Las medidas que toma el gobierno son inconsistentes y hasta
autocontradictorias
.
Es claro que, tras 34 meses de gestión, el único apoyo
concreto que tiene el Gobierno de Cambiemos es el del FMI (y detrás los
Estados Unidos [1], que pese a realizar el 16,05% de los
aportes al menos, en el caso de los países latinoamericanos, tiene la última
palabra y decisión en ese organismo internacional) y también está más que claro
que las desordenadas medidas que toma el gobierno son inconsistentes y hasta
autocontradictorias.
El gobierno de Cambiemos nunca tuvo un plan. Primero trató
de asociarse a grandes bancos y fondos de inversión, que ingresaron divisas e
hicieron jugosas ganancias con el carry trade, dado que, por
ejemplo, en 2016 y 2017 las LEBACs pagaban una tasa del 38% anual y el tipo de
cambio se ajustaba menos de la mitad de ese porcentaje. Pero desde el 25 de
abril de 2018 en que esos grandes bancos y fondos le compraron al BCRA 1.472
millones de dólares a un precio promedio de 20,20 pesos, se fueron en bandada y
se siguieron yendo, incluso cuando el 22 de junio de 2018 ingresaron los 15.000
millones de dólares del primer tramo del stand-by firmado con
el FMI. Al 28 de septiembre de 2018 se vendió todo ese crédito, que es deuda
que tenemos que pagar, para que los capitales puedan irse del país, comprando
libremente y sin traba alguna los dólares que quieran.
El objetivo del FMI es representar a los acreedores y
asegurarse de que el país pague sus compromisos, pero también en la Argentina
actual, al permitir vender esos dólares, garantizan la compra de divisas a los
fugadores de capital, en lo inmediato y, en el mediano y largo plazo (porque
también es claro que desembarcaron para quedarse por muchos años), que el dólar
esté lo suficientemente alto para que capitales externos se queden con los
activos que consideren más valiosos del país.
Tanto el acuerdo firmado con el FMI como el Proyecto de Ley
de Presupuesto Nacional 2019 se proponen esencialmente pagar deuda a costa de
no producir, de primarizarnos, de expulsar empleados públicos, de cerrar
establecimientos y de extranjerizar lo que ellos consideran que vale o les
sirve en esta Nación austral, por supuesto, sin importarles cómo hace un
jubilado para llegar a fin de mes, o que aumenten la pobreza y la indigencia y
que su mayor porcentaje corresponda a niños.
Por eso el gobierno de Cambiemos y el FMI llegaron a un
nuevo acuerdo para “fortalecer el programa stand-by de 36 meses
aprobado el 20 de junio de 2018”. El nuevo acuerdo comprende desembolsos
totales por 57.100 millones de dólares, lo que representa un incremento de
7.100 millones con respecto al acuerdo previo.
Bajo el nuevo esquema los desembolsos dejan de ser
precautorios (esto es, el gobierno argentino elegía tomarlo o no) para ser
operativos y disponibles, incluso de manera anticipada: hasta 2019 el FMI
asegurará financiamiento por 36.200 millones de dólares en DEG.[2] De los cuales serían unos 13.400
millones para el corriente año 2018, que sumados a los 15.000 millones de
dólares otorgados el 22 de junio, totalizan aproximadamente 28.400 millones
para el año. Y para el 2019 en tramos trimestrales suman, en DEG, casi 22.800
millones más.
Para 2020 quedan los casi 6.000 millones en DEG restantes y
después ni un solo dólar más, a pesar de que hay que pagar la deuda con el FMI
que se suma a la monstruosa deuda generada por el macrismo.
Sin un alto roll
over, los fondos acordados no alcanzan
Para el último trimestre de 2018, según el Programa
Financiero del Gobierno Nacional, se deben hacer frente a vencimientos de
títulos de deuda e intereses en divisas y en pesos (pero la mayor parte es en
divisas) por el equivalente a 34.980 millones de dólares. Entre las fuentes de
pago, tenían previsto los 6.000 millones de la cuota trimestral de septiembre
(que no se produjo) y la de diciembre de 2018, pero el nuevo acuerdo amplia los
fondos al equivalente (en DEG) a 13.400 millones de dólares, por ende necesitan
sí o sí que tenedores de títulos de deuda argentina por 21.580 millones los
renueven en su totalidad.
Para 2019 es peor. El Programa Financiero proyectado en el
Presupuesto de la Administración Nacional prevé vencimientos de títulos de
deuda e intereses por 3.104.810,6 millones de pesos, tanto en pesos como en
divisas, que si unificamos en dólares al tipo de cambio promedio esperado de $
40,10 implican unos 77.426,7 millones de dólares, con los cuales plantean
amortizar deuda (en realidad se cambian mayoritariamente títulos de deuda vieja
por títulos nuevos, y se debe advertir que muchos tenedores de esos títulos
están esperando su vencimiento para irse con dólares de la Argentina) por
2.032.142,9 millones de pesos. (El total de vencimientos tanto en pesos como en
divisas, al tipo de cambio esperado significan 50.676,9 millones de dólares.)
Quiere decir que en el hipotético caso de que se renueven todos los títulos de
deuda vieja por otros nuevos, el gobierno se debe endeudar por el equivalente a
26.749,8 millones de dólares (77.426,7 – 50.676,9 millones de dólares) para
cubrir el esperado déficit fiscal equivalente a 14.969 millones de dólares (dado
que toman deuda externa para financiar el déficit fiscal que es en pesos) y
cancelar deuda que no pueden renovar (y que estiman por esa diferencia con los
intereses de unos 11.780,8 millones de dólares).
Como una parte de esa deuda es con el BCRA (Adelantos
Transitorios), con el Banco de la Nación Argentina y reestructuraciones varias,
mayoritariamente en moneda nacional, que irá financiando con colocaciones de
Letras del Tesoro, lo cierto es que el gobierno de Macri, aún contando con el
adicional del FMI (iba a ser de 11.700 millones de dólares y el crédito se
eleva a 22.800 millones para 2019), le están faltando aproximadamente unos
4.000 millones de dólares [3], suma que es similar a lo que tiene
previsto de Gasto de Capital (obra pública) para el próximo año (184.216,8
millones de pesos).
En síntesis, pese al importante apoyo del FMI (casi tres
veces el crédito que le corresponde a la Argentina por su cuota parte), Macri
depende fundamentalmente de que los tenedores de títulos se los renueven. Si no
se produce ese roll over tan alto, en un marco donde pese a
las tasas que se pagan no se encuentra quién quiera un título de deuda
argentino, el país no podrá hacer frente a sus compromisos e incurrirá en una
falta de pago selectiva, pero ese solo hecho desencadenará el efecto dominó
sobre los otros acreedores, con lo que el default o cesación de pagos es
inevitable.
Un gobierno
subordinado al FMI
La Argentina para hacer frente a sus compromisos (internos y
externos) debe crecer y tener superávit comercial. Pero en el Presupuesto
Nacional 2019 se prevé una caída del PIB de 2,4% en este año y con déficit
comercial (las importaciones superan a las exportaciones). Milagrosamente para
2019, el PIB solo caería 0,5% y las exportaciones equilibrarían las
importaciones de bienes y servicios. Pese a esa muestra más de inconsistencia y
de confundir el deseo con la realidad a la que ya nos tienen acostumbrado el
gobierno de Macri, encima le agregan a un nuevo Sturzenegger en el BCRA que
dice que en vez de combatir la inflación con metas, lo hará frenando la
creación de dinero primario (Base Monetaria) hasta junio de 2019. Base
Monetaria que se genera por ingresos de divisas, por financiamiento al Tesoro
de la Nación y por redescuentos al sector privado.
Paralelamente, en una nueva versión de la tablita cambiaria
de Martínez de Hoz, plantea que el dólar comenzará desde el 1° de octubre de
2018 a flotar entre los 34 y 44 pesos y que, dicha banda de flotación subirá al
3% mensual. Pero la devaluación programada del 3% mensual es incompatible con
la meta de crecimiento cero hasta junio de 2019 de la Base Monetaria, porque es
su principal fuente de creación de dinero, incluso se debe sumar el ingreso de
divisas del crédito del FMI hasta junio de 2019.
Pero de todas las sandeces que dicen y que hacen y que
demuestra lo sesgado de su formación en una teoría económica vulgar y ramplona
como es el liberalismo a ultranza, la peor muestra de desconocimiento es
estimar el valor promedio del dólar a $ 40,10 para todo el año que viene, con
una paridad de $ 42 en diciembre de 2019, que es el valor que alcanzó el
viernes 28 de septiembre de 2018.
¿Por qué lo hacen? Porque el Estado recauda en pesos y si
fijaran correctamente la paridad, sería evidente que la recaudación no alcanza
para pagar los intereses de la deuda y el capital en divisas que vence y no se
renueva y hay que pagarlo.
En el pasado mes de agosto de 2018, las importaciones
superaron a las exportaciones en 1.127 millones de dólares. A eso le agregamos
el último número de fuga de capitales neta también del mes pasado, publicado
esta semana por el propio BCRA en
su Balance Cambiario, que fue de 2.790 millones de dólares. Sumando ambas
cuentas esos casi 4.000 millones son más de la mitad del incremento de los
7.100 millones de dólares que otorgó el FMI por encima del crédito original de
50.000 millones.
Por más que el BCRA aumente los encajes [4] y reduzca a su mínima expresión la
cantidad de dinero disponible en el mercado, lo único que van hacer es que la
tasa de interés se incremente más todavía y con ello se produzcan más roturas
de las cadenas de pago y más recesión.
Lo único que garantiza el FMI, y por ahora, es que los
dólares estarán disponibles casi únicamente para el pago de la deuda, con lo
que intentan convencer a los acreedores y tenedores de títulos de deuda de la
Argentina de que los renueven.
Lo que el FMI no comprende es que nuestro país tiene una
población que sufre lo indecible y la obliga a sufrir más para pagar una deuda
que no generó. Nos preguntamos: ¿qué obra de infraestructura, qué cambio hubo
en la Argentina de Cambiemos?
Y el FMI tampoco comprende que:
- Están
dando por sentada la renovación de todas las amortizaciones y hay que ver
si eso ocurre y en qué proporción.
- La
fuga de capitales se acrecienta mes a mes. Desde el 1° de enero de 2016 al
31 de agosto de 2018 se fugaron de la Argentina 52.600 millones de
dólares. De esa suma, 22.600 millones en los primeros ochos meses de este
año
- Están
propiciando un fuerte proceso recesivo que perjudica a la población, lo
que al FMI no le interesa, pero también implica disminución en la
recaudación que es en pesos contra vencimientos de deuda mayoritariamente
en divisas.
Cuando no se puedan pagar las tarifas y combustibles dolarizados,
cuando no se puedan pagar los impuestos, cuando sean más los que no lleguen a
fin de mes o no puedan comprar los medicamentos o los útiles para enviar a los
hijos a la escuela, etc., el pueblo saldrá a la calle proponiendo:
1) Suspender todos los pagos externos.
2) Reestructurar la deuda, incluso la tomada con el FMI, con
quita y alargue unilateral de los vencimientos.
3) Obligar a Macri a renunciar al cargo de Presidente de la
República por manifiesta incapacidad para ejercerlo.
Christine Lagarde apuesta a que esto no suceda antes de que
ella renuncie a su mandato en el FMI y asuma la Presidencia del Banco Central
Europeo. El tiempo dirá si lo que se propone la Directora del FMI fue
posible o no, pero a nosotros es lo que menos nos interesa.
[1] Estados Unidos, que tiene una cuota
actual de DEG 42.100 millones (aproximadamente U$s 58.000 millones) y es el
país miembro con el mayor número de votos
[2] Se utilizan los DEG: Derechos
Especiales de Giro del FMI, que está compuesto por una canasta de moneda donde
las principales son el dólar estadounidense, el euro, la libra esterlina y el
yen, en conjunto da un valor menor que el dólar, por eso convertido a dólares
es una suma un poco menor.
[3] Sin contar que en la Planilla de
Fuentes y Aplicaciones Financieras del Presupuesto nacional 2019, tienen
previsto vender Títulos y Valores en poder del FGS de la ANSES por $ 222.851
millones, cifra que supera a lo previsto para Gastos de Capital (obra pública)
de $ 184.216,8 millones para el año 2019.
[4] Que es la parte que los bancos deben
guardar sin prestar de los depósitos que reciben del público.
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