CARACAS (AFP) - El presidente Hugo Chávez
falleció el martes a los 58 años en el hospital militar de Caracas, sin haber
podido despedirse de los venezolanos, un final dramático a sus 14 años de
poder, que coloca a Venezuela a las puertas de elecciones anticipadas y al
chavismo ante el reto de hacer perdurar una régimen identificada con su
carismático líder.
"Recibimos la información más dura y
trágica que podamos transmitir a nuestro pueblo. A las 16H25 de la tarde (20H55
GMT) de hoy 5 de marzo ha fallecido nuestro comandante presidente Hugo Chávez
Frías luego de batallar duramente con una enfermedad durante casi dos
años", anunció al país el vicepresidente Nicolás Maduro con la voz
entrecortada y al borde del llanto.
Maduro, acompañado de todos los miembros del
gobierno, informó desde el hospital militar de que fueron desplegadas las
Fuerzas Armadas y la Policía para garantizar la paz en el país tras la muerte
del presidente de consecuencias de un cáncer.
La capital, Caracas, se colapsó de inmediato,
el metro fue cerrado así como muchos comercios y en varios puntos de la ciudad
los seguidores del presidente salieron a la calle a llorar su muerte.
"No debió morir, fue el mejor presidente
que tuvo Venezuela, yo voy a ir adonde lo velen, no importa que hagamos una
cola de dos días", dijo a la AFP, desecho por la tristeza, el albañil
Frank Aponte, 45 años.
"Todas y todos! Dignos herederos de tu
lucha que nos despertó. Defenderemos la revolución, por ti y por
siempre!", escribió en Twitter @NoeliPocaterra, militante del Partido
Socialista Unido de Venezuela (PSUV).
Minutos después de anunciada la noticia, la
televisión oficial pasó varias videos de Chávez y la cadena de transmisión
obligatoria en que anunció su última recaída del cáncer en diciembre.
El ministro de Defensa, Diego Molero, aseguró
por su parte que las Fuerzas Armadas harán cumplir la Constitución y la
"voluntad" de Chávez, que designó a Maduro su heredero político.
Maduro, de 50 años, debe ser el candidato
oficialista para las elecciones presidenciales que deberán celebrarse en un
plazo de 30 días, como indica la Constitución, probablemente contra el líder
opositor Henrique Capriles, de 40 años.
Chávez había regresado de La Habana el 18 de
febrero, sin ser visto ni oído, después de haber sido operado el 11 de
diciembre por cuarta vez de un cáncer, cuya naturaleza y detalles nunca se
dieron a conocer.
Durante todo este periodo de incertidumbre,
los venezolanos sólo vieron del otrora omnipresente presidente unas fotografías
en las que aparecía consciente en su cama del hospital cubano, rodeado de dos
de sus hijas. La última vez que lo escucharon fue el 10 de diciembre, cuando,
al partir a Cuba, se despidió con un "¡Hasta la vida siempre!" en el
aeropuerto internacional.
Líder absoluto del PSUV, Chávez había sido
reelegido holgadamente el 7 de octubre por tercera vez desde que asumió el
poder en 1999, y su toma de posesión, prevista el 10 de enero en la Asamblea
Nacional, había sido aplazada sine die.
A pesar de que el cáncer le fue diagnosticado
en junio de 2011, el mandatario recién definió su sucesión en diciembre pasado,
obligado por la enfermedad.
Maduro, ex sindicalista del Metro de Caracas,
afronta el reto de reemplazar a un presidente carismático y dicharachero, que
concentró y personificó el poder y estableció un vínculo casi espiritual con
las clases populares, su base electoral.
Chávez, que proyectó gobernar hasta 2031,
aspiraba a profundizar su proyecto socialista en este país con las mayores
reservas de petróleo del mundo pero aún con amplios sectores en la pobreza.
Con las misiones sociales, una de las claves
de su gran popularidad, ayudó a cubrir las necesidades básicas de las clases
populares, pese a ser tachado de populista por sus adversarios.
Chávez, cuyo partido controla además el
Parlamento y la mayoría de gobernaciones y alcaldías, e hizo marcar el paso al
poder judicial, nunca reconoció legitimidad a la oposición, ni se mostró
pluralista o partidario de la alternancia en el poder.
Ejerció además un control absoluto de los
medios de comunicación públicos, desde los que gobernó y se hizo omnipresente
en la vida de los venezolanos. Usó y abusó de las cadenas obligatorias, en las
que todos los medios del país debían transmitir sus alocuciones.
Con su don de la palabra y su discurso
irreverente, el mandatario no dejó a nadie indiferente. Mientras se ganó la
devoción de los pobres, fue insultante y despectivo con sus adversarios
políticos, "la burguesía y el imperialismo", polarizando a la
sociedad venezolana, hoy literalmente partida en dos.
A medida que la enfermedad fue avanzando, las
invocaciones a Dios y a Jesucristo se multiplicaron en boca de Chávez, quien
llegó a rogarle al Señor, con lágrimas en los ojos, que "no se lo llevara
todavía".
Fue un presidente hiperactivo, hasta que la
enfermedad le obligó a dejar de ser un "caballo desbocado", como él
mismo reconoció, y en los últimos meses redujo sus apariciones y discursos.
Se trató casi exclusivamente en Cuba, donde
se operó además cuatro veces, alejado de los medios de comunicación, bajo la
férrea seguridad cubana y en compañía de su gran aliado y amigo, el líder
cubano Fidel Castro.
Este teniente coronel retirado fue elegido
por primera vez en 1998, seis años después de liderar un fallido golpe de
Estado contra un desgastado sistema bipartidista.
En el periodo más convulso de su
controvertida presidencia, sufrió un golpe de Estado (2002) que lo apartó por
algunas horas del poder, un paro petrolero de dos meses (2003) y un referéndum
revocatorio (2004), que ganó.
Tras su reelección en 2006, radicalizó su
proyecto con una mayor intervención del Estado en la economía. Seis años más
tarde, al ganar sus últimas elecciones, prometió hacer "irreversible"
el socialismo, tarea que heredará Maduro si gana las elecciones.
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