Apotegmas
Si para el peronismo primero estaba la Patria, después el
movimiento y por último los hombres, para la nueva derecha en el gobierno la
prelación comienzan con la familia, sigue con los amigos y termina con los
socios. A una semana de las elecciones, un gobierno exultante confía en la
justicia procíclica que protege a los poderosos y hostiga a sus adversarios,
mientras el FMI calcula una inflación similar a la que se anticipó en esta
columna y diez puntos superior a la anunciada por el gobierno.
Un tópico recurrente del análisis político es la supuesta
peronización de la Alianza Cambiemos, que algunos mencionan con ilusión y otros
con temor. Luego de deglutir al radicalismo, que Ernesto Sanz y Gerardo Morales
convirtieron sin pudor en el ala derecha de la coalición oficial, el presidente
Maurizio Macrì avanza sobre el justicialismo, en varios frentes simultáneos:
- la
incorporación individual de dirigentes, por el sendero que Emilio Monzó,
Diego Santilli y Cristian Ritondo inauguraron sin conflictos
culturales;
- el
reformateo de la estructura partidaria remanente, con la insinuada liga de
gobernadores, su delegado en el Congreso, Micky Pichetto, y la posible
adición de Sergio Massa a la amalgama, y
- la
adopción de algunas medidas caracterizadas como populistas (sin mayor
rigor ya que se pusieron en marcha para incrementar el consumo en vísperas
de los comicios y no contradicen el anunciado ajuste postelectoral): ley
de emergencia social, atraso cambiario sostenido por un gigantesco
endeudamiento externo y un empapelamiento de letras en pesos, créditos
para beneficiarios de la Asignación Universal por Hijo, descuentos del 50
por ciento en supermercados bonaerenses.
Las políticas de Macrì han sido comparadas con las de Justo
en la década de 1930, con las del golpe de 1955, la dictadura de 1976 y el
menemismo. Esta semejanza obvia, que la semana pasada ratificó con estridencia
el ex ministro Domingo Cavallo, es una eficaz manera para dejar de lado su
especificidad: un partido nuevo, creado hace apenas 10 años, que llega al
gobierno por elecciones libres, en competencia con las dos fuerzas históricas
que tienen un siglo y cuarto y tres cuartos de siglo de existencia. Como ellas,
es un partido atrapa todo, un arca política de Noé donde cabe también toda la
Coalición Cívica Libertadora.
Nenas de mamá
Su candidata en la Ciudad de Buenos Aires, Elisa Carrió,
quien obtuvo la mitad de los votos en las PASO, prosigue su campaña sin
inmutarse. Aunque despotrique contra Jaime Duran Barba, no desdeña sus
consejos. Su cálculo de probabilidades sobre la hipotética presencia de
Santiago Maldonado en Chile y la exclusión de la Gendarmería de cualquier
sospecha por su desaparición, avala el discurso negacionista de Patricia
Bullrich en el ministerio de Seguridad. Durante el debate entre los candidatos
porteños, Daniel Filmus exhibió a la vista de Carrió un cartel con la frase con
que ella fulminó a Macrì en 2003, cuando fracasó en su primer intento por
alcanzar la jefatura de gobierno: “Yo no sabía cómo iba a explicarles a mis
hijos que empresarios ligados al robo del país pudieran ganar”. Sólo respondió
que había rezado mucho y creía en la redención. En las redes antisociales
circuló una foto de Carrió con Graciela Ocaña y Alfredo Bravo, cuando entraban
a Comodoro Py en 2001 para denunciar a Federico Sturzenegger por el megacanje.
Pese a seguir procesado en 2015, Macrì lo designó al frente del Banco Central,
y en julio del año pasado una justicia procíclica lo sobreseyó, para que
siguiera contrayendo deudas insensatas que otros pagarán. Más preocupante para
Sturzenegger es el informe del FMI sobre Perspectivas de la Economía Mundial,
donde sostuvo que en la Argentina y Turquía “la tasa de inflación aún se ubica
muy por encima de las metas del Banco Central” y estimó que en 2017 será del
26,9 por ciento. El 9 de julio esta columna estimó que no bajaría del 26 por
ciento (“La única realidad es la posverdad”). Esto son diez puntos más que el tope
de la meta fijada por Sturzenegger. Algo similar prevé el FMI para 2018: 16,7
por ciento, mientras el Banco Central insiste en un ilusorio 10 por
ciento.
Carrió y Bullrich llegan a la coalición Cambiemos por líneas
paralelas. Ambas fueron jóvenes rebeldes de familias de buena posición, en
escala nacional una, en el pago chico chaqueño la otra. Bullrich extremó su
contestación familiar sumándose a la guerrilla montonera, Carrió expresó ese
proceso en sus ideas y en su aspecto descangayado. A cierta edad, ambas
volvieron atrás y hoy se acomodan a su clase y a las aspiraciones de su mamá.
Con la hipocresía de la peor versión radical y la
inescrupulosidad del peronismo burocrático, la mayor originalidad de Cambiemos
es que por primera vez los intereses del capital financiero internacional y del
sector energético conducen el proceso político y el modelo de acumulación, a
través de sus propios gerentes, que ahora se llaman CEOs. La oligarquía de raíz
agropecuaria, pero diversificada en industrias e internacionalizada, quedó
marginada de la conducción. El punto de encuentro de estas fracciones de
capital es la interminable batalla contra el salario, el empleo y la
organización sindical, que desplegó su show amenazante en el coloquio patronal
de IDEA. Además Cambiemos tiene un dominio de los artificios de comunicación y
de propaganda sólo comparable con el de Perón en la década de 1940, cuando
cautivó al país a través de la radio. La diferencia está en el contenido. Los
discursos de Perón eran didácticos sobre problemas complejos. Macrì crea una
realidad virtual forzando los datos reales, con abstracciones optimistas y
falsedades a granel. Esto le ha permitido instalar la imagen de un triunfador,
a una semana de las elecciones, sin siquiera prescindir de los matices. En
Cambiemos también hay espacio para el jefe de gabinete bonaerense, Federico
Salvai, quien insiste en que la contienda provincial sigue siendo muy reñida y
no será posible conocer el desenlace hasta que se escrute la última mesa, tal
como ocurrió en agosto. Según sea el resultado del domingo y el devenir
posterior, esto podrá ser visto como un matiz dentro de la homogeneidad o como
una contradicción que refleja cuestiones de fondo y podría acentuarse. Algo
similar ocurre con la decisión de CFK de crear el nuevo sello de la Unidad
Ciudadana en vez de lidiar con Florencio Randazzo en las PASO del Partido
Justicialista. La ley suprema de la democracia dice que cuando hay elecciones,
el deber es ganarlas. Por eso, recién el lunes 23 será posible evaluar si esa
opción fue acertada. Además, el paso del tiempo cambia la perspectiva y
resignifica la valoración de los hechos. Los argumentos de Cristina fueron que
de otro modo, toda la campaña hubiera girado en torno de su gobierno y no del
actual y que una vez electos los nuevos diputados y senadores, aquellos de la
minoría encabezada por Florencio Randazzo repetirían el periplo de los
Pichetto, los Urtubey y los Bossio, prontos a correr en socorro del vencedor,
como plantearon en forma explícita en IDEA. El primer razonamiento es
atendible, dado que la candidatura de Cumplir fue impulsada y sostenida desde
el gobierno bonaerense con la exclusiva finalidad de dañar las chances del
kirchnerismo. Pero de todos modos la campaña se centró en la discusión sobre
Cristina y buena parte de sus apariciones en los medios se pareció a una
memoria y balance de su gestión, por más que ella pusiera el eje en las
consecuencias que la política en aplicación tiene y tendrá sobre la población.
A ello contribuyó también el Frente Renovador, en el que la pareja estelar de
Massa y Margarita Stolbizer sólo se explica por el concepto borgiano de las
uniones de ocasión. En este caso su espanto no ha sido Macrì sino Cristina, lo
cual refleja con bastante aproximación las relaciones sociales que respaldan a
cada uno. Pero el deslizamiento de votos que se presume de 1País hacia
Cambiemos, expresa el desequilibrio a favor de los CEOS en la alianza inestable
entre fracciones del capital. Randazzo se superó a sí mismo la última semana al
sentenciar que “Cristina es la única que no nos garantiza una victoria en
2019”, una frase reveladora de su enemistad con la sintaxis castellana, porque
no puede haber querido decir lo que dijo, salvo que sea más rudimentario de lo
que parece. El domingo próximo se verá qué éxito tuvo la explicación de
Cristina de que esta elección no es ni el balotaje de 2015 ni las PASO de
2019.
Familia, amigos y socios
Si el apotegma peronista pretende que primero está la
Patria, después el movimiento y por último los hombres, para la nueva derecha
en el gobierno la prelación comienzan con la familia, sigue con los amigos y
termina con los socios, que en muchos casos se solapan. Lo que sigue es una
apretada síntesis de unos pocos casos:
Odebrecht y
Macrì. El primer viaje de Macrì fuera del país al asumir fue a
Brasil, donde gestionó un crédito del BNDS para el soterramiento del
Ferrocarril Sarmiento, a cargo de la empresa familiar de los Macrì, IECSA, la
italiana Ghella (en la que Franco Macrì sostiene que también hay participación
de sus hijos Maurizio y Gianfranco) y Odebrecht. La primera visita
internacional que recibió fue la del primer ministro italiano, a quien llevó a
ver esa obra. Como los brasileños no concedieron lo solicitado, Macrì otorgó
por decreto 45.000 millones de pesos al consorcio, cuando la concesión original
decía que el contratista debía aportar el financiamiento. Durante las
investigaciones del Lava Jato en Brasil, Odebrecht admitió haber pagado
sobornos por esa obra. El 6 de agosto, en la columna “Emerge el iceberg”, se
reveló aquí que el Grupo Macri es socio de Odebrecht en el fondo de inversión
Blackwood Group, creado en 1998, cuando el actual jefe de Estado era
vicepresidente ejecutivo del holding familiar Sociedades Macri (Socma).
Blackwood es un grupo internacional que manejó diversos fondos de inversión y
uno especializado en energía y comunicaciones, con inversiones en todo el
mundo. Pese a la abundancia y precisión de los datos el gobierno hizo silencio,
que ningún otro medio del país perturbó.
Correo Argentino. En
2003, el dirigente radical Gerardo Morales denunció a las empresas del Grupo
Macrì por el vaciamiento del Correo Argentino. Según Morales, los Macrì
incumplieron el contrato de concesión y el pliego de bases y condiciones, no
realizaron las inversiones comprometidas y causaron daño patrimonial al Estado
al no pagar el canon. Sumando todos los rubros determinaron una deuda de 610
millones de pesos/dólares y solicitaron que esos montos se reintegraran al
Estado y se revocara la concesión. Pero cuando Morales llegó a la gobernación
de Jujuy, pagó con su silencio la pasividad del gobierno nacional ante la
persecución a Milagro Sala. La fiscal general Gabriela Boquín denunció la
condonación de esa deuda. El 26 de junio de 2016, el Correo Argentino ofreció
pagarla con una quita del 99,1%, que el Estado rechazó. Luego de un cuarto
intermedio el Correo propuso una quita del 98,8 por ciento y el gobierno la
aceptó. Se entiende mejor así porqué un banco caribeño de Odebrecht ayudó a los
Macrì a manipular las mayorías en perjuicio de los acreedores en el concurso
del Correo Argentino, soportando para ello fuertes pérdidas. Según el dictamen
de la fiscal general Gabriela Boquín el Meinl Bank (filial de un banco
austriaco en la guarida fiscal de Antigua y Barbuda) compró créditos del BID y
del Banco Mundial contra el Correo Argentino por 400 millones de dólares, con
la expectativa de recuperar sólo 8 millones. Según Boquín, el banco de
Odebrecht “ha votado en forma contraria a su interés, por lo que su decisión equivale
a la renuncia al cobro de su crédito”. El Meinl Bank también otorgó créditos a
los principales accionistas del Correo, Socma, Sideco e Inversid, todas del
Grupo Macrì, con garantía de acciones.
Blanqueo de
capitales. La ley de blanqueo de capitales permitió una
participación restringida a familiares de funcionarios. Macrì la amplió por
decreto, contradiciendo su texto. Entre los principales beneficiarios están el
hermano presidencial, Gianfranco Macrì; la suegra y dos cuñadas del presidente;
el primo segundo del jefe de gabinete de ministros, Alejandro Jaime Braun Peña;
el socio y amigo de Macrì, Nicolás Caputo; el emprendedor Marcelo Mindlin,
íntimo amigo de Gianfranco, con una suma homóloga a la que trascendió que
habría pagado por la constructora de la familia Macrì; Manuel Lucio Torino Ortiz,
cuñado del secretario Legal y Técnico de la presidencia, Pablo Clusellas
Zorraquín, entre otros.
Los hermanos sean
unidos. Una investigación del interesante blog “Nuestras
Voces”, que dirige la periodista y dirigente política kirchnerista Gabriela
Cerruti, reveló que Norberto Eladio Quintana, del estudio de abogados de Nueva
York Holland & Knight, cobró las comisiones por los bonos de Buenos Aires,
Salta, Mendoza y Chubut provinciales por más de 2200 millones de dólares. Su
hermano Mario es el vicejefe de gabinete y coordina el endeudamiento de las
provincias.
Aerolíneas low
cost. El gobierno autorizó el ingreso al espacio aéreo
argentino de compañías de bajo costo, en perjuicio de la línea de bandera,
Aerolíneas Argentinas. Una de ellas es la colombiana Avianca, que adquirió la
línea aérea de la familia Macrì, MacAir, rebautizada Avian. Pese a la venta,
los directivos siguen siendo los mismos. Otra de las líneas autorizadas es
Flybondi, entre cuyos accionistas está el vicejefe de gabinete, Mario Quintana.
Gas para Shell. El
ministro de Energía, Juan José Araguren firmó un acuerdo de importación de gas
desde Chile, provisto por una subdidiaria de Shell, la empresa cuya filial
argentina presidió Aranguren hasta junio de 2015 y de la que conservaba
acciones. Los precios casi triplican los que se pagaban por la importación
desde Bolivia. Aranguren explicó que Bolivia no podía abastecer toda la demanda
argentina, pero su ministro de Hidrocarburos replicó que Aranguren no le
pidió incrementar los envíos antes de acudir al gas natural licuado (GNL)
chileno.
Los dos lados del
mostrador. Por no plegarse a la estrategia del Correo
Argentino, el Procurador del Tesoro Carlos Balbín fue despedido y en su lugar
el Poder Ejecutivo designó a Bernardo Saravia Frías, quien fue abogado de
empresas del Grupo Macrì. Esto pasa por alto las restricciones de la ley de
ética pública.
Autopistas del
Sol. El holding familiar de los Macrì poseía las Autopistas del
Sol. El gobierno autorizó una fuerte suba de los peajes y luego la familia
presidencial vendió sus acciones por un precio cuatro veces mayor al que tenían
el año anterior.
La energía de
Caputo. Pese a que Macrì dijo que le había pedido que no
participara en licitaciones durante su gobierno, Nicolás Caputo ganó la
licitación para que la empresa Central Puerto de la que es accionista construya
dos centrales de generación eléctrica en Mendoza y Santa Fe. Además posee un
cuarto del paquete accionario de la segunda generadora del país, Sociedad
Argentina de Energía S.A. (Sadesa). En total genera el 16 por ciento de la
energía del país. Sus utilidades se duplicaron en un año.
Sin remedio. El
director de PAMI, Carlos Regazzoni, renunció luego de oponerse en vano al
aumento de precios de los medicamentos, que impulsó el subjefe de gabinete
Mario Quintana, fundador y directivo de la cadena Farmacity, que tiene un
juicio multimillonario contra el Estado, en el cual lo representaba el estudio
del ahora juez de la Corte Suprema Carlos Fernando Ronsenkrantz.
Un ajuste
productivo. El otro vicejefe de gabinete, Gustavo Lopetegui fue
CEO de la línea área LAN, que absorbió buena parte de los vuelos al exterior de
Aerolíneas Argentinas, discontinuados por el plan de ajuste que diseñó
Lopetegui. Por oponerse debió dejar el cargo la presidente de Aerolíneas, Isela
Constantini.
Gente de
Consulta. Tanto Quintana cuanto Lopetegui fueron directivos de
la consultora estadounidense McKinsey, que asesora en forma reservada al
gobierno en la elaboración de un nuevo marco regulatorio para el desarrollo y
la innovación en TIC (Tecnologías de la Información y la Comunicación). Aunque
sus honorarios son de 400 mil dólares por mes más un 18 por ciento de gastos
para ejecutar el proyecto, en este caso decidió bajarlos a la mitad para
“acompañar al gobierno argentino en este momento de transición histórico”. El
gobierno porteño le adjudicó una licitación privada por 14 millones de pesos
para “optimizar el mantenimiento de las veredas”. El pliego fue económico (en
palabras): sólo decía que “deberá realizar un diagnóstico preciso y detallado
del estado de las veredas de la ciudad”. Sólo se presentó McKinsey. Macrì
celebró con los adjudicatarios en la fiesta privada en el Salón Dorado del
Teatro Colón con la que la consultora estadounidense celebró sus 25 años en el
país.
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