sábado, 29 de octubre de 2011

La mirada de Cristina: "Éste es el hombre con el que yo me casé"




La periodista Sandra Russo publicó una biografía autorizada de Cristina Fernández, "La presidenta, historia de una vida" (Editorial Sudamericana, 317 páginas). En este fragmento la compleja relación de Néstor y Cristina con el menemismo.

"Mientras Néstor era gobernador y Cristina su secretaria Legal y Técnica, mientras los hijos crecían y los dos andaban por sus treinta y pico, su popularidad en Santa Cruz se iba afirmando – no sin intensas resistencias, incluso dentro del peronismo, en el que uno de sus principales antagonistas siempre fue Rafael Flores, otro ex integrante de la FURN-, aquel islote de viento y distancia salpicado unidades básicas quedaba cada día más recortado e invisible en un país que iba muy entusiasmado hacia su ruina.

"Ya había Peronismo Renovador, lo encabezaba Antonio Cafiero, y Néstor y Cristina se enrolaban ahí. Puricelli y Flores, los otros dirigentes peronistas más importantes de la provincia, también. El único que apoyó a Menem fue Ricardo Del Val, que precedió a Kirchner en la gobernación. Estuvieron con Cafiero en la interna contra Menem, antes del 89, pero perdieron.

"En aquellos años recrudeció la polémica sobre si quedarse o no dentro del partido. Un sector importante de los dirigentes nacionales con los que Néstor y Cristina compartían muchos puntos de vista optó por abandonar el ruedo. Chacho Álvarez fue la figura más notoria de ese primer movimiento hacia la transversalidad, mientras Néstor y Cristina, junto a un sector que desembocaría en el Grupo Calafate, insistían, como siempre, en que la pelea era dentro del peronismo. “Yo por nada del mundo les regalo el partido”, decía Cristina.

"- Néstor siempre se le plantó a Cavallo- dice Salvini-. Los pactos fiscales de esos años eran terribles para las provincias. Nos transferían los costos de las escuelas, los hospitales. Los fondos de la Nación no llegaban nunca. Cavallo llegó a hablar de “provincias inviables”. La privatización de YPF dejó sin trabajo a miles. Nos sacó ese recurso natural que era nuestro. Cada mes era un desafío ver cómo se pagaban los sueldos. Hubo una gran discusión por las “zonas francas” que impulsaba Néstor. Planteaba que la distancia y las condiciones adversas de algunas provincias debían ser compensadas con ventajas comparativas. Quién iba a invertir en Santa Cruz si no había alguna compensación impositiva. Pero ésa fue la vendetta del menemismo por la rebeldía de Néstor. Teníamos la ley en el bolsillo y se negaron, no nos votaron las “zonas francas”. Fue como decapitar la única posibilidad de crecimiento. El enfrentamiento con el gobierno de Menem iba en aumento. En un Congreso de Parque Norte, con tres mil tipos adentro, Néstor pidió la palabra. Nosotros éramos siete. Néstor hizo un discurso encendido, contra el modelo y contra la política neoliberal. Hubo muchos aplausos. Pero después llegó Menem. Y cuando Lorenzo Pepe, que era el secretario general del Congreso, dijo “Le vamos a dar la palabra al compañero Presidente para que cierre este acto”, Néstor volvió a pedir la palabra. No se la podían negar. Era un gobernador. Y él dijo: “Señor Presidente, como no soy hipócrita, quiero reiterar lo que dije diez minutos antes de que usted llegara, quiero decirle lo que pienso”, y vuelve a cargar contra el modelo. Después se votó la aprobación de la marcha del gobierno nacional. Dijeron “por unanimidad”, y Néstor levantó la mano. “Por unanimidad no, yo no voté”.

"Cristina estaba entre los congresales. Como una más de los siete que acompañaban a Néstor. Y cuando lo escuchó repetir en presencia de Menem la crítica al modelo neoliberal, cuando lo vio solo y arrogante en la multitud, dijo en voz alta:

"- Éste es el hombre con el que yo me casé".

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