Comunicado de la
Juventud Sindical a propósito de la decisión de nuestra presidenta Cristina
Fernández de Kirchner de enviar al Congreso el proyecto de ley para expropiar
las acciones de YPF, equivalentes al 51 por ciento del capital social, en el
marco de un proyecto de ley de soberanía hidrocarburífera.
“Resulta
inexplicable la existencia de ciudadanos que quieren enajenar nuestros
depósitos de petróleo acordando concesiones de exploración y explotación al
capital extranjero, para favorecer a éste con las crecidas ganancias que de tal
actividad se obtiene, en lugar de reservar en absoluto tales beneficios para
acrecentar el bienestar moral y material del pueblo argentino. Porque entregar
nuestro petróleo es como entregar nuestra bandera”. E. Mosconi
La decisión del
ejecutivo de poner a YPF bajo el control estatal es una medida que debe
alegrarnos a todos los argentinos. Todos aquellos que nos sentimos
identificados con los hombres que encabezaron la resistencia a la entrega del
patrimonio nacional en los 90, estamos profundamente conmovidos por esta
decisión. Construir una Patria con Justicia Social para todos requiere poder
controlar los resortes fundamentales de nuestra economía. El fracaso de la
política energética llevada adelante hasta ahora y la necesidad de profundizar
una política nacional de control de los recursos nacionales en dicha materia se
hace necesario para profundizar el modelo.
Repsol compró YPF
en 1999 con la estructura industrial del país en decadencia, con lo cual la
demanda energética era débil y sin perspectiva de crecimiento. El combustible
que se sacaba de nuestro suelo no era visto como una herramienta para
desarrollar nuestra riqueza, sino como un producto más de exportación que se
vendía sin sumarle ningún tipo de valor agregado. Uno de los pilares del
proyecto neoliberal era la exportación de energía, que en el caso de YPF
representaba un negocio inmejorable ya que las grandes inversiones en
exploración, reservas y desarrollo las había hecho el Estado. No importa
producir petróleo sino obtener ganancias, así sea exprimiendo y destruyendo una
empresa estratégica para el desarrollo de un país.
Repsol-YPF no
cambió de política en estos últimos años. Mientras la economía argentina creció
un 96% (PBI) entre 2002 y 2011, Repsol pasó a producir un tercio menos. Durante
2011 se tuvo que comprar energía al exterior por 9000 millones de dólares,
mermando fuertemente el superávit comercial. El control de precios, las
presiones del Estado y las importantes retenciones que se le cobran a la exportación
de petróleo crudo sirvieron en su momento para regular la actividad, mantener
bajo el precio de la energía y redistribuir socialmente la renta extraordinaria
del petróleo. Pero hoy se sienten los límites de no poseer una política
energética propia. La introducción de capitales supuestamente nacionales
tampoco.
La política del
gobierno de introducir grupos de banqueros “nacionales” al control de una parte
accionaria de YPF y a su gerenciamiento local tampoco generó los resultados
esperados. El Grupo Petersen (Eskenazi) entro a la compañía sin poner un peso;
acordaron pagar el paquete accionario a Repsol mediante las futuras ganancias
obtenidas, con la consecuencia lógica que los beneficios no serán reinvertidos
para mejorar la producción (o aunque sea mantenerla). La “argentinización” en
áreas estratégicas de la economía no provee una solución de fondo. Esto
demuestra que en un país dependiente, el único actor que puede actuar como
“burguesía” estratégica nacional es el propio Estado.
Desde la perspectiva
del proyecto nacional y en la situación energética actual se observa la
necesidad de que el Estado profundice su política de seguridad energética, ya
que sin soberanía energética no existe posibilidad de desarrollo autónomo con
justicia social. Es claro el sentido de la política anunciada por el gobierno.
Llama la atención que algunos se opongan con argumentos similares a los que en
los 90 llevaron a una privatización del petróleo nacional. Sobre todo teniendo
en cuenta la “seguridad jurídica” que brindaron las empresas españolas frente a
la debacle de nuestra economía hace una década. A pesar del déficit comercial
(que dio negativo en el 2010 y se duplicó en el 2011) en términos energéticos,
nada han hecho las empresas privadas para evitar esta situación. La medida
tomada por el estado es incuestionable. Por eso desde la Juventud Sindical que
conduce Facundo Moyano acompañamos esta iniciativa y expresamos con humildad el
anhelo de protagonismo de los trabajadores en la futura gestión de la compañía
estatal. Sobre todo teniendo en cuenta la tradición de lucha de los
trabajadores petroleros, la responsabilidad y el conocimiento de la actividad.
Claro ejemplo es el Sindicato de Petroleros Privados, organización que incluso
ha logrado la participación de los trabajadores en las ganancias de empresas
privadas.
Por último
reproducimos el comunicado de la CGT, que refleja el sentir compartido de la
mayoría de los trabajadores argentinos, que tanto hemos luchado por este día y
que tantas derrotas hemos sufrido. Hoy tenemos la certeza de que es un día
peronista y que los hijos de nuestros hijos recordarán con alegría.
Como siempre lo quisieron los trabajadores, YPF vuelve a ser argentina
Como siempre lo quisieron los trabajadores, YPF vuelve a ser argentina
Los trabajadores
argentinos hacemos nuestra, la decisión del Gobierno Nacional de retomar el
control sobre la Empresa Nacional de Petróleo, Yacimientos Petrolíferos
Fiscales, nuestra querida YPF.
Con la coherencia de habernos opuesto, quienes ejercemos la conducción actual de esta CGT a todas las privatizaciones que significaron el vaciamiento de nuestra Patria por la conducta traicionera de los máximos dirigentes del país a la que no estuvieron ajenos, dolorosamente, algunos dirigentes sindicales, hoy festejamos sin complejos ni "mea-culpas" este paso como lo hicimos con al recuperación de Aerolíneas Argentinas, el Correo, Obras Sanitarias y sobre todo los fondos jubilatorios de las AFJP que volvieron al ANSeS.
Siempre pensamos, sin dudarlo que un Proyecto Nacional y Popular no podía carecer de una Empresa Nacional de Petróleo, porque significaba entregar a intereses foráneos o nacionales especulativos, la independencia económica y la soberanía política de nuestro Pueblo y nuestra Patria. Hoy, más allá del dolor del vaciamiento sufrido en 20 años de usurpación, saludamos el comienzo de una nueva etapa que hará felices a H. Yrigoyen, Mosconi y Perón, cuya presencia rectora como nunca sentimos entre nosotros.
Esperamos sí, que al calor de la alegría popular que esta decisión conlleva, no hayan pícaros que como en la privatización quieran sacar provecho personal de este acto de soberanía manifiesto.
Nadie podrá desandar el camino perdido ni recuperar las pérdidas sufridas por el Pueblo y la Patria en 20 años, pero, sin perjuicio de analizar en detalle el contenido del proyecto de ley, de ahora en más ponemos todo nuestro esfuerzo en que YPF vuelva a ser el estandarte del desarrollo nacional y regional y la insignia de la bonanza económica y la Justicia Social.
Con la coherencia de habernos opuesto, quienes ejercemos la conducción actual de esta CGT a todas las privatizaciones que significaron el vaciamiento de nuestra Patria por la conducta traicionera de los máximos dirigentes del país a la que no estuvieron ajenos, dolorosamente, algunos dirigentes sindicales, hoy festejamos sin complejos ni "mea-culpas" este paso como lo hicimos con al recuperación de Aerolíneas Argentinas, el Correo, Obras Sanitarias y sobre todo los fondos jubilatorios de las AFJP que volvieron al ANSeS.
Siempre pensamos, sin dudarlo que un Proyecto Nacional y Popular no podía carecer de una Empresa Nacional de Petróleo, porque significaba entregar a intereses foráneos o nacionales especulativos, la independencia económica y la soberanía política de nuestro Pueblo y nuestra Patria. Hoy, más allá del dolor del vaciamiento sufrido en 20 años de usurpación, saludamos el comienzo de una nueva etapa que hará felices a H. Yrigoyen, Mosconi y Perón, cuya presencia rectora como nunca sentimos entre nosotros.
Esperamos sí, que al calor de la alegría popular que esta decisión conlleva, no hayan pícaros que como en la privatización quieran sacar provecho personal de este acto de soberanía manifiesto.
Nadie podrá desandar el camino perdido ni recuperar las pérdidas sufridas por el Pueblo y la Patria en 20 años, pero, sin perjuicio de analizar en detalle el contenido del proyecto de ley, de ahora en más ponemos todo nuestro esfuerzo en que YPF vuelva a ser el estandarte del desarrollo nacional y regional y la insignia de la bonanza económica y la Justicia Social.
Hugo Moyano,
Secretario General
Julio
Piumato, Secretario de Derechos Humanos
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