sábado, 1 de julio de 2023

La Claridad de Perón (a 49 años)

Perón llamaba “filosofía de la acción”: "La filosofía de la conducción es la filosofía de hacer, no de decir. De poco vale decir en la conducción. Hay que resolver los problemas, y resolverlos bien. De manera que hay que ir actuando, actuando y actuando todos los días, y ponerse todos los días en evidencia y todos los días someterse a la decisión de los hechos y al peligro de los fracasos. Solamente así se puede conducir".

He leído muchas veces, en carteles colocados en las calles, que diferentes partidos anunciaban partes textuales de nuestra doctrina. He visto hasta los comunistas hablando de justicia social, de independencia económica, de soberanía política. He visto a los radicales haciendo ya publicaciones de una doctrina que ahora ellos sostienen, que no es sino la traducción al radicalismo de nuestra doctrina actual. (…)

Esa influencia es la que nosotros debemos buscar. En esto es necesario predicar, y predicar fuera del templo, no haciendo como algunos sacerdotes que se conforman con predicar desde el púlpito a los católicos que están dentro de la iglesia. Allí hay poco que predicar, porque son todos católicos. Hay que ir a predicar donde hay quienes no son católicos: en la calle”.

No deja de ser notable que, siendo Perón tan claro y enfático sobre la importancia permanente de predicar la doctrina entre los peronistas y en el conjunto de la sociedad, veamos hoy el descuido generalizado de las tareas de adoctrinamiento.

Ese abandono supone la renuncia a la difusión ideológica peronista y asumir implícitamente que otras ideologías son más adecuadas. O por lo menos que el peronismo deja el campo libre para el avance de otras ideologías. Sectarias (Personalistas), “la lucha solo se pierde cuando se abandona”.

De ahí que cierta dirigencia encuentre muy “natural” pensar al peronismo como una especie de “franquicia” (sello de goma, diría un cro.) apta para ser el vehículo de cualquier política, incluso de aquellas que claramente perpetúan la injusticia, consolidan la subordinación nacional y la pérdida de soberanía.

De hecho, desde la muerte de Perón hasta la actualidad, podría afirmarse que la doctrina que más se ha predicado en la Argentina es el liberalismo, en sus variantes neoliberal, social-liberal (hoy comúnmente llamada socialdemócrata) y, más recientemente, la variante libertaria o anarco-liberal (Milei). Con los resultados conocidos por todos los peronistas.

En abril de 1974 Perón reafirmaba su posición respecto del papel crucial de la doctrina:

“(…) yo espero que las autoridades que manejan al Movimiento Justicialista, a través de su Congreso y su Consejo Superior, así como también los consejos de las distintas ramas del Movimiento

(…) tengan ante el país y ante la propia historia la responsabilidad de mantenerlo potencialmente vencedor, como ahora, durante todos los tiempos, del mismo modo que deberán ir cargándolo cada día más de un profundo caudal doctrinario, que, llevándose del conocimiento de nuestra doctrina, vaya creando también una segunda naturaleza en cada argentino, de modo que lo sienta, no como un movimiento político, sino como un movimiento sin el cual la nacionalidad puede estar en peligro el día de mañana”.

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