· Pánfilo no era tonto, era un hombre que creía en la rectitud y la bondad. Fue elegido presidente de la agrupación de simpatizantes de Clodomiro Ofertorio, candidato a una maxima magistratura .Organizo la campaña con todas las de la ley. La afluencia de los partidarios fue enorme; pero tuvo que pasar por momentos muy desagradables. A menudo llegaban a la directiva algunos misteriosos aparecidos que, incluso con alabos por las diligencias que Pánfilo practicaba, empezaron a darle órdenes, según ellos, necesarias para la conducción correcta de la campaña, y unos eran más insolentes que otros. Al principio le decían:
-Pánfilo, sería bueno hacerlo así.
-Pánfilo podríamos mejorar
esto.
Un poco después:
-Pánfilo, hay que hacerlo así.
-Pánfilo, mejora esto así.
Y más adelante:
-Pánfilo hazlo así y punto.
Pero el poco caso les hacía y realizaba los asuntos como estimaba conveniente.
Las llamadas por teléfono, las visitas y entrevistas aumentaban de
manera por demás molesta El pobre Pánfilo no podía desarrollar sus propios
quehaceres con libertad. Todos los días y a cualquier hora, recibía la horda de
ilustres pedigüeños, algunos respetuosos y otros groseros y entre estos, los
misteriosos aparecidos.
La campaña fue exitosa Clodomiro
Ofertorio salió electo .La euforia se hizo general entre los partidarios y
Pánfilo, por fin feliz y descansado, pudo meditar acerca de las forma correcta
conque habia llevado los trabajos previos; le vino una paz sin límites y estaba
contento ya que sus propósitos, desde el principio, fueron los del hombre
sincero y altruista, de aquel que siempre piensa en hacer el bien a los demás
sin aspirar nada para sí mismo.
Los partidarios e incluso los miembros de la directiva de la agrupación
de simpatizantes ni siquiera se acercaron a felicitarle por el gran trabajo
realizado y se escurrieron, un tiempo, en los vericuetos y galerías de sus
raras convicciones. Eran subterráneos.
Un polincromo dice
así:
Todos hablan sin saber;
quien más calla ese lo sabe;
en lo posible no cabe
penetrar lo que ha de ser;
mucho se ve disponer
en esta ocasión presente;
nada se sabrá, es patente;
de lo que se haya tratado,
hasta que el golpe este dado,
Inténtelo quien lo intente
Y el mismo polindromo con la
última decima al principio :
Inténtelo quien lo intente
hasta que el golpe esta dado
de lo que se haya tratado
nada se sabrá, es patente
en esta ocasión presente
mucho se ve disponer;
penetrar lo que ha de ser
en lo posible no cabe,
quien más calla este lo sabe;
todos hablan sin saber
Cuando durante la campaña se
acordaba de pedir dinero, de los diez de la directiva, nueve de ellos de buena
situación, no daban ni un céntimo. Pánfilo, el más pobre, tenía que sufragar
los gastos algunas veces a costa de su propio peculio.
A propósito. En una antigua
ciudad oriental el gobernador pidió dinero a los ricos con el fin de hacer unas
cuantas mejoras. Estos, singularmente, eran nueve. Y todos estos nueve ricos se
negaron a darle dinero .El gobernador encarcelo a todos. Pero habia otro
hombre, el décimo, que era más pobre que una rata, un vago, al que también
encarcelo. El gobernador dijo entonces: Si no me dan dinero les corto la cabeza
uno a uno. Los nueve se negaron rotundamente a dar dinero y el décimo para que
decirlo. El gobernador mando a ejecutar al vago. Los ricos, al constatar que la
amenaza se cumplía, muy temerosos comenzaron a desprenderse de sus dineros pues
la cosa iba en serio. Después de haber cercenado la testa del pobre diablo y de
haber recibido los emolumentos de los adinerados, de los adinerados, el
gobernador recapacitó:
- Así he matado dos pájaros de
un tiro; me he librado de un inútil y he obtenido el dinero que necesitaba.
Pánfilo estimó prudente citar a la directiva a una reunión para tratar el rumbo
que tomaría la agrupación y dar cuenta de la exitosa marcha y de los esplendidos
resultados obtenidos .La cita sería a las veinte horas de un día tal . Como él
era puntual, allí estaba cuando recién faltaban diez minutos para la hora
convenida; pero ¡oh sorpresa! Apenas abrió la puerta de la sala vio a todos sus
compañeros de directiva, más a dos o tres nuevos adherentes, a quienes durante
la campaña no había visto ni en pintura, sentados ante la mesa y tratando temas
poscampaña. Todos asumían la nueva directiva y tenían, los perlas, los cargos
distribuidos. Al único que no habían considerado era a él, precisamente a
Pánfilo. Nada tenía que hacer en ese lugar. Pánfilo dio media vuelta y se
retiró del local. Total pensó, el caso está cerrado. Los topos, ya eran
exitosos, tomaban las riendas de la agrupación Era el comienzo de la nueva era.
Pánfilo el tonto, que no era tonto fue, sin embargo, útil para ellos durante la
campaña. Así como la vida nos depara tantas sorpresas, esos rostros alevosos y
subterráneos iniciaban su salida a la luz .A Pánfilo lo embargó la desilusión y
desde entonces duda de los hombres que, como estos, solo demuestran interés
después de los resultados y siempre y cuando sean favorables.
Pánfilo recordó a Celine: “Las
cosas que tenemos dentro, cuando han sido dichas, sirven para que los demás se
rían .¡ Pobre del que las dice seriamente! Mejor decirlas ya en tono de burla.
Pero se han de decir. Lo que aún no se ha dicho es una espina clavada, y solo
estaremos tranquilos cuando ya lo hayamos dicho todo de una vez para todos.
Entonces, al fin, callaremos y ya no nos hará daño el silencio.”
Más Pánfilo, pese a tales
tristes acontecimientos fue un “tonto útil”; sin embargo, jamás perdió su
sentido rectitud ni su entrañable bondad: bonhomía que muchos confunden con
epítetos que debieran aplicarse a sí
mismos.
Cuando las ratas cayeron ayudo
a algunas a salir de la trampa.
“Las penas de Booz” (Cap.2
Pág. 11)” de
*Silvestre Fugellie
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