En todos estos años nunca vi a ningún político opositor, ni
a ningún opositor amateur, quejarse por las cosas en las que realmente
fallamos. Por ejemplo, no tuvimos una política de democratización gremial real.
Los sindicatos y los gremios tendrían que ser una herramienta para que los
trabajadores tengan acceso a trabajo digno y en blanco. No remodelamos el
estado ni las metodologías banco mundialistas con las que nos relacionamos con
el pueblo. El capital inicial, por ejemplo, sigue siendo el escollo más grande
a la hora de emprender una actividad. También es una calamidad el sistema
impositivo mil veces emparchado, el IVA al 21%, la ininteligibilidad general de
todo el asunto, las rentas que aún faltan grabar, las herencias, las minas; los
hidrocarburos, la pesca etc. Faltan
adecuadas leyes antimonopolio, falta más y mejor integración regional (a nivel
político ha sido estupendo, pero faltan todavía a nivel económico y legal todo
un trecho bien largo). Los veo quejarse de tonteras, indignarse por lo que no
se han tomado el trabajo de analizar, gritar cada vez que creen que una
política pública se hizo exclusivamente para perjudicarlos. Pero lo que más me
aterra, es que he oído a muy pocos de los propios hacer planteos similares.
Debo reconocer que muchos estaban demasiado ocupados apagando incendios y
corriendo de un lado a otro. Pero para la próxima, será necesario darnos
tiempos para plenarios, para escucharnos y ver también qué nos falta. Para
alcanzar en base a esos acuerdos, la unidad de las bases. Para que manden las propuestas,
para actualizar la doctrina, para no tener que volver a ver a compañeros
votando contra sus propios intereses, cegados por globos y cotillón de 15.
Nadie que se ha emocionado hasta las lágrimas, escuchando y
viendo a Perón y Evita puede ser indiferente y distante. Somos así. Dejemos de
lado a los especuladores, a los mercaderes de ideas, olvidemos a los desleales
consuetudinarios. Estos no sirvieron nunca, sólo aparecen para beneficiarse económicamente.
Cuando hablamos de peronismo, hablamos de compromiso, de generosidad, de ser
solidario, de lealtad a la causa y el proyecto que nos dio origen e identidad
nacional. Hablamos de que salimos del pueblo que el peronismo parió con dolor y
con alegrías supremas. Nos referimos al placer y la emoción, de encontrar un
compañero en cualquier rincón de la vida. Nada es más noble que militancia
peronista. Nada es comparable a la alegría de los pueblos peronista. Por eso
apelamos al amor y a la igualdad. En caliente, ganadores y perdedores de minúsculas
batallas, debemos unirnos para los verdaderos desafíos que nos dieron identidad
fundacional. Somos orgullosos cabecitas negras, el hecho maldito de las minorías
oligárquicas. Queremos una sociedad justa, libre y soberana. Unidos lograremos
la felicidad de nuestro pueblo y la realización de nuestros mejores sueños.
Somos peronistas, todo lo demás, poco importa.
El cambio está en nuestras acciones,
no en dichos y proyectos individuales y egoístas.
'Si la historia es
una serie de instantes decisivos, no cabe duda de que el futuro depende de los
hechos que estamos presenciando'. - Juan Domingo Perón –
“No hay tiempos mejores ni peores seamos nosotros mejores y
los tiempos lo serán” – San Agustín –
PERONISTA
No hay comentarios:
Publicar un comentario