Escrito por Mariana Abrego — 5º año
de Ciencia Política y Administración Pública FCPYS
Por la recuperación de la soberanía alimenticia:
combate contra los monopolios (parte II)
En una nota anterior mencionábamos el daño a la salud
humana y al ambiente causado por el uso de Organismos Genéticamente Modificados
o semillas “certificadas”, cuyo principal proveedor es Monsanto. Tomamos
como punto de partida para el análisis el conflicto que atraviesan los
productores agropecuarios colombianos con el gobierno de Juan Manuel Santos,
que protege a dicha empresa con leyes que siguen al pie de la letra los
condicionamientos impuestos en el Tratado de Libre Comercio con EEUU.
Nos preguntábamos el porqué del silencio (¿cómplice?)
de los grandes medios nacionales respecto al accionar de Monsanto, que también
posee sucursales en Argentina y participa en diversas etapas de producción
de bienes alimenticios y, por lo tanto, en el establecimiento de su precio
final. Profundicemos.
¿Cómo y quienes establecen el precio de los alimentos
en la Argentina?
Nuestro país posee una estructura económica
predominantemente agro-exportadora, nuestros principales bienes de exportación
son, a la vez, bienes de consumo interno (alimentos). El procesamiento de estas
materias primas para la elaboración de alimentos y su distribución, están
concentrados en pocas empresas, con el aditamento de que la gran mayoría son de
capitales extranjeros. Es decir la economía Argentina se encuentra
monopolizada y extranjerizada. Veamos algunos ejemplos de concentración:
Producción de LECHE: 7 empresas
concentran el 80% del mercado. Mastellone (Danone-La Serenísima) y SanCor
son las principales, seguidas de Milkaut.
Producción de ACEITE: en aceite de
girasol, 6 empresas concentran el 90% de las ventas. Se destacan
Molinos Río de La Plata y AGD.
Producción de AZÚCAR: 1 empresa
concentra el 75%: Ledesma. Seguida de Tacabal, Atanor y Balcanes.
Producción de PAN: 2 empresas
el 95%: Fargo-Bimbo y La Veneciana.
EXPORTACIÓN de SOJA: del total del volumen
exportado en toneladas de grano de soja, el 20% corresponde a Cargill,
el 13% al grupo Noble Grain, el 12% a ADM, el 11% a Bunge,
el 11% a Dreyfus, el 10% a Yoepfer y el 10% a Nidera, el
restante 13% se distribuye entre el resto de los exportadores.
INSUMOS para la producción de soja y maíz,
dependen fundamentalmente de la provisión de semillas y agroquímicos,
el 90% del negocio está concentrado en la multinacional Monsanto.
Observemos las nacionalidades de 3 de
las firmas mencionadas:
DANONE: poseedora de La Serenísima, con sede central
en Francia
BIMBO: propietaria de Fargo, con casa central en
México.
MONSANTO: cuya casa principal está en Missuri-Estados
Unidos.
La falta de competidores determina que sólo un puñado
de grandes empresas, ejerciendo el monopolio u oligopolio en
determinados eslabones de la cadena de producción, elaboración y
comercialización; puedanestablecer los precios de los alimentos generando inflación. Monsanto
es una de ellas. Participa de forma directa en los llamados “Consorcios
financierosinternacionales” que intervienen en la producción agropecuaria para
realizar el negocio especulativo a nivel mundial utilizando los alimentos como
bien de cambio o dinero (el negocio de los comoditties); pero también está
presente en la “Venta de insumos”, semillas agrícolas y vegetales transgénicas
y todo lo vinculado a la biotecnología y protección de cultivos.
Con empresas subsidiarias se ubica cómodamente dentro
del grupo de los “Exportadores de granos”, que controlan el 80% de lo que
se produce y exporta en nuestro país; posee acciones en compañías que son
propietarias de grandes extensiones de tierra en América Latina; y está
vinculada, por medio de accionistas, a las grandes cadenas de supermercados
como es el caso de Walmart.
Es decir que Monsanto a través de una posición
dominante en la elaboración de bienes alimenticios, tiene la facultad para
establecer los precios de los alimentos de la canasta básica. Frente a un
incremento de los salarios, este monopolio (y otros similares) ve la
posibilidad de enriquecerse apropiándose de la riqueza de los argentinos
vía aumento de precios, sin invertir un peso para doblar su
producción (la ganancia del año 2013proveniente de sus ventas sólo en
América Latina, superaron los 31.000 millones de dólares. En
el 2014 esperan una mejora).
Difícilmente a partir de la acción individual (como
dejar de consumir por un tiempo determinado producto, cultivar nuestros propios
alimentos, etc.) podamos vencer el permanente ataque de las empresas
multinacionales que tienen sede y apoyatura de los centros de poder mundial. La
verdadera solución se encuentra en la acción en conjunto, en el ejercicio de la
actividad política y el la labor de los Estados que poseen los recursos
económicos y el poder de coacción y coerción para revertir esta situación.
El aumento sistemático de precios afecta el bolsillo
y el humor de los 33 millones de argentinos que destinan el 70%
de su sueldo en la compra de alimentos. No alcanzan los sucesivos “acuerdos de
precios” para frenar la inflación y la consecuente transferencia de riqueza
nacional de los sectores trabajadores a manos de las transnacionales.
Es necesario exigirle al Congreso de la Nación
una ley que DESMONOPOLICE LA PRODUCCIÓN DEALIMENTOS,
tomando como guía y ejemplo a la Ley de Servicios de Comunicación
Audiovisual, que está generando la desconcentración de los medios de
comunicación y la reapropiación del debate público. Que se discuta abiertamente
en todas las provincias argentinas el carácter de esta nueva ley que
termine con la inflación que azota a nuestro pueblo y nos permita recuperar
definitivamente la SOBERANÍA ALIMENTARIA.
FUENTES
–Zaiat, Alfredo. “Economía a Contramano”
–Borrador de trabajo: “Comercio y política de precios” – Organización CANPO
–Revista Integración Nacional. “Inflación y
formadores de precios” Dr. Landro Fontán. “http://www.rinacional.com.ar/rin25/index.php/en/analisis/editorial/item/293-inflacion-y-formadores-de-precios
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