sábado, 1 de abril de 2017

La carta del maestro Julio a sus alumnos: "Cierro los ojos y veo sus caritas riendo y jugando"

Era pacifista y amaba a Ghandi. Sus héroes eran San Martín y Belgrano. Lucía con orgullo su siempre almidonado guardapolvo blanco: desde que tenía memoria había querido ser maestro. Se recibió de bachiller docente y luego estudió profesorado de literatura en la escuela Pedro de Elizalde. La guerra lo encontró enseñando en la Escuela n°32 de Laferrere. Y algo le golpeó el corazón. Julio Rubén Cao tenía 21 años cuando le comunicó a su familia que había decidido ir de voluntario a las islas Malvinas.


Partió el 12 de abril de 1982 hacia Puerto Argentino. Dejó a su madre, Delmira, con lágrimas en los ojos y una frase que recuerda sin fisuras hasta el día de hoy: "¿Ves ese pino que está ahí? lo planté yo. Ahora voy a tener una hija y solo me falta escribir el libro. Lo voy a hacer cuando vuelva de Malvinas y voy a contar todo lo que viví". Pero Julio no volvió y nunca conoció a su hija Julia María, que nació dos meses después de finalizada la guerra.
Antes de caer en la batalla de Monte Longdon, el 10 de junio de 1982, de un tiro en la espalda, el soldado Cao escribió una carta para sus alumnos de tercer grado. La escuela hoy lleva su nombre.



Julio con sus alumnos de tercer grado
A mis queridos alumnos de 3ro D:
No hemos tenido tiempo para despedirnos y eso me ha tenido preocupado muchas noches aquí en Malvinas, donde me encuentro cumpliendo mi labor de soldado: Defender la Bandera.
Espero que ustedes no se preocupen mucho por mí porque muy pronto vamos a estar juntos nuevamente y vamos a cerrar los ojos y nos vamos a subir a nuestro inmenso Cóndor y le vamos a decir que nos lleve a todos al país de los cuentos que como ustedes saben queda muy cerca de las Malvinas. Y ahora como el maestro conoce muy bien las islas no nos vamos a perder.
Chicos, quiero que sepan que a las noches cuando me acuesto cierro los ojos y veo cada una de sus caritas riendo y jugando; cuando me duermo sueño que estoy con ustedes.
Quiero que se pongan muy contentos porque su maestro es un soldado que los quiere y los extraña.
Ahora sólo le pido a Dios volver pronto con ustedes. Muchos cariños de su maestro que nunca se olvida de ustedes. Afectuosamente
Julio
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Julio Cao cayó en la batalla de Monte Longdon: recibió un tiro en la espalda


Por Gaby Cociffi 27 de marzo de 2017
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