Su aporte para el análisis, a quince años de la asunción de
Kirchner
Lo que sigue es el texto completo del documento
elaborado por la ex presidente:
- Introducción
El viernes 25 de mayo de 2018, se cumplen 15 años de la
llegada de Néstor Kirchner a la presidencia de la Nación y de su histórico
discurso ante la Asamblea Legislativa. El presente documento, de circulación
interna para las distintas fuerzas políticas, sociales y sindicales que
integran el colectivo de Unidad Ciudadana, tiene por objeto aportar elementos
de análisis y reflexión sobre la situación actual del país y su contexto
histórico. Tenemos la certeza de que es imposible desentrañar lo que está pasando
sin entender porqué y como se llegó. A su vez, intentamos descifrar las claves
y anticipar lo que sobrevendrá al país, en caso de acceder por trigésima vez al
sistema Stand By del FMI.
En este marco, es esencial entender el verdadero rol del FMI
como prestamista de última instancia que, cuando lo hace, impone programas
económicos de ajuste bajo el eufemismo de condicionalidades, que impactan
negativamente en el desarrollo económico y social de los países.
El primer programa aplicado en Argentina fue lo que se
conoció como ‘Plan de estabilización y desarrollo económico’ anunciado el 29 de
diciembre de 1958 por Arturo Frondizi. No se conoce un sólo país en el mundo
que haya aplicado programas de este organismo y que haya mejorado su situación
económica y social. Por el contrario, el resultado ha sido siempre marcadamente
negativo.
2. La Asunción de
Néstor Kirchner. Cómo estaban las instituciones, la economía, la política y la
sociedad.
Las instituciones
El 25 de mayo del 2003, Néstor Kirchner recibió los atributos
presidenciales de un senador de la Nación: banda y bastón le fueron entregados
ante una Asamblea Legislativa que vio desfilar a 4 presidentes en dos semanas,
luego de los trágicos sucesos del 19 y 20 de diciembre de 2001, en que la
represión ordenada por el gobierno de la primera Alianza se cobró la vida de
muchos argentinos en las calles.
Se produce de esta manera, como nota distintiva, la
resolución de una crisis institucional en el marco de la Constitución Nacional,
desplazando, por primera vez en la historia, al habitual dispositivo político
de crisis aplicado en la Argentina desde 1930: las fuerzas armadas.
Sin embargo, a mediados del año 2002, quien ocupaba la
presidencia de la Nación por mandato de la Asamblea Legislativa, a raíz de los
sucesos de diciembre de 2001, debió adelantar las elecciones presidenciales
luego de que las fuerzas de seguridad asesinaran a dos militantes políticos en
una protesta social.
. La política
Néstor Kirchner accede a la Presidencia de la Nación con
apenas el 22% de los votos. El balotaje previsto por la Constitución Nacional,
que debía sumarle a la legalidad de la elección democrática del 27 de abril de
2003 la legitimidad del voto popular, nunca tuvo lugar, por la renuncia de
quien había obtenido el 24% de los votos en primera vuelta.
De esta manera, Néstor Kirchner asume en las peores
condiciones políticas. Es el presidente argentino electo con el menor
porcentaje de votos de la historia. Menos aún que el radical Arturo Illia que,
en 1963, merced a la proscripción del peronismo, llega a la presidencia de la
Nación con apenas el 25% de los votos.
La economía
Néstor Kirchner asumió en el 2003 con el mayor default de
deuda soberana de la historia del mundo sobre su espalda. La industria era sólo
un buen recuerdo del pasado. Desocupación y sub-ocupación superaban
holgadamente los dos dígitos, la mitad de los trabajadores y trabajadoras
argentinas no estaban registrados y millones que habían sido expulsados del
aparato productivo, por destrucción del empleo o por las privatizaciones, no
podían acceder a una jubilación. La miseria y la indigencia registraban los peores
índices históricos, y los salarios y las jubilaciones de los que aún estaban
dentro del sistema, habían sufrido un grave deterioro por la pérdida del poder
adquisitivo a causa de la crisis.
La lista de calamidades en la economía resultaba
interminable, pero tal vez el reflejo más brutal del grado de su deterioro era
que, junto al peso argentino devaluado, coexistían 16 cuasi monedas. Una cuasi
moneda nacional, el Lecop y 15 cuasi monedas provinciales: el Patacón (Buenos
Aires), la Lecor (Córdoba), el Federal (Entre Ríos), el Cecacor (Corrientes),
el Bocade (Tucumán), el Petrom (Mendoza), el Cemis (Misiones), el Huarpes (San
Juan), el Quebracho (Chaco), el Bocanfor (Formosa), Bono Ley 4748 (Catamarca),
las Letras (Tierra del Fuego), el Petrobono (Chubut), el Petrobono (Rio Negro)
y el Bocade (La Rioja).
La sociedad.
En ese 2003 la sociedad miraba con desprecio y escepticismo
a la política y a toda su clase dirigencial, cualquiera fuera su actividad.
Los argentinos y las argentinas que, finalizada la dictadura
más sangrienta de nuestra historia, habían creído que “con la democracia se
cura, se come y se educa”, se sumaron no sólo a los que creyeron en la
“revolución productiva” y el “salariazo”, sino también, a los que creyeron que
“con el dinero que se le saque a la corrupción política se solucionaban todos
los problemas del país”.
Finalmente, la persistencia y el agravamiento de los
problemas económicos, sumados a escándalos institucionales como los de “la
Banelco” -para aprobar la reforma laboral-, terminaron uniendo a todos y todas,
de izquierda a derecha, en la consigna “que se vayan todos”.
Más dramático aún. Las colas interminables de compatriotas
ante las embajadas extranjeras en Buenos Aires daban cuenta de algo peor: miles
de argentinos y argentinas habían decidido irse, ellos, del país.
En este marco de crisis institucional, política y económica,
asume como presidente de los argentinos Néstor Carlos Kirchner, con sólo el 22%
de los votos -menos votos que desocupados- y con la responsabilidad de gobernar
un país y representar a una sociedad que no creía en nada ni en nadie.
Sin embargo, a los dos años y medio de gestión, Néstor
Kirchner había reestructurado el 76% de la deuda externa defaulteada y pagado
íntegramente la deuda de la Argentina con el FMI, permitiendo así al gobierno,
comenzar a desarrollar una política económica con autonomía nacional en la toma
de decisiones.
Cabe aclarar que el presente documento no tiene por objeto
enumerar la gestión de gobierno que se inició en el 2003 y culminó en el 2015 y
que significara un crecimiento inédito del producto bruto nacional y una
movilidad social ascendente sólo comparable a la de los primeros dos gobiernos
del General Perón.
3. La asunción de
Mauricio Macri y la Alianza Cambiemos. Como estaban las instituciones, la
economía, la política y la sociedad.
La contracara de aquella asunción del 25 de mayo de 2003, la
constituye la asunción de Mauricio Macri y el gobierno de la Alianza Cambiemos
el 10 de diciembre de 2015.
Mauricio Macri es el primer presidente del período
democrático que va de 1983 a 2015, que asume sin crisis institucional,
política, social, ni económica. Si hacemos un ejercicio para comparar la
situación en relación a la asunción de Néstor Kirchner, tal vez lo más
demostrativo se da en los mismos cuatro planos analizados previamente: lo
institucional, lo político, lo económico y social.
Las instituciones.
A diferencia de aquel 2003, el gobierno que culmina en el
2015 lo hace después de completar 3 períodos presidenciales completos de
gobierno, rompiendo, de esta manera, el maleficio de los gobiernos
democráticos, nacionales y populares que hoy se identifican bajo el nombre de
populismo.
En efecto, el gobierno de Irigoyen, derrocado por el primer
golpe de Estado, no pudo siquiera completar su segundo mandato. Similar
situación atravesó el ciclo peronista iniciado en 1946, cuando, durante el
segundo gobierno del General Perón, se produce el golpe de Estado de 1955,
autodenominado Revolución Libertadora.
El presidente Alfonsín debió entregar el poder antes de
finalizar su único mandato. Su renuncia, que provoca el adelantamiento de la
entrega del gobierno, se produce en medio de la hiperinflación.
Esto coloca al gobierno iniciado en 2003, y cuya gestión
finalizara al cumplir completamente su tercer mandato, en un lugar único en la
historia nacional conectándolo, además, con un hecho más singular aún en la
política argentina: es el único gobierno argentino que al terminar su último
mandato es despedido por cientos de miles de argentinos y argentinas en una
Plaza de Mayo desbordada en sus calles laterales, avenidas y diagonales de
acceso.
. La política.
En este plano, también la diferencia con aquel 2003 es más
que notoria. A diferencia del débil 22% de los votos con los cuales Néstor
Kirchner accede a la presidencia en un marco de legalidad, pero totalmente
carente de legitimidad política, Mauricio Macri lo hace luego de un balotaje
obteniendo poco más del 51% de los votos. Se combinaban virtuosamente legalidad
y legitimidad, constituyendo sin dudas la mejor y más poderosa fórmula para
gobernar el país.
Además, nunca se había producido en nuestro país la
transferencia constitucional de un gobierno de orientación nacional, popular y
democrática a otro de orientación opuesta, sobre todo en lo que hace a la
concepción del rol del Estado y la economía.
En efecto, la trasferencia gubernamental democrática operada
en 1999, tuvo la particularidad de que la primera Alianza, que había ganado las
elecciones, confirmaba el programa económico del gobierno al que sucedía:
convertibilidad y modelo de privatizaciones.
La economía.
Sin embargo, es en la economía donde pueden distinguirse
tres hitos que son estructurales y que diferencian una asunción de la otra:
I. El FMI había monitoreado y auditado la economía argentina
desde la firma del primer préstamo Stand-By en el año 1958, durante la gestión
de Arturo Frondizi.
Aquellos monitoreos y auditorías se prolongaron durante los
sucesivos gobiernos argentinos, democráticos o de facto, y llegaron a su máxima
expresión con la convertibilidad y las privatizaciones de los ’90, exhibidas al
mundo por el FMI como modelo ejemplar, pero sufridas por nuestra Nación y
nuestro pueblo.
En el año 2005, Néstor Kirchner decide pagar totalmente la
deuda con el FMI para anunciar que las decisiones de política económica las
tomaban quienes habían sido electos por los argentinos y las argentinas.
De esta manera, hasta la actualidad, los únicos dos ciclos
de gobierno que nunca sometieron sus políticas al FMI fueron los gobiernos del
General Perón y y los de Néstor y Cristina Kirchner.
II. A diferencia del default de deuda soberana más grande
del mundo con que Néstor Kirchner asume como presidente de la Nación, la deuda
externa argentina, al momento que asume Mauricio Macri y la Alianza Cambiemos,
era la más baja de nuestra historia y una de las menores del mundo en su
relación con el producto bruto interno.
A los dos años y medio de su gestión, Néstor Kirchner había reestructurado
la deuda soberana en un 76% obteniendo, además, una quita de intereses inédita,
no sólo en nuestra historia, sino a nivel mundial.
En septiembre del año 2008 el mundo se desplomó. La caída de
Lehman Brothers y la crisis de las hipotecas sub-prime en Estados Unidos,
producen el mayor colapso económico-financiero del que se tenga memoria, sólo
comparable, en su magnitud y gravedad a escala global, con la gran depresión de
1930.
Pese a ello, el segundo gobierno iniciado en diciembre de
2007, continuó avanzando en el proceso de reestructuración de deuda soberana de
Argentina, y en el año 2010 llevó la reestructuración y normalización de la
deuda al 93%, incorporando a acreedores que no habían ingresado al primer
canje. En el año 2014, reestructura el 100% de la deuda con el Club de París,
cuyo origen se remontaba al año 1956 y comienza su pago.
III. Entre 2003 y 2015, también se había realizado una
fuerte recuperación de capital argentino, enajenado con la política de
privatizaciones de los ’90:
Se nacionalizó YPF con su valioso yacimiento de Vaca Muerta,
a los efectos de recuperar la soberanía energética perdida en los ’90 con la
comprensión de que la energía es un componente esencial en la ecuación del
desarrollo nacional. También se reincorporaron al patrimonio nacional
Aerolíneas Argentinas, AySA y el Correo Argentino.
Se recuperó la administración de los recursos de los
trabajadores que había sido privatizada a través de las AFJP en los ’90. Esto
significó, además, incorporar al patrimonio de la Nación la importante
participación accionaria en las principales empresas argentinas que habían
obtenido préstamos de aquellos recursos a través de las AFJP. Esta recuperación
implicó, además, un importante ahorro equivalente a un tercio de los recursos
de los trabajadores que las Administradoras privadas habían cobrado en concepto
de comisiones.
Más allá de que este documento no tiene por objeto describir
el desarrollo de la gestión y las obras realizadas entre 2003 y 2015, para
reflejar la magnitud de lo hecho, basta mencionar que, al finalizar los tres
períodos de gobierno, tres de las regiones más importantes del país, NEA, NOA y
Patagonia, habían sido conectadas al sistema eléctrico nacional y anilladas
para su seguridad. También se habían terminado obras estratégicas paralizadas
desde décadas, se había producido una verdadera apertura al mundo con la firma
de dos acuerdos estratégicos, en materia económica, con nuevas potencias
mundiales y se habían lanzado, al espacio, dos satélites íntegramente diseñados
y construidos en Argentina.
En el mismo sentido, y sobre las verdaderas condiciones de
la economía argentina a diciembre de 2015, dan cuenta no sólo los prospectos
que figuran en los títulos de deuda emitidos para el pago a los fondos buitre y
para el bono de deuda a 100 años, sino también el informe para inversores
extranjeros “Argentina: land of oportunities. Strong Country Fundamentals”
(adjunto a pie de párrafo), difundido con motivo del Foro de Inversiones y
Negocios conocido bajo el nombre de “Mini Davos”, que se celebrara en Buenos
Aires entre el 12 y el 15 de septiembre de 2016 y en el que participaran
alrededor 67 países y 970 empresas internacionales, entre otras: JP Morgan; Dow
Chemical Company; Coca-Cola; Siemens; British Petroleum; Cisco Systems; IBM;
Novartis; Lithium Americas Corp; Adecco LATAM; Goldman Sachs; Louis Dreyfus
Company.
Esto demuestra que el discurso de “la pesada herencia” fue
una verdadera mentira sostenida por el blindaje mediático y propalada por la
cadena nacional privada de la desinformación de los grupos hegemónicos de
comunicación. Raya en lo ridículo y viola el más elemental sentido común,
pretender que un país que estaba “fundido” logre obtener más de 100.000
millones de dólares de los mercados internacionales.
Los mercados internacionales, más allá de la información que
pueda dar cualquier país, cuentan, como no puede ser de otro modo, con
información propia acerca del estado de las finanzas de los países a los que
les prestan. El hecho de que Argentina fuera, durante los años 2016 y 2017, el
país que más deuda soberana emitiera en el mundo, dan cuenta de la solidez de
la herencia recibida.
Que los mercados internacionales no prestan atención a los
discursos, dan cuenta los hechos sucedidos en el último mes en la Argentina.
Tras dos años y medio de gobierno de la Alianza Cambiemos y pese a los
discursos “optimistas” de Mauricio Macri, sus funcionarios y los medios de
comunicación; los mercados financieros, advirtiendo la inconsistencia, en el
mediano plazo, del modelo económico de endeudamiento y especulación, decidieron
retirarse de la Argentina provocando la corrida cambiaria que desembocó en la
vuelta al FMI.
Resulta muy claro, ahora, que Mauricio Macri y la Alianza
Cambiemos, pudieron mentirles a los argentinos gracias a un inédito blindaje
mediático en la historia argentina. Sin embargo, no pudieron hacer lo mismo con
la SEC (Securities and Exchange Commission) de los Estados Unidos al emitir
títulos de deuda en ese país. Alguna dirigente de Cambiemos debería
reconsiderar recientes expresiones en ese sentido, porque estaría poniendo al
país en un lugar sin retorno y al presidente, y a los funcionarios
intervinientes en la emisión de deuda soberana, en una grave situación penal
ante la justicia norteamericana.
Patética y dramáticamente, la realidad siempre aflora.
Argentina, como en el juego de la OCA, y a 15 años del 25 de mayo de 2003,
retrocede y vuelve al FMI.
La sociedad.
A fines del 2015, la sociedad tampoco era la misma que había
recibido a Néstor Kirchner como presidente en 2003.
Lejos de irse, numerosos argentinos y argentinas cuya
profesión era la investigación científica, habían retornado al país.
Los jubilados ya no hacían marchas en el Parlamento
reclamando el aumento de sus jubilaciones, ni tampoco hacían llorar, frente a
las cámaras de TV, a un Ministro de Economía. Argentina no sólo había logrado
la mayor cobertura previsional (97%) del continente, lo que convertía a la
jubilación en un bien de acceso universal, sino que además tenían el mejor
haber previsional.
Los trabajadores y trabajadoras en relación de dependencia
tenían los mejores salarios en dólares de América Latina, y los niveles de
desocupación y trabajo no registrado alcanzaron su mínimo histórico. Existía,
además, una sólida red de contención social para los más necesitados.
IV
A sólo dos años y medio del gobierno de Mauricio Macri y la Alianza Cambiemos, la Argentina vuelve al FMI.
A sólo dos años y medio del gobierno de Mauricio Macri y la Alianza Cambiemos, la Argentina vuelve al FMI.
El 8 de mayo de 2018, Mauricio Macri, en cadena nacional
privada, luego de la primera corrida cambiaria que tuvo lugar durante su
gobierno y que comenzó el 25 de abril de 2018, anuncia que, en su carácter de
presidente de la Nación, ha “decidido iniciar conversaciones con el FMI para
que nos otorgue una línea de apoyo financiero”.
¿Qué pasó en apenas dos años y medio de gobierno de la
Alianza Cambiemos, para que a la Argentina la hagan volver al FMI?
La pregunta es inevitable, sobre todo cuando nuestro país
contaba, a diciembre de 2015, con la deuda soberana más baja de su historia, y
una de las menores del mundo en relación a su PBI. Por si esto no bastara, en
los dos años y medio del gobierno de Mauricio Macri, ingresaron más de 100.000
millones de dólares en concepto de nuevo endeudamiento, y se batieron récords
globales de toma de deuda. En efecto, en el año 2017, las principales agencias
económicas internacionales dieron cuenta de que el gobierno de Mauricio Macri y
la Alianza Cambiemos era el que más deuda externa había tomado en los últimos dos
años, superando a China, Rusia, Arabia Saudita y Qatar, entre otros.
Sin embargo, y pese a ello, no pudieron frenar una corrida
cambiaria y perdieron 10 mil millones de dólares en tan sólo 15 días. Un monto
similar había ingresado al país en enero de este año por una nueva toma de
deuda soberana. Y lo peor de todo: pese a esa inédita pérdida de reservas en
tan corto plazo, la corrida provocó, además, una devaluación del 25% del peso
argentino, que alcanzó, así, al 40% desde diciembre de 2017.
Para dimensionar la catástrofe, téngase en cuenta que, en
apenas 15 días, se perdió el equivalente a dos YPF (con dos 2 Vaca Muerta) o la
deuda completa que reestructuramos con el Club de Paris.
La catástrofe financiera y cambiaria adquiere, además,
ribetes de tragedia cuando, Mauricio Macri y la Alianza Cambiemos, le comunican
a los argentinos y argentinas que han decido volver al FMI a pedir préstamos.
A partir de allí, el gobierno ensaya otra vez el remanido y
ya insostenible argumento de la “pesada herencia”. Esta vez, sin resultado
social y sólo sostenido por el discurso encubridor de los “gurúes” y
“consultores” rentados de la City, devenidos en tragicómicos. A esta altura de
los hechos, ya resulta inocultable que fue, precisamente la “pesada herencia”
del desendeudamiento, la que le permitió a Mauricio Macri la toma de deuda
soberana que figura como récord a nivel global.
Por si todo ello fuera poco, es patético el desempeño y
ridículos los argumentos de los funcionarios que tuvieron que administrar la
primera corrida cambiaria del gobierno de Mauricio Macri y la Alianza
Cambiemos, cuando pretenden justificar lo que hicieron con el aumento de medio
punto de la tasa de interés de la FED.
El gobierno que concluyó en diciembre de 2015, que no tenía
acceso a los mercados de capitales por el default que provocó la primera
Alianza en 2001 y que además sufría el hostigamiento permanente de los fondos
buitre, soportó y superó cinco corridas cambiarias:
Número de
corrida.
|
Contexto de
cada corrida cambiaria.
|
Duración y
monto
|
1ra corrida
cambiaria.
|
. Comienzo
de la crisis financiera internacional.
.
Elecciones presidenciales de 2007.
|
De julio a
octubre de 2007.
USD 7.100
millones.
|
2da corrida
cambiaria.
|
. Lock-out
patronal rural.
. Mayor
crisis global desde 1930: quiebra de Lehman Brothers, rescate de AIG y crisis
de las hipotecas sub-prime.
.
Estatización de las AFJP.
|
De abril a
octubre de 2008.
USD 18.500
millones.
|
3ra corrida
cambiaria.
|
.
Agravamiento de la crisis financiera internacional que impactaba en la
región.
|
De febrero
a julio de 2009.
USD 11.500
millones.
|
4ta corrida
cambiaria.
|
. Decisión
de pago de deuda soberana con reservas de libre disponibilidad.
.
Atrincheramiento del presidente del BCRA.
|
De enero a
abril de 2010.
USD 5.530
millones.
|
5ta corrida
cambiaria.
|
.
Elecciones presidenciales de 2011 (hecho absolutamente dominante).
. Nuevas
facetas de la crisis financiera internacional que impactaba en las economías
de la periferia de Europa.
|
De abril a
octubre de 2011.
USD 17.500
millones.
|
Una rápida lectura de este cuadro, no sólo permite ver la
magnitud de los acontecimientos nacionales e internacionales que tuvo que
enfrentar el gobierno anterior sino, además, la extensa duración de cada uno de
estos episodios.
El gobierno que finalizó su mandato en 2015, a pesar de no
tener acceso al mercado de capitales por el hostigamiento de los fondos buitre,
de enfrentar una crisis internacional sin precedentes, de padecer un inédito
lock-out patronal y de lidiar con una brutal oposición política, mediática,
judicial y parlamentaria, que llegó inclusive a impedir la sanción de la ley de
presupuesto nacional en el año 2010, no sólo soportó 5 corridas cambiarias,
sino que, además, cumplió rigurosamente con los pagos en dólares de la deuda
soberana reestructurada, esta sí pesada herencia de los anteriores gobiernos
desde 1976.
A esta altura, es más que evidente que el gobierno de
Mauricio Macri y la Alianza Cambiemos, que pudo contar con acceso al mercado de
capitales por más de 100 mil millones de dólares y tuvo la colaboración de un
sector de la oposición para aprobar las principales leyes que envió al Congreso
de la Nación (pago a los fondos buitre, “reparación histórica”, blanqueo y
reforma previsional, entre otras), recurrió al Fondo Monetario Internacional
por el fracaso estrepitoso de un modelo de saqueo y destrucción de la Nación
gestionado por un grupo de empresarios devenidos en políticos.
Es que el gobierno de Mauricio Macri y la Alianza Cambiemos
llega a la conducción del Estado nacional sólo con un plan para sus propios
negocios y con un sinnúmero de prejuicios políticos y culturales que, sumados a
la ignorancia de la historia y el contexto global, los llevó a creer que su
sola llegada al gobierno y sus “buenos modales” provocarían, entre otras cosas,
una “lluvia de inversiones”.
“Lluvia de inversiones” que nunca especificaron cuales
serían, en qué sector de la economía se darían y que modelo de desarrollo
promoverían. Y “buenos modales” que no son más que la aceptación, lisa y llana,
de todas las demandas de los grupos de poder en Argentina.
V El
Verdadero Problema
Los negociados.
Del plan de negocios de los empresarios que hoy conforman el
gobierno, dan cuenta el escándalo de los Panamá Papers, el blanqueo de la
familia del presidente y de sus funcionarios, el escándalo del Correo
Argentino, el negociado de las aerolíneas con Avianca, Flybondi y las low cost
que perjudica a Aerolíneas Argentinas, Quintana y Farmacity, Aranguren y Shell,
Caputo, las offshore y los bancos y fondos de inversión comprometidos en la
emisión de deuda soberana de la Argentina, Dujovne, el ministro “coordinador”
evasor primero y blanqueador después, hasta llegar al negociado de las
energéticas de los parientes y amigos del presidente, que se garantizan
ganancias multimillonarias con un tarifazo insoportable para los argentinos y
argentinas y de marcado sesgo recesivo para PyMES, comercios y la actividad
económica en general.
Los prejuicios
El gobierno de Mauricio Macri y la Alianza Cambiemos parte
de antiguos prejuicios sobre los gobiernos nacionales, populares y democráticos,
a los que define como populistas. Como todo prejuicio, carece de racionalidad y
sólo obedece al campo de lo cultural-emocional.
Bajo este banal marco de análisis, caracteriza al gobierno
anterior como un gobierno “no amigable” con el mercado y de “malos modales”
para con los empresarios, considerando que, si se hace todo lo que solicitan
los distintos actores de la economía, se creará un clima virtuoso de negocios
que favorecerá el crecimiento de la actividad económica.
A continuación, pasamos a identificar los principales
reclamos que, durante 12 años y medio, los distintos sectores de la economía
realizaron al gobierno anterior.
Sector
agropecuario.
|
.
Eliminación de las retenciones.
. Mejora
del tipo de cambio. Léase: Devaluar.
. Libre
exportación de carne y eliminación del sistema ROE.
|
Sector
exportadoras.
|
.
Eliminación del plazo para liquidar exportaciones.
|
Sector
minero.
|
.
Eliminación de las retenciones y del plazo para liquidar exportaciones.
|
Sector
energético.
|
. Llevar el
precio del petróleo, la energía y los combustibles al precio internacional de
importación y dolarizado.
.
“Desestatizar” YPF.
.
Flexibilizar el empleo: bajar salarios y “simplificar” convenios laborales.
|
Servicios
públicos: generación, transporte y distribución.
|
. Llevar
las tarifas a precio internacional. Léase: dolarizarlas.
|
Sector
financiero y bursátil.
|
. Pagar a
los fondos buitre lo que pedían.
. Eliminar
las restricciones para la libre entrada y salida de capitales y sacar a la
Argentina de la condición de mercado de capitales fronterizo.
. Tasa de
interés positiva y eliminación de las restricciones cambiarias. Léase:
libertad para la compra ilimitada de dólares.
. Eliminar
la afectación de un porcentaje de los depósitos al financiamiento productivo.
. Eliminar
las regulaciones del mercado de capitales, en particular el poder de la
Comisión Nacional de Valores de intervenir las empresas.
. Unificar
todas las bolsas en una sola (ByMA), para facilitar más la operación desde el
exterior.
.
Reimplantar el sistema de ajuste por inflación en los balances.
.
Internacionalizar el sector financiero.
|
Unión
Industrial Argentina (UIA).
|
. Pagar a
los buitres todo lo que pedían.
. Eliminar
restricciones cambiarias, como así también los requisitos para la salida y
entrada de capitales.
. Eliminar
todas las medidas de administración del comercio exterior. Léase: eliminar
las restricciones a las importaciones.
. Tener un
tipo de cambio más competitivo. Léase: devaluar.
.
Reimplantar el sistema de ajuste por inflación en los balances.
.
“Flexibilización” laboral.
. Elevar el
tope del plan de facilidades de pago de la AFIP.
. Mejorar
el acceso al crédito (internacional).
|
Supermercados
|
. Poner fin
al programa de precios cuidados y de todo tipo de administración de precios,
en especial la llamada ley de abastecimiento que permitía controlar abusos.
|
Empresas
Transnacionales.
|
. Liberar
el ingreso y salida de capitales y posibilitar el giro de dividendos a sus
casas matrices en forma ilimitada.
. Acuerdos
de libre comercio con USA y EUROPA
|
Sector de
la construcción.
|
.
Participación público privada (privatización de la obra pública).
|
Sindicatos
y CGT.
|
. Eliminar
el impuesto a las ganancias sobre altos salarios.
|
De la simple lectura del listado anterior, surge claramente
que el gobierno de Mauricio Macri y la Alianza Cambiemos accedió,
prácticamente, a todos los reclamos de los distintos sectores de la economía.
El único pedido que no tuvo éxito, fue el reclamo de la CGT
que, además de haber sido un slogan de campaña –“en mi gobierno ningún
trabajador pagará impuesto a las ganancias”, Mauricio Macri dixit-, fue un
factor determinante para que miles de trabajadores en relación de dependencia
votaran a Cambiemos en las elecciones presidenciales de 2015.
En efecto, Mauricio Macri y la Alianza Cambiemos ganó esas
elecciones por una diferencia de, apenas, un poco más de 600.000 votos. En ese
momento el universo de trabajadores registrados que pagaban impuesto a las
ganancias era, al 2015, de 1.051.704.
Hoy, casi dos millones de trabajadores pagan impuesto a las
ganancias. Miles han perdido su trabajo y todos han visto precarizadas sus
condiciones laborales y perdido el poder adquisitivo de sus salarios. El último
informe en relación al ranking del salario mínimo vital y móvil en dólares de
la región latinoamericana, señala que, en Argentina, dicho salario ha dejado de
ser el más alto y ha descendido al cuarto lugar. Esto impacta en el nivel de
actividad económica al afectar el consumo, que representa el 70% de la demanda
agregada.
No fueron “malos modales”, ni actitudes “no amigables” con
el mercado las que llevaron al gobierno anterior a mantener las políticas
públicas que llevaba adelante.
Por el contrario, se debía garantizar que las lógicas pujas
sectoriales por la distribución del ingreso, que se producen en todos los
países del mundo, no arruinaran el mercado interno que funciona como motor de
crecimiento y desarrollo, junto a las exportaciones, que en el año 2011 alcanzaron
su récord histórico con 82.981 millones de dólares. Además, debía tenerse en
cuenta la necesidad de que el Estado argentino no perdiera ingresos genuinos en
moneda dura, en vistas a la siempre latente reaparición de la restricción
externa que, junto a una economía bi-monetaria, fueron históricamente las
responsables de los cuellos de botella a los que Argentina cíclicamente se ha
encontrado sometida, en los procesos de acumulación de capital por desarrollo
industrial y tecnológico.
Así las cosas, todas las medidas adoptadas por el gobierno
de Mauricio Macri y la Alianza Cambiemos, provocaron desfinanciamiento del
Estado al eliminar impuestos a la riqueza y retenciones que, además, éstas
últimas, tienen un efecto dolarizador de los precios de los comodities
necesarios para el mercado interno.
De esa manera, se dolarizaron los precios de los alimentos y
de los insumos de distintas actividades industriales, que sumados a la
desregulación del mercado de combustibles y al brutal aumento de las tarifas de
los servicios públicos, impactaron negativamente en la actividad económica y
agravaron exponencialmente la inflación.
En el mismo sentido, al prohibir la negociación libre de
paritarias, los salarios quedaron muy por debajo de la inflación, haciendo
retroceder a la Argentina al cuarto lugar en el ranking de salarios en dólares
de la región, luego de haber ocupado el primer puesto durante la gestión del
anterior gobierno.
Las altas tasas de interés y la eliminación de las
restricciones al ingreso de capitales golondrina, provocaron la entrada de
capitales especulativos en una fabulosa bicicleta financiera, ocarry trade, que
rememora los tiempos de la convertibilidad. En este contexto, se producen tres
fenómenos que se retroalimentan. Quienes necesitan capital para la inversión
productiva, no pueden acceder al crédito por la alta tasa de interés. Quienes
tienen capital para invertir, no lo hacen en el sistema productivo sino en la
timba financiera, porque les da mayor rentabilidad. Finalmente, el tercer
fenómeno lo presenciamos en cada vencimiento de las LEBACS convertidas en una
gigantesca bola de nieve que amenaza con sepultarnos.
Por si fuera poco, eliminan toda regulación cambiaria para
la compra de dólares, acentuándose, cada vez más, la característica de una economía
bi-monetaria, que se reconoce en la pulsión del ahorrista argentino para
atesorar dólares y en la brutal fuga de divisas de las elites argentinas, cuya
pasión por la formación de activos en el exterior, ya es legendaria. De esa
pasión pueden dar fé varios ministros del gobierno de la Alianza Cambiemos.
Todo ello no hace más que agravar la demanda de dólares, en una economía que
los necesita para pagar importaciones, turismo y servicios de deuda.
¿Alguien podía creer que todo esto junto podía funcionar?
En síntesis, la suma de las decisiones del gobierno de
Mauricio Macri y la Alianza Cambiemos y sus efectos devastadores para la
economía y la sociedad, no son, ni más ni menos que el resultado de haber hecho
lugar a todas y cada una de las demandas que constituyeron, durante los doce
años y medio del anterior gobierno, la agenda cotidiana de reclamos y los ejes
del más formidable ataque mediático del que se tenga memoria.
Una vez más, la elite dirigencial económica y empresarial de
la Argentina, como en la fábula de la gallina de los huevos de oro, creyeron
que despanzurrándola iban a encontrar mayor riqueza.
La ignorancia.
Los prejuicios son hijos dilectos y reconocidos de la
ignorancia. La elite que hoy nos gobierna a través de la Alianza Cambiemos,
tiene una profunda ignorancia de la historia argentina, de la geopolítica y del
actual contexto internacional.
De la historia argentina, porque ¿ignoran? que las etapas de
mayor crecimiento y acumulación de capital nacional se dieron en gobiernos que
tenían autonomía nacional en la toma de decisiones y que desarrollaron un
fuerte mercado interno como principal impulsor de la demanda agregada y como
una primera etapa para el posterior desarrollo de exportaciones con mayor valor
agregado.
¿Ignoran? también que la restricción externa, esto es la
falta de dólares, se agrava por la economía bi-monetaria que se reconoce en el
ahorro nacional en dólares y en la fuga para formar activos en el exterior.
De la geopolítica, ¿ignoran? la historia económica de
acumulación de capital de las grandes potencias, desarrollada en base a los
términos de intercambio comercial de valor agregado y desarrollo científico, en
una desigual relación de fuerzas, que se maquilla con la libertad de comercio
como retórica fronteras afuera y se divulga con la pátina de verdad absoluta a
través de sus centros de estudios y think-thank de pensamiento.
Del actual contexto internacional, ¿ignoran? que el
proteccionismo comercial de las grandes potencias ha recrudecido, con inusitada
fuerza, después de la crisis global del 2008 y ya ni siquiera se preocupan en
disimularlo.
Los signos de interrogación obedecen al beneficio de la
duda, ya que de lo contrario no serían ignorantes, sino cínicos o, lo que es
peor aún, traidores a la Patria.
VI. Final
abierto.
A dos años y medio de iniciado su gobierno, Mauricio Macri y
la Alianza Cambiemos deberían darse cuenta que el blindaje mediático y la
mentira permanente, junto a la persecución judicial como elemento para
disciplinar, neutralizar o eliminar a la oposición política, están agotados
como recursos para conducir el Estado. Deben entender que eso siempre ha
sucedido en la historia argentina, toda vez que el deterioro económico se
profundiza y comienza a alcanzar a amplios segmentos de la población.
La firma del trigésimo acuerdo stand by con el FMI, sólo
deparará mayores males a la Nación argentina y mayores dolores a su pueblo.
Sería aconsejable que el gobierno de Mauricio Macri y la Alianza Cambiemos
advierta la gravedad de la situación.
Su actitud de represión y violencia frente al reclamo de los
trabajadores por sus fuentes de trabajo o por paritarias libres, no parece
augurar nada bueno.
Su indiferencia frente a la desesperación de crecientes
franjas de la población que ya no pueden pagar las facturas de agua, luz y gas
o, lo que es peor aún, que ya no les alcanza para comer; habla de una peligrosa
insensibilidad frente a lo que le pasa a los demás.
A la irresponsabilidad de haber llevado a la Argentina a
este desastre económico, no se le puede sumar la tragedia de la violencia. Es
necesario recordar que nada bueno ocurrió, para nuestro país, cuando se quiso
reemplazar a la razón por los palos o se impuso el silencio frente a los
reclamos del pueblo.
Buenos Aires, 24 de mayo de 2018.
No hay comentarios:
Publicar un comentario