domingo, 20 de mayo de 2012

Los rotos de Río Turbio


Por Raul Morales Álvarez







Me trajo la nostalgia de una vieja epopeya el drama ocurrido en los yacimientos de carbón de Río Turbio, en la Argentina, donde la muerte atrapó a 11 mineros, asesinándolos ferozmente con una explosión de gas grisú. Nueve de los 11 era chilenos. Es la proporción habitual de la presencia laboral chilena en ese recodo de la otra banda. Río Turbio es una mina argentina trabajada por obreros chilenos, tan crecidos en su abundante mayoría, que allí los argentinos parecen extranjeros. La cercanía geográfica podría explicar el hecho a primera vista. Río Turbio está sólo a tres mil metros de la frontera magallánica con Chile en el confín austral de la Patagonia atlántica, separado de Buenos Aires por una larga lejanía de tres mil kilómetros. La propia ciudad argentina de más inmediata vecindad, Río Gallegos, se ofrece a 260 kilómetros de distancia. Puerto Natales de Chile, en cambio, queda apenas a 57 kilómetros por un camino absurdo de vueltas y revueltas. El tramo se acortaría a no más de 25 kilómetros, cuando mucho, si se construyese una ruta más inteligente, en línea recta o casi recta.
¿Es por eso, entonces que en Río Turbio hay más chilenos que argentinos?
Creo que lo parece así, pero únicamente lo simula. Sostengo que hay factores aún más elocuentes determinando la constancia migratoria de los chilenos que llegan a la Argentina, quedándose para trabajar en lo que sea. ¿Cuántos suman de manera exacta?. No se sabe. Se les ha calculado de manera oficial en 500 mil, entregando una cifra que sale equivocada por donde se la juzgue. Lo efectivo, al menos en los lados sur australes, desde Neuquén abajo, es que el habitante argentino todavía no se aclimata de veras al medio duro de la Patagonia, con sus 727 mil 226 kilómetros cuadrados. Allí, en cambio el chileno continúa hallándose como en su salsa, hecho y macerado por su propia hosquedad nativa, feliz progenitora de los ánimos de lucha que se lleva a la Argentina. Esa es, pues, siquiera según mi convencimiento, la verdadera razón que autoriza al cardúmen de chilenos en la Patagonia argentina. Los rotos de Río Turbio, de esta manera, son nada más que un botón para la muestra de la egregia rotocracia puesta a la vista en todo el ámbito regional patagónico. Los chilenos representan, de modo general, el 70 por ciento de la mano de obra que labora en la Patagonia atlántica.
Es comprensible, entonces, que el corazón se me haya ensanchado bastante cuando anduve pateperreando por allá durante mi juvenil nomadismo aventurero de chilecito en chilecito, hasta caer de repente en el chilecito con ganas de ser chilazo de Río Turbio. Todavía me suena por la oreja el canto con que me saludaron los rotos, aceptándome como uno de los suyos, pese a mis pilchas de futre:

En las minas de carbón, frontera de Chile
y Argentina, ¡trabajan puros chilenos en
todas las bocaminas! Yacimiento de carbón
Río Turbio en la Argentina: ¡la energía del
chileno se derrocha en Dorotea;
y es el alma de la mina!

Cerro Dorotea es el lomaje donde se abren los piques y los socavones por donde se extrae el 90 por ciento del carbón que consume la Argentina. los rotos de Río Turbio lo decían muy bien en su áspero canto, sin cuidados por la métrica:

Suman cinco mil los rotos, con instinto
y corazón, que perforan Dorotea
¡para extraer el carbón! Buenos mineros chilenos
porque tienen condición, los barreteros
del Turbio son hombres de harto valor.
¡No les importa el rigor!

A rotos de esta clase pertenecían los que ahora han muerto. Si yo también me vi influído alguna vez en su misma rotología, es lógico que sienta entonces el poderoso anhelo de extender mi saludo hacia los nueve mineros que se llevó el espanto del grisú. No conocí a ninguno, desde luego, pero sé que eran realmente mis hermanos, gente de mi sangre y mi familia, sin posibilidad de equivocarme en la certeza nacional que los acoje, desbordando un orgullo más alto que el luto.

"La Cruz del Sur", 24 de mayo de 1975

Recopilacón de Jorge Díaz Bustamante.









1 comentario:

Anónimo dijo...

MUY INTERESANTE.
SOY EL NIETO DEL ESE ESCRITOR.
E MAIL:

rubenmoralescofre@yahoo.es