martes, 19 de septiembre de 2017

'El Bebe', ideólogo de 'la Tendencia'

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De inclinación socialista, John William Cooke creía que el peronismo debía transformarse en un movimiento revolucionario, una reconversión ideológica que conduciría Juan Domingo Perón. Al respecto, 2 problemas centrales: intentar convencer/autoconvencerse que Perón no era antimarxista; e intentar crear una síntesis entre peronismo y guevarismo. Convencido de que él fue el principal ideólogo de la llamada 'izquierda peronista', el también ya fallecido Eduardo Luis Duhalde reunió casi todos sus papeles conocidos y publicó sus Obras Completas. De todos modos, nunca consiguió un reconocimiento peronista para Cooke. Muchos creen que el proyecto de La Cámpora/Nuevo Encuentro tiene un referente en Cooke.
Ernesto Guevara y John William Cooke.

"(...) El peronismo revolucionario es una vanguardia que busca reconciliar la política del Movimiento con el verdadero papel que éste tiene en el enfrentamiento de las fuerzas sociales. Puesto que las masas no absorben el conocimiento como una pura teorética sino mezclado con la acción, la nuestra no es una obra de mera predicación sino de militancia combativa y de difusión de las verdades esenciales que eleven el nivel de conciencia de los sectores que tienen la misión de construir la nueva sociedad en un país liberado. La política revolucionaria es acción esclarecida por el pensamiento crítico; una permanente indagación sobre una realidad fluida que no se somete a ninguna sabiduría inmóvil centelleando verdades definitivas.
Final del formulario
Mientras el peronismo no se estructure como "partido revolucionario" —es decir, con una política revolucionaria entendida como unidad de teoría, acción y méítodos organizativos, seguirá librado al espontaneismo, a la yuxtaposición de tácticas que no se integran como estrategia, a los callejones sin salida en que sucesivamente lo meten los dirigentes burocráticos que no conciben otra salida que los frentismos electorales o los falsos atajos del golpismo. (...)".
John William Cooke


¿John William Cooke hubiese sido kirchnerista? ¿O el kirchnerismo es una experiencia fallida de lo que imaginaba Cooke? Preguntas para el debate.
Cooke nació el 14/11/1919 en la ciudad de La Plata. Con ese nombre 'gringo', podría pensarse en un científico inglés, o un aristócrata pero, en verdad, él fue el ideólogo del ala izquierda del peronismo.
Su padre, el abogado Isaac Cooke, había militado siempre en la Unión Cívica Radical, y fue subsecretario de Gobierno de la provincia de Buenos Aires, diputado nacional, ministro de Relaciones Exteriores y Culto; y uno de los fundadores de de la Unión Cívica Radical Junta Renovadora, que apoyó la candidatura presidencial de Juan Domingo Perón.
Cooke estudió Derecho en la Universidad Nacional de La Plata, egresó en 1943, y en el interín integró la Unión Universitaria Intransigente y la Fuerza de Orientación Radical de la Joven Argentina (agrupación política fundada por Luis Dellepiane, Raúl Scalabrini Ortíz, Arturo Martín Jauretche, y otros).
2 años después de graduarse fue uno de los muchos que pidieron por la liberación del por entonces coronel Perón, el 17/10/1945.




En junio de 1946, Perón fue Presidente de la Nación y Cooke, con 26 años, fue diputado nacional, motivo por el fue conocido como "el Bebe", aunque otros preferían llamarlo "el Gordo".
Defensor del nacionalismo económico, antiimperialista, crítico del colonialismo cultural y apoyó la reforma constitucional de 1949.
En 1952 decidió no renovar su mandato de legislador aunque 3 años más tardes, en vísperas del bombardeo de Plaza de Mayo, Perón recurrió a Cooke para dinamizar el Partido Peronista en la Ciudad de Buenos Aires pero ya era muy tarde para cambiar el final de la historia.
Cuando triunfó la Revolución Libertadora, y con Perón en el exilio, Cooke pasó a la clandestinidad. El general lo había nombrado su representante o delegado o sucesor, en caso de fallecimiento.
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Eva Duarte y Juan Perón en un agasajo a legisladores mendocinos. El 2do. desde la derecha es John William Cooke.
Cooke tenía un latiguillo que repetía hasta el hartazgo: "No soy comunista, pero cuando una revolución es una dictadura, se justifica".
La dictadura de Pedro Eugenio Aramburu lo llevó en varias ocasiones detrás de las rejas: desde la cárcel de Caseros a la de Ushuaia. Logró escapar y se exilió en Chile, donde se casó con su fiel compañera, Alicia Euregen. Cooke apoyó el pacto Perón-Frondizi para las elecciones de febrero de 1958.
Luego, sus deseos de revolución lo llevaron a viajar junto a su mujer a Cuba, donde fue recibido por Ernesto Guevara.



"Me cago en Perón"

José Pablo Feinmann en "Peronismo. Filosofía política de una obstinación argentina":
"Cooke y René Salamanca están en la calle 27 de Abril, en la casa de los mecánicos (en algún momento de 1959), y ahí tienen un diálogo trascendente. Salamanca dice a Cooke:
–Mirá, Gordo, el problema es éste: los obreros son peronistas, pero el peronismo no es obrero. Cooke responde:
–Si el peronismo fuera obrero como los obreros son peronistas, la revolución la haríamos mañana mismo.
–Y sí, claro –dice Salamanca–. Tenemos que conducir a la clase obrera al encuentro con su propia ideología. Que no es el peronismo.
–Estás equivocado –dice Cooke–. Eso es ponerse afuera de los obreros. Eso es hacer vanguardismo ideológico, Salamanca. Recordá el brillante consejo de Lenin: hay que partir del estado de conciencia de las masas. ¿Está claro, no? La identidad política de los obreros argentinos es el peronismo. No estar ahí, es estar afuera, es quedarse afuera.
Salamanca, muy firme, dice: –Bueno, compañero. Entonces nosotros estamos afuera. Afuera del peronismo y sobre todo afuera de la conducción de Perón.
Cooke, irónico, sonríe. Tiene algo sorpresivo para decirle a Salamanca. Antes, lo agrede un poco. Siempre con estima, con respeto, pero no deja de decirle lo que duele de los tipos como Salamanca, de la izquierda obrera argentina. A los cordobeses combativos.
–No hay caso entre ustedes y Perón, ¿eh? Cómo les jode, ché. “Bonapartista.” “Nacionalista burgués.” A veces, “fascista”. Pero todo lo que le dicen, también “populista” y algo más que seguramente olvido, son distintas formas de decir lo mismo, Salamanca. Que Perón no representa los verdaderos intereses de la clase obrera. Que la clase obrera argentina tiene un líder y una ideología burgueses. Bueno, mirá, escúchame bien. (Y aquí dijo su frase sorpresiva. La frase más inesperada de la noche. Ahí, en la calle 27 de Abril, la calle de los mecánicos).
Dijo Cooke: -Yo me cago en Perón.
Salamanca responde: –Nosotros también nos cagamos en Perón. Parece que estamos más de acuerdo de lo que creíamos.
–No –dice Cooke–, no estamos de acuerdo. Porque ustedes se cagan en Perón de una manera y yo y los peronistas como yo de otra. Porque, para ustedes, compañero, cagarse en Perón es quedarse afuera. Afuera de Perón y de la identidad política del proletariado. Mientras que para nosotros, cagarnos en Perón es rechazar la obsecuencia y la adulonería de los burócratas del peronismo. (...)".
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John William Cooke en la Cuba revolucionaria.
Una entrevista
En 1959 se instaló en Cuba, donde permaneció hasta octubre de 1963. Allí él entabló amistad con otro argentino, Ernesto Guevara, e inició su ideal de acercamiento entre el peronismo y el castrismo, que incluyó el reclutamiento de jóvenes argentinos para su entrenamiento en Cuba.
A la vez, Cooke mantuvo una intensa correspondencia con Perón, que sólo interrumpió en 1966, e intentó convencerlo de que declarara su apoyo a Cuba y se instalara en La Habana. También se propuso impulsar a los peronistas a seguir el camino iniciado por Fidel Castro Ruz.
En esas circunstancias fue entrevistado por la revista Ché, semanario que apareció en octubre de 1960 dirigido por el luego montonero y más tarde alfonsinista Pablo Giussani. La Redacción era un conjunto de argentinos simpatizantes de la Revolución Cubana, muchos de los cuales militaban en el Partido Socialista Argentino.
El reportaje fue ilustrado con 2 fotos de Cooke. Ché fue clausurada el 17/11/1961. 
"(...) -¿Existe algún pronunciamiento de Perón con respecto a la Revolución Cubana?
-¿Cómo cree usted que Perón podía desentenderse de un problema fundamental? Cuando dijo que la Revolución Cubana “tiene nuestro mismo signo”, enunció una fórmula exacta que indica la común raíz antiimperialista y de justicia social. Si Cuba ha elegido formas más radicales, ese es un derecho que ningún antiimperialista le puede negar; por otra parte, los procedimientos de 1945 tampoco sirven ahora para nosotros, y nuestro programa, según lo ha dicho repetidamente el propio Perón es de “revolución social”, que salvo para los que viven en el limbo sólo se puede cumplir socializando grandes porciones de la economía y buscando las formas de transformación profunda y total que correspondan a nuestra realidad nacional.
En cuanto al apoyo de la Unión Soviética a Cuba, sólo quienes se plieguen al bando de la oligarquía pueden hablar de “entrega” y demás tonterías semejantes. Porque los cubanos no han delegado ningún atributo de su soberanía ni han entregado ningún resorte de su economía. ¿Que eso sirve a la URSS para hacerse propaganda? ¿Y a los cubanos qué les importa? Los quisieron matar de hambre, dejarlos sin petróleo, dejarlos sin vender el azúcar, que es su única fuente de divisas, atemorizarlos, agredirlos, quemarles los cañaverales, etc.: el cipayaje estaba feliz porque serían castigados los “desplantes”, la insolencia frente al coloso. El mundo socialista les permitió salir de esa ruina a que estaban condenados, y he aquí que ciertos “antiimperialistas” resuelven que Cuba debió dejarse morir de hambre, o llamar a los embajadores norteamericanos para que la vuelvan a gobernar, para que no sufra la “democracia” y puedan seguir tranquilos Somoza, Ydígoras, Frondizi, Prado y demás paladines de la cruzada anticomunista. Todos regímenes democráticos que no podrán hacer lo que hace Fidel Castro: darle un fusil o una ametralladora a cada obrero, a cada campesino, a cada pobre.
En un documento del año pasado el general Perón indicó que el Movimiento debía apoyar a todos los movimientos de liberación regional, como Egipto, Argelia, Cuba, etc. Eso se ha respetado siempre, aunque ciertos sordos no han cumplido estas instrucciones ni las han transmitido a la masa. Y en una carta dice: “Yo sé bien lo que son las sanciones económicas. En 1948 nos las aplicaron intensamente impidiendo la provisión de todo material petrolífero y dejando sin efecto la compra comprometida para nuestra producción de lino que, en ese momento, representaba más del sesenta por ciento de la producción mundial. Como en el caso de Cuba, fue la Unión Soviética la que nos sacó del apuro comprando el lino y ofreciéndonos material petrolífero”. Tal vez deberíamos haber dejado que se pudriera el lino.
-¿Y no cree que también influyó la Iglesia?
-La creencia religiosa es una cuestión del fuero espiritual y como tal respetable. Pero cuando algunos sacerdotes opinan de política entonces no puede invocarse para ellos el privilegio de que se les respete como cuando desempeñan sus funciones espirituales: deben ser enjuiciados de acuerdo a sus actos y posiciones políticas. Si se les hiciese caso en materia política, América no se hubiese independizado de España; o, tomando otra etapa posterior, en México reinarían los descendientes del emperador Maximiliano, Cuba sería colonia española, etc. Si se les otorgase imperio en materia política, nosotros nos debíamos haber puesto en 1955 contra Perón, como ellos querían; entonces conspiraron con los enemigos del pueblo, como ahora lo hacen en Cuba.
Durante seis años nuestros compañeros han ido a la cárcel, han sufrido torturas, han sido echados del trabajo, han sido fusilados, sin que los altos dignatarios de la Iglesia hiciesen más que algunos inocuos llamamientos a la paz general, uniendo a verdugos y victimados como si las culpas fuesen comunes; cuando discriminaron, fue para atacar al “régimen depuesto” y para condenar la rebeldía de nuestra masa. No he leído la pastoral que condene a los asesinos del heroico general Valle, que era un católico sincero. No he leído la pastoral que condene a los asesinos de la “0peración Masacre”. No he sabido de ninguna epístola incandescente denunciando a los sicarios uniformados que aplicaban suplicios a la gente trabajadora. Pero basta que el señor Frondizi justifique la represión como defensa de “los altos valores del espíritu”, para que entonces sí se conmuevan esos duros corazones episcopales.
En cambio están muy preocupados y tristes porque en Cuba hay un gobierno revolucionario. ¿Por qué no dijeron nada cuando murieron 20.000 luchando contra el gobierno que mantenían los yanquis, cuando Nixon abrazaba a Batista y lo colmaba de elogios? ¿Por qué no se preocupan de Angola, donde las fuerzas “occidentales” mantienen la esclavitud aplicando la tortura? ¿O de Argelia, que ha movido la indignación de muchos católicos franceses por el sadismo de las tropas coloniales, cuyas técnicas aprenden nuestros jefes militares? ¿Les parece que hay poco dolor en el mundo y en América, como para que se dediquen al único país donde el pueblo se siente libre?
-¿Usted rechaza, por lo tanto, la tesis de que el peronismo es un freno contra el avance del comunismo?
-Una cosa es que nosotros tengamos una visión de las cosas argentinas que difiere de la del Partido Comunista y tratemos de mantener la adhesión de las masas trabajadoras; otra muy diversa es unirnos al fanatismo regimentado que ve a los comunistas como criminales y a los países socialistas como enemigos del género humano. Esto es renunciar a la facultad de raciocinio y aceptar que el bando imperialista piense por nosotros. No necesito ser comunista para considerar que el principal responsable de la guerra fría es el imperialismo occidental, ni para comprender que el enemigo más grande que hoy tiene el género humano es la brutal plutocracia norteamericana.
En el orden nacional, la manera de mantener nuestro prestigio en la masa no es actuando como ayudantes de los pastores para que el rebaño no se ponga arisco, sino ofreciendo soluciones revolucionarias a los problemas reales. Los que están en la jugada de presentarnos como defensores del orden contra el comunismo desnaturalizan la esencia del peronismo. Y, además, cometen una estupidez. Salvo para los energúmenos que ven conspiraciones bolcheviques en cada lucha popular, el comunismo avanza porque hay razones económico-sociales que así lo determinan. Esas razones no desaparecerán y se trata de ver quiénes darán las soluciones. Los que piensan en “conciliaciones” entre las clases o en paternalismos equilibristas están al margen del tiempo, como los que hablan de corregir los “abusos” del capitalismo. Pero los que quieran dar soluciones, los que como nosotros aspiran a mantener su vigencia como movimiento de masas, tienen que ir al fondo de los problemas.
No es posible enunciar aquí todas las cosas que debemos hacer, pero para terminar con el drama argentino hay algunas que son ineludibles, como ejemplo: dejar sin efecto convenios petrolíferos, eléctricos. etc.; denunciar tratados militares y compromisos belicistas; expropiar las instalaciones petrolíferas y demás bienes de los monopolios; expropiar a la oligarquía latifundista y a los grandes empresarios industriales; expropiar los bancos, puertos, servicios públicos; socializar grandes ramas de producción, hacer una reforma agraria que respete las características de nuestro agro pero que elimine muchas de las formas empresarias de explotación; planificar la economía en escala nacional; nacionalizar la gran industria pesada; controlar los sectores de la economía que deban mantenerse bajo el régimen de la propiedad privada, etc., etc.
Eso significa terminar con la democracia capitalista y sustituirla por nuevas estructuras que reflejen el predominio de las fuerzas de progreso, dirigidas por el proletariado. Es decir, que estaremos vulnerando el "derecho" de la libre empresa, de la propiedad y otros valores igualmente sacros: en otras palabras, seremos "comunistas". Los factores de poder y la oligarquía en su conjunto nos consideran, desde ya, comunistas, porque nuestro triunfo implica el advenimiento de las masas que exigirán soluciones y las impondrán. Como dijo Perón: “las masas avanzarán con sus dirigentes a la cabeza o con la cabeza de sus dirigentes”. (...)".



El regreso
A fines de 1963, Cooke volvió a la Argentina y organizó Acción Peronista Revolucionaria, un grupo de discusión del que participaron los luego montoneros Fernando Abal Medina y Norma Arrostito.
Los médicos le diagnosticaron cáncer. Él concurrió a varios congresos en Cuba y, tal como era de esperarse, fue abandonando el movimiento peronista.
Cooke coqueteaba con las formas de acción directa: tuvo que ver con la creación de los Uturuncos y Fuerzas Armadas Peronistas (FAP).
Cooke seguía con su interés en fusionar el peronismo y el guevarismo.
Según Wikipedia, Eduardo Gurucharri mencionó una de las últimas participaciones públicas de Cooke: el Plenario del Peronismo Revolucionario de 1968. En palabras de Gurucharri:
(…) “la apreciación de Cooke databa de 1964. Ahora era el momento y la gente del Bebe, Acción Revolucionaria Peronista, también estaba de acuerdo”. (…) La idea, un tanto confusa aún, era crear una especie de partido de la izquierda peronista, aunque esas palabras no se usaran. Una plataforma donde hubiera lugar para representantes de las incipientes formaciones guerrilleras que estaban organizándose, aunque todavía no actuaran públicamente, para los sindicalistas de la CGTA y para las diversas agrupaciones políticas y del ámbito de la juventud y el estudiantado, apoyada en una red de organizaciones de base barriales y comandos fabriles” (…) “Roberto Sinigaglia, Jorge Gil Solá, Raimundo Villaflor y Bruno Cambareri representaban ARP. El domingo por la tarde, 19/08/1968, llegó Alicia Eguren acompañando al Bebe. Gil Soria fue el primero en reaccionar. Se paró y empezó a aplaudir. Los 30 o 40 reunidos lo siguieron. Un aplauso largo y un tanto asordinado por las circunstancias de la reunión, saludó la que sería la última aparición pública (...). Estaba gravemente enfermo y todos lo sabían”.

Sin embargo, murió el 19/09/1968 sin lograr convencer a Perón de su idea que, además, no contempló los graves problemas del choque interno venidero entre los diversos sectores del peronismo.
En 1971 sus escritos comenzaron a lograr más difusión por el surgimiento de la nueva izquierda peronista (la 'Tendencia').
Su mujer Alicia difundió, a través del semanario Nuevo Hombre, publicación dirigida por Enrique Walker y en la que escribían Eduardo Luis Duhalde, Rodolfo Ortega Peña, Vicente Zito Lema y varios militantes presos en la cárcel de Villa Devoto, diversos trabajos de Cooke.
La publicación se identificó en 1973 con el Frente Antimperialista por el Socialismo (FAS), impulsado por el Partido Revolucionario de los Trabajadores-Ejército Revolucionario del Pueblo (PRT-ERP).
Sin embargo, Alicia creía, afirman quienes la conocieron, que una revolución se forjaba en la lucha de masas y no en la lucha armada.








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