viernes, 25 de mayo de 2018

CFK escribe sobre la vuelta al FMI



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Su aporte para el análisis, a quince años de la asunción de Kirchner
 Lo que sigue es el texto completo del documento elaborado por la ex presidente:

  1. Introducción
El viernes 25 de mayo de 2018, se cumplen 15 años de la llegada de Néstor Kirchner a la presidencia de la Nación y de su histórico discurso ante la Asamblea Legislativa. El presente documento, de circulación interna para las distintas fuerzas políticas, sociales y sindicales que integran el colectivo de Unidad Ciudadana, tiene por objeto aportar elementos de análisis y reflexión sobre la situación actual del país y su contexto histórico. Tenemos la certeza de que es imposible desentrañar lo que está pasando sin entender porqué y como se llegó. A su vez, intentamos descifrar las claves y anticipar lo que sobrevendrá al país, en caso de acceder por trigésima vez al sistema Stand By del FMI.
En este marco, es esencial entender el verdadero rol del FMI como prestamista de última instancia que, cuando lo hace, impone programas económicos de ajuste bajo el eufemismo de condicionalidades, que impactan negativamente en el desarrollo económico y social de los países.
El primer programa aplicado en Argentina fue lo que se conoció como ‘Plan de estabilización y desarrollo económico’ anunciado el 29 de diciembre de 1958 por Arturo Frondizi. No se conoce un sólo país en el mundo que haya aplicado programas de este organismo y que haya mejorado su situación económica y social. Por el contrario, el resultado ha sido siempre marcadamente negativo.
2. La Asunción de Néstor Kirchner. Cómo estaban las instituciones, la economía, la política y la sociedad.

 Las instituciones

El 25 de mayo del 2003, Néstor Kirchner recibió los atributos presidenciales de un senador de la Nación: banda y bastón le fueron entregados ante una Asamblea Legislativa que vio desfilar a 4 presidentes en dos semanas, luego de los trágicos sucesos del 19 y 20 de diciembre de 2001, en que la represión ordenada por el gobierno de la primera Alianza se cobró la vida de muchos argentinos en las calles.


Se produce de esta manera, como nota distintiva, la resolución de una crisis institucional en el marco de la Constitución Nacional, desplazando, por primera vez en la historia, al habitual dispositivo político de crisis aplicado en la Argentina desde 1930: las fuerzas armadas.
Sin embargo, a mediados del año 2002, quien ocupaba la presidencia de la Nación por mandato de la Asamblea Legislativa, a raíz de los sucesos de diciembre de 2001, debió adelantar las elecciones presidenciales luego de que las fuerzas de seguridad asesinaran a dos militantes políticos en una protesta social.
. La política
Néstor Kirchner accede a la Presidencia de la Nación con apenas el 22% de los votos. El balotaje previsto por la Constitución Nacional, que debía sumarle a la legalidad de la elección democrática del 27 de abril de 2003 la legitimidad del voto popular, nunca tuvo lugar, por la renuncia de quien había obtenido el 24% de los votos en primera vuelta.
De esta manera, Néstor Kirchner asume en las peores condiciones políticas. Es el presidente argentino electo con el menor porcentaje de votos de la historia. Menos aún que el radical Arturo Illia que, en 1963, merced a la proscripción del peronismo, llega a la presidencia de la Nación con apenas el 25% de los votos.



 La economía

Néstor Kirchner asumió en el 2003 con el mayor default de deuda soberana de la historia del mundo sobre su espalda. La industria era sólo un buen recuerdo del pasado. Desocupación y sub-ocupación superaban holgadamente los dos dígitos, la mitad de los trabajadores y trabajadoras argentinas no estaban registrados y millones que habían sido expulsados del aparato productivo, por destrucción del empleo o por las privatizaciones, no podían acceder a una jubilación. La miseria y la indigencia registraban los peores índices históricos, y los salarios y las jubilaciones de los que aún estaban dentro del sistema, habían sufrido un grave deterioro por la pérdida del poder adquisitivo a causa de la crisis.
La lista de calamidades en la economía resultaba interminable, pero tal vez el reflejo más brutal del grado de su deterioro era que, junto al peso argentino devaluado, coexistían 16 cuasi monedas. Una cuasi moneda nacional, el Lecop y 15 cuasi monedas provinciales: el Patacón (Buenos Aires), la Lecor (Córdoba), el Federal (Entre Ríos), el Cecacor (Corrientes), el Bocade (Tucumán), el Petrom (Mendoza), el Cemis (Misiones), el Huarpes (San Juan), el Quebracho (Chaco), el Bocanfor (Formosa), Bono Ley 4748 (Catamarca), las Letras (Tierra del Fuego), el Petrobono (Chubut), el Petrobono (Rio Negro) y el Bocade (La Rioja).



La sociedad.

En ese 2003 la sociedad miraba con desprecio y escepticismo a la política y a toda su clase dirigencial, cualquiera fuera su actividad.
Los argentinos y las argentinas que, finalizada la dictadura más sangrienta de nuestra historia, habían creído que “con la democracia se cura, se come y se educa”, se sumaron no sólo a los que creyeron en la “revolución productiva” y el “salariazo”, sino también, a los que creyeron que “con el dinero que se le saque a la corrupción política se solucionaban todos los problemas del país”.
Finalmente, la persistencia y el agravamiento de los problemas económicos, sumados a escándalos institucionales como los de “la Banelco” -para aprobar la reforma laboral-, terminaron uniendo a todos y todas, de izquierda a derecha, en la consigna “que se vayan todos”.


Más dramático aún. Las colas interminables de compatriotas ante las embajadas extranjeras en Buenos Aires daban cuenta de algo peor: miles de argentinos y argentinas habían decidido irse, ellos, del país.
En este marco de crisis institucional, política y económica, asume como presidente de los argentinos Néstor Carlos Kirchner, con sólo el 22% de los votos -menos votos que desocupados- y con la responsabilidad de gobernar un país y representar a una sociedad que no creía en nada ni en nadie.
Sin embargo, a los dos años y medio de gestión, Néstor Kirchner había reestructurado el 76% de la deuda externa defaulteada y pagado íntegramente la deuda de la Argentina con el FMI, permitiendo así al gobierno, comenzar a desarrollar una política económica con autonomía nacional en la toma de decisiones.
Cabe aclarar que el presente documento no tiene por objeto enumerar la gestión de gobierno que se inició en el 2003 y culminó en el 2015 y que significara un crecimiento inédito del producto bruto nacional y una movilidad social ascendente sólo comparable a la de los primeros dos gobiernos del General Perón.

3. La asunción de Mauricio Macri y la Alianza Cambiemos. Como estaban las instituciones, la economía, la política y la sociedad.
La contracara de aquella asunción del 25 de mayo de 2003, la constituye la asunción de Mauricio Macri y el gobierno de la Alianza Cambiemos el 10 de diciembre de 2015.
Mauricio Macri es el primer presidente del período democrático que va de 1983 a 2015, que asume sin crisis institucional, política, social, ni económica. Si hacemos un ejercicio para comparar la situación en relación a la asunción de Néstor Kirchner, tal vez lo más demostrativo se da en los mismos cuatro planos analizados previamente: lo institucional, lo político, lo económico y social.



Las instituciones.

A diferencia de aquel 2003, el gobierno que culmina en el 2015 lo hace después de completar 3 períodos presidenciales completos de gobierno, rompiendo, de esta manera, el maleficio de los gobiernos democráticos, nacionales y populares que hoy se identifican bajo el nombre de populismo.
En efecto, el gobierno de Irigoyen, derrocado por el primer golpe de Estado, no pudo siquiera completar su segundo mandato. Similar situación atravesó el ciclo peronista iniciado en 1946, cuando, durante el segundo gobierno del General Perón, se produce el golpe de Estado de 1955, autodenominado Revolución Libertadora.
El presidente Alfonsín debió entregar el poder antes de finalizar su único mandato. Su renuncia, que provoca el adelantamiento de la entrega del gobierno, se produce en medio de la hiperinflación.
Esto coloca al gobierno iniciado en 2003, y cuya gestión finalizara al cumplir completamente su tercer mandato, en un lugar único en la historia nacional conectándolo, además, con un hecho más singular aún en la política argentina: es el único gobierno argentino que al terminar su último mandato es despedido por cientos de miles de argentinos y argentinas en una Plaza de Mayo desbordada en sus calles laterales, avenidas y diagonales de acceso.
. La política.
En este plano, también la diferencia con aquel 2003 es más que notoria. A diferencia del débil 22% de los votos con los cuales Néstor Kirchner accede a la presidencia en un marco de legalidad, pero totalmente carente de legitimidad política, Mauricio Macri lo hace luego de un balotaje obteniendo poco más del 51% de los votos. Se combinaban virtuosamente legalidad y legitimidad, constituyendo sin dudas la mejor y más poderosa fórmula para gobernar el país.
Además, nunca se había producido en nuestro país la transferencia constitucional de un gobierno de orientación nacional, popular y democrática a otro de orientación opuesta, sobre todo en lo que hace a la concepción del rol del Estado y la economía.
En efecto, la trasferencia gubernamental democrática operada en 1999, tuvo la particularidad de que la primera Alianza, que había ganado las elecciones, confirmaba el programa económico del gobierno al que sucedía: convertibilidad y modelo de privatizaciones.

 La economía.

Sin embargo, es en la economía donde pueden distinguirse tres hitos que son estructurales y que diferencian una asunción de la otra:
I. El FMI había monitoreado y auditado la economía argentina desde la firma del primer préstamo Stand-By en el año 1958, durante la gestión de Arturo Frondizi.


Aquellos monitoreos y auditorías se prolongaron durante los sucesivos gobiernos argentinos, democráticos o de facto, y llegaron a su máxima expresión con la convertibilidad y las privatizaciones de los ’90, exhibidas al mundo por el FMI como modelo ejemplar, pero sufridas por nuestra Nación y nuestro pueblo.
En el año 2005, Néstor Kirchner decide pagar totalmente la deuda con el FMI para anunciar que las decisiones de política económica las tomaban quienes habían sido electos por los argentinos y las argentinas.

De esta manera, hasta la actualidad, los únicos dos ciclos de gobierno que nunca sometieron sus políticas al FMI fueron los gobiernos del General Perón y y los de Néstor y Cristina Kirchner.
II. A diferencia del default de deuda soberana más grande del mundo con que Néstor Kirchner asume como presidente de la Nación, la deuda externa argentina, al momento que asume Mauricio Macri y la Alianza Cambiemos, era la más baja de nuestra historia y una de las menores del mundo en su relación con el producto bruto interno.
A los dos años y medio de su gestión, Néstor Kirchner había reestructurado la deuda soberana en un 76% obteniendo, además, una quita de intereses inédita, no sólo en nuestra historia, sino a nivel mundial.
En septiembre del año 2008 el mundo se desplomó. La caída de Lehman Brothers y la crisis de las hipotecas sub-prime en Estados Unidos, producen el mayor colapso económico-financiero del que se tenga memoria, sólo comparable, en su magnitud y gravedad a escala global, con la gran depresión de 1930.
Pese a ello, el segundo gobierno iniciado en diciembre de 2007, continuó avanzando en el proceso de reestructuración de deuda soberana de Argentina, y en el año 2010 llevó la reestructuración y normalización de la deuda al 93%, incorporando a acreedores que no habían ingresado al primer canje. En el año 2014, reestructura el 100% de la deuda con el Club de París, cuyo origen se remontaba al año 1956 y comienza su pago.
III. Entre 2003 y 2015, también se había realizado una fuerte recuperación de capital argentino, enajenado con la política de privatizaciones de los ’90:
Se nacionalizó YPF con su valioso yacimiento de Vaca Muerta, a los efectos de recuperar la soberanía energética perdida en los ’90 con la comprensión de que la energía es un componente esencial en la ecuación del desarrollo nacional. También se reincorporaron al patrimonio nacional Aerolíneas Argentinas, AySA y el Correo Argentino.



Se recuperó la administración de los recursos de los trabajadores que había sido privatizada a través de las AFJP en los ’90. Esto significó, además, incorporar al patrimonio de la Nación la importante participación accionaria en las principales empresas argentinas que habían obtenido préstamos de aquellos recursos a través de las AFJP. Esta recuperación implicó, además, un importante ahorro equivalente a un tercio de los recursos de los trabajadores que las Administradoras privadas habían cobrado en concepto de comisiones.



Más allá de que este documento no tiene por objeto describir el desarrollo de la gestión y las obras realizadas entre 2003 y 2015, para reflejar la magnitud de lo hecho, basta mencionar que, al finalizar los tres períodos de gobierno, tres de las regiones más importantes del país, NEA, NOA y Patagonia, habían sido conectadas al sistema eléctrico nacional y anilladas para su seguridad. También se habían terminado obras estratégicas paralizadas desde décadas, se había producido una verdadera apertura al mundo con la firma de dos acuerdos estratégicos, en materia económica, con nuevas potencias mundiales y se habían lanzado, al espacio, dos satélites íntegramente diseñados y construidos en Argentina.
En el mismo sentido, y sobre las verdaderas condiciones de la economía argentina a diciembre de 2015, dan cuenta no sólo los prospectos que figuran en los títulos de deuda emitidos para el pago a los fondos buitre y para el bono de deuda a 100 años, sino también el informe para inversores extranjeros “Argentina: land of oportunities. Strong Country Fundamentals” (adjunto a pie de párrafo), difundido con motivo del Foro de Inversiones y Negocios conocido bajo el nombre de “Mini Davos”, que se celebrara en Buenos Aires entre el 12 y el 15 de septiembre de 2016 y en el que participaran alrededor 67 países y 970 empresas internacionales, entre otras: JP Morgan; Dow Chemical Company; Coca-Cola; Siemens; British Petroleum; Cisco Systems; IBM; Novartis; Lithium Americas Corp; Adecco LATAM; Goldman Sachs; Louis Dreyfus Company.

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Esto demuestra que el discurso de “la pesada herencia” fue una verdadera mentira sostenida por el blindaje mediático y propalada por la cadena nacional privada de la desinformación de los grupos hegemónicos de comunicación. Raya en lo ridículo y viola el más elemental sentido común, pretender que un país que estaba “fundido” logre obtener más de 100.000 millones de dólares de los mercados internacionales.
Los mercados internacionales, más allá de la información que pueda dar cualquier país, cuentan, como no puede ser de otro modo, con información propia acerca del estado de las finanzas de los países a los que les prestan. El hecho de que Argentina fuera, durante los años 2016 y 2017, el país que más deuda soberana emitiera en el mundo, dan cuenta de la solidez de la herencia recibida.
Que los mercados internacionales no prestan atención a los discursos, dan cuenta los hechos sucedidos en el último mes en la Argentina. Tras dos años y medio de gobierno de la Alianza Cambiemos y pese a los discursos “optimistas” de Mauricio Macri, sus funcionarios y los medios de comunicación; los mercados financieros, advirtiendo la inconsistencia, en el mediano plazo, del modelo económico de endeudamiento y especulación, decidieron retirarse de la Argentina provocando la corrida cambiaria que desembocó en la vuelta al FMI.
Resulta muy claro, ahora, que Mauricio Macri y la Alianza Cambiemos, pudieron mentirles a los argentinos gracias a un inédito blindaje mediático en la historia argentina. Sin embargo, no pudieron hacer lo mismo con la SEC (Securities and Exchange Commission) de los Estados Unidos al emitir títulos de deuda en ese país. Alguna dirigente de Cambiemos debería reconsiderar recientes expresiones en ese sentido, porque estaría poniendo al país en un lugar sin retorno y al presidente, y a los funcionarios intervinientes en la emisión de deuda soberana, en una grave situación penal ante la justicia norteamericana.
Patética y dramáticamente, la realidad siempre aflora. Argentina, como en el juego de la OCA, y a 15 años del 25 de mayo de 2003, retrocede y vuelve al FMI.

La sociedad.

A fines del 2015, la sociedad tampoco era la misma que había recibido a Néstor Kirchner como presidente en 2003.
Lejos de irse, numerosos argentinos y argentinas cuya profesión era la investigación científica, habían retornado al país.
Los jubilados ya no hacían marchas en el Parlamento reclamando el aumento de sus jubilaciones, ni tampoco hacían llorar, frente a las cámaras de TV, a un Ministro de Economía. Argentina no sólo había logrado la mayor cobertura previsional (97%) del continente, lo que convertía a la jubilación en un bien de acceso universal, sino que además tenían el mejor haber previsional.
Los trabajadores y trabajadoras en relación de dependencia tenían los mejores salarios en dólares de América Latina, y los niveles de desocupación y trabajo no registrado alcanzaron su mínimo histórico. Existía, además, una sólida red de contención social para los más necesitados.

IV 

A sólo dos años y medio del gobierno de Mauricio Macri y la Alianza Cambiemos, la Argentina vuelve al FMI.
El 8 de mayo de 2018, Mauricio Macri, en cadena nacional privada, luego de la primera corrida cambiaria que tuvo lugar durante su gobierno y que comenzó el 25 de abril de 2018, anuncia que, en su carácter de presidente de la Nación, ha “decidido iniciar conversaciones con el FMI para que nos otorgue una línea de apoyo financiero”.



¿Qué pasó en apenas dos años y medio de gobierno de la Alianza Cambiemos, para que a la Argentina la hagan volver al FMI?
La pregunta es inevitable, sobre todo cuando nuestro país contaba, a diciembre de 2015, con la deuda soberana más baja de su historia, y una de las menores del mundo en relación a su PBI. Por si esto no bastara, en los dos años y medio del gobierno de Mauricio Macri, ingresaron más de 100.000 millones de dólares en concepto de nuevo endeudamiento, y se batieron récords globales de toma de deuda. En efecto, en el año 2017, las principales agencias económicas internacionales dieron cuenta de que el gobierno de Mauricio Macri y la Alianza Cambiemos era el que más deuda externa había tomado en los últimos dos años, superando a China, Rusia, Arabia Saudita y Qatar, entre otros.
Sin embargo, y pese a ello, no pudieron frenar una corrida cambiaria y perdieron 10 mil millones de dólares en tan sólo 15 días. Un monto similar había ingresado al país en enero de este año por una nueva toma de deuda soberana. Y lo peor de todo: pese a esa inédita pérdida de reservas en tan corto plazo, la corrida provocó, además, una devaluación del 25% del peso argentino, que alcanzó, así, al 40% desde diciembre de 2017.

Para dimensionar la catástrofe, téngase en cuenta que, en apenas 15 días, se perdió el equivalente a dos YPF (con dos 2 Vaca Muerta) o la deuda completa que reestructuramos con el Club de Paris.
La catástrofe financiera y cambiaria adquiere, además, ribetes de tragedia cuando, Mauricio Macri y la Alianza Cambiemos, le comunican a los argentinos y argentinas que han decido volver al FMI a pedir préstamos.

A partir de allí, el gobierno ensaya otra vez el remanido y ya insostenible argumento de la “pesada herencia”. Esta vez, sin resultado social y sólo sostenido por el discurso encubridor de los “gurúes” y “consultores” rentados de la City, devenidos en tragicómicos. A esta altura de los hechos, ya resulta inocultable que fue, precisamente la “pesada herencia” del desendeudamiento, la que le permitió a Mauricio Macri la toma de deuda soberana que figura como récord a nivel global.
Por si todo ello fuera poco, es patético el desempeño y ridículos los argumentos de los funcionarios que tuvieron que administrar la primera corrida cambiaria del gobierno de Mauricio Macri y la Alianza Cambiemos, cuando pretenden justificar lo que hicieron con el aumento de medio punto de la tasa de interés de la FED.
El gobierno que concluyó en diciembre de 2015, que no tenía acceso a los mercados de capitales por el default que provocó la primera Alianza en 2001 y que además sufría el hostigamiento permanente de los fondos buitre, soportó y superó cinco corridas cambiarias:

Número de corrida.
Contexto de cada corrida cambiaria.
Duración y monto
1ra corrida cambiaria.
. Comienzo de la crisis financiera internacional.
. Elecciones presidenciales de 2007.
De julio a octubre de 2007.

USD 7.100 millones.
2da corrida cambiaria.
. Lock-out patronal rural.
. Mayor crisis global desde 1930: quiebra de Lehman Brothers, rescate de AIG y crisis de las hipotecas sub-prime.

. Estatización de las AFJP.
De abril a octubre de 2008.

USD 18.500 millones.
3ra corrida cambiaria.
. Agravamiento de la crisis financiera internacional que impactaba en la región.
De febrero a julio de 2009.

USD 11.500 millones.
4ta corrida cambiaria.
. Decisión de pago de deuda soberana con reservas de libre disponibilidad.

. Atrincheramiento del presidente del BCRA.
De enero a abril de 2010.

USD 5.530 millones.
5ta corrida cambiaria.
. Elecciones presidenciales de 2011 (hecho absolutamente dominante).

. Nuevas facetas de la crisis financiera internacional que impactaba en las economías de la periferia de Europa.
De abril a octubre de 2011.

USD 17.500 millones.

Una rápida lectura de este cuadro, no sólo permite ver la magnitud de los acontecimientos nacionales e internacionales que tuvo que enfrentar el gobierno anterior sino, además, la extensa duración de cada uno de estos episodios.
El gobierno que finalizó su mandato en 2015, a pesar de no tener acceso al mercado de capitales por el hostigamiento de los fondos buitre, de enfrentar una crisis internacional sin precedentes, de padecer un inédito lock-out patronal y de lidiar con una brutal oposición política, mediática, judicial y parlamentaria, que llegó inclusive a impedir la sanción de la ley de presupuesto nacional en el año 2010, no sólo soportó 5 corridas cambiarias, sino que, además, cumplió rigurosamente con los pagos en dólares de la deuda soberana reestructurada, esta sí pesada herencia de los anteriores gobiernos desde 1976.
A esta altura, es más que evidente que el gobierno de Mauricio Macri y la Alianza Cambiemos, que pudo contar con acceso al mercado de capitales por más de 100 mil millones de dólares y tuvo la colaboración de un sector de la oposición para aprobar las principales leyes que envió al Congreso de la Nación (pago a los fondos buitre, “reparación histórica”, blanqueo y reforma previsional, entre otras), recurrió al Fondo Monetario Internacional por el fracaso estrepitoso de un modelo de saqueo y destrucción de la Nación gestionado por un grupo de empresarios devenidos en políticos.
Es que el gobierno de Mauricio Macri y la Alianza Cambiemos llega a la conducción del Estado nacional sólo con un plan para sus propios negocios y con un sinnúmero de prejuicios políticos y culturales que, sumados a la ignorancia de la historia y el contexto global, los llevó a creer que su sola llegada al gobierno y sus “buenos modales” provocarían, entre otras cosas, una “lluvia de inversiones”.
“Lluvia de inversiones” que nunca especificaron cuales serían, en qué sector de la economía se darían y que modelo de desarrollo promoverían. Y “buenos modales” que no son más que la aceptación, lisa y llana, de todas las demandas de los grupos de poder en Argentina.

 V El Verdadero Problema

Los negociados.
Del plan de negocios de los empresarios que hoy conforman el gobierno, dan cuenta el escándalo de los Panamá Papers, el blanqueo de la familia del presidente y de sus funcionarios, el escándalo del Correo Argentino, el negociado de las aerolíneas con Avianca, Flybondi y las low cost que perjudica a Aerolíneas Argentinas, Quintana y Farmacity, Aranguren y Shell, Caputo, las offshore y los bancos y fondos de inversión comprometidos en la emisión de deuda soberana de la Argentina, Dujovne, el ministro “coordinador” evasor primero y blanqueador después, hasta llegar al negociado de las energéticas de los parientes y amigos del presidente, que se garantizan ganancias multimillonarias con un tarifazo insoportable para los argentinos y argentinas y de marcado sesgo recesivo para PyMES, comercios y la actividad económica en general.

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Los prejuicios

El gobierno de Mauricio Macri y la Alianza Cambiemos parte de antiguos prejuicios sobre los gobiernos nacionales, populares y democráticos, a los que define como populistas. Como todo prejuicio, carece de racionalidad y sólo obedece al campo de lo cultural-emocional.
Bajo este banal marco de análisis, caracteriza al gobierno anterior como un gobierno “no amigable” con el mercado y de “malos modales” para con los empresarios, considerando que, si se hace todo lo que solicitan los distintos actores de la economía, se creará un clima virtuoso de negocios que favorecerá el crecimiento de la actividad económica.
A continuación, pasamos a identificar los principales reclamos que, durante 12 años y medio, los distintos sectores de la economía realizaron al gobierno anterior.

Sector agropecuario.
. Eliminación de las retenciones.

. Mejora del tipo de cambio. Léase: Devaluar.

. Libre exportación de carne y eliminación del sistema ROE.
Sector exportadoras.
. Eliminación del plazo para liquidar exportaciones.
Sector minero.
. Eliminación de las retenciones y del plazo para liquidar exportaciones.
Sector energético.
. Llevar el precio del petróleo, la energía y los combustibles al precio internacional de importación y dolarizado.

. “Desestatizar” YPF.

. Flexibilizar el empleo: bajar salarios y “simplificar” convenios laborales.
Servicios públicos: generación, transporte y distribución.
. Llevar las tarifas a precio internacional. Léase: dolarizarlas.
Sector financiero y bursátil.
. Pagar a los fondos buitre lo que pedían.

. Eliminar las restricciones para la libre entrada y salida de capitales y sacar a la Argentina de la condición de mercado de capitales fronterizo.

. Tasa de interés positiva y eliminación de las restricciones cambiarias. Léase: libertad para la compra ilimitada de dólares.

. Eliminar la afectación de un porcentaje de los depósitos al financiamiento productivo.

. Eliminar las regulaciones del mercado de capitales, en particular el poder de la Comisión Nacional de Valores de intervenir las empresas.

. Unificar todas las bolsas en una sola (ByMA), para facilitar más la operación desde el exterior.

. Reimplantar el sistema de ajuste por inflación en los balances.

. Internacionalizar el sector financiero.
Unión Industrial Argentina (UIA).
. Pagar a los buitres todo lo que pedían.

. Eliminar restricciones cambiarias, como así también los requisitos para la salida y entrada de capitales.

. Eliminar todas las medidas de administración del comercio exterior. Léase: eliminar las restricciones a las importaciones.

. Tener un tipo de cambio más competitivo. Léase: devaluar.

. Reimplantar el sistema de ajuste por inflación en los balances.

. “Flexibilización” laboral.

. Elevar el tope del plan de facilidades de pago de la AFIP.

. Mejorar el acceso al crédito (internacional).
Supermercados
. Poner fin al programa de precios cuidados y de todo tipo de administración de precios, en especial la llamada ley de abastecimiento que permitía controlar abusos.
Empresas Transnacionales.
. Liberar el ingreso y salida de capitales y posibilitar el giro de dividendos a sus casas matrices en forma ilimitada.

. Acuerdos de libre comercio con USA y EUROPA
Sector de la construcción.
. Participación público privada (privatización de la obra pública).
Sindicatos y CGT.
. Eliminar el impuesto a las ganancias sobre altos salarios.

De la simple lectura del listado anterior, surge claramente que el gobierno de Mauricio Macri y la Alianza Cambiemos accedió, prácticamente, a todos los reclamos de los distintos sectores de la economía.
El único pedido que no tuvo éxito, fue el reclamo de la CGT que, además de haber sido un slogan de campaña –“en mi gobierno ningún trabajador pagará impuesto a las ganancias”, Mauricio Macri dixit-, fue un factor determinante para que miles de trabajadores en relación de dependencia votaran a Cambiemos en las elecciones presidenciales de 2015.



En efecto, Mauricio Macri y la Alianza Cambiemos ganó esas elecciones por una diferencia de, apenas, un poco más de 600.000 votos. En ese momento el universo de trabajadores registrados que pagaban impuesto a las ganancias era, al 2015, de 1.051.704.
Hoy, casi dos millones de trabajadores pagan impuesto a las ganancias. Miles han perdido su trabajo y todos han visto precarizadas sus condiciones laborales y perdido el poder adquisitivo de sus salarios. El último informe en relación al ranking del salario mínimo vital y móvil en dólares de la región latinoamericana, señala que, en Argentina, dicho salario ha dejado de ser el más alto y ha descendido al cuarto lugar. Esto impacta en el nivel de actividad económica al afectar el consumo, que representa el 70% de la demanda agregada.

No fueron “malos modales”, ni actitudes “no amigables” con el mercado las que llevaron al gobierno anterior a mantener las políticas públicas que llevaba adelante.
Por el contrario, se debía garantizar que las lógicas pujas sectoriales por la distribución del ingreso, que se producen en todos los países del mundo, no arruinaran el mercado interno que funciona como motor de crecimiento y desarrollo, junto a las exportaciones, que en el año 2011 alcanzaron su récord histórico con 82.981 millones de dólares. Además, debía tenerse en cuenta la necesidad de que el Estado argentino no perdiera ingresos genuinos en moneda dura, en vistas a la siempre latente reaparición de la restricción externa que, junto a una economía bi-monetaria, fueron históricamente las responsables de los cuellos de botella a los que Argentina cíclicamente se ha encontrado sometida, en los procesos de acumulación de capital por desarrollo industrial y tecnológico.
Así las cosas, todas las medidas adoptadas por el gobierno de Mauricio Macri y la Alianza Cambiemos, provocaron desfinanciamiento del Estado al eliminar impuestos a la riqueza y retenciones que, además, éstas últimas, tienen un efecto dolarizador de los precios de los comodities necesarios para el mercado interno.
De esa manera, se dolarizaron los precios de los alimentos y de los insumos de distintas actividades industriales, que sumados a la desregulación del mercado de combustibles y al brutal aumento de las tarifas de los servicios públicos, impactaron negativamente en la actividad económica y agravaron exponencialmente la inflación.
En el mismo sentido, al prohibir la negociación libre de paritarias, los salarios quedaron muy por debajo de la inflación, haciendo retroceder a la Argentina al cuarto lugar en el ranking de salarios en dólares de la región, luego de haber ocupado el primer puesto durante la gestión del anterior gobierno.
Las altas tasas de interés y la eliminación de las restricciones al ingreso de capitales golondrina, provocaron la entrada de capitales especulativos en una fabulosa bicicleta financiera, ocarry trade, que rememora los tiempos de la convertibilidad. En este contexto, se producen tres fenómenos que se retroalimentan. Quienes necesitan capital para la inversión productiva, no pueden acceder al crédito por la alta tasa de interés. Quienes tienen capital para invertir, no lo hacen en el sistema productivo sino en la timba financiera, porque les da mayor rentabilidad. Finalmente, el tercer fenómeno lo presenciamos en cada vencimiento de las LEBACS convertidas en una gigantesca bola de nieve que amenaza con sepultarnos.
Por si fuera poco, eliminan toda regulación cambiaria para la compra de dólares, acentuándose, cada vez más, la característica de una economía bi-monetaria, que se reconoce en la pulsión del ahorrista argentino para atesorar dólares y en la brutal fuga de divisas de las elites argentinas, cuya pasión por la formación de activos en el exterior, ya es legendaria. De esa pasión pueden dar fé varios ministros del gobierno de la Alianza Cambiemos. Todo ello no hace más que agravar la demanda de dólares, en una economía que los necesita para pagar importaciones, turismo y servicios de deuda.
¿Alguien podía creer que todo esto junto podía funcionar?
En síntesis, la suma de las decisiones del gobierno de Mauricio Macri y la Alianza Cambiemos y sus efectos devastadores para la economía y la sociedad, no son, ni más ni menos que el resultado de haber hecho lugar a todas y cada una de las demandas que constituyeron, durante los doce años y medio del anterior gobierno, la agenda cotidiana de reclamos y los ejes del más formidable ataque mediático del que se tenga memoria.
Una vez más, la elite dirigencial económica y empresarial de la Argentina, como en la fábula de la gallina de los huevos de oro, creyeron que despanzurrándola iban a encontrar mayor riqueza.

 La ignorancia.

Los prejuicios son hijos dilectos y reconocidos de la ignorancia. La elite que hoy nos gobierna a través de la Alianza Cambiemos, tiene una profunda ignorancia de la historia argentina, de la geopolítica y del actual contexto internacional.
De la historia argentina, porque ¿ignoran? que las etapas de mayor crecimiento y acumulación de capital nacional se dieron en gobiernos que tenían autonomía nacional en la toma de decisiones y que desarrollaron un fuerte mercado interno como principal impulsor de la demanda agregada y como una primera etapa para el posterior desarrollo de exportaciones con mayor valor agregado.
¿Ignoran? también que la restricción externa, esto es la falta de dólares, se agrava por la economía bi-monetaria que se reconoce en el ahorro nacional en dólares y en la fuga para formar activos en el exterior.
De la geopolítica, ¿ignoran? la historia económica de acumulación de capital de las grandes potencias, desarrollada en base a los términos de intercambio comercial de valor agregado y desarrollo científico, en una desigual relación de fuerzas, que se maquilla con la libertad de comercio como retórica fronteras afuera y se divulga con la pátina de verdad absoluta a través de sus centros de estudios y think-thank de pensamiento.
Del actual contexto internacional, ¿ignoran? que el proteccionismo comercial de las grandes potencias ha recrudecido, con inusitada fuerza, después de la crisis global del 2008 y ya ni siquiera se preocupan en disimularlo.
Los signos de interrogación obedecen al beneficio de la duda, ya que de lo contrario no serían ignorantes, sino cínicos o, lo que es peor aún, traidores a la Patria.
 VI. Final abierto.
A dos años y medio de iniciado su gobierno, Mauricio Macri y la Alianza Cambiemos deberían darse cuenta que el blindaje mediático y la mentira permanente, junto a la persecución judicial como elemento para disciplinar, neutralizar o eliminar a la oposición política, están agotados como recursos para conducir el Estado. Deben entender que eso siempre ha sucedido en la historia argentina, toda vez que el deterioro económico se profundiza y comienza a alcanzar a amplios segmentos de la población.
La firma del trigésimo acuerdo stand by con el FMI, sólo deparará mayores males a la Nación argentina y mayores dolores a su pueblo. Sería aconsejable que el gobierno de Mauricio Macri y la Alianza Cambiemos advierta la gravedad de la situación.
Su actitud de represión y violencia frente al reclamo de los trabajadores por sus fuentes de trabajo o por paritarias libres, no parece augurar nada bueno.
Su indiferencia frente a la desesperación de crecientes franjas de la población que ya no pueden pagar las facturas de agua, luz y gas o, lo que es peor aún, que ya no les alcanza para comer; habla de una peligrosa insensibilidad frente a lo que le pasa a los demás.
A la irresponsabilidad de haber llevado a la Argentina a este desastre económico, no se le puede sumar la tragedia de la violencia. Es necesario recordar que nada bueno ocurrió, para nuestro país, cuando se quiso reemplazar a la razón por los palos o se impuso el silencio frente a los reclamos del pueblo.

 Buenos Aires, 24 de mayo de 2018.



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