Una explicación
sencilla y popular fue la que escuche alguna vez sobre Peronismo, Kirchnerismo
la transcribo:
“Es como en la
religión, Perón al Justicialismo seria como Jesús al cristianismo, Kirchner
es su mejor discípulo, la doctrina es Justicialismo, como ser
católico.
Como en la
iglesia, algunas cosas han cambiado, por acomodarse a los tiempos modernos en
el justicialismo, peronismo también .El catolicismo, cristianismo tiene 10
mandamientos, el peronismo 20 verdades, hay curas buenos y malos, hay dirigentes
buenos y malos, hay quienes renuncian a la iglesia, pero siguen en otra
religión predicando lo que aprendieron pero no practicándolo en muchos casos,
como los mal llamados peronismo disidente. Hijo, le decía, es como si un cura
deja de serlo para convertirse en pastor de otra iglesia establecida o crear
una nueva, como sucede con la cantidad que las hay ahora. Y ahí es complejo
saber quién es quién, son muchos los pastores que usan la biblia como manual de
convencimiento. Pero sin practicar sus enseñanzas. Es decir, usan a
dios para su propio beneficio, son padres Gatica, predican pero no practican.
En la política es igual, algunos usan a Perón, para el convencimiento popular,
pero no cumplen una sola verdad, y , esos son peores que los otros que tienen
otra sagrada escritura o religión minoritaria .Entonces al ser un pueblo
mayoritariamente católico abrazan la biblia para mentir verdades con su
hermenéutica tergiversada. Pero papa, le decía el niño, cual es el cambio de la
iglesia? Y cual el del peronismo? Son muchos , se han ido acomodando a los
tiempos ,por ejemplo; cuando estudiaba yo se ofrecían la misas en latín, ahora
no. En los peronismos ofrecían discursos con términos y palabras que el pueblo
solo entendía los títulos, ahora nuestros representantes son más parecidos a
sus pueblos, nos entendemos mejor. Decía el papa; es como escuchar la música en
una época con los discos de vinilo, cassette, ahora cd. Es más nítido, más
agradable, más claro ahora .Lo más importante, en la religión, no es saberse de
memoria los versículos, sino entender la idea y practicarlas. En política, lo
mismo, la discusión filosófica que hacen algunos compañeros sobre
que es Perón, Kischner y el Justicialismo es estéril, sino practican sus
enseñanzas. Solo les sirven a su ego, su autoestima. Es buena la discusión para
mejorar, pero como dice la biblia, por sus obras lo conoceréis. Muchos de esos
teóricos que leo, no los e visto jamás hacer algo realmente importante por el
pueblo o en unidades básicas, a no ser que sean candidatos a algo
.Para hablar de caballos, vacas, hay que ser de campo no solo tenerlo.
Entonces; yo no soy un buen cristiano por que no voy a misa? , el habito no
hace al monje, respeta los mandamientos es lo mas importante. –fue la
contestación –“
Otra versión del Kirchnerismo,
contradicción principal y contradicciones secundarias es esta del
compañero Gabriel Merino:
1.
Kirchnerismo y antikirchnerismo
Partimos de la premisa que la contradicción principal hoy en Argentina es entre el proyecto financiero neoliberal primario exportador (con centro conductor en el bloque imperial americano, junto con los bloques de poder retrasados y fracciones oligárquicas locales) y, por otro lado, el proyecto nacional popular latinoamericano (sostenido desde las clases, fracciones y grupos que conforman lo que denominamos Producción y Trabajo). Dicha contradicción principal se expresa en la antinomia política kirchnerismo-antikirchnerismo. En este sentido, el kirchnerismo implica una nueva identidad del movimiento nacional (vertebrada desde el peronismo como su principal identidad histórica, que convoca a otro conjunto de identidades) en tanto abraza sus banderas, su historia, las reivindicaciones y las demandas de los sectores populares, organizándolos en una nueva identidad política. El kirchnerismo se constituye en una nueva identidad del movimiento nacional como resultado de un proceso político por el cual el conjunto de grupos, fracciones y clases excluidas y subordinadas bajo el proyecto financiero neoliberal, con el conjunto de organizaciones políticas en que se expresan, van dando forma al movimiento nacional y popular referenciándose en un liderazgo, en el cual se sienten representados-expresados-incluidos (aunque sea parcialmente).
Como toda antinomia política, así tratada, kirchnerismo-antikirchnerismo invisibiliza la contradicción principal por la cual emerge, es decir, qué proyecto estratégico expresa, contra cual se enfrenta, cómo surge, qué intereses contiene y articula, cómo es su dinámica, cómo van cambiando las fracciones de poder que conducen la alianza social en función de gobierno, así como las contradicciones en su interior. La antinomia implica una visión binaria y estática que invisibiliza el proceso, el conjunto de contradicciones, aunque a su vez da cuenta de que en el seno del estado se enfrentan dos proyectos de sociedad antagónicos que luchan por la hegemonía (pretenden ser consensuados por la mayor parte de la sociedad). Es decir, que no es todo lo mismo, sino que en un término de la antinomia (el kirchnerismo) se encuentra el camino y la fuerza de la transformación popular, el sujeto histórico para la transformación, mientras que en el otro término se hallan las fuerzas de la restauración, conducidas por el capital financiero.
No debe confundirse que la antinomia kirchnerismo-antikirchnerismo y la contradicción principal que la misma encierra, se traduzca linealmente como “oficialismo” y “oposición”, ya que encontramos cuadros del proyecto financiero global y de otros bloques de poder financieros dentro del “oficialismo” (auque, obviamente, en forma minoritaria y subordinada-disciplinada momentáneamente, tácticamente, a la situación general de relación de fuerzas), así como existen algunas expresiones del proyecto nacional popular y latinoamericano en ciertos sectores denominados “opositores”. Especialmente, luego del rotundo triunfo de octubre por el 54%, “todos” son kirchneristas.
Dentro del kirchnerismo, en tanto expresión de la heterogénea conformación del campo del pueblo, existen múltiples contradicciones producto de la convergencia de distintas fracciones sociales con distintos intereses, distintas identidades políticas y matrices ideológicas. La alianza social central que da cuerpo y sentido al kirchnerismo –ya que es inseparable en la constitución de una identidad política y su contenido, los intereses que articula y expresa— es entre la Producción (pequeña y mediana empresa nacional, pequeños cooperativistas, etc.) y el Trabajo (trabajadores operarios, técnicos, profesionales, científicos; ocupados y desocupados; formales o informales). A partir del desarrollo de dicha alianza social en términos políticos-culturales, como fuerza político-social, como bloque de poder, es posible recuperar lo público-estatal como actor central, como herramienta estratégica para el desarrollo económico, social y cultural autónomo. Es decir, no sólo como Estado-interventor, sino como mediación pública de las relaciones sociales que deviene en actor central en el desarrollo de las fuerzas productivas, de las industrias estratégicas de estado y de las ideas-fuerza que vertebran al proyecto nacional, popular y latinoamericano del Trabajo y la Producción.
El Estado, como relación de fuerzas entre proyectos estratégicos en un territorio, a medida que avanza y se fortalece la fuerza de la producción y el trabajo, y se debilita el proyecto financiero primario-exportador, avanza en su forma pública. Y desde la administración pública, el complejo científico-tecnológico público y las empresas estratégicas de estado potencia a la Producción y al Trabajo.
Producción y Trabajo convergen en la necesidad del desarrollo del mercado interno nacional-regional, la necesidad de “cierto” nivel de distribución de la riqueza, la necesidad de recuperar en “cierta” medida el Estado, la necesidad de recuperar el complejo científico tecnológico nacional, construir grados crecientes de autonomía nacional-latinoamericana, etc. Es decir, en el momento histórico actual, Producción y Trabajo convergen en un programa común y tienen ambos como enemigo principal el proyecto financiero primario-exportador dependiente y neoliberal, asentado en el Mercado, los Servicios y las Finanzas.
Partimos de la premisa que la contradicción principal hoy en Argentina es entre el proyecto financiero neoliberal primario exportador (con centro conductor en el bloque imperial americano, junto con los bloques de poder retrasados y fracciones oligárquicas locales) y, por otro lado, el proyecto nacional popular latinoamericano (sostenido desde las clases, fracciones y grupos que conforman lo que denominamos Producción y Trabajo). Dicha contradicción principal se expresa en la antinomia política kirchnerismo-antikirchnerismo. En este sentido, el kirchnerismo implica una nueva identidad del movimiento nacional (vertebrada desde el peronismo como su principal identidad histórica, que convoca a otro conjunto de identidades) en tanto abraza sus banderas, su historia, las reivindicaciones y las demandas de los sectores populares, organizándolos en una nueva identidad política. El kirchnerismo se constituye en una nueva identidad del movimiento nacional como resultado de un proceso político por el cual el conjunto de grupos, fracciones y clases excluidas y subordinadas bajo el proyecto financiero neoliberal, con el conjunto de organizaciones políticas en que se expresan, van dando forma al movimiento nacional y popular referenciándose en un liderazgo, en el cual se sienten representados-expresados-incluidos (aunque sea parcialmente).
Como toda antinomia política, así tratada, kirchnerismo-antikirchnerismo invisibiliza la contradicción principal por la cual emerge, es decir, qué proyecto estratégico expresa, contra cual se enfrenta, cómo surge, qué intereses contiene y articula, cómo es su dinámica, cómo van cambiando las fracciones de poder que conducen la alianza social en función de gobierno, así como las contradicciones en su interior. La antinomia implica una visión binaria y estática que invisibiliza el proceso, el conjunto de contradicciones, aunque a su vez da cuenta de que en el seno del estado se enfrentan dos proyectos de sociedad antagónicos que luchan por la hegemonía (pretenden ser consensuados por la mayor parte de la sociedad). Es decir, que no es todo lo mismo, sino que en un término de la antinomia (el kirchnerismo) se encuentra el camino y la fuerza de la transformación popular, el sujeto histórico para la transformación, mientras que en el otro término se hallan las fuerzas de la restauración, conducidas por el capital financiero.
No debe confundirse que la antinomia kirchnerismo-antikirchnerismo y la contradicción principal que la misma encierra, se traduzca linealmente como “oficialismo” y “oposición”, ya que encontramos cuadros del proyecto financiero global y de otros bloques de poder financieros dentro del “oficialismo” (auque, obviamente, en forma minoritaria y subordinada-disciplinada momentáneamente, tácticamente, a la situación general de relación de fuerzas), así como existen algunas expresiones del proyecto nacional popular y latinoamericano en ciertos sectores denominados “opositores”. Especialmente, luego del rotundo triunfo de octubre por el 54%, “todos” son kirchneristas.
Dentro del kirchnerismo, en tanto expresión de la heterogénea conformación del campo del pueblo, existen múltiples contradicciones producto de la convergencia de distintas fracciones sociales con distintos intereses, distintas identidades políticas y matrices ideológicas. La alianza social central que da cuerpo y sentido al kirchnerismo –ya que es inseparable en la constitución de una identidad política y su contenido, los intereses que articula y expresa— es entre la Producción (pequeña y mediana empresa nacional, pequeños cooperativistas, etc.) y el Trabajo (trabajadores operarios, técnicos, profesionales, científicos; ocupados y desocupados; formales o informales). A partir del desarrollo de dicha alianza social en términos políticos-culturales, como fuerza político-social, como bloque de poder, es posible recuperar lo público-estatal como actor central, como herramienta estratégica para el desarrollo económico, social y cultural autónomo. Es decir, no sólo como Estado-interventor, sino como mediación pública de las relaciones sociales que deviene en actor central en el desarrollo de las fuerzas productivas, de las industrias estratégicas de estado y de las ideas-fuerza que vertebran al proyecto nacional, popular y latinoamericano del Trabajo y la Producción.
El Estado, como relación de fuerzas entre proyectos estratégicos en un territorio, a medida que avanza y se fortalece la fuerza de la producción y el trabajo, y se debilita el proyecto financiero primario-exportador, avanza en su forma pública. Y desde la administración pública, el complejo científico-tecnológico público y las empresas estratégicas de estado potencia a la Producción y al Trabajo.
Producción y Trabajo convergen en la necesidad del desarrollo del mercado interno nacional-regional, la necesidad de “cierto” nivel de distribución de la riqueza, la necesidad de recuperar en “cierta” medida el Estado, la necesidad de recuperar el complejo científico tecnológico nacional, construir grados crecientes de autonomía nacional-latinoamericana, etc. Es decir, en el momento histórico actual, Producción y Trabajo convergen en un programa común y tienen ambos como enemigo principal el proyecto financiero primario-exportador dependiente y neoliberal, asentado en el Mercado, los Servicios y las Finanzas.
2. Las contradicciones secundarias entre Producción y Trabajo
3. La contradicción principal y la antinomia
4. Contradicción secundaria, antinomia y gobierno
5. Crisis global e industrialismo desarrollista nacional
6. Contradicciones y batalla cultural
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