“El Keynesianismo es una de las teorías económicas más
conocidas, su principal característica es que apoya el intervencionismo como
mejor manera para salir de una crisis.” Andrés Sevilla
El keynesianismo se basa en el intervencionismo del Estado,
defendiendo la política económica como la mejor herramienta para salir de una
crisis económica.
He visto como algunos sectores (sabemos quiénes son) abogan
por las medidas de Lacalle en Uruguay, no estarían mal si la hacemos entre
todos (nadie se salva solo).Las categorías y el sistema de algún tipo de
retención se deberían tratar en las cámaras, para no tener que “legitimar” un
DNU que tendría resistencia legal .
Es un caso excepcional , es una guerra y
como tal tiene consecuencias graves y una situación de penuria, de crisis
económica y social, que no finaliza hasta que se alcance una recuperación
económica y una superación de un conjunto de problemas sociales, especialmente
de salud y como puede ser el reabastecimiento normal similar al periodo de
preguerra y a otros muchos factores relacionados indirectamente que afectan a
la superación de la crisis social después, postguerra .Parafraseando al
“mamerto” diría un conocido cro. Diríamos; “estamos con el barco lleno de
hoyos, medio de agua y nos falta aserrín para taparlos. Falta aserrín, rayemos
madera (aunque sea costosa), hay pan rallado acumulado, usémoslo ahora, de nada
sirve la milanesa si los comensales están muertos….” Y otra de un grande: “los
muertos no pagan”.
Más allá de las metáforas, dichos etc. Que pueden ser
afortunadas o no, lo que es una realidad es que de esta crisis (sanitaria y
económica) salimos entre todos o no salimos. Pensar en una quita compulsiva
aludiendo la real crisis pandémica de guerra, se diría que es antidemocrática
discriminatoria, anticonstitucional etc. Eso no sucedería si se logra consenso
y además es pareja en todas sus categorías (sectores sociales, instituciones
empresariado) Para eso comencemos a trabajar en un proyecto para crear un fondo
nacional que participemos los 45 millones de argentinos. La primer categoría,
obviamente serían los 50 argentinos mas ricos que a groso modo, con un aporte
del 10% de sus fortunas, las cuales superan en la sumatoria 63.000 M. de
dólares de Rocca 9000M (1°) a Garbarino 500M.(50°) seguidamente otra
categoría los que tienen más de100M de dólares y menos de 500M el 5%, eso nos
da aprox. 50 000M .Esto se trabajaría de forma como un Bono Patriótico
Argentino (Bon.P.Ar.) Algo así como una estatización temporal de ganancias por
50 meses. El bono puede ser indexado con un interés basado en el crecimiento
del país promediado con la inflación.
Otras categorías serían las instituciones de los 3 poderes
.Ejecutivo y sus Ministerios, Cancillería y embajadores Sec etc. Legislativo
con 257 Diputados y 72 Senadores.
Judicial con los 5 de la corte y aprox. 100 jueces Federales Todos estos con
sueldos superiores a u$s 5.000.Estos serían como donaciones voluntarias de entre
el 5% y 20% de los mismos .La categoría más baja en tos ejemplos generales
serian la mása trabajadora que a través de sus sindicatos dediquen un 0,5 a 1%
del aporte de sus afiliados a este fin. Es decir al aporte solidario o Bono
Patriótico Argentino.
Rene
Gado
* (…)
“Política fiscal
Volvamos a Keynes, pero al que le explicaba al Reino Unido
cómo pagar la guerra. Keynes comenzaba su texto explicando cómo reconciliar las
demandas de la guerra con las demandas del consumo privado. El esquema
propuesto por Keynes era relativamente simple y consistía en:
1. Subsidios universales para las familias en efectivo.
2. La generación de un ahorro forzoso en línea con las
posibilidades de producción de la economía.
3. Una ración de artículos de primera necesidad.
4. Un impuesto al capital a aplicarse a posteriori de la
guerra
Este combo de medidas implicaba, en palabras de Keynes,
"un avance hacia la igualdad económica mayor a cualquiera que hayamos
hecho en los últimos tiempos". Tal y como ocurre en la actualidad, Keynes
se defendió de antemano de aquellos que argumentarían que un plan como ese
llevaría a la inflación. A aquellos que siempre creen que a cualquier
incremento de la demanda agregada le sigue un incremento en el nivel general de
precios, Keynes los comparó con los perros, que creen que luego del silbato
siempre van a tener la misma experiencia. Pero, además, el plan de Keynes no
tenía que ver con una expansión descontrolada del consumo sino todo lo
contrario. Hay que recordar que Inglaterra debía destinar una cantidad enorme
de recursos a la guerra. Por lo tanto, el objetivo de Keynes fue el de
planificar los niveles de consumo para hacerlos compatibles con las necesidades
de la guerra.
Pues bien, en Argentina el aislamiento social ya nos
produjo el ahorro forzoso del punto 2. El punto 4 podría ponerse en duda, dado
que las condiciones de la economía argentina al comienzo del COVID-19 eran bien
diferentes a la del Reino Unido en 1937 ¿Qué queda entonces respecto a 1 y 3? 3
parece estar contemplado por la Tarjeta Alimentar y por la repartija de comida
que el ejército argentino comenzó a hacer en estos días.
Respecto a 1, el Gobierno ya avanzó en la dirección
correcta con los bonos a jubilados, asignación por hijo e Ingreso Familiar
Extraordinario. Sin embargo, en este punto el riesgo es quedarse corto.
Actualmente el estímulo económico del gobierno está desbalanceado: mucha
política monetaria de baja efectiva y poca política fiscal de alta efectividad.
Nuevamente, el canal del crédito se encuentra poco desarrollado en Argentina y
no va a ser éste el momento en el que eso va a cambiar. Calibrar el estímulo
fiscal, en cuantía composición y forma de aplicación será la única forma de
minimizar los impactos negativos del COVID-19. Y este estímulo tiene mucho más
espacio que en el pasado puesto que la crisis nos producirá un sobrante de
dólares. En este contexto es preferible pasarse de largo que quedarse corto.
Economía de guerra
Por último, esta guerra implica que el gobierno deberá
extremar los controles directos sobre la economía. La planificación conjunta
del sistema público y privado de salud es una tarea regular del ministerio de
Salud, que en un momento como el actual será puesta a prueba. Los controles de
precios sobre los alimentos serán una necesidad de primer orden. Y todas las
críticas provenientes de los obstáculos que esto representa para el libre
mercado carecen sentido, puesto que no existe tal cosa como un mercado en una
economía en cuarentena. Y lo mismo vale para la planificación directa por parte
del Estado Nacional de la producción doméstica. Algo de esto se comenzó a
observar con el tema respiradores. Lejos de verlo como una amenaza, el sector
privado debe ver esto como una oportunidad: la única oportunidad. Porque
mientras dure el aislamiento social, la única demanda que estará garantizada,
siempre que el estímulo fiscal sea el suficiente, será la de alimentos y
medicamentos. Para todo el resto de la economía, el único actor económico que
podrá demandar algo será el Estado. Por esa razón, poner las fuerzas
productivas privadas a disposición del Estado nacional no es solo una
obligación moral en este contexto sino probablemente la única posibilidad de
miles de empresas de seguir produciendo.”
* Emmanuel Álvarez Agis
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