(Imagen: Joaquín Salguero)
Macri parece carecer de un nivel acorde de
energía, por lo cual debe recurrir a otros deseos para auto inyectarse una
tensión que solo es transitoria, plantea el autor. Y conjetura que el jefe de
Estado libra día a día una pugna entre recurrir a estímulos que lo vitalicen y
caer en un estado de desfallecimiento.
Por Sebastián Plut *
Introducción
¿Es posible
estudiar la subjetividad de un político a partir de su discurso público?
¿Podemos analizar tales rasgos subjetivos con independencia de sus posturas
ideológicas? Y luego, ¿las conclusiones tendrán alguna utilidad –teórica y/o
práctica– para el debate político?
Señalemos ya que
nuestra respuesta es afirmativa para los tres interrogantes, cuyo fundamento
podrá encontrarse no solo en textos de Freud (Nuevas conferencias de
introducción al psicoanálisis, El presidente Thomas Woodrow Wilson, Psicología
de las masas y análisis del yo, Moisés y el monoteísmo, entre otros) sino
también en nuestras propias investigaciones (Plut; Psicoanálisis del discurso
político, Ed. Lugar).
Nuestra
orientación es diferente de la escogida por Fromm cuando hace unos 80 años
intentó correlacionar rasgos de personalidad con posturas ideológicas. Más bien
nuestro interés es poner de manifiesto la eficacia de la subjetividad para
promover acuerdos o disensos más allá de la orientación política del sujeto
estudiado.
Asimismo,
sostenemos ciertas premisas de trabajo: no dejarnos llevar por la fascinación o
la antipatía que sentimos respecto del personaje en cuestión; evitar en lo
posible las consideraciones psicopatológicas y, en caso de recurrir a ellas,
nunca deben ser empleadas como agravios o descalificaciones morales.
Hechas estas
aclaraciones, diré que el origen de este estudio fue una impresión personal y,
por lo tanto, sujeta a los sesgos de mi propia percepción: desde mucho antes de
que Mauricio Macri fuera elegido Presidente de la Nación, cada vez que lo
observé en una entrevista periodística o hablando en algún acto, mi sensación
era que él no tenía ganas de estar allí, que no disfrutaba de la situación;
notaba un monto de desgano en su postura corporal, su tono verbal y en la
construcción de sus frases.
Me propuse,
entonces, la tarea de seguir este rasgo a través de algunas crónicas de
periodistas y analistas políticos y, también, del análisis de fragmentos de su
discurso verbal. Es por ello que la selección de escenas y frases se limita a
las que expresen el estado que deseo estudiar. Así, preferí utilizar en el
título su nombre de pila y no su apellido, para connotar que mi interés aquí no
es su ideología ni las decisiones que ha tomado desde que fue electo, sino,
reitero, su subjetividad o, mejor, un sector de ella.
Anécdotas recientes
Muchos recordarán
el tuit que escribió Mauricio cuando estuvo a punto de faltar a los desfiles
por la Independencia: “Cansado por la extenuante gira y actos, lamento no poder
asistir a los desfiles de hoy”. Agreguemos las difundidas noticias sobre
lesiones que padeció (por los deportes o jugar con su hija) y sobre diversos
momentos en que necesitó tomarse vacaciones. También se hizo pública la
información sobre una arritmia y las preocupaciones por su estado cardíaco.
Asimismo, la televisión mostró imágenes de numerosos momentos en que se lo vio
con notoria incomodidad corporal, como quien se siente agobiado, e incluso
bostezando.
En esta misma
línea podemos incluir su sugerencia para el ahorro doméstico de energía:
“Cuando de golpe ustedes se encuentran en su casa, en invierno, y se vean que
están en remera o están en patas es que están consumiendo energía de más”.
Es posible, a su
vez, que sus referencias a la “pesada herencia” o a la angustia por separarse
de la madre patria sean comprendidas, entre otras alternativas, también desde
esta perspectiva. Del mismo modo, la reciente noticia sobre su operación de un
pólipo parece deberse al desgaste producido por la exigencia presidencial del
uso de la voz.
Este conjunto
muestra una serie de escenas en las que el común denominador es el efecto de
una carga extenuante. Ya sea que describa su propio estado orgánico, formule
una sugerencia o explique la situación nacional, sus expresiones se hilvanan en
la línea del agotamiento de recursos.
Unos pocos hechos de su biografía
Algunos autores
escribieron sobre la “asfixiante presión” que ejerció su padre para que, en su
juventud, Mauricio abandone el ocio y la frivolidad. También destacaron el
desinterés generalizado que mostró desde pequeño, con excepción del fútbol.
El propio Mauricio
recuerda, cuando joven, sus llegadas tarde a reuniones con Donald Trump:
“…anoche salimos con unas minas espectaculares y estoy muerto”. En ese momento,
su padre habría terminado con un infarto, lo que obligó a Mauricio a ocuparse
del negocio.
En la época en que
Mauricio elogiaba al ex presidente Menem, afirmó: “Soy menemista a muerte”.
Una vez más, no es nuestro tema aquí evaluar la adhesión a un político o
a una ideología sino que nos ocupa la significatividad de la retórica de
Mauricio.
Muchos años antes,
un amigo contó que Mauricio le habría confesado su deseo de irse de la empresa
familiar por los conflictos con su padre: “Nunca me va a dejar ser nadie. Me va
a destruir”.
Resulta elocuente
también una declaración que hizo en 2002: “Los cartoneros se roban la basura
que la gente saca a la calle”. Esta frase no puede sino relacionarse con el
hecho de que una de las empresas de la familia era Manliba.
También se ha
descripto el aburrimiento que sentía en su tarea como legislador, el
agotamiento que le producían los largos debates parlamentarios. Frases de él
mismo en declaraciones a diarios nacionales fueron: “Si no te aburre una sesión
en el Congreso, sos un anormal”, “No me duermo en las sesiones… Las bancas son
muy incómodas para dormir”.
La muerte parece
ser el telón de fondo de una crianza asfixiante y de un padre que trabajaba
hasta el infarto. Es notorio el estado letárgico que se revela en sus frases,
letargo del que salía a través de la “espectacularidad” de la diversión. En
cuanto a la anécdota sobre los cartoneros nos interesa destacar lo que parece
ser una identificación con ellos, ya que ambos se ocupaban de sacar la basura
que otros dejaban en la calle.
Análisis de sus palabras
Hemos estudiado
diversos discursos de Macri con un software que analiza las palabras y detecta
siete tipos de deseos según una categorización psicoanalítica: económico u
orgánico, cognitivo, amoroso, justiciero, de orden, ambicioso y estético. No
podremos explicar aquí ni la operatoria del programa ni las especificaciones de
cada deseo, pero sí indicaremos que el deseo relativo a la tensión orgánica
tiene un percentil excesivamente bajo (entre 5 y 10), lo cual es congruente con
las descripciones que hemos realizado hasta acá.
Dicho de otro
modo, Mauricio parece carecer de un nivel acorde de energía por lo cual debe
recurrir a otros deseos para autoinyectarse una tensión en lo que solo resulta
una solución transitoria.
“Sí, se puede”
Una de las frases
que repite Mauricio es “Sí, se puede”, expresión que admite un doble análisis.
Por un lado, es una frase utilizada para arengar a sus seguidores, para
entusiasmar a sus partidarios y votantes, pero también para insuflarse a sí
mismo una cuota de energía. Por otro lado, esa frase puede ser entendida como
una respuesta, como una reacción a otra frase no expresada. En efecto, quien
afirma “sí, se puede”, está respondiendo a un interlocutor (real o imaginario)
que le dice (sentencia) que no podrá.
De este modo
conjeturamos que Mauricio libra día a día una batalla desde el punto de vista
de su subjetividad, una pugna entre recurrir a estímulos que lo vitalicen y
caer en un estado de desfallecimiento. Es frecuente en muchos sujetos la
oscilación y combinación entre estados de euforia y de astenia, en que los
primeros solo son un precario reaseguro cuyo desenlace siempre es la
desvitalización.
Si lo dicho hasta
aquí resulta válido, retorna una de las preguntas planteadas al inicio: ¿qué
valor tienen estas conjeturas para la psicología política? Es decir, ¿qué
alcance tienen más allá de describir un posible rasgo de Mauricio?
La incidencia de
la subjetividad de Mauricio habrá de combinarse con otros múltiples factores,
el poder proveniente de otros actores, la realidad nacional e internacional,
las diversas tradiciones políticas, etc., pese a lo cual aquélla también tiene
su cuota de eficacia. ¿Cómo influye en el clima de las reuniones de gabinete?
¿Qué aspectos de la estrategia comunicacional del Gobierno se diseñan en
relación con su estilo personal? ¿Qué de sus decisiones económicas expresa esta
oscilación entre el esfuerzo por sostener la tensión vital y la tendencia al
vaciamiento energético? No podemos responder aquí a estos interrogantes pero
recordemos que los procesos económicos batallan contra la amenaza de los
estados agónicos siempre acechantes.
* Doctor en Psicología.
Psicoanalista.
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