domingo, 30 de octubre de 2011

“Lo primero de lo nuevo




Hay quienes aún no ven la “luna” distraídos con el dedo se pierden (una vez más) de ser protagonistas de la historia. Hay quienes aún no se permiten los “baños de multitud”. Hay quienes se prohíben, encerrados en sí mismos, salir a contemplar el mundo. La historia los invita, les pide “que miren más los ojos de los argentinos”.

En todos los rincones de la Patria, ajenos a los “los profetas del odio”, miles y miles de jóvenes recuerdan todos los días, con su militancia política que Donde se esté bien, allí está la Patria…. Hoy, a un año de que Él ingresara en el comando celestial, en esta Plaza de “las grandes asambleas” se está bien; en esta Argentina del siglo XXI que nos encuentra unidos y no dominados se está bien.

Ese hombre al que el archivo fortalece, nos dijo: “Y un día volvimos”. “Estamos acá, en el lugar que nos corresponde, el de militantes ciudadanos, recuperando la ciudadanía, recuperando el sentir de la Patria” Él es, ese hombre que un 25 de mayo de 2003 nos convocó a inventar el futuro reconstruyendo nuestra propia identidad. El hombre que nos pidió que “recordemos los sueños de nuestros patriotas fundadores y de nuestros abuelos inmigrantes y pioneros”, el sueño de “una generación” –la suya- “que puso todo y dejó todo pensando en un país de iguales”.

En todo el país, desde Ushuaia a la Quiaca se recordó a ese hombre que nos ayudó a encontrarnos tras los tropiezos. Las plazas, las unidades básicas, las calles se llenaron de recuerdos. El 27 de octubre miles de jóvenes de manera simultánea realizaron homenajes al hombre que corrió el límite de lo posible.

La postal era de un día diferente. Hace un año Néstor pasaba a la inmortalidad y la ciudad que lo vio nacer se convirtió en el centro de los homenajes a Lupín.

En la mañana, la compañera Cristina junto a Máximo y Florencia, familiares y compañeros de militancia, participaron de una ceremonia en el monumento donde descansará Néstor a partir de ahora.

Durante el mediodía, en el Centro Comunitario Del Carmen, ubicado en el barrio donde Néstor empezó el sueño de gobernar Río Gallegos, organizaciones sociales y políticas, funcionarios y vecinos, inauguraron una estatua de nuestro compañero. En ese mítico lugar, Carlos Zannini, realizó un emotivo discurso donde destacó: “Todos tenemos un pedazo de Néstor en nosotros, nos dejó a cada uno un legado. Todo el tiempo nos decía: ‘hace esto o aquello’. Nuestro deber es recordar esas cosas que nos pedía, recoger esos pedacitos de él que tenemos dentro y juntarlos. El pedacito cobra vida sólo si lo unimos y generamos el proyecto”.

Por la tarde, hubo otro homenaje a Néstor en el hotel Santa Cruz, lugar donde Néstor junto a sus compañeros pasó largas horas hablando de su pasión, la política, esa herramienta de transformación social que utilizó para crear el proyecto nacional que imaginó desde que dio sus primeros pasos militantes.

Allí se descubrió una placa en honor al hijo predilecto de Santa Cruz que, desde la periferia de la Patria, como llamaba él a su tierra natal, se metió en el corazón de todos los argentinos.

La Cámpora eligió recordarlo como lo que él quiso ser “Lo primero de lo nuevo”. En todas las provincias del país se llevaron a cabo murales pintados por los compañeros que dejan la marca imborrable de su esencia, “el presidente militante”, el compañero con grandes responsabilidades que supo estar a la altura de ellas y de la historia.

En Plaza de Mayo una multitud se volvió a encontrar. A un año de aquellas jornadas donde el pueblo se hizo visible para demostrar su amor por Él “volvimos a la plaza”. Un año después, las mismas banderas multiplicadas, las viejas y nuevas canciones, las convicciones intactas y el desafío de seguir rindiéndole homenaje todos los días con trabajo y militancia.

La promesa de aquel día cumplida: la cuidamos a Cristina. La fuerza de Él se convirtió en la fuerza de un Pueblo. El amor derrotó al odio.

Un cambio de aire. Un cambio de época. Entre la multitud se lo podía ver a Él. Néstor estaba ahí, en los pibes que sonríen con la seguridad que da sentirse los “únicos privilegiados”, en las Abuelas y las Madres que los saben “hijo y nieto” de todas ellas, en los que la noche anterior le agradecieron por la memoria, la verdad y porque se hizo justicia, en los cientos de miles que “volvieron a creer en la política”, en los jóvenes que asumieron el desafío de ser “alegres, ser motivadores” y entendieron “que hay mucho por hacer” militando con lealtad y amor.

Néstor estaba ahí y en todas partes, vive en todos aquellos que en cualquier lugar de la Argentina guardan en su corazón el instante preciso donde él les encendió la llama de luchar por una Patria Grande más libre, más justa y más soberana.

Néstor no se murió, vive en el Pueblo. Vive en todos nosotros, porque como dijo su compañera, la Presidenta coraje: “cuando uno tiene convicciones no importa ganar o perder, lo importante es vivir, y dar testimonio que uno vive para hacer honor a esas convicciones, de las que está seguro, de las que piensa, de las que dice y, fundamentalmente, de las que siente.”


La Cámpora Cuenca Carbonifera



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