Alfonso Gumucio-Dagron reinstala el debate acerca de la diferencia entre el periodista que produce mensajes y el comunicador que piensa en procesos estratégicos. Y aporta sobre los procesos de formación en la materia.
Por Alfonso Gumucio-Dagron *
*….(..) Los medios de comunicación masiva no existen, son una mentira. Ya lo escribió Antonio Pasquali en 1963 y más recientemente lo han repetido hasta el cansancio Dominique Wolton (1) y Eduardo Vizer, entre otros. Pero por algún motivo, en la jerga común seguimos hablando de “medios de comunicación” en lugar de usar las palabras que se ajustan más a su naturaleza real: medios de difusión o medios de información (aunque algunos dirán que desinforman, en lugar de informar).
Casi cincuenta años atrás Pasquali manifestaba su “repugnancia” frente al uso equivocado de los términos: “La expresión medio de comunicación de masas (mass-communication) contiene una flagrante contradicción en los términos y debería proscribirse. O estamos en presencia de medios empleados para la comunicación, y entonces el polo receptor nunca es una ‘masa’, o estamos en presencia de los mismos medios empleados para la información, y en este caso resulta hasta redundante especificar que son ‘de masas”
Los periodistas pasaron de la noche a la mañana a llamarse “comunicadores sociales”..
el origen etimológico de la palabra comunicación (communio), asociada a “compartir”, “poner en común” y “participar”. La comunicación no tiene un solo polo generador de sentidos, sino múltiples. Muy diferente es el periodismo porque in-forma verticalmente, es decir dictamina y da forma (¿a aquello que es “informe”?). (..)*..
También dice en el articulo “que muchos no ven aún con claridad los rasgos que distinguen a un periodista de un comunicador. Sin embargo es tan simple como transitar por una calle en un solo sentido y por otra en dos sentidos”.Me decía un amigo que es locutor de una radio nacional, que comunicador era el cartero ,y el no se consideraba tal.
Será como el mozo y el metre? O será que el cocinero es el editor ?Un kilo de peceto es 1kilo de peceto en la carnicería, en la cocina ya empieza a sufrir transformaciones ,el cocinero la prepara según reseta,el mozo la vende según el menú ,el cliente la consume según su gusto ,que a veces es influenciado por la moda culinaria del momento.Es un burdo ,tal vez , paralelismo como un suceso una noticia,que va a depender de todos los actores antes mencionados .
.(..) ..Eduardo Vizer nos dice que históricamente hay una visión “informacional” de la comunicación, de carácter eminentemente funcional y pragmático, a la que se le opone una visión de carácter crítico y “humanista”: “Para los teóricos de la información de mediados del siglo XX, preocupados por lograr la correspondencia precisa entre información y realidad objetiva, la información representaba entonces una estructura “económica, eficaz y eficiente” de organización de datos, la representación de un objeto, un hecho o una realidad prácticamente física y exterior, representada fielmente en signos codificados y transmisibles. En cambio, la noción de comunicación es mucho más amplia, rica e indefinida, asociada con la construcción de la socialidad, los vínculos, la expresión cultural y subjetiva” (...)
La comunicación es un fenómeno fundamental en nuestras vidas, tanto en lo personal como en el desarrollo de nuestra cultura y civilización. De hecho, normalmente los problemas más trascendentales que afectan a nuestra especie se refieren a asuntos comunicacionales: los “diálogos de sordos” entre judíos y musulmanes, oriente y occidente, ecologistas y economistas, derecha e izquierda, padres e hijos, hombres y mujeres, etc.
En la historia evolutiva del ser humano, la posibilidad de enviar y recibir mensajes juega un papel fundamental, al extender el alcance del organismo individual al conjunto de varios organismos vinculados, hacer posible que se formen las sociedades (cuya finalidad es la cooperación para el logro de fines) y comunidades (de vida organizada). Como consecuencia, esto ha permitido por ejemplo: facilitar el acceso a las fuentes de alimento, defenderse colectivamente de las amenazas de depredadores, eventos ambientales, etc
La posibilidad de comunicarse también es innata, (no Lanata) pero los códigos no conforman sistemas cerrados, sino que de acuerdo con las circunstancias ambientales y socio-económicas se van creando nuevos signos que no se heredan genéticamente, sino que se transmiten de generación en generación. Al conjunto de signos que a través de nuestros milenios de historia hemos ido creando y trasmitiendo lo llamamos Cultura, la cual contiene códigos y pautas que nos dicen no sólo como comunicarnos sino también cómo relacionarnos, organizarnos ,respetarnos divertirnos, vestirnos, comer y hasta de morir.
El comportamiento de los animales implica inmediatas conductas de adaptación para la reproducción y la supervivencia. El comportamiento humano implica conductas culturales que se sostienen sobre sistemas simbólicos, como la ciencia, la tradición y la religión. La cultura depende de la comunicación. Sin comunicación no hay transmisión de cultura. Por eso, puede haber culturas que desaparecen.
Los hombres tienen otros complejos propósitos comunicativos: expresión individual, creación de mundos posibles, futuros hipotéticos, condicionales, fantásticos, “virtuales”…, humor, reflexión acerca de sí mismo, de los semejantes e incluso de reflexión acerca de la propia comunicación y el propio lenguaje y formas de regulacion .
En el mundo actual, estamos inmersos en sistemas de comunicación. Lo primero que hacemos cada mañana al despertar es recibir un estímulo comunicativo: el ruido del despertador. luego el periodico, redes sociales y de información
La información que se transmite en cualquier situación puede no ser intencional y en este caso no habría interacción ni relación por lo que, desde el punto de vista de la lingüística, no habría real comunicación. Cabe hacer en este punto una distinción con el paradigma de la psicología que plantea la existencia de comunicación permanente, independientemente de que haya intención e incluso conciencia por parte de los participantes en el fenómeno.
ANDRES PEEBLES
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