ese sentido, fue interesante la experiencia realizada por el programa 6, 7, 8 de la televisión pública, que les puso micrófono en vivo a los manifestantes. El reguero de lugares comunes, consignas huecas y prejuicios expuesto por muchos de los entrevistados explicó por qué TN, canal oficial de la marcha, sólo pusiera al aire reclamos previamente editados. La consigna obvia: evitar que la sinceridad brutal de los asistentes arruinara una puesta en escena tan cuidada.
El Gobierno obtuvo parte de su fortaleza política a partir de los contrastes. No hubiese sido posible avanzar en la ampliación de derechos sin enfrentar la ira de instituciones confesionales. Tampoco se habría revertido la impunidad del genocidio sin la decisión de afrontar la reacción de los cómplices civiles de la dictadura. Era natural que, con el tiempo, algunos de esos sectores se encontraran en un espacio común: la fobia a los K. La marcha del 8N demostró, pese a los temerarios presagios difundidos por sus promotores, que la democracia argentina se consolidó al punto de tolerar incluso las manifestaciones de los ciudadanos más intolerantes. Pero también se robusteció lo suficiente para establecer que serán las urnas, y no los espejismos mediáticos, las que definirán nuestro destino.

jueves, 8 de noviembre de 2012

8 N ; PLURINOMINALIDAD FEDERAL INCONCIENTE? , TILINGOS


Tilingos Arturo Jauretche

 (Revista Confirmado) Junio 1966

CONFIRMADO me propuso este tema. Pensé entonces que era la oportunidad para ofrecer una respuesta, entre las muchas que pueden articularse, a un interrogante que plantea José Luis deImaz en Los que mandan;  "¿Por qué, no obstante su peso económico, su rol en la modernización, y haber sido innovadores tecnológicos, los empresarios no pesan en la vida del país?”. O pesan al revés. Este es el caso de ciertos tipos de grupos económicos capitalistas, adscriptos a la política de la Sociedad Rural, ya consolidados dentro del viejo sistema agro importador ,que prefieren un mercado interno pobre en condiciones de monopolio a un mercado en crecimiento en condiciones de competencia, como los que apoyaron la política de contención del progreso en las Juntas Reguladoras de la Década Infame. Sólo que éstos sí saben lo que quieren. Pero no voy a hablar de economía, sino del tema propuesto; de la forma en que la tilinguearía impone sus pautas, y cómo ellas están perturbando el desarrollo de la inteligencia nacional y sus impulsoscreadores.Y ésta es cosa de que debe tomar cuenta también el político militante, si es que no sabe que el comité ha muerto definitivamente. Porque los estados de opinión, entre los cuales tiene importancia fundamental el slogan que surge de la cuestión de los status, pesan mucho más que una recluta que sólo vale para las elecciones internas. En el Espasa Calpe se lee tilingo: "Argentinismo: Insustancial, ligero, que habla muchas tonterías". Segovia, en su Diccionario de Argentinismo", expresa: "Dícese de la persona simple y ligera que suele hablar muchas tonterías”. Los paisanos, de un tipo así, dicen; "Hombre sin fundamento". Don Hipólito –desde luego, Yrigoyen es el Hipólito por antonomasia-decía "palangana". Supongo a esta expresión tradicional y fundada en la poca cosa y mucho ruido de la enlosada al caer retumbante. Usted lo conoce al tilingo. Y si no lo conoce, ahí lo tiene al lado, en esta mesa de un café céntrico donde se han sentado cuatro o cinco tipos con portafolios. Algún día habrá que escribir la historia del hombre del portafolio. Hubo la etapa de la posguerra con los "ingenieri" italianos recién llegados que escondían bajo el cuero -con una sugestión de planos y patentes de invención- el sándwich de milanesa del almuerzo. Ahora es posible que el portafolio contenga la cuarenta y cinco persuasiva, o la concluyente tartamuda portátil. Pero esos que están en la mesa de al lado sólo llevan allí sueños, proyectos, hipotéticas transacciones. Andan a la búsqueda de enganchar algo, intermediar en alguna operación cualquiera paragonar una comisión, y muchas veces intermediando entre intermediarios. Generalmente se ayudan con el teléfono de un amigo que tiene escritorio y al que han pedido permiso para que les "dejen dicho". Ese teléfono, la mesa del café y el portafolio constituyen su establecimiento comercial. Mientras llega "el asunto*', hablan de fútbol, de carreras, de política, de economía. Cuando tocan estos dos temas últimos, nunca faltará quien diga: “Lo que pasa es que los obreros no producen". Ahí está el tilingo. No se le ha ocurrido averiguar qué es lo que él produce y qué producen todos ellos, puntas sueltas, mallas erradas en la enorme red de intermediación que es Buenos Aires. Que un tipo que no produce diga, en una reunión de tipos que no producen, que no producen los únicos que producen algo, es tilinguearía. En esto de producir, tenemos muchos productores rurales por el estilo que creen que la condición de productor la dala propiedad de una estancia, unos breeches y unas botas de polo, que viven en la ciudad -"porque mi señora dice que hay que educar a los chicos"- y dan una vuelta por el campo cada quince días. Productores rurales son los que trabajan y producen en el campo, que pueden ser patrones o peones, pero no los que no intervienen en la producción sino como propietarios, y que son rentistas aunque no arrienden. Estos también son de los que dicen que los "obreros" no producen. Y ya no desde la posición marginal del tipo del portafolio, sino empinándose como "fuerza viva" sóbrela que descansa la economía del país. Inevitablemente, éstos y otros representantes de la tilinguería son los que, ante la menor dificultad, califican al país: "Este país . dem...", colocándose fuera del mistao a los efectos de la adjetivación. Y la verdad es que el país lo único que tiene de eso son ellos: los tilingos.

EL racismo es otra forma frecuente de la tilinguearía.

La tilinguearía racista no es de ahora y tiene la tradición histórica de todo el liberalismo. Su padre más conocido es Sarmiento, y ese racismo está contenido implícitamente en el pueril dilema de “civilización y barbarie". Todo lo respetable es del Norte de Europa, y lo intolerable, español o americano, mayormente si mestizo. De allí la imagen del mundo distribuido por la enseñanza y todos los medios de formación de la inteligencia que han manejado la superestructura cultural del país. Recuerdo que cuando cayó Frondizi, uno de esos tilingos racistas me dijo, en medio de su euforia:-¡Por fin cayó el italiano! Se quedó un poco perplejo cuando yo le contesté:-¡Sí!, lo volteó Poggi.Muchos estábamos enfrentados a Frondizi; pero es bueno que nonos confundan con estos otros que al margen de la realidad argentina, tan italiana en el presidente como en el general que lo volteó, sólo se guiaban por los esquemas de su tilinguearía. Ernesto Sábato, con buen humor, pero tal vez respirando por la herida, ha dicho en Sobre héroes y tumbas más o menos lo siguiente: "Más vale descender de un chanchero de Bayona llamado Vignau, que de un profesor de filosofía napolitano". La cítame chocó en mi trasfondo tilingo (fui a la misma escuela y leí la misma literatura) porque tengo una abuela bearnesa también Vignau, tal vez más que por lo de Bayona, por lo de chanchero (vuelvo a recordar que fui a la misma escuela, etcétera).La verdad que ni el presidente ni el general son italianos. Simplemente son argentinos de esta Argentina real que posliberales apuraron cortando las raíces. Pero la idea liberal o sarmientino no era ésa. Ella tenía, y tiene, una escala de valores raciales que se identifican por los apellidos cuando son extranjeros. Arriba están los nórdicos –con escandinavos, anglosajones y germánicos-; después siguen los franceses; y después los bearneses y los vascos; más abajo los españoles y los italianos, y al último, muy lejos, los turcos y los judíos. Cuando yo era chiquilín nunca oí nombrar a un inglés -que generalmente era irlandés, pero la diferencia era muy sutil para entonces- sin decir "Don", aunque estuviera "mamao hasta las patas". El francés, a veces, ligaba el Don; y en ocasiones, el vasco. Jamás el español, que era "gallego de...", lo mismo que el italiano "gringo de...". ¡Para qué hablar del turco y del ruso. ‘En La condición del extranjero en América, Sarmiento parece revisar sus tesis sobre la inmigración. Pero no nos engañemos: se sintió defraudado por la misma porque vino del Mediodía de Europa. Él hubiera querido una inmigración de arquetipos, y los arquetipos son los que estaban en lo alto de su escalera antiamericana y antiespañola. Afortunadamente fracasó, y eso es lo que nos ha salvado como nación. En algún lugar he recordado las palabras de Hornero Manzi cuando me dijo:-Lo que nos ha salvado es la actitud del italiano y el turco, que en lugar de proponerse como arquetipos, propusieron como tal al gaucho; así, en el ridículo del cocoliche se nacionalizaron en lugar de desnacionalizarnos. Sólo falta imaginar lo que hubiera ocurrido si las pampas y las aldeas se hubieran poblado de los ejemplares arquetipos deseados por ese racismo, con la actitud de obsecuencia de las generaciones liberales para todo lo foráneo. Ya se ha dicho que esa tilinguearía racista viene de lejos. Pero se acentúa cuando se producen cambios sociales. Entonces, la tilinguearía se exacerba en una peyorativa actitud racista. Pasó con el acceso al poder del radicalismo. Los tilingos de entonces cargaron el acento sobre los apellidos italianos de la nueva promoción política suscitada con el ascenso de la clase media: la pequeña burguesía inmigratoria y los doctores de primera napa nacional, La oposición conservadora adoptó un aire peyorativo que se tradujo en toda una literatura política, que fue del periódico -La Mañana y La Fronda, sucesivamente, fueron sus expresiones más calificadas- hasta el discurso parlamentario. Se jugaba, por ejemplo, con la equívoca significación de algunos apellidos; así, la triple fórmula Coulom-Coulin-Culacciatti, que integraba, con la igual finalidad peyorativa hacia los criollos desconocidos, don Julio del C. Moreno -un personaje riojano- completaba el ridículo en la imagen anal. Hasta cuando el apellido era patricio se lo modificaba para ponerlo a tono: así, padeciendo Yrigoyen de un posible mal de las vías urinarias, el doctor Meabe, su médico de cabecera, se convertía en el doctor Meabene para adecuarlo a la cita siguiente que era la de un correligionario de la 3a Don Plácido Meo.En realidad, para los que lo escribían no se trataba de otra cosa que de un recurso humorístico. Pero para el tilingo de entonces el fundamento más real, el que más invocaba, el que más jugaba, era ese de los "gringos", Y lo de "gringos" sólo jugaba para los descendientes de inmigrantes provenientes del Mediodía de Europa. No para los otros. Pasó mucha agua bajo los puentes, y vino otro movimiento multitudinario: el de 1945. Ya los gringos se habían incorporado ysu presencia política no lesionaba a la tilinguearía, no sé si es porque de las nuevas promociones ascendentes habían salido también promociones de tilingos. Sólo así puede explicarse que un hijo de italianos –Sammartino- haya hablado despectivamente delos "negros" al referirse al "aluvión zoológico", en una caracterización evidentemente racial y peyorativa, cuando aún estaba fresca la tinta que lo había calificado a él también peyorativamente. Que "el gringuito" de unos pocos años atrás se sienta vieja clase frente a los descendientes de los conquistadores en la confrontación de sus apellidos no revela simplemente que "el gringuito" se ha incorporado a la tilinguearía. Lo grave es que se ha frustrado como guarango. Y la guaranguería es la espontaneidad de las nuevas clases, de las promociones que irrumpen con cada ascenso de la sociedad, porque los dos grandes movimientos populares del siglo -el de 1914-16 y el de 1943-45- han sido la expresión de eso: de ascensos masivos. No corresponde aquí desentrañar las raíces económico-sociales de los dos hechos históricos; ni siquiera la coincidencia con las dos guerras mundiales que nos aislaron de los países arquetipos en una neutralidad intolerable para los tilingos, pero que dio las bases para una consolidación propia.
Usted puede hacer un fácil test. Yo lo he hecho.
Sé que un fulano se ha gastado 15 millones de pesos en un departamento de la Avenida del Libertador. Nos encontramos y le adivino la intención de informarme de su compra, como corresponde al guarango. Pero yo quiero saber si está frustrado como tal y lo madrugo diciéndole antes de que me dé la noticia:-Estoy muy afligido por un amigo que se ha gastado más de 10millones en un departamento de la Avenida del Libertador...-¿Y por qué se aflige? -me pregunta inquieto. Le contesto:-Y... porque la Avenida del Libertador no es "bien"...-Pero entonces..., ¿qué es "bien"? -pregunta desesperado.-"Bien" es de la plaza San Martín hasta la Recoleta, de Santa Fe al Bajo. Y dentro de ese radio. "bien", "muy bien", el codo aristocrático de Arroyo, como dice Mallea: Juncal, Guido, Parera...Le veo en la cara al hombre que está desesperado. Y entonces, loremato:-La Avenida del Libertador es como tener un leopardo de tapicería sobre el respaldo del asiento trasero del coche. El leopardo lo tiró a la vuelta. Del departamento no sé. Pienso que lo hecho es una crueldad, pero la investigación “científica" es así..., cruel como la vivisección. Yo quería saber si el hombre era un burgués con toda la barba o un tímido burguesito en camino de terminar en tilingo. El que es verdaderamente burgués sigue adelante, cumple su gusto, se realiza con la arrogancia del vencedor y compra en la Avenida del Libertador, precisamente porque es caro, porque acredita su victoria y la prestigia ante los burgueses. Si quiere barrio, compra; y si quiere apellido y mujer distinguida, compra también. Podría citar casos. Pero no se achica, se disminuye; no se acomoda a los esquemas y limitaciones de los tilingos. De aquí que mientras en Europa y en Estados Unidos un banquero un industrial miran a un ganadero como un "junta bosta", aquí el ganadero lo mira por arriba del hombro al empresario. Y el empresario, que quiere ser "bien", se ve obligado a comprar estancia, a tener cabaña –así sea de perros-, porque sólo por la Rural, y tal vez por el Kennel Club, puede lograr ascenso social que apetece. Lógicamente esta burguesía, desde que imita a la vieja clase, se somete a todas sus normas y, por consecuencia, también en política. Ese sometimiento y esa adhesión a las viejas clases -incongruente económicamente- no sólo se ejerce verticalmente. También horizontalmente, cuando contemplamos la geografía social del país.Así, los titulares de los intereses vitivinícolas de Cuyo y los tabacaleros, azucareros y fruticultores del Norte, que necesitan un mercado interno de alto poder de compra -es decir, que el Litoral desarrolle una política de alto nivel de vida-, están ligados políticamente a los conservadores del Litoral, gobernados por cabañeros e inverna dores cuya tendencia es producir a bajo costo en un mercado de poco poder adquisitivo para cumplir la función asignada en la división internacional del trabajo como abastecedores ultramarinos de las metrópolis. Esta incongruencias difícil de explicar, pero no son ajenos a ella el prestigio social del Litoral y la incapacidad burguesa de los del interior en los respectivos grupos patronales. Esta gente de Cuyo y del Norte es muchas veces portadora de apellidos españoles de abolengo arribeño, de mucho mayor cotización histórica que los abajeños del puerto. Pero queriendo asimilarse a la alta clase del puerto se han sometido a las normas políticas e ideológicas de los principales. De "bien" provincianos, quieren ser "bien" en la Capital. ¿Cómo extrañar entonces que los guarangos frustrados del Litoral se hagan tilingos, si la misma tilinguearía la padecen muchos aristocráticos descendientes de la Conquista por el Perú? La tilinguearía cotiza una marca de vino, un tabaco, un pomelo, o una palta, muy por debajo de un toro lleno de medallas. Se entra muy bien en la alta sociedad llevando de la rienda al toro, pero es difícil mostrando una botella de vino por lujosa que sea la etiqueta, por más sugestiones de chateau que evoque, tanto en la presentación como en la exquisita calidad del producto. A un cuarto de siglo de la entrada del país al capitalismo, debemos recordar que el capitalismo naciente en la Argentina fue ajeno en sus hombres al hecho histórico que lo provocaba, produciéndosela paradoja de que le correspondiese a la clase obrera abrir la etapa del desarrollo económico burgués. Más aún: la nueva burguesía sigue aún incapacitada para jugar su papel, y es precisamente porque en la medida que asciende, pierde conciencia de su propia realidad para hacer suya la imagen de importancia que le presenta el tilingo. Se queda en el "medio pelo “y, rechazando el triunfo burgués, se adecúa al remedo, a la imitación de la alta clase con la que cree tomar contacto cuando se acomoda a la imagen de alta sociedad que le brindan los desclasados.Hubo un tiempo en que los venidos a menos económica y socialmente se jactaban de ser un pequeño sector domiciliado en el "Palacio de los Patos" de la calle Ugarteche. Ahora se han multiplicado desde detrás de la Recoleta hasta San Fernando, a lo largo de las vías del Central Argentino. (Lo designo así porque la nueva nominación ferroviaria es completamente tilinga, aunque la hayan hecho los guarangos, lo que prueba que, en esta materia, todos tenemos tejado de vidrio.)Landrú ha identificado perfectamente los personajes describiendo en el "gordi" y el "mersa" la oposición tilinguearía-guaranguería. El botellero próspero, con su Valiant resplandeciente, es feliz echándole soda al vino de marca, ocupando las mesas de los restaurantes caros, hablando fuerte de lo que dijo-"su señora”, mientras "cena". Está en el camino de constituir una burguesía. Todavía no tiene conciencia de que constituye un sector de la sociedad correspondiente a una etapa de la economía, y no ha alcanzado a comprender la correspondencia de sus intereses personales con los intereses de su grupo. Hijo de sus aptitudes capitalistas -aunque muchas veces también más de la inflación que de su capacidad, o de equívocas actividades comerciales-, está en el camino de constituir una burguesía. Pero en el momento de definirse como burgués y adquirir la psicología correspondiente, nota el contraste de sus gustos y normas con lo que es "bien”. Desde que se ha mudado al barrio Norte, desde Gerli o Quilmes, y la "señora" ha olvidado la batea deslumbrada por la máquina de lavar, ha hecho nuevos contactos que le dan la idea de una meta social que tiene que alcanzar. Comienza él también a añorar la época en que "el servicio daba gusto" y en que el obrero -el “negro"- se mantenía "donde debe estar". Olvida de inmediato que es precisamente ese cambio el padre de su prosperidad y de su posibilidad de acceso a niveles más altos. Más aún. que el mantenimiento de ese cambio y su profundización es su única garantía. Quiere dejar de ser "mersa" y sólo logra ser "gordi". E inmediatamente tiene el complejo político del "gordi", a quien comienza a imitar. Y comienza a imitar a una imitación, tomando por modelo las malas copias. Porque la tilinguearía constituida por las "gordis" no es ni remotamente la alta clase a la que cree aproximarse .Desde la época en que los desclasados se refugiaban en la calleUgarteche, todo el "Norte" liminar se ha llenado de falsos desclasados. Se ha constituido un sector social entero que vive en la convención de que "todo tiempo pasado fue mejor" en aquella" Jauja" retrospectiva -"cuando la tía Leonor tenía Lando"-; de miles de familias que se aterran al recuerdo de un ascendiente que figuró algo en la segunda y la tercera línea de los amanuenses dela oligarquía, Descendientes de militares -un oficio generalmente despreciado por la alta clase-, de secretarios de juzgados, directores de oficinas, bancarios pueblerinos y hasta de conscriptos de Curu-malal, se han construido imaginativamente un pasado señoril que tratan de revivir en una vida forzada que absorbe casi todos sus recursos en gastos de representación.
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martes, 6 de noviembre de 2012

Constituciones Ideales para conseguir “la sociedad de los iguales”


Ponente: Stefano Rodotà

En los años que siguieron a la Segunda Guerra Mundial las constituciones se vieron fuertemente influidas por lo que se llamó ideas políticas y sociales de la resistencia. En los últimos años una renovación de los programas constitucionales ha venido sobre todo de las constituciones de América latina, de Sudáfrica, de la India, dando vida a lo que se podría llamar el "constitucionalismo de las necesidades materiales y de la "constitucionalización de la persona". En un momento en el que la única constitución del mundo parece ser la que dictan los mercados y las reglas impuestas por las grandes empresas supranacionales, se hace necesaria una reflexión cultural y una acción política orientada hacia un nuevo constitucionalismo de los derechos, que hable de los bienes comunes y no solamente de propiedades, de derechos del trabajo y no solo de supervivencia, de uso democrático y no solo mercantil o del control de las nuevas tecnologías. Vuelve así una nueva reflexión sobre lo que Pierre Rosanvallon llamó "la sociedad de los iguales" y sobre la dignidad de las personas, que constituye un principio surgido con especial fuerza en los últimos años.

Stefano Rodotà:
Profesor emérito de Derecho Civil de la Universidad La Sapienza, Roma. Ha enseñado en distintas universidades extranjeras. Visiting Fellow, All Souls College, Oxford. Profesor de la Facultad de Derecho Panthéon-Sorbonne, París. Doctor honoris causa por las Universidades de Burdeos y de Macerata. 
Se encuentra entre los autores de la Carta de derechos fundamentales de la Unión Europea y del Guidelines del Ocso sobre protección de datos personales. Ha presidido la comisión italiana y el grupo europeo. Ha sido presidente del Comité científico de la Agencia para los derechos fundamentales de la Unión europea y miembro del grupo europeo para la ética de la ciencia y de las nuevas tecnologías. 
Ha sido diputado de los Parlamentos italiano y europeo y miembro de la Asamblea parlamentaria del Consejo de Europa; Vicepresidente de la cámara de diputados; y Presidente del PDS. 
Entre sus libros recientes: Por qué laico (2010); Derechos y libertades en la historia de Italia (2011), Elogio del moralismo (2011); El derecho de tener derechos (2012); La vida y las reglas; Entre el derecho y el no derecho.
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“la expresión del malestar” de una parte de la Argentina “que está muriendo”








Laclau: el 8N es “la expresión del malestar” de una parte de la Argentina “que está muriendo”, por Aldo Marinozzi (para “TELAM” del 05-11-12)

Por Aldo Marinozzi

La movilización del 8N será "la expresión del malestar" de una parte de la Argentina que está dejando de existir y, a la vez, "tal vez el último intento" de una oposición "deshilachada" para ofrecer un discurso alternativo, explicó el politólogo Ernesto Laclau.
Además, y en diálogo exclusivo con Télam, el académico argentino consideró que la protesta del 8 de noviembre se sostiene solamente sobre la base del "antigobierno" y adelantó que el 7 de diciembre, cuando culminará el plazo de desinversión dispuesto por la Ley de Medios y ratificado por la Corte Suprema de Justicia, será "un momento de definiciones radicales" para el país.

"El 8N no es una demanda, porque para tener una demanda uno tiene que tener reivindicaciones precisas. El 8N es la expresión del malestar de una Argentina que está muriendo", dijo Laclau, titular de la cátedra de Teoría Política en la Universidad de Essex, en Gran Bretaña.

Acerca de si esa protesta va dirigida también a la oposición, Laclau consideró: “Por ahora no hay una sola representación. No hay un `significante vacío`, en mis términos, del discurso opositor. Están tratando de hacerlo poniéndose en contra de una posibilidad de re-reelección u otras opciones, pero todavía no hay un discurso coherente y no sé si va a plasmar”.

“El 8N, por eso, va a ser un intento de la oposición, quizás el último, de presentar un discurso alternativo”, añadió.

Para el politólogo, “la oposición está completamente deshilachada y no logra configurar un discurso propio; y hoy trata de encontrar algún tipo de debate alternativo alrededor del cual consiga estructurar un discurso político”.

“En 2008 casi lo consiguió alrededor del problema del campo, pero hoy no veo que haya muchas opciones en ese sentido. El 8N va a ser una movilización sobre la base del antigobierno pero sin metas claras", agregó.

Consultado sobre las vinculaciones del 8N y el 7D aseguró: “Es solo un intento. El 7 de diciembre va a ser un momento de definiciones radicales para el país. (El Grupo) Clarín dice que no va a pasar nada, pero yo creo que va a pasar todo".

Laclau apuntó también que no le extraña la participación en estas protestas de fuerzas de izquierda y socialdemócratas.

“En 1945, el Partido Comunista no tenía ideología de derecha y fue la punta de lanza a partir del discurso desde el cual la derecha articuló un frente antiperonista. Siempre lo que denominábamos en nuestra juventud `la izquierda cipaya` ha sido el ladero de los intereses oligárquicos en el país”, remarcó.

En cuanto a la situación del sistema político argentino ante estas protestas, el académico indicó: “Estamos hoy con un problema de fronteras políticas mucho más nítido que en 2010. Con la emergencia de las organizaciones juveniles de distinto tipo, con el surgimiento de Unidos y Organizados, el gobierno está avanzando en la dirección de afirmar un polo popular mucho más fuerte que la que se dio en los primeros años del kirchnerismo”.

"La línea general no ha variado -siguió-, pero sí el kirchnerismo está comenzando a articular una fuerza política. Cada vez más”.

Esto puede verse, consideró, “en lo económico, en la nacionalización de YPF y en el desarrollo de una serie de medidas legislativas que han implicado un corte con el pasado”.

Respecto de las demandas aún por satisfacer, Laclau señaló: "Son las que han existido a partir de 2001 con la crisis. Hoy, lo que estamos viendo es que se necesita una profundización del modelo en una ruta que ya se ha emprendido. No veo un cambio de brújula sino una insistencia en lo que ya está ocurriendo”.

Consideró que la articulación de fuerzas y el demarcamiento de lo que él llama fronteras políticas “es el punto capital; cada vuelta de tuerca en la dirección económica en la que el gobierno está avanzando exige la incorporación de sectores nuevos, y la base social del proyecto se está ampliando todo el tiempo".
En ese contexto, "debe considerarse que el alejamiento de Hugo Moyano del gobierno implica también profundización del modelo”.

Laclau indicó que “la división del movimiento obrero no es una buena noticia, pero es inevitable en una etapa en la cual la clase obrera industrial no es una fuerza compacta, como lo fue en el pasado. Hay una terciarización de la actividad económica y eso implica necesariamente su fragmentación y también la necesidad de rearticular políticamente a sectores nuevos".

Respecto de la ausencia de discursos y liderazgos alternativos en Europa ante la crisis, finalmente afirmó: “En España los indignados tienen un discurso sin mucho destino inmediato, por el hecho de que es de protesta, de ruptura, pero no tratan de intervenir para nada en el sistema político”.

“En Grecia, por el contrario -concluyó-, se da un discurso de protesta y de ruptura, pero al mismo tiempo hay un intento de construir una opción política alternativa. No me extrañaría que en las próximas elecciones griegas la oposición de izquierda consiguiera imponerse”.

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jueves, 1 de noviembre de 2012

Hurricane arena y capitalista "libre empresa"



                                                                                      01 de noviembre 2012

Masa eventos sociales que decenas de impacto de millones de personas, especialmente aquellos que, como el huracán de arena que dejan devastación a su paso, inevitablemente exponen fundamentales contradicciones económicas y sociales en el corazón mismo de la sociedad estadounidense.
Con ocho millones de personas en todo el litoral del este, sin electricidad, el New York sistema de metro de la ciudad y el transporte público en gran parte de Nueva Jersey cerrado, el sistema nacional de aire comercial en desorden, y miles y miles de propietarios y tenderos que enfrentan la ruina económica, es evidente que lo que se requiere es una respuesta social masiva y centralizada.
El aumento de las inundaciones de arena una vez más ha puesto en relieve el carácter complejo e interconectado de la sociedad moderna y la necesidad de una planificación racional y socialmente impulsada.
Las estimaciones de daños de $ 50 mil millones a $ 70 mil millones. Estados Unidos las compañías de seguros sólo cubren la mitad o menos de los daños causados ​​por un huracán. Ellos no compensan los propietarios de los daños por inundaciones. Como fue el caso con el huracán Katrina y el derrame de petróleo de BP, muchos de los que han arruinado financieramente por la tormenta de esta semana nunca se recuperará.
Lo que se requiere es una enorme asignación de recursos-en las decenas e incluso cientos de miles de millones de dólares-para restablecer el tránsito de energía y la masa lo más rápido posible, reparar el daño a la infraestructura, que las familias que han sido afectadas por la tormenta todo, y poner en marcha un programa integral para mejorar y modernizar los sistemas de anti-tormenta y control de inundaciones, transporte público, y la generación eléctrica y el sistema de transmisión.
Esto, sin embargo, se hace imposible por el actual sistema capitalista. La propiedad privada de los medios de producción y la subordinación de la vida económica de los beneficios empresariales, los cimientos del capitalismo, en cada punto de cortar a través de la movilización de los recursos sociales de interés común.
En los dientes de la tormenta, las panaceas del "mercado libre" y "gobierno pequeño" se dejaron de lado ya que todos los ojos se volvieron hacia Washington por ayuda. Por lo tanto, el gobernador republicano de extrema derecha de Nueva Jersey, Chris Christie, prodigó elogió a Obama, sólo unos días antes de las elecciones-para la rápida declaración del estado de emergencia en su estado y liberar fondos federales de recuperación.
Pero después de la tormenta, el santo y seña en los medios de comunicación y la clase política es la existencia de las llamadas "restricciones fiscales" que supuestamente se oponen a cualquier gran esfuerzo a escala central organizado para la recuperación y reconstrucción de la tormenta, y tomar las medidas necesarias para minimizar tanto la frecuencia de eventos climáticos extremos y el daño que causan.
El presidente Obama, así como él se comprometió a proveer "todos los recursos disponibles", declaró, "No va a ser fácil para estas comunidades a recuperarse." Del mismo modo, el alcalde de Nueva York, el multimillonario Michael Bloomberg, dijo que la destrucción causada por Sandy " va a ser sentida desde hace bastante tiempo. "
El Wall Street Journal escribió que "los contribuyentes locales, estatales y federales, es probable que tome la iniciativa para financiar la reparación de trenes subterráneos, carreteras y otras infraestructuras." En otras palabras, no habrá una respuesta nacional grave.
En una sociedad cuya básico fuerzas productivas son propiedad de intereses privados, los intereses dictan las prioridades de los políticos y los gobiernos.Por lo tanto, todos los recursos necesarios fueron desplegados para conseguir la Bolsa de Nueva York en funcionamiento antes del miércoles, mientras que Bloomberg advirtió a los residentes de la clase de trabajo de los proyectos de vivienda pública y de las comunidades a oscuras en Manhattan, Brooklyn y Queens que podría tomar días o incluso una semana o más, para restaurar la electricidad a sus hogares.
En términos más generales, "las restricciones fiscales" no impidió que el gobierno de los EE.UU. a partir de la entrega de miles de millones de dólares en fondos de los contribuyentes y los subsidios para rescatar a los bancos de Wall Street y asegurar las fortunas de los especuladores financieros. Los eventos como el huracán de arena destacar las consecuencias catastróficas de un sistema que desvía grandes recursos sociales para mantener una aristocracia financiera totalmente parasitaria.
Sandy era una tormenta gigantesca y sumamente destructivos. Pero el impacto del huracán se vio agravada por décadas de abandono social, la falta de preparación para tal evento, y el deterioro de la infraestructura básica. Estos también tienen sus raíces en la propiedad privada capitalista y las prioridades del sistema de ganancias.
El New York Times informó el miércoles que los científicos han estado advirtiendo durante años la ciudad de Nueva York y los funcionarios estatales de la probabilidad de un desastre climático que implica grandes inundaciones y daños en los sistemas eléctricos y de tránsito. El cambio climático, dijeron, estaba produciendo "el aumento de los niveles del mar, inundaciones más frecuentes y los patrones climáticos extremos".
Una Comisión Blue Ribbon nombrado en 2007 por el Metropolitan de Nueva York Autoridad de Transporte advirtió precisamente el tipo de inundación de los túneles del metro que se produjeron esta semana. Instó a la creación de "barreras tormenta estratégicos para el puerto de Nueva York y el estuario".
El Times, artículo, sin embargo, advierte que la construcción de estas barreras tormenta sería "desalentadora, dada la realidad fiscal." Su coste estimado-$ 10 mil millones-es, de hecho, una gota en el océano comparado con los cientos de miles de millones en fondos públicos entregados a los bancos con sede en Manhattan por los presidentes Bush y Obama.
En cuanto a Nueva York "realidades fiscales," Obama, el alcalde Bloomberg y el gobernador de Nueva York Andrew Cuomo han opuesto a cualquier aumento de los impuestos sobre los fondos de alto riesgo o los bancos, en vez exigiendo recortes cada vez más draconianas a los programas sociales, el empleo y los salarios del sector público.
El sistema eléctrico es otro ejemplo de ello. Empresas de servicios públicos de propiedad privada, como consolidado de Nueva York Edison han sido durante décadas escatimar en el mantenimiento, por no hablar de la modernización, con el fin de reforzar sus líneas de fondo. El verano pasado, sin embargo, CONED calculan el tiempo y dinero para impedir la entrada a sus trabajadores durante un mes con el fin de eliminar las pensiones definidos para nuevas contrataciones e imponer mayores costos de atención de salud en sus empleados.
El sistema actual de generación de electricidad en los EE.UU. es una mezcolanza irracional, anticuado y mal funcionamiento dominado por las corporaciones rivales. Hay más de 3.100 compañías de electricidad, con fines de lucro, empresas de suministro de energía a un 73 por ciento de los clientes de la nación.
La Sociedad Americana de Ingenieros Civiles en 2009 dio sistema energético del país a D-plus, y señaló que la inversión anual en nuevas instalaciones de transmisión en general ha disminuido o se ha estancado en los últimos 30 años. Se estima que la inversión en servicios públicos de electricidad necesaria para incrementarse en $ 1.5 billones para el 2030.
Sin un cambio radical en el rumbo y las prioridades sociales, incluida una política para contener el calentamiento global y mejorar la infraestructura básica, los desastres como el huracán de arena pueden llegar a ser una realidad cada vez más frecuente de la vida en los EE.UU. e internacionalmente. En las condiciones de una crisis económica mundial y el desempleo masivo, el impacto sobre millones de trabajadores serán cada vez más brutal.
Para hacer frente a esta amenaza, los trabajadores deben reconocer la raíz del problema es el sistema capitalista mismo y tomar la decisión consciente para construir un movimiento político independiente de lucha por el socialismo. Los medios de producción deben tomarse de las manos de privados. Las grandes empresas y los bancos deben ser nacionalizados bajo el control democrático de la clase obrera.
Esto servirá de base para un gobierno de trabajadores para distribuir la riqueza social sobre una base igualitaria y racional de planificar el desarrollo de la vida económica a velar por el bienestar común, en lugar de la ganancia privada y la codicia personal.
El hombre no puede abolir los desastres naturales, pero puede limitar su frecuencia e incluso su gravedad, y responder de manera tal de proveer el bien común. Para ello, primero tiene que tomar el control de su propia sociedad.
Barry Grey