Nace en Lincoln un 13 de noviembre de 1901 (provincia de
Buenos Aires), el ensayista, político y periodista Arturo Jauretche. Fundó con
Raúl Scalabrini Ortiz, Gabriel del Mazo, Luis Dellepiane y otros el movimiento
político “Forja”, de ideología radical separándose de los Alvearistas.
En homenaje al nacimiento de este escritor y pensador, el 13
de Noviembre se conmemora también el día del Pensamiento Nacional.
Hacia 1940 Jauretche rompió con Dellepiane y del Mazo, que
se reincorporaron a la línea oficial de la UCR. FORJA se radicalizó así, dando
lugar a elementos más nacionalistas. Raúl Scalabrini Ortiz, siempre próximo al
ideario del movimiento, se afilió a él, formando junto con Jauretche la dupla
dirigente.
Se apartaría nuevamente hacia 1943, dejando a Jauretche en
solitario al frente. Su oposición al gobierno de Ramón Castillo fue vehemente;
aunque se mostró escéptico ante las intenciones de los militares que lo
derrocaran, su firme posición de neutralidad frente a la Segunda Guerra Mundial
hizo que saludara al gobierno de Pedro Pablo Ramírez con simpatía, y cuando el
Grupo de Oficiales Unidos derrocó a Ramírez a su vez por romper con el Eje
Roma-Berlín-Tokio, se mostró próximo al ascendente coronel Juan Domingo Perón.
Aunque siempre crítico, adhirió al peronismo desde el 17 de
octubre de 1945. Apoyado por Domingo Mercante, gobernador de la provincia de
Buenos Aires, y próximo al programa económico de Miguel Miranda, que promovía
un proyecto de industrialización acelerada fomentado por el estado, con la idea
de emplear los excelentes réditos del modelo agroexportador durante la
coyuntura de la guerra en Europa para transformar el perfil productivo del
país, fue nombrado presidente del Banco de la Provincia de Buenos Aires en
1946, cargo que ocuparía hasta 1951.
En ese cargo, desarrolló una política crediticia generosa
con los proyectos de industrialización. Cuando el enfrentamiento de Mercante
con Perón, por la posición cada vez más concesiva de este último con algunos
principios inicialmente sostenidos, culminó en la caída en desgracia de
Mercante, Jauretche abandonó el cargo y se retiró a la vida privada
No volvería a aparecer públicamente hasta que en 1955 la
Revolución Libertadora derrocara a Perón; exento en un primer momento de las
persecuciones políticas por haber estado apartado del gobierno en los últimos
años, fundó el periódico “El Líder” y el semanario “El ’45″ para defender lo
que consideraba los 10 años de gobierno popular, criticando duramente la acción
política, económica y social del régimen de facto.
La dureza de su oposición le valdría la persecución política
y el exilio en Montevideo. Desde el extranjero publicaría en 1957 “Los profetas
del odio”, un polémico estudio sobre las relaciones de clase en Argentina a
partir del ascenso del peronismo.
El agotamiento de sus posibilidades políticas indujo a
Jauretche a retomar la pluma; en la década del ’60 publicaría con frecuencia e
intensidad, tanto en revistas y periódicos como en volúmenes de ensayo que
resultarán grandes éxitos de público. En 1962 apareció “Forja y la Década
Infame”, dos años más tarde “Filo, contrafilo y punta”, y en 1966 “El medio
pelo en la sociedad argentina”, una punzante interpelación a la clase media que
tiene inmediata repercusión. Su afinidad con la CGT de los Argentinos lo lleva
a sumarse a la Comisión de Afirmación Nacional de la Central.
En 1968 publica su “Manual de zonceras argentinas”, un
interesante listado de ideas que sobre su propio país generalmente tienen
los argentinos. Éstas son introducidas en la conciencia de todos los ciudadanos
desde la educación primaria y sostenida posteriormente por medio de la prensa.
Frases como la sarmientina “El mal que aqueja a la Argentina es la extensión”, más
la dicotomía “civilización o barbarie” (según Jauretche, la madre que las parió
a todas las zonceras) y similares, según Jauretche, llevan a la limitación de
las posibilidades de la Argentina de realizarse en forma autónoma.
“Lo que movilizó las masas hacia Perón no fue el
resentimiento, fue la esperanza. Recuerde usted aquellas multitudes de octubre
del ’45, dueñas de la ciudad durante dos días, que no rompieron una vidriera y
cuyo mayor crimen fue lavarse los pies en la Plaza de Mayo, provocando la indignación
de la señora de Oyuela, rodeada de artefactos sanitarios. Recuerde esas
multitudes, aún en circunstancias trágicas y las recordará siempre cantando en
coro —cosa absolutamente inusitada entre nosotros— y tan cantores todavía, que
les han tenido que prohibir el canto por decreto-ley. No eran resentidos. Eran
criollos alegres porque podían tirar las alpargatas para comprar zapatos y
hasta libros, discos fonográficos, veranear, concurrir a los restaurantes,
tener seguro el pan y el techo y asomar siquiera a formas de vida
“occidentales” que hasta entonces les habían sido negadas”. Jauretche en “Los
profetas del odio.”
En 1972 publica “De memoria. Pantalones cortos”. Era el
primer tomo de una trilogía que debía rescatar los recuerdos de su vida y las enseñanzas
políticas y nacionales que ésta la fue dejando. Este primer tomo, que reúne sus
recuerdos de infancia en Lincoln, provincia de Buenos Aires, fue el único que
publicó. La muerte le impidió publicar sus continuaciones.
Falleció en Buenos Aires el 25 de mayo de 1974.
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