martes, 31 de enero de 2017

La desvitalización de Mauricio (Macri)







 (Imagen: Joaquín Salguero)
Macri parece carecer de un nivel acorde de energía, por lo cual debe recurrir a otros deseos para auto inyectarse una tensión que solo es transitoria, plantea el autor. Y conjetura que el jefe de Estado libra día a día una pugna entre recurrir a estímulos que lo vitalicen y caer en un estado de desfallecimiento.
 Por Sebastián Plut *
Introducción
¿Es posible estudiar la subjetividad de un político a partir de su discurso público? ¿Podemos analizar tales rasgos subjetivos con independencia de sus posturas ideológicas? Y luego, ¿las conclusiones tendrán alguna utilidad –teórica y/o práctica– para el debate político?
Señalemos ya que nuestra respuesta es afirmativa para los tres interrogantes, cuyo fundamento podrá encontrarse no solo en textos de Freud (Nuevas conferencias de introducción al psicoanálisis, El presidente Thomas Woodrow Wilson, Psicología de las masas y análisis del yo, Moisés y el monoteísmo, entre otros) sino también en nuestras propias investigaciones (Plut; Psicoanálisis del discurso político, Ed. Lugar). 
Nuestra orientación es diferente de la escogida por Fromm cuando hace unos 80 años intentó correlacionar rasgos de personalidad con posturas ideológicas. Más bien nuestro interés es poner de manifiesto la eficacia de la subjetividad para promover acuerdos o disensos más allá de la orientación política del sujeto estudiado.
Asimismo, sostenemos ciertas premisas de trabajo: no dejarnos llevar por la fascinación o la antipatía que sentimos respecto del personaje en cuestión; evitar en lo posible las consideraciones psicopatológicas y, en caso de recurrir a ellas, nunca deben ser empleadas como agravios o descalificaciones morales. 
Hechas estas aclaraciones, diré que el origen de este estudio fue una impresión personal y, por lo tanto, sujeta a los sesgos de mi propia percepción: desde mucho antes de que Mauricio Macri fuera elegido Presidente de la Nación, cada vez que lo observé en una entrevista periodística o hablando en algún acto, mi sensación era que él no tenía ganas de estar allí, que no disfrutaba de la situación; notaba un monto de desgano en su postura corporal, su tono verbal y en la construcción de sus frases. 
Me propuse, entonces, la tarea de seguir este rasgo a través de algunas crónicas de periodistas y analistas políticos y, también, del análisis de fragmentos de su discurso verbal. Es por ello que la selección de escenas y frases se limita a las que expresen el estado que deseo estudiar. Así, preferí utilizar en el título su nombre de pila y no su apellido, para connotar que mi interés aquí no es su ideología ni las decisiones que ha tomado desde que fue electo, sino, reitero, su subjetividad o, mejor, un sector de ella. 
Anécdotas recientes
Muchos recordarán el tuit que escribió Mauricio cuando estuvo a punto de faltar a los desfiles por la Independencia: “Cansado por la extenuante gira y actos, lamento no poder asistir a los desfiles de hoy”. Agreguemos las difundidas noticias sobre lesiones que padeció (por los deportes o jugar con su hija) y sobre diversos momentos en que necesitó tomarse vacaciones. También se hizo pública la información sobre una arritmia y las preocupaciones por su estado cardíaco. Asimismo, la televisión mostró imágenes de numerosos momentos en que se lo vio con notoria incomodidad corporal, como quien se siente agobiado, e incluso bostezando. 
En esta misma línea podemos incluir su sugerencia para el ahorro doméstico de energía: “Cuando de golpe ustedes se encuentran en su casa, en invierno, y se vean que están en remera o están en patas es que están consumiendo energía de más”.
Es posible, a su vez, que sus referencias a la “pesada herencia” o a la angustia por separarse de la madre patria sean comprendidas, entre otras alternativas, también desde esta perspectiva. Del mismo modo, la reciente noticia sobre su operación de un pólipo parece deberse al desgaste producido por la exigencia presidencial del uso de la voz. 
Este conjunto muestra una serie de escenas en las que el común denominador es el efecto de una carga extenuante. Ya sea que describa su propio estado orgánico, formule una sugerencia o explique la situación nacional, sus expresiones se hilvanan en la línea del agotamiento de recursos. 
Unos pocos hechos de su biografía
Algunos autores escribieron sobre la “asfixiante presión” que ejerció su padre para que, en su juventud, Mauricio abandone el ocio y la frivolidad. También destacaron el desinterés generalizado que mostró desde pequeño, con excepción del fútbol.
El propio Mauricio recuerda, cuando joven, sus llegadas tarde a reuniones con Donald Trump: “…anoche salimos con unas minas espectaculares y estoy muerto”. En ese momento, su padre habría terminado con un infarto, lo que obligó a Mauricio a ocuparse del negocio. 
En la época en que Mauricio elogiaba al ex presidente Menem, afirmó: “Soy menemista a muerte”.  Una vez más, no es nuestro tema aquí evaluar la adhesión a un político o a una ideología sino que nos ocupa la significatividad de la retórica de Mauricio. 
Muchos años antes, un amigo contó que Mauricio le habría confesado su deseo de irse de la empresa familiar por los conflictos con su padre: “Nunca me va a dejar ser nadie. Me va a destruir”.
Resulta elocuente también una declaración que hizo en 2002: “Los cartoneros se roban la basura que la gente saca a la calle”. Esta frase no puede sino relacionarse con el hecho de que una de las empresas de la familia era Manliba.
También se ha descripto el aburrimiento que sentía en su tarea como legislador, el agotamiento que le producían los largos debates parlamentarios. Frases de él mismo en declaraciones a diarios nacionales fueron: “Si no te aburre una sesión en el Congreso, sos un anormal”, “No me duermo en las sesiones… Las bancas son muy incómodas para dormir”.
La muerte parece ser el telón de fondo de una crianza asfixiante y de un padre que trabajaba hasta el infarto. Es notorio el estado letárgico que se revela en sus frases, letargo del que salía a través de la “espectacularidad” de la diversión. En cuanto a la anécdota sobre los cartoneros nos interesa destacar lo que parece ser una identificación con ellos, ya que ambos se ocupaban de sacar la basura que otros dejaban en la calle.
Análisis de sus palabras
Hemos estudiado diversos discursos de Macri con un software que analiza las palabras y detecta siete tipos de deseos según una categorización psicoanalítica: económico u orgánico, cognitivo, amoroso, justiciero, de orden, ambicioso y estético. No podremos explicar aquí ni la operatoria del programa ni las especificaciones de cada deseo, pero sí indicaremos que el deseo relativo a la tensión orgánica tiene un percentil excesivamente bajo (entre 5 y 10), lo cual es congruente con las descripciones que hemos realizado hasta acá. 
Dicho de otro modo, Mauricio parece carecer de un nivel acorde de energía por lo cual debe recurrir a otros deseos para autoinyectarse una tensión en lo que solo resulta una solución transitoria. 
“Sí, se puede”
Una de las frases que repite Mauricio es “Sí, se puede”, expresión que admite un doble análisis. Por un lado, es una frase utilizada para arengar a sus seguidores, para entusiasmar a sus partidarios y votantes, pero también para insuflarse a sí mismo una cuota de energía. Por otro lado, esa frase puede ser entendida como una respuesta, como una reacción a otra frase no expresada. En efecto, quien afirma “sí, se puede”, está respondiendo a un interlocutor (real o imaginario) que le dice (sentencia) que no podrá. 
De este modo conjeturamos que Mauricio libra día a día una batalla desde el punto de vista de su subjetividad, una pugna entre recurrir a estímulos que lo vitalicen y caer en un estado de desfallecimiento. Es frecuente en muchos sujetos la oscilación y combinación entre estados de euforia y de astenia, en que los primeros solo son un precario reaseguro cuyo desenlace siempre es la desvitalización. 
Si lo dicho hasta aquí resulta válido, retorna una de las preguntas planteadas al inicio: ¿qué valor tienen estas conjeturas para la psicología política? Es decir, ¿qué alcance tienen más allá de describir un posible rasgo de Mauricio? 
La incidencia de la subjetividad de Mauricio habrá de combinarse con otros múltiples factores, el poder proveniente de otros actores, la realidad nacional e internacional, las diversas tradiciones políticas, etc., pese a lo cual aquélla también tiene su cuota de eficacia. ¿Cómo influye en el clima de las reuniones de gabinete? ¿Qué aspectos de la estrategia comunicacional del Gobierno se diseñan en relación con su estilo personal? ¿Qué de sus decisiones económicas expresa esta oscilación entre el esfuerzo por sostener la tensión vital y la tendencia al vaciamiento energético? No podemos responder aquí a estos interrogantes pero recordemos que los procesos económicos batallan contra la amenaza de los estados agónicos siempre acechantes. 
* Doctor en Psicología. Psicoanalista.
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