Texto: Carlos Caramello
Ilustración: Luciana Capace
Ilustración: Luciana Capace
“De dos peligros debe cuidarse el hombre nuevo, de
la Derecha cuando es Diestra, de la Izquierda cuando es Siniestra”
Mario Benedetti
Unidad es la palabra que más se lleva esta temporada
primavera/verano 2018 del Peronismo. Uno escucha y lee a compañeros -y no
tanto-, desgarrándose las vestiduras en nombre de la “Unidad” y con el sagrado
objetivo de defenestrar a la “nueva derecha democrática” (José Natanson dixit)
del Poder.
Unidad “a cualquier precio”. Unidad con “todos los costos”.
Unidad con “todos adentro”… unidad o “dunga – dunga”. Sí. No se ría. Las
promesas para todos los que pongan en duda la Unidad son de ese estilo. Y si
alguien, al fin, a regañadientes acepta este modelo de Unidad… bueno, antes, un
poco de “dunga – dunga”.
Porque “Unidad” es el último vocablo instalado por el Poder
Fáctico -con el Grupo Clarín como “house-organ”-, para intentar una nueva
envestida contra el Peronismo. O, mejor dicho, una nueva estrategia de
apropiación del Peronismo. Las aguas bajan turbias para 2019 y los cosos
estos saben que se les va a poner peluda (imposible
diría yo) la segunda vuelta.
La jugada, entonces, es a dos bandas. Una, apelando a los
gigantescos egos que signan a casi toda la dirigencia política, hace su gran
apuesta a que, la pretendida, unidad estalle en mil pedazos. La alternativa a
esto -con igual fin y resultado-, es jugarse todo al efecto negativo podrían
producir unas PASO agresivas, roñosas y mal llevadas (lo digo porque parecería
que la gran herramienta de unidad van a ser las internas
mentirosas que impuso una reforma electoral empujada por Juan Manuel Abal
Medina y Alejandro Tullio) que concluyeran fragmentando el voto peronista, como
ocurrió en 2015 en la Provincia de Buenos Aires. Eso permitiría que el voto
anti-peronista, abigarrado, resentido, hostil hasta consigo mismo, se uniera en
un acto de desesperación y, ayudado por alguna trampita electoral (que
los cambiemitas no desdeñan) rasguñara esos 40 puntos
necesarios mientras que, de este lado de la grieta, las divisiones impidieran
alcanzar más de 30 puntos. Con un voto más del 40% y 10 puntos de diferencia,
ganarían en primera vuelta.
La otra jugada pasa por dejar que “gane el peronismo”
(porque no pueden evitarlo) pero inundándolo de quintacolumnistas que aseguren
una transición sin problemas para los han depredado al país en
los 4 años de gobierno de Macri. Léase: “peronistas” bien vistos por el Grupo
Clarín, la Embajada, los Servicios locales e internacionales, el Reino Unido,
la Derecha Global, el Mercado, el Fondo Monetario y toda la lista que ya sabemos.
Compañeras y compañeros tan deseosos de ser aceptados por los poderes
fácticos que no denunciarían el pago de la deuda mal habida; no buscarían a los
que llevan fugados más de 35 mil millones de dólares; no revisarían la
actuación de los Bancos, ni de los Jueces, ni de los Medios, ni de las Fuerzas…
O sea, peronistas portadores de las leyes de Perdón y Obediencia Debida.
Perlitas de la Unitá
Página impar de la edición dominical de Clarín del 21 de
enero del corriente (la de mayor tirada y venta). Entrevista a Diego Bossio, ex
alcahuete de Cristina Kirchner. El sándwich-man no sólo
defenestra al kirchnerismo sino que además llama a la modernización del
peronismo “sin Perón, sin Evita y sin los dedos en V”. Agárrame… que me
caigo.
Diez días antes, el flamante titular del PJ bonaerense,
Gustavo Menéndez, había obtenido la foto para Clarín con
reunión con Bossio en “nombre de la unidad” a la que sumó también a Leo Nardini
(intendente de Malvinas Argentinas) y en la nota anunciaba que buscaba también
una foto con Randazzo… O sea, la Unidad Snapchat (por lo que
muestra y dura la foto)… el resto estamos “fuera de cuadro”.
Vía La Nación, el gobernador “peronista” Juan Manuel Urtubey
(que no pudo acompañar a Macri en su viaje a Davos porque en Salta cerraron un
ingenio y dejaron a 700 trabajadores en la calle de un plumazo) llamó a la “Unidad
pero sin Cristina porque es una instancia agotada”. Y hasta el mismísimo
Federico Pinedo (sí, leyó bien, no vaya a buscar los anteojos), en un reportaje
concedido a Clarín, nos invitó a “Todos a trabajar para que el peronismo se
renueve”. La frutilla del postre para gourmets republicanos, fue Betty
Sarlo opinando sobre peronismo en Clarín… ¡A mí no, Betty: a mí no!
Hagamos Cuentas
Como el mundo sabe, los que definen las elecciones son los
votos (aunque con estos muchachos en el Gobierno y en la Justicia Electoral,
hay que vigilar y contar muy bien porque, con los números, le toman la
leche al gato… No, no, a cualquier gato, no a Ése).
Muchos de los que se desgañitaban por la Unidad sin Cristina
(esos mismos a los que ahora Clarín critica por twitter porque fueron “a
buscarla”) juntaron, en las elecciones de Octubre pasado algo así como
1.750.000 votos en todo el país. Cristina, sólo en Buenos Aires duplicó la
cifra: 3.500.000. Pero, si se le suman aliados como los Rodríguez Sáa, Gildo
Infrán y Verna más los votos de los representantes “cristinistas” en las
distintas provincias, esos votos superan largamente los 6 millones.
Hagámoslo más fino, si quieren. Massa sacó poco más de 1
millón de votos en Buenos Aires (con Stolbizer de aliada… aunque esto no se
sabe si es bueno o es malo); Randazzo (que perdió en Chivilcoy) junto al Chino
Navarro, Juan Manuel Abal Medina, Pérsico y el Movimiento Evita (por los
resultados parece el “Movimiento Cebita”) unos 500 mil votos. Urtubey alrededor
de 160.000 votos en Salta y… pará de contar. Porque Bossio no compitió
(recordemos que en 2015 perdió en Tandil, su distrito, con toda la Caja de la
ANSeS y su hermano de candidato) y Alberto Fernández… bueno, Alberto Fernández
tiene menos votos que Beto Alonso en la cancha de Boca.
Sin embargo, fines de enero, el mismo Alberto Fernández (ex
Kirchner, ex Massa, ex Randazzo), el “Chino” Navarro (conductor del menguado
Movimiento Evita), Víctor Santamaría (PJ de CABA) y otros, se juntaron a comer
e imaginaron el encuentro de “unidad” de la UMET del 8 de febrero (quizá para
festejarle el cumpleaños a Macri).
Juntos pero no
Amontonados
En la juntada representados distintos sectores del
peronismo: el crítico, el anodino, el volvedor, el denunciante e incluso cierto
pedazo del “cristinismo”… pero nadie dio cuenta de que no estaban
presentes: Aníbal Fernández (multiministro los 12 años de kirchnerismo y
candidato a gobernador de Buenos Aires); Gabriel Mariotto (autor de la Ley de
Medios y vicegobernador de la provincia de Buenos Aires con el 55% de los
votos), Amado Boudou, vicepresidente de Cristina en la elección del 54% de los
votos; Guillermo Moreno y, claro, dirigentes como Julio de Vido, Carlos Zannini
y Luis DElía, presos políticos de una democracia que sabe
a tiranía.
Ellos, más algunos gobernadores, que secuestrados por la
nación a fuerza de planes y transferencias, que no asistieron, así como muchos
otros dirigentes relevantes del peronismo no acompañaron la foto de la UMET. O
sea que, la mentada unidad se consuma y algunos chicos y chicas que otrora se
portaron mal decidieran portarse bien, los ausentes no serán miembros
fundadores de este nuevo… EHHH…bueno, eso.
Es verdad que este amontonamiento de voluntades se produce
en el momento exacto en que Macri y su gobierno empiezan a oler a muerto. El
fino olfato del negro Moyano es un preciso indicador de ciertos hedores. Y
también es verdad que, más allá de las dudas que a uno lo asaltan cuando los ve
allí arriba sin dirigentes mujeres a la vista (Cristina Álvarez Rodríguez fue
convocada a último momento porque el feminismo on line lanzó duras críticas y
prendió una lucecita roja), la reunión puede ser el inicio de eso
imprescindible que es la unidad sincera de los dirigentes del espacio nacional
y popular.
Pero OJO! Guarda con la hoguera de vanidades, con el pase de
facturas, con el ombliguismo democrático, con elvandorismo
tardío. Porque otro peligro que nos asecha: hay muchos militantes que han
dejado girones de sus vidas en la calle, y que, seguramente, se van a resistir
a votar a aquellos que no les cumplieron el mandato o a los que, sencillamente,
defeccionaron.
A ellas y ellos hay que ofrecerles una alternativa de
esperanza, una señal de verdadero compromiso, una salida. Sería un lindo gesto
que, en nombre de la SANTA UNIDAD, los que hoy generan dudas (cuando
no resquemores) dieran un paso al costado y propusieran a otros dirigentes que,
por ejemplo, no hayan tenido contratos con Clarín, ni hayan caminado la
Embajada para hablar mal de otros compañeros, ni estén expuestos al carpetazo
vil (que es, casi, como el garrote), ni hayan pagado la campaña más
cara en relación a la cantidad de votantes y nadie sepa de dónde salió el
financiamiento, ni hayan ayudado a perder la Provincia de Buenos Aires, ni…
nada. Dirigentes más limpitos.
No. No es purismo. Yo se que en este
juego nadie renuncia ni a su derecho a renunciar, pero… por la UNIDAD, che.
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