Felipe Vallese,
militante de la JP, es el primer detenido-desaparecido de la historia
contemporánea argentina.
Fue secuestrado el 23
de agosto de 1962 y visto brutalmente torturado en una comisaría de Villa
Adelina.
Un poco de Historia
La ofensiva política de 1958: Felipe Vallese, mártir de la
JP El gobierno de Frondizi se caracterizó por la inestabilidad institucional
sometida a sucesivas crisis y planteos militares, por las constantes huelgas
gremiales y de la CGT con que la clase trabajadora respondía al paulatino
cercenamiento de sus derechos y por la respuesta gubernamental de creciente
represión al movimiento peronista. La movilización militar de los trabajadores
en paro y la aplicación del plan Conintes fueron los ejes de la respuesta
instrumentada.
Llegado el año 1962 que sería el último de su mandato, su
ministro del Interior Alfredo Vítolo, firmó un documento con los jefes
militares garantizando que no se permitiría a Perón volver al país. Es que
frente al inminente proceso electoral previsto para el 18 de marzo de ese año,
había trascendido que la fórmula que el peronismo presentaría en la provincia
de Buenos Aires iba a estar integrada por Andrés Framini como gobernador y Juan
Perón como vice. A fin de aquel mes de enero, Vítolo anunciaba que el gobierno
rechazaría la candidatura de Juan Perón. Paralelamente el juez electoral
Leopoldo Isaurralde de abierta filiación frondicista declaraba que Juan Perón
no podía ser candidato por no tener residencia, no estar en el padrón y ser un
fugitivo de la justicia. Para que nada quedara librado al azar, el cardenal
Antonio Caggiano, recordaba que la excomunión estaba en vigencia.
El 10 de marzo Frondizi pronosticó en conferencia de prensa
que los ciudadanos iban a dar las espaldas a Perón en las elecciones y acusó al
peronismo de impedir la pacificación.
Contra la alquimia y la aritmética gubernamental, el pueblo
de la provincia de Buenos Aires, eligió aquel 18 de marzo como gobernador a
Andrés Framini, quien finalmente había ido acompañado por Marcos Anglada como
vice-gobernador, quienes concurrieron bajo las siglas de la Unión Popular. El
pueblo no había dado la espalda a Perón y por el contrario hería de muerte al
gobierno de Frondizi.
Fue este el hecho político más importante producido por el
peronismo desde 1955. El triunfo de Framini fue la más palmaria demostración
que el peronismo seguía siendo mayoría, que su voluntad era inquebrantable y
que no estaba dispuesto a presentarse "manicurado" para ser aceptado.
Por el contrario, Perón había elegido a un dirigente obrero, un histórico
peronista, para encabezar aquella fórmula.
Las fuerzas armadas reclamaban la proscripción del
peronismo, un nuevo gabinete y la expulsión del país de Rogelio Frigerio. Aramburu
por su parte, "aconsejaba" la renuncia de Frondizi y el comandante
del Ejército general Raúl Poggi le pedía efectivamente la renuncia.
El día 27 el presidente declara "no me suicidaré, no
renunciaré y no dejaré el país". Dos días después frente al movimiento de
tropas, renuncia, y es arrestado en Olivos y trasladado a Martín García. El día
30 de marzo asume José María Guido como presidente de la Nación, hasta
entonces, presidente del Senado. El gobierno títere de Guido, no es más que una
fachada tras la cual gobiernan los militares.
El 24 de abril, el nuevo presidente anula las elecciones
ganadas por el peronismo: Andrés Framini había anunciado que el 1º de mayo
asumiría la gobernación y pese a la anulación concurre acompañado por altos
dirigentes a la casa de gobierno provincial, labrando un acta. Las provincias
donde el peronismo o los partidos neoperonistas había triunfado eran las
siguientes: Buenos Aires, Santiago del Estero, Tucumán, Salta, Chaco, Misiones,
Río Negro y Neuquén.
El 24 de julio por un decreto del Poder Ejecutivo queda
prohibido el proselitismo peronista, la exhibición publicitaria de fotografías
y marchas. Nuevamente, bajo otro rótulo, reaparece el decreto 4161.
El mes de agosto se inicia con una huelga general de 48
horas decretada por la CGT. Este mes, más precisamente el 23 de agosto, se
produce un hecho que conmueve al movimiento peronista: es secuestrado el obrero
metalúrgico y dirigente de la juventud peronista Felipe Vallese. El reclamo por
su vida se convierte en bandera de lucha: "un grito que estremece, Vallese
no aparece"
Felipe Vallese tenía 22 años y era delegado desde 1958 en la
fábrica TEA S.R.L., paralelamente con su actividad gremial tenía una intensa
actividad militante en la Juventud Peronista. Era integrante del grupo de
Corrientes y Esmeralda y había secundado a Gustavo Rearte en el copamiento del
puesto de la aeronáutica en Ezeiza. Sin embargo, no es secuestrado por la
policía de la provincia de Buenos Aires por su propia actividad, sino buscando
a su amigo Alberto Rearte. Se trató de un procedimiento ilegal en jurisdicción
de la Capital Federal y Vallese fue secuestrado frente al número 1776 de la
calle Canalejas. La justicia a instancias de su familia y de la UOM reconstruyó
el camino hacia la muerte de Felipe Vallese hasta la comisaría de Villa Lynch
donde desaparece después de ser terriblemente torturado. Su cuerpo jamás
apareció pero su nombre desde entonces simboliza lo mejor de aquella juventud
que no reparó en peligros por la defensa de sus ideales. Hoy, la calle
Canalejas lleva su nombre y así también se denomina el salón de actos de la CGT
en su sede de la calle Azopardo 802 de la Capital Federal.
Paradojalmente el asesinato de Vallese no hizo retroceder a
la J.P., sino que por el contrario, su ejemplo actuó como un enfervorizador de
las conciencias. En el mes de agosto del año 1963 una acción propagandística de
uno de aquellos comandos juveniles sorprende al país: el robo del sable del
General San Martín del Museo Histórico Nacional donde estaba en custodia. El
hecho tuvo una repercusión espectacular y el grupo que se lo había llevado del
cual era responsable Osvaldo Agosto, exigía para su devolución el retorno del
general Perón, la libertad de los presos políticos y la devolución del cadáver
de Evita. La operación fracaso por la confesión de una persona que conocía el
hecho y que cayera presa en otras circunstancias. Pero el efecto había sido
logrado.
La represión, por su parte no se quedaba atrás y ampliaba
sus círculos: 84 personas de filiación nacionalista fueron detenidas en Buenos
Aires por realizar un homenaje a Juan Manuel de Rosas. En Posadas se detiene a
otros veinte acusados de formar parte de una conspiración
"peronista/comunista". También es clausurado el Teatro La Máscara y
poco después, la agencia Télam.
Aquella acción represiva no era mayor, porque los militares
estaban empeñados en enfrentarse violentamente entre sí: en septiembre de 1962,
se habían producido los primeros choques entre "azules" y
"colorados", los que se repitieron en el año siguiente.
El peronismo seguía siendo "el hecho maldito" de
la política argentina. A esta altura, parecía -y así fue- que no alcanzaban las
leyes para prohibirlo, declararlo fuera de la ley e intentar borrarlo del mapa.
En noviembre de 1962 se dicta el Estatuto de los Partidos Políticos que excluye
al peronismo. Como si fuera poco, en febrero de 1963 se firma un decreto ley
que proscribe el peronismo en las elecciones del 23 de junio cuya convocatoria
ha sido anunciada por el comandante en jefe del ejército general Juan Carlos
Onganía. El odio gorila no cesaba, la comisión liquidadora de los bienes de
Juan Domingo Perón (Dto. 8124/57) distribuye lo recaudado entre varias
entidades. El 10 de abril, se dicta una nueva reglamentación del decreto ley
7165 que prohíbe la exaltación del peronismo: la marina ha hecho un planteo por
la participación neoperonista en las elecciones. El 17 de mayo de ese mismo
año, por decreto se prohíbe al Partido Unión Popular, pese a tener personaría
legal, el presentar candidatos a presidente y vicepresidente. Como si todo
fuera poco, el 18 de junio, por otro decreto, se prohíben todas las
candidaturas del partido Unión Popular.
Paralelamente y tratado de divorciar al movimiento obrero de
su expresión política, el movimiento peronista, el gobierno títere de Guido
permitió que en enero/febrero de aquel año se celebrara el anhelado Congreso
Normalizador de la CGT, en el que estuvieron representadas 100 organizaciones
sindicales de primer y segundo grado, eligiendo como secretario general a José
Alonso del gremio del vestido, uno de aquellos dirigentes de relevante
actuación antes de 1955, habiendo sido diputado y director del diario "la
Prensa" cuando quedó en manos de la central obrera.
El Congreso Normalizador, liderado y homogeneizado por las
62 Organizaciones, criticó en su declaración final el decreto de Seguridad del
Estado promulgado por el nuevo gobierno y exigió la libertad de los detenidos y
condenados por cuestiones políticas, el esclarecimiento de los secuestros y la
investigación de las torturas. También reclamó la aparición con vida de Felipe
Vallese. Se iniciaba una etapa de gran vitalidad política de la CGT y de
enfrentamiento con el gobierno. Las 62 Organizaciones, lideradas por la UOM,
cuyo secretario era Augusto Vandor, comprendieron que se estaban creando las
condiciones en el país para una nueva contraofensiva del peronismo.
Para las anunciadas elecciones nacionales, hasta ese momento
se perfilaban como posibles candidatos Vicente Solano Lima-Carlos Sylvestre
Begnis, por el Frente Nacional y Popular y Raúl Matera-Horacio Sueldo por el
partido Demócrata Cristiano. Matera es proscripto, y finalmente tampoco se
presenta Solano Lima-Begnis, y Juan Perón da órdenes de votar en blanco.
El 24 de julio el Colegio Electoral elige presidente de la
República a Arturo Illia y como vice presidente a Carlos Perette de la Unión
Cívica Radical del Pueblo quienes en las elecciones sólo alcanzaron el 24,9% de
los votos. Su escasa base popular y la proscripción del peronismo harían que su
gobierno tuviera pies de barro: en dos años y ocho meses los militares
volverían al poder.
No es de extrañar que ese álgido 1963, se cerrara con una
violenta represión a la masiva concentración celebrada en plaza Once, el día 17
de octubre, en que el Cuadriunvirato que dirigía como comando táctico, el
peronismo, diera a conocer por boca de Andrés Framini, una declaración, en la
que se exigía "Derogación de toda legislación represiva y de los decretos
que establecen proscripciones o cualquier forma de discriminación. Inmediata
convocatoria a elecciones generales en todo el país para que el pueblo pueda
elegir libremente y sin condiciones, todos los cargos electivos, desde
Presidente para abajo. Regreso inmediato e incondicional a la Patria del Jefe
del Movimiento Peronista, compañero Juan Domingo Perón.
Restitución de los
restos de la compañera Eva Perón. Estas exigencias políticas iban acompañadas
con un programa de propuestas económicas y sociales y se declaraba el
"estado de movilización popular, como método revolucionario para la
conquista de los objetivos enunciados".
IMEPU
Instituto por la
Memoria del Pueblo
Daniel Brión
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