El historiador Mario “Pacho” O’Donnell y el politólogo Hernán Brienza explicaron a InfoNews los objetivos del nuevo proyecto y contestaron las acusaciones de algunos historiadores e intelectuales de tradición liberal, que dijeron que “el revisionismo es un fósil” y que se intenta influir en los libros escolares.
Brienza y O Donnel, referentes del Instituto
A través del decreto 1880/2011 (el número no es casual), firmado por la Presidenta Cristina Fernández de Kirchner hace diez días, el Gobierno creó el “Instituto Nacional de Revisionismo Histórico Argentino e Iberoamericano Manuel Dorrego”, que se propone abordar un análisis alternativo de la historia, hasta ahora escrita, en su mayoría, por académicos de tradición liberal, ligados a la línea de Bartolomé Mitre.
“El objetivo es buscar un camino de investigación diferente al que trabajan las otras formas de analizar o de acceder a la historia, como la academia, la universidad, los historiadores ligados con el mitrismo”, explica Hernán Brienza, autor de El Loco Dorrego y miembro del Instituto, en diálogo con InfoNews. “Es otra forma de mirar la historia, con un anclaje más en lo nacional y lo popular en el análisis”, agrega.
La iniciativa fue cuestionada por historiadores e intelectuales tradicionales, como Luis Alberto Romero, a través del diario La Nación. Consultado en Radio América sobre el tema, el historiador y presidente del Instituto, Mario “Pacho” O’Donnell, dijo que “han reaccionado de forma torpe, absurda y paranoica”. “Han utilizado un aparato de poder historiográfico antipatriótico, y ante la aparición del Instituto quizá les de miedo perder los viajes, subsidios y becas”, enfatizó.
“La Nación es el bastión mitrista, de la historia fraguada, contada desde la defensa de los intereses de la Sociedad Rural, de los que hicieron la Guerra del Paraguay. Hay una clara intención de intentar sostener los privilegios de esa historia”, opina Brienza.
Sin embargo, aclaró que más allá de esta polémica inicial, el proyecto “es un complemento más que una confrontación con la historia hasta ahora escrita, como algunos plantean”, y se lamentó por las declaraciones de Beatriz Sarlo, que dijo en su columna que el revisionismo histórico “es un fósil” y que quienes forman parte del instituto son la “descendencia” de los revisionistas “de derecha” de los años 20, “de elite segundona, reaccionaria, católica y nostalgiosa”.
“Han reaccionado de forma torpe, absurda y paranoica”, dijo Pacho O'Donnell
“Me sorprende de una intelectual que dice provenir de la izquierda como Sarlo, cuyas expresiones son producto de la ignorancia mezclada con la soberbia”, responde el autor de Valientes.
En cuanto al “peligro” que según Romero y Sarlo significa que esta revisión histórica se traslade a las escuelas, O’Donnell respondió: “Dicen que vamos a querer armar los programas de historia en las escuelas y ellos lo hicieron desde siempre. Ojalá logremos reformular algunos textos escolares que reivindican a Saavedra por ejemplo, pero no es el objetivo”.
Brienza es más tajante: “Me da pena, ya que dicen venir de un lugar diferente, que Romero y Sarlo se acoplen a esa operación cultural”.
Juan Ignacio Agosto
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