domingo, 29 de enero de 2017

La vieja obsesión de la derecha por bajar salarios: encima triaca dice contar con la comprensión de los sindicatos



Reportaje a Roberto Frenkel: "estamos en una situación endemoniada..."
Yo no dejo un país cómodo para los dirigentes, 
yo dejo un país cómodo para la gente
Claro que va a ser incómodo. 
Sobre todo si le piensan sacar derechos que ha ganado la gente..
Cristina



—Cambiemos cumple un año. La economía no rebota. ¿Por qué?

—El diagnóstico estaba mal de entrada. Que los precios ya estaban con el dólar paralelo y por ende no iba a haber efecto inflacionario, ¿de dónde lo sacaron? Después, esta idea de que, si vos controlás la base monetaria, a los seis meses tenés la inflación convergiendo a la tasa de crecimiento de la base monetaria: ¿de dónde la sacaron? Tenés que tener mucho cuidado con lo que decís, porque toda esa política está basada en la credibilidad del Banco Central. Como ibas a tener una drástica baja de la inflación, y habías devaluado y arreglado con los holdouts, ibas a tener un boom de inversiones. Nada de eso ocurrió porque no podía ocurrir.

—Ahora parece haber un mayor impulso al consumo.

—El Gobierno cambió el diagnóstico. No pasó lo que creían que iba a pasar y se dan cuenta de que están cada vez peor en materia de perspectivas políticas. Hay elecciones el año que viene, y hay un razonamiento transparente para todo el mundo, que es que si pierden el año que viene están muertos. Hay que ganar las elecciones del año que viene, después veremos. Mientras tanto, empujemos. Y se apela a una situación de “no intervengo” en el mercado cambiario que tiende a apreciar el tipo de cambio real.

—¿Por qué?

—Vos tenés un gobierno con un déficit incluso mayor que el último del kirchnerismo, con una composición distinta: el punto que les sacamos a tarifas lo pusimos en jubilaciones y gasto social, y lo financiamos con deuda externa. Obviamente, hay una oferta de dólares excedentaria a la demanda. Alto déficit con financiamiento externo te aprecia el tipo de cambio. El atraso cambiario no es sostenible los cuatro años. Y no es sostenible porque no te permite eliminar el cepo a las importaciones. Si vos no eliminás el cepo a las importaciones y hacés una economía un poco más abierta, seguimos con precios más altos porque no somos nada competitivos. Hay un sector de la industria, entonces, que si no le regulás las importaciones cierra. ¿Quién va a invertir? No zafamos todavía de la situación semivenezolana en la que estábamos.

—¿Por qué lo dice?

—Tenemos control de importaciones. No zafamos. Mirá los precios de las cosas que se venden. Mirá las colas para ir a Chile. No zafamos porque se volvió a reeditar el atraso cambiario. Tenemos atraso cambiario desde 2010.

—¿No ve más inversión?

—Tenés la inversión del campo, que ya está, toman decisiones, compran vehículos. Tenemos obra pública que se están matando para ponerla en marcha, y seguramente habrá alguna inversión en servicios con mercado cautivo, pero todo eso da poco empleo, salvo la obra pública. Pero no da para crecer mucho. No mueve el amperímetro. Está todo el mundo esperando y la economía está planchada.

—El Gobierno tiene como meta reactivar antes de las elecciones.

—¿Cuál es la idea que tienen muchos después? Ganamos o zafamos de la elección de 2017 y después empezamos de nuevo. No, no empezás de nuevo. No te despertás en el mismo lugar. Tenés más deuda en dólares y cuando devaluás, el ratio deuda/PBI te pega un salto bárbaro. Le meten bomba al consumo anclando la inflación con un tipo de cambio apreciado. ¿Qué es lo que baja la inflación? La política del BCRA pero vía el tipo de cambio.

—¿Se sentirá en la calle la reactivación?

—No sé cuánta reactivación habrá. Vamos a terminar el año en recesión. Para recuperar 2% en promedio, tenés que crecer al 4%. Una tasa del 2% promedio se siente poco. Vamos a recuperar el nivel de actividad de 2015, y no era una fiesta. Pensá que así perdió las elecciones el anterior gobierno. Pero además es insostenible. En algún momento algún ajuste tenés que hacer porque, además, en algún momento te dejan de prestar. Vale la pena leer el último informe del Fondo Monetario Internacional, el de la revisión del artículo IV.

—¿Ir al Fondo es una opción?

—Después de leer el informe del FMI, ¡firmá con el Fondo! No son de mi gusto, no son de mi palo. Pero si el tipo de cambio se atrasa, tenés flotación, reservas que no son del otro mundo, con déficit fiscal más el cuasifiscal, el mercado te mira, te presta a tasa alta y en esas condiciones podés tener, como dicen los del Fondo, una crisis cambiaria, una disparada del dólar que provocaría una gran devaluación, que te tira abajo las expectativas inflacionarias y la credibilidad del Banco Central.

—¿Cuál es el mayor desafío?

—Más allá de todas las macanas que se mandó este gobierno, el kirchnerismo dejó una situación de por sí insostenible. La sociedad no deja hacer el ajuste. Estamos en una situación endemoniada, donde vas a tomar deuda externa para subsidiar colectivos.


—¿En 2018 sigue el crecimiento o la economía caerá?

—Estamos en el serrucho que empezó Kicillof. Si no construís un gobierno con más poder, no podés arreglar esto. La sociedad no te deja, no hay afecto societatis. Tenés que bajar el salario en dólares. Es imprescindible. No puede crecer la economía así.

—O sea que pasadas las elecciones, en su visión, o se devalúa y se vuelve al traspaso a precios, o se mantiene la situación actual de atraso cambiario…

—Y como diría Lavagna, corrés el riesgo de colapso, que es una palabra fuerte. Pero es una estrategia altamente riesgosa. Seguís en tránsito.

—¿El Gobierno es derecha ajustadora o kirchnerismo de buenos modales?

—Los dos tienen algo de razón. Son gente pragmática, equivocada desde el punto de vista económico, aunque ahora entienden un poco más… Y además, no los dejan hacer el ajuste.

—¿Faltó un ministro fuerte?

—No podés tener 25 tipos a cargo de la economía. Los errores son producto de que uno piensa una cosa y otro, otra.

Apoyo a Néstor y tipo de cambio alto

“El modelo de Lavagna, que Néstor heredó hasta que ganó las elecciones y lo echó, funcionaba bien porque hubo un ajuste brutal del tipo de cambio, con un 25% de desempleo que ya tenías, un pass through pequeño. Hubo cero de inflación en 2003. Ahí empezó otro bicho, que es este que tenemos”. Así describe Roberto Frenkel, economista de 73 años y uno de los referentes de la heterodoxia en la Argentina lo que fue el primer gobierno del kirchnerismo. Partidario de un “dólar recontraalto” que proteja el valor agregado de la economía, asegura que ahí está hoy el mayor talón de Aquiles de la gestión de Mauricio Macri: que se mantiene el mismo atraso cambiario (el dólar sube menos que la inflación) que hubo en los últimos cinco años de Cristina Kirchner. Junto a referentes como Eduardo Curia, expresaron la teorización del primer tramo del kirchnerismo, hasta la intervención al Indec, cuando dijeron basta, “y pasamos a estar enfrente”.

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