Desde 1951 no son tantos los momentos en la Argentina en los que se superó la cantidad de votos para un mismo candidato.
El 62% del electorado que obtuvo Perón en la elección de 1951 no llegó a 5 millones de los votos (antes no votaban las mujeres).
Cámpora en 1973 sacó casi 6 millones de votos (50%).
En 1973 Perón-Perón con el 63% de los votos alcanzó 7,4 millones de voluntades electorales.
Alfonsín en 1983, 7,7 millones de votos (51%).
Menem en 1989, 7,9 millones de los votos: 47%. En 1995 Menem sacó 8,6 millones de votos para su reelección, 49,9%.
De La Rúa Sacó 9,2 millones de votos en 1999: 48%.
Cristina en 2007 sacó 8,6 millones de votos (45,1%).
En las primarias 2011 Cristina logró 10,3 millones de votos, significando el número más alto de toda la democracia argentina.
Esto, que puede parecer un cheque en blanco para cualquier fuerza política, es realmente toda la fuerza del pueblo legitimando el poder de la conducción de la nación en función de un objetivo claro: seguir haciendo lo que está haciendo. La responsabilidad es mayor por cuanto todos los que votaron saben qué va a hacer: más de lo que hizo.
Es histórico porque nunca tantas personas votaron a favor de un candidato a presidente, o de un precandidato a presidente. ¿Acaso cabe esperar que alguna de las personas que la votó la quiera de candidato pero no de presidenta? Siempre hay algún loco, pero no: la votaron porque la quieren como presidente.
Un gobierno orientado a las fracciones concentradas del capital, como el de Menem, frente a una reelección sólo tuvo que seguir sosteniendo el orden político y social (con disciplinamiento agresivo en muchos casos). No mucho más respecto del acondicionamiento y el bienestar social.
Un gobierno que orienta sus políticas a la distribución del ingreso, al mercado interno, a la competitividad, a la inclusión y el bienestar social en general, debe asumir un compromiso muy fuerte con ese pueblo que le da fuerza, que le da legitimidad, que abala lo realizado.
En todo el país, salvo en San Luis, la ciudadanía eligió mayoritariamente a Cristina Fernández de Kirchner. Sí, incluso en la Ciudad de Buenos Aires, en la Provincia de Buenos Aires (sacó más votos que Scioli), Santa Fe y Córdoba. Las cosas no se dieron tal como se esperaban entre los medios de comunicación concentrados; estos deberán cambiar la estrategia del odio, no funciona. El tanque Carrió no es funcional a ellos. Esto implica una amplia ciudadanía apoyando al gobierno, pero en términos más concretos es el pueblo que lo apoya, que lo quiere. En las primeras horas de la mañana el merval crecía, una buena noticia, parte de la sintonía social.
La articulación de sujetos sociales, la gestión administrativa gubernamental, las pautas y reglas económico - sociales de acumulación del capital, serán elementos de la tensión entre el capital y el trabajo. El gran desafío es utilizar la hegemonía del Estado para lograr una armonía de clases en un contexto en el que la distribución del ingreso aporta a un país justo e inclusivo. La fuerza del pueblo no es punto de llegada, sino uno de partida.
Fuente: “H” de Hernán P Herrera
No hay comentarios:
Publicar un comentario